27 