Revista
PROCESO
No. 2000, 28 de febrero de 2015
El
Canal Judicial, en descomposición/JORGE
CARRASCO ARAIZAGA
Recién
salido de un arduo proceso de elección, el presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, tiene como primer reto solucionar
convincentemente las denuncias por acoso sexual y laboral contra funcionarios
del poder que encabeza, sobre todo del Canal Judicial y del área de
Comunicación Social del alto tribunal. Los testimonios de las denunciantes
indican que en la mayor instancia de justicia del país siguen pesando más las
amistades e influencias que la ley.
Con
la oposición de la mitad de sus compañeros ministros para que asumiera la
presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el ministro
Luis María Aguilar tiene una complicación más: las denuncias de acoso sexual y
laboral en el máximo tribunal del país.
Las
quejas no son nuevas. Todas vienen de la gestión del anterior presidente de la
Corte, el ministro Juan Silva Meza. Hasta ahora se conocen sólo cuatro: dos en
el Canal Judicial y dos más en el área de Comunicación Social.
No
son las únicas, por lo que la administración de Aguilar ha tenido que iniciar
una auditoría extraordinaria ante reiteradas denuncias de esas conductas en
distintas oficinas de la máxima representación del Poder Judicial de la
Federación (PJF).
La
Contraloría de la SCJN se ha visto obligada a emprender la revisión incluso de
denuncias que desechó en la anterior administración por considerar que no
estaban fundadas. También hay casos que se dieron como resueltos pero en los
cuales las afectadas quedaron inconformes con las resoluciones de las áreas de
investigación interna de la SCJN.
Hasta
ahora sólo hay un funcionario del Canal Judicial sancionado y dos afectadas han
sido reubicadas en otras áreas, lo que ellas no consideran una reparación del
daño.
Ante
las denuncias de esas prácticas, la Contraloría ha tenido que desandar el
camino; apenas la semana pasada convocó a una reunión con las denunciantes para
escuchar de nuevo los testimonios que ya había conocido y que desechó por
considerarlos sin sustento. El contralor, Guillermo Alejandro Posadas Espinosa,
ratificado por Aguilar en enero último, revisa ahora lo que dijo ya haber
revisado.
La
presidencia de la SCJN envió sus propios testigos a esa reunión. El caso
involucra también a la Unidad de Igualdad de Género, a cargo de Mónica Maccise
Duayhe, y a la dirección general de Estudios, Promoción y Desarrollo de los
Derechos Humanos, cuya titular es Leticia Bonifaz Alfonzo, exconsejera jurídica
y de asuntos legales del Gobierno del Distrito Federal.
El
acoso sexual y laboral es una realidad en el PJF y ha sido conocido incluso por
la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre Violencia contra la Mujer. En
julio del año pasado, la relatora Rashida Manjoo vino a México y se reunió con
el entonces presidente de la SCJN. Después, dio una conferencia.
Pero
en lugar de preguntas, escuchó numerosas quejas de empleadas del Estado
mexicano, entre ellas trabajadoras del máximo tribunal del país, que relataron
cómo sus denuncias caían en el vacío, incluso en la oficina del entonces responsable
de la oficina de Derechos Humanos de la Corte, Carlos Pérez Vázquez, quien en
ese momento cabildeaba para ser presidente de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos.
Por
ejemplo, hicieron públicas sus denuncias Brenda Karina Ornelas Mazatle y Jessica
Herrera Vázquez, quienes fueron reubicadas en otras áreas de la SCJN como
medida cautelar, luego de iniciar sus quejas contra funcionarios del Canal
Judicial. Ornelas Mazatle era la secretaria del director general, Enrique
Rodríguez Martínez, y denunció acoso laboral. Herrera Vázquez, entonces
productora de televisión, acusó de hostigamiento sexual y laboral al entonces
postproductor Marco Antonio Álvarez Borja, el único despedido por las
denuncias. En ese encuentro también se hizo público del problema en la Policía
Federal (Proceso 1967 y 1970).
La
llegada del ministro Luis María Aguilar a la presidencia del máximo tribunal no
ha sido fácil. Su perfil de juez tradicionalista, con más experiencia
administrativa que constitucional, le generó un fuerte bloque opositor. Cinco
de los 10 ministros que actualmente integran el pleno de la SCJN se opusieron
hasta el límite el 2 de enero pasado, cuando Aguilar fue elegido como
presidente de la SCJN y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) para el
periodo 2015-2019. Fueron necesarias 32 rondas de votación durante más de
cuatro horas para que fuera designado.
El
proceso de elección en la SCJN nunca había exhibido tanto la división en el
pleno de ministros. El mismo rechazo generó el otro candidato, el ministro
Arturo Zaldívar. El presidente saliente, Juan Silva Meza, rompió con el empate
al votar por Luis María Aguilar cuando el máximo tribunal ya era objeto de
burlas en las redes sociales por la obstinación de los ministros en sus votos.
