Los gringos en la Operación Jaque
El primer libro que se publica sobre el rescate de Íngrid Betancourt revela que 40 'rangers' gringos descendieron desde helicópteros con cuerdas al corazón de la selva del Guaviare e instalaron cámaras y micrófonos que ayudaron a la operación.
Hasta ahora la tesis que ha sostenido el gobierno de Colombia sobre la espectacular operación de rescate en la que fueron liberados Íngrid Betancourt, los tres contratistas estadounidenses y 11 militares y policías, es que fue diseñada y ejecutada por personal cien por ciento criollo. Sin embargo, esta semana comenzará a circular el primer libro sobre esta histórica operación que si bien no contradice del todo la tesis, por lo menos sí muestra que la participación de las tropas estadounidenses va más allá de lo que hasta ahora se había contado.
Hasta ahora la tesis que ha sostenido el gobierno de Colombia sobre la espectacular operación de rescate en la que fueron liberados Íngrid Betancourt, los tres contratistas estadounidenses y 11 militares y policías, es que fue diseñada y ejecutada por personal cien por ciento criollo. Sin embargo, esta semana comenzará a circular el primer libro sobre esta histórica operación que si bien no contradice del todo la tesis, por lo menos sí muestra que la participación de las tropas estadounidenses va más allá de lo que hasta ahora se había contado.
El libro se llama Operación Jaque: secretos no revelados, de la editorial Oveja Negra, y recoge investigaciones periodísticas hechas, entre otros, por diarios prestigiosos como The New York Times y The Washington Post. En el libro se asegura que 40 miembros de las fuerzas especiales de Estados Unidos, los llamados rangers, estuvieron este año en plena selva del Guaviare, intentando por su cuenta un rescate de los tres contratistas norteamericanos secuestrados por las Farc. Y que la decisión de este tipo de incursión extranjera en territorio colombiano se habría tomado después de que a finales de diciembre pasado fueron liberadas Clara Rojas y Consuelo González.
En ese entonces, el embajador William Brownfield y sus asesores tomaron nota de la posición geográfica donde se produjo la liberación. "Utilizando esta información para calcular por dónde podrían trasladar a los demás secuestrados, los Estados Unidos mandaron un equipo pequeño de fuerzas especiales. Este grupo había sido entrenado para rescatar personas de lugares selváticos, y pronto, junto a un contingente de colombianos, comenzaron la búsqueda de los guerrilleros. En las siguientes semanas los Estados Unidos mandaron a cientos de soldados, médicos, mecánicos, ingenieros y especialistas en telecomunicaciones a Colombia. El número de soldados subió a entre 900 y 1.000 sobrepasando el límite permitido por la ley norteamericana (...) que era de 500 soldados". La explosiva revelación es del periodista norteamericano Steven Dudley, uno de los autores del libro. La tesis de Dudley, que es un experimentado escritor sobre temas colombianos, coincide con el reportaje que publicó el New York Times en julio pasado, y también recogido por el libro, en el que su corresponsal en Colombia Simón Romero asegura que "40 miembros de las 'American Special Forces' fueron involucrados en las operaciones de búsqueda y rescate de los ciudadanos estadounidenses". Dudley y Romero coinciden en que en los primeros meses de 2008 Estados Unidos habría intentado con sus propios hombres y recursos llegar hasta el campamento de los secuestrados -que estaban en manos de los guerrilleros del Frente I de las Farc, 'César' y 'Gafas'-.
"La estrategia (de aumentar tropas y especialistas) dio frutos, dado que ya para finales de enero de 2008 se tenían las indicaciones más claras de los últimos tres años de la posición exacta de los secuestrados norteamericanos. Se movilizaban por el río Apaporis en el noreste del Guaviare, donde equipos de las fuerzas especiales colombianas y norteamericanas comenzaban a establecer un cordón y a acercarse al objetivo".
Sin embargo, en marzo tuvieron un traspié y dieron por terminada la misión. Justo cuando uno de los guerrilleros que cuidaban a los secuestrados, 'Gafas', descubrió una grabadora instalada en plena jungla para la operación. "Estados Unidos recortó su presencia militar en Colombia a principios de marzo después de que (...) Alexánder Farfán (alias 'Gafas'), comandante del grupo de guerrilleros que tenía a los tres norteamericanos, encontró un artefacto de rastreo estadounidense sembrado en un área remota del sur de Colombia que precipitó que los guerrilleros abandonaran el sitio".
Consultado sobre este episodio por SEMANA, el general Fredy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares, dice que sí es cierto que los guerrilleros encontraron el aparato mencionado, pero que no fue 'Gafas' sino uno de sus hombres.
¿Qué pasó luego de que 'Gafas' hizo este descubrimiento? ¿Tuvo comunicación con los norteamericanos o con la inteligencia colombiana? ¿Hizo algún tipo de arreglo con ellos? ¿Por qué se dio por terminada la operación en ese momento? Resulta casual además que se trate del mismo 'Gafas' que luego fue uno de los dos guerrilleros capturados en la Operación 'Jaque' y que en ese momento cargaba dos memorias portátiles de computador que, según se ha conocido recientemente, terminaron en manos del FBI y no de las autoridades colombianas.
