El
siglo maldito y nosotros/Geoffrey Parker, historiador y autor de «El siglo maldito».
Publicado en ABC
| 24 de noviembre de 2013
Tenemos
dos formas de evaluar el impacto del cambio climático. Podemos acelerar la
cinta de la historia e intentar predecir el futuro a partir de las tendencias
recientes o podemos rebobinar y tratar de aprender del pasado. La última gran
catástrofe provocada por el clima, y la única que ha dejado huellas en
abundancia que poder analizar, tuvo lugar en el siglo XVII cuando una serie sin
precedentes de acontecimientos meteorológicos violentos –sobre todo unas
sequías e inundaciones prolongadas– acabaron con las cosechas y obligaron a
emigrar, lo que condujo a guerras, rebeliones y revoluciones en todo el mundo.
Se calcula que un tercio de la población humana pereció a causa de la letal
sinergia de desastres naturales y estupidez humana.
Entre
las manifestaciones de la estupidez humana del siglo XVII, la guerra ocupa un
lugar de honor: de hecho, se convirtió en la norma a la hora de resolver los
problemas nacionales e internacionales. España luchaba con sus vecinos casi
constantemente, mientras que las rebeliones en 1640, primero de Cataluña y
luego de Portugal y su imperio de ultramar, desencadenaron conflictos internos
que durarían décadas.