Justicia
incompleta
Como
exoficial mayor de la SCJN y exconsejero del CJF, donde presidió la comisión de
Administración, el ministro presidente Luis María Aguilar tiene ahora el reto
de hacer justicia ante sus propios empleados, dice la denunciante Herrera
Vázquez.
En
entrevista, afirma que su queja tardó casi toda la presidencia de Silva Meza
para ser gestionada. “Ha sido un proceso muy difícil y doloroso que se ha
llevado mucho tiempo”, dice la comunicóloga y exproductora del Canal Judicial,
ahora en funciones de almacenista en la videoteca del CJF.
En
agosto de 2011 denunció a Marco Antonio Álvarez Borja, postproductor del Canal
Judicial. Después de dos años y medio, en febrero de 2014, la Contraloría de la
SCJN le notificó la resolución de que, en efecto, había sido objeto de acoso
sexual por parte de Álvarez Rojas.
En
un oficio fechado el 4 de febrero de 2014, dirigido al director general del
Canal Judicial, Enrique Rodríguez Martínez, la directora general de
Responsabilidades Administrativas y de Registro Patrimonial de la Contraloría,
Paula del Sagrario Núñez Villalobos, asegura que, en una resolución dictada por
el entonces ministro presidente el 6 de enero de ese año, “se determinó que
Marco Antonio Álvarez Borja incurrió en falta administrativa y se le sancionó
con destitución del puesto e inhabilitación de dos años”.
Aunque
en abril de 2013 se había reincorporado al Canal Judicial, donde era empleada
de base, Herrera Vázquez terminó siendo adscrita a la videoteca del CJF con una
“base prestada”, dice. La resolución del expresidente de la SCJN le parece
insuficiente, pues además de Álvarez Borja denunció al jefe directo de éste,
Marco Antonio Silva, entonces director de Producción, por acoso sexual, así
como a otros colaboradores cercanos. “Hacían juegos sexuales delante de mí y se
tocaban los genitales cuando me veían”, dice.
Señala
que fue Marco Antonio Silva el que la envió a trabajar a la casa de Álvarez
Borja, “quien cobraba en el Canal Judicial sin presentarse a la oficina”.
Relata: “Fue ahí donde me acosó. No me dejaba salir de su casa. Los peritajes
psicológicos demostraron que se trata de una persona con esa patología”.
Herrera
Vázquez también hizo una denuncia penal. Señala que la Fiscalía Especial para
los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra)
clasificó el caso como un acoso sexual agravado. Esa fiscalía de la
Procuraduría General de la República intervino porque el denunciado en ese
momento era funcionario federal.
Herrera
Vázquez indica que su acusado es empleado de Televisa, empresa donde también
trabajó como reportero el ahora director general del Canal Judicial. “Rara vez
se le veía en el Canal Judicial. Era uno más de los amigos de Televisa del
director”, comenta.
La
resolución de la SCJN sólo inhabilitó a Álvarez Borja como funcionario por dos
años, pero no se refirió al acoso laboral que también denunció, pues después de interponer su queja
ante la Contraloría y la Unidad de Igualdad de Género fue excluida de la producción
de los programas que tenía. Cuenta que el director general y el abogado del
Canal, José Manuel Rodríguez, la presionaron para que no hiciera la denuncia.
“Me
mandaron llamar a la oficina de Enrique Rodríguez. Primero me dijeron que de
qué me espantaba, si ya sabía que la televisión era así. Luego me dijeron que
si denunciaba el hostigamiento, ellos iban a negar todo”, refiere. Herrera
Vázquez dice que a pesar de la afectación psicológica y económica que tuvo, la
resolución del entonces presidente de la SCJN no consideró en ningún momento repararle
el daño.
La
exsecretaria del director general del Canal Judicial, Brenda Karina Ornelas
Mazatle, interpuso una denuncia por hostigamiento laboral contra el funcionario
pero ésta fue desechada por la Contraloría por supuesta falta de pruebas. “No sé
qué quiere el contralor que hagamos. No soy la única que ha recibido maltrato
en el canal. A camarógrafos y a mí me hablaba con groserías e insultos”,
asegura en entrevista telefónica.
Dice
que fue secretaria de Enrique Rodríguez Martínez entre 2010 y 2011, a petición
de él mismo, para que saliera de la secretaría Ejecutiva de Asuntos Jurídicos
de la Suprema Corte y se fuera al Canal Judicial. Señala que uno de los motivos
del enojo del director de Canal fue su negativa a informarle a la Contraloría
que su entonces novia y ahora esposa trabaja en el canal, “cuando en realidad
sólo cobraba” con el cargo de analista externa.
