En dos espacios de audiencias diferentes, las dos cámaras del Congreso de E UU realizaron espectáculos rivales para promover sus visiones sobre la inmigración ilegal y el mejor modo de reformar las leyes de inmigración.
En una audiencia, organizada en la estación de la patrulla Fronteriza Imperial Beach en San Diego, por legisladores republicanos de la Cámara de Representantes que apoyan controles más firmes en las fronteras, presentaron un cuadro severo de la frontera: La describieron como una zona de guerra que alimenta el crimen y está "madura" para convertirse en una “línea terrorista".
Y aproximadamente a 2,700 millas de distancia en Filadelfia, senadores que apoyan un acercamiento para concretar la reforma migratoria escucharon testigos que acentuaron el papel esencial de los trabajadores ilegales en la economía nacional. Una de las participaciones clave fue del alcalde de Nueva York Michael Bloomberg quien afirmo que la economía estadounidense se derrumbaría si fuerzan a los inmigrantes indocumentados a dejar el país."
Incluso el alcalde instó a los legisladores a diseñar un plan migratorio que proporcione un flujo estable de inmigrantes y ofrezca la legalización ganada a los cerca de 12 millones de que viven en EE UU sin documentación.
Pero en San Diego, el propósito de las audiencias fue meter confusión, al mezclar la cuestión migratoria con el terrorismo.
La verdad es que hubo dos audiencias diferentes –una en Imperial Beach, convocada por el Subcomité Sobre Terrorismo Internacional y la No Proliferación y otra en Filadelfia, convocada por el presidente del Comité Judicial del Senado Arlen Specter.
Una buena y otro mala.
El hecho de que se haya celebrado en Imperioal Beach en las intalaciones de la Patrulla Fronteriza es significativo. El jefe de la Patrulla del Sector de San Diego, Darryl Griffen, aprovechó para exponer la urgente necesidad de incrementar personal a la patrulla e invertir en tecnología e infraestructura.
Resaltó especialmente la necesidad de implementar un sistema de vigilancia de video y de tecnología para la detección de túneles clandestinos.
En tanto, los senadores Arlen Specter y Edward M. Kennedy, patrocinadores de un proyecto de ley del Senado, eligieron el día siguiente al cuatro de julio para realizar una audiencia sobre temas patrióticos en el Centro Nacional de la Constitución. La mayoría de los oradores recibieron bien la iniciativa del Senado.
En tanto, el día de hoy, el presidente George W. Bush declaró que la deportación de los extranjeros indocumentados que viven en Estados Unidos es "impracticable'', ante lo cual se continuaba trabajando en la armonización de las tendencias radicalmente opuestas de las dos cámaras del Congreso.
“Confío en que si todos seguimos trabajando en eso, podremos obtener un amplio proyecto de inmigración'', dijo.
Bush, hablando en una inusual rueda de prensa en Chicago, programada como parte de sus esfuerzos para levantar su popularidad y no afectar al Partido Republicano en las elecciones legislativas de noviembre, reiteró que "no es una asignación fácil''.
Como parte de ese interés, algunas versiones de prensa han dicho que estaría incluso dispuesto a aceptar que se apruebe primero el proyecto de la Cámara de Representantes sobre seguridad fronteriza y luego el otro, del Senado, sobre el tratamiento a los más de 11 millones de indocumentados.
Es significativo el editorial del periódico The New York Times, de este 6 de julio: “Bad News on the Border”.
Dice "las audiencias son un esfuerzo para retrasar la acción en una legislación hasta después de las elecciones de noviembre, y obtener oposición para el proyecto de ley de inmigración del Senado, que se enfoca no sólo en la seguridad fronteriza, pero también en un camino a la ciudadanía para inmigrantes ilegales calificados."
"Este acercamiento de gobierno –al buscar la participación en iniciativas después de que son aprobadas refleja una apuesta cínica de que vincular la inmigración y el terrorismo anulará una iniciativa del Senado y dará a los republicanos de la Cámara de Representantes un ligero impulso electoral. El título marcó el complot. La audiencia era útil sólo si el problema de la inmigración ilegal consistiera en narcotraficantes que decapitan a policías en Tijuana y envían drogas a Laredo, o los fundamentalistas islámicos que se mueven en EU disfrazados como mexicanos. "
Editorial, The New York Times, july 6, www.nytimes.com/
Bad News on the Border
It got hijacked yesterday by "Border Vulnerabilities and International Terrorism" — the first of many hearings that House Republican leaders plan to hold around the country this summer, ostensibly to solicit public opinion about immigration reform. The hearings are an effort to delay action on legislation until after the November elections, and to drum up opposition to the Senate's immigration bill, which focuses not only on border security but also on a path to citizenship for qualified illegal immigrants.
This novel approach to governing — seeking public input on bills after they have passed — reflects a cynical gamble that linking immigration and terror will upend the Senate bill and give House Republicans a short-term electoral boost.
The title gave the plot away. The hearing was useful only if the problem of illegal immigration consists mainly of narco-traffickers who decapitate police officers in Tijuana and send drugs in 18-wheelers across the border at Laredo, or Islamic fundamentalists who sneak into the United States disguised as Mexicans. "It's probably already happened," said Sheriff Rick Flores of Webb County, Texas, one of several witnesses who obliged the Republicans by depicting life on the southern border as something out of a "Mad Max" movie.
There are, of course, very serious concerns about border violence and drug trafficking. But they can never be dealt with effectively without the other pillars of sensible immigration reform, the ones that House Republicans are trying to undermine by stage-managing a specter of border chaos.
For now, they seem to have the upper hand. President Bush, who addressed the nation in support of the Senate's approach to immigration reform, appears to be backing away from it. Mr. Bush is now said to be open to compromising on an "enforcement-first" approach, under which any of the more complicated parts of immigration reform would wait until the border was declared sealed, which could be in a year or two, or never. Arlen Specter, a main architect of the Senate bill, has sent similar hints about caving in to this approach, though he also held a dueling hearing yesterday to counter the House Republicans' hard-line message.
Mr. Bush has long talked a good game on the need for comprehensive immigration reform and the foolishness of focusing only on border security. But he is now at the head of a conga line moving backward. There was a moment in the immigration debate, after months of negotiations and pitfalls, when an opportunity for real progress appeared. It came when the Senate passed its bill.
Mr. Bush has long talked a good game on the need for comprehensive immigration reform and the foolishness of focusing only on border security. But he is now at the head of a conga line moving backward. There was a moment in the immigration debate, after months of negotiations and pitfalls, when an opportunity for real progress appeared. It came when the Senate passed its bill.
That moment is fading. Unless Mr. Bush and others stand up to the fear-mongering House, it may already be gone.
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