Detalles de película
El libro relata en detalle cómo habría sido la operación 'fallida' de los gringos y cómo 12 grupos elite de colombianos y estadounidenses fueron descargados por helicópteros en el corazón de la selva: "un inteligente y eficaz sistema de rastreo a pie -denominado 'senderismo'- se implantó desde hace un año por el Ejército norteamericano como enseñanza a los militares antiguerrilla colombianos que se preparan en la base militar de Tolemaida... Este senderismo consiste en sembrar, mediante helicópteros, una docena de grupos de 20 silenciosos soldados espías cercando una zona alrededor de un campamento guerrillero. Ubicada la zona del campamento guerrillero o los ríos por donde transitan las lanchas de las Farc, un helicóptero desciende, a varios kilómetros del objetivo, en plena selva, y por cuerdas desciende a tres soldados equipados con equipos y herramientas agrícolas para que en 48 horas despejen un perímetro de 20 metros de diámetro en la selva, que sirva como improvisado helipuerto.
Dos días después, allí aterriza el helicóptero con 17 soldados adicionales, con armamento, comida, municiones, visores nocturnos, minúsculas cámaras de video y micrófonos... el operativo se realizó con 12 grupos elites colombo-norteamericanos, en mitad de la selva, pero siguiendo el curso del río Apaporis, el eje y corazón del área de la futura Operación Jaque".
En otro aparte del libro se describe la tecnología utilizada: "Los comandos de jungla colombo-norteamericanos instalaron equipos de vigilancia de video, proporcionados por Estados Unidos, los cuales permitieron hacer acercamientos y tomas controladas a control remoto, a lo largo de ríos que son la única ruta de transporte a través de densas zonas selváticas. Aviones norteamericanos de reconocimiento interceptaron conversaciones por radio y teléfono satelital de los rebeldes y emplearon imágenes que pueden penetrar el follaje de la selva".
El general Padilla de León ratifica, a su manera, el papel que desempeñaron los enviados por el gobierno del presidente George W. Bush. "Estados Unidos nunca olvidó a sus hombres y les brindó a las fuerzas colombianas todo el apoyo posible. Pero cuando este año se avistaron los tres norteamericanos en el río Apaporis los gringos intensificaron su apoyo".
En efecto, Washington siempre estuvo pendiente, desde el mismo momento en el que fueron secuestrados los tres contratistas norteamericanos Keith Stansell, Marc Goncalves, y Thomas Howes, Estados Unidos no cesó de buscar su liberación. Tanto es así, que los 40 rangers que llegaron este año no fueron los únicos que pisaron territorio colombiano. "Uno de los participantes en el operativo en Washington dijo que sólo en fuerzas especiales del Ejército, los 'rangers', se enviaron más de 100 hombres (contando desde el principio del secuestro) (...) Para entender la importancia, habría que decir que estos mismos 'rangers' fueron los primeros soldados norteamericanos en la historia de Colombia en participar en un operativo militar cuando, el día después del secuestro, custodiaban un equipo del FBI mientras revisaban la escena del crimen" dice Dudley en el libro.
El libro confirma lo que muchos en Colombia sospechaban: que la CIA trabajó día y noche tratando de lograr, directamente, la libertad de los tres norteamericanos. "Desde el inicio la CIA trabajó muy de cerca con la Policía y el Gaula de Florencia enseñándoles tácticas elementales y lecciones para la vida como el pagar muy bien a los informantes. En el caso de 'Moncho' -segundo de la columna Teófilo Forero muerto en una emboscada-, por ejemplo, los tres campesinos informantes recibieron 900.000 dólares de Estados Unidos. En otras ocasiones, además de dinero, se dieron visas a Estados Unidos. La CIA, a su vez, recompensaba generosamente a miembros de la Policía y del Gaula que les ayudaban".
Pero Dudley asegura que el punto de inflexión para llegar a 'César', el carcelero de los secuestrados, fue el seguimiento que se le hizo a Nancy Conde Rubio, alias 'Doris Adriana', compañera sentimental del guerrillero, y en el que también desempeñaron papel protagónico los oficiales estadounidenses. "Desesperados por conseguir información sobre los secuestrados, los investigadores norteamericanos del FBI empezaron a seguirle la pista a un proveedor de teléfonos satelitales en Miami que parecía estar haciendo negocios con las Farc".
Y continúa: "Durante cinco años investigadores interceptaron más de 5.000 llamadas y en 2006 identificaron incluso la voz de 'César', comandante del Frente 1, quien tendría tan importante papel más adelante. También capturaron a algunos proveedores en Colombia, incluso un mensajero, quienes comenzaron a cooperar con el FBI, la Policía y el DAS en la investigación. De hecho, el FBI, la Policía Nacional y el DAS se reunieron con miembros de inteligencia del Ejército colombiano en febrero de este año justo antes de que autoridades colombianas capturaran a Conde Rubio y a 38 miembros más de esta red. Uno de los temas principales de esta reunión fue el caso de 'Doris' porque el Ejército tenía una investigación paralela". 'Doris Adriana' fue capturada en Cúcuta a principios de este año, y sobre ella pesa una solicitud de extradición.
Estos son apenas algunos de los secretos que sobre la Operación 'Jaque' revela el libro de la editorial Oveja Negra. Ya se sabe que vendrán muchos libros y más documentales que seguirán aportando nuevos detalles para escribir la historia completa de una de las operaciones de rescate más espectaculares y efectivas que se hayan conocido en el mundo. Por lo pronto, el prestigio de las fuerzas militares colombianas, como las grandes protagonistas del histórico rescate, sigue intacto.
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