Además,
señala que designó como secretaria particular a su cuñada. Fue ella quien le pidió la renuncia luego de que el
periódico Reforma publicara en septiembre de 2011 que las hermanas fueron
favorecidas por el director del Canal Judicial.
Su
queja tardó más de un año en sustanciarse. Acudió a la Unidad de Igualdad de
Género de la SCJN, que como medida cautelar la adscribió a la Tesorería.
Actualmente, está en la subdirección general de Innovación Administrativa del
máximo tribunal.
Presentó
su denuncia en 2011, pero después de casi tres años la Contraloría dio por
cerrado el caso. El 27 de junio de 2014 decidió archivar el expediente C.I
75/2012 “por falta de elementos probatorios suficientes”.
Pero
en el ínterin el oficial mayor de la SCJN, Arturo Pueblita Pelisio, también
ratificado en enero pasado por Luis María Aguilar, la recibió molesto luego de
que ella le enviara un escrito de queja al entonces presidente Juan Silva Meza.
En
su nueva adscripción, dice que está aislada, sin trabajo, y se le considera una persona problemática. “El
director del canal está cumpliendo su amenaza: me dijo que adonde fuera iba a
ser mi sombra”.
“Denuncias
anónimas”
A
su vez Rodríguez Martínez, quien dirige el Canal Judicial desde agosto de 2007,
niega que haya maltrato en su oficina y que el acoso sexual ha quedado
comprobado en un solo caso por parte de “una persona que ya dejó de trabajar
aquí”.
En
entrevista, dice que la acusación de su exsecretaria de plano se archivó
“porque no hubo elementos probatorios suficientes para acreditar la queja” y
asegura que no ha sido llamado a declarar por la Unidad de Igualdad de Género
de la SCJN.
Dice
que las denuncias en su contra, publicadas también por el diario La Jornada,
son en su mayoría anónimas, apoyadas en escritos dirigidos a los ministros de
la SCJN. “Parece ser un grupo interno que se opone al proyecto del Canal
Judicial”, dice.
Continúa:
“En el extremo, en mensajes en ese periódico hasta han dicho que hay tráfico de
droga en el Canal Judicial. Son señalamientos muy bajos. Lo que yo he pedido es
que se investigue y el presidente de la Corte me ha dicho que las quejas o
inquietudes se canalicen en los procesos internos. Soy el primer interesado en
que así sea”.
E
insiste en que sólo hay una denuncia por acoso sexual, ya resuelta, y que la de
hostigamiento laboral fue desechada por falta de pruebas.
Sobre
el alegado nepotismo, dice que su ahora esposa dejó de trabajar en el Canal
Judicial 14 meses antes de la boda; también niega que tenga como empleado a su
concuño.
Por
eso, dice, “lo que pido es que las acusaciones se comprueben. Resulta
sospechoso que se revivan estos asuntos cuando se están dando logros en el
Canal Judicial, como el inicio de transmisiones en televisión abierta”.
Las
quejas contra la dirección general de Comunicación Social de la SCJN también
son por hostigamiento sexual y laboral. El titular del área, Carlos Avilés,
explica a Proceso que se trata de dos casos denunciados en el área de visitas
guiadas a la SCJN. “Hay versiones encontradas de abusos, malos tratos y hasta
de acoso sexual, pero están aún bajo investigación de la Contraloría”.
Asegura
que los hechos denunciados ocurrieron antes de que él asumiera esa dirección,
en septiembre de 2013. Comenta que si se comprueba el acoso es grave, pero
también si se denuncia de mala fe porque se afecta la reputación de alguien.
“Se
está volviendo una práctica mandar anónimos, cartas o hacer solicitudes de
información tratando de desprestigiar a quienes han tomado decisiones laborales
que pudieron afectar a algunas personas. Eso es distinto a las denuncias que se
han comprobado, pero muchos casos se han caído porque las acusaciones son
falsas”, afirma.
En
diciembre pasado, al final de la presidencia de Silva Meza, el Consejo de la
Judicatura Federal destituyó al entonces magistrado Rafael Zamudio Arias,
titular del Quinto Tribunal Unitario del Segundo Circuito con sede en Toluca,
por hostigamiento sexual y laboral.
El
CJF dijo que las conductas graves del exmagistrado fueron intentar “besar a sus
colaboradoras, tocamientos, llamadas telefónicas nocturnas, insinuaciones
sexuales, acercamiento físico y forzamiento para sostener relaciones sexuales
en las instalaciones del propio tribunal”.
Respecto
del maltrato laboral, dijo que Zamudio Arias “atentó contra la autoestima de
las y los funcionarios, e incluso provocó daño en perjuicio de la salud de
algunos de ellos”, mientras que a otros les daba trato preferencial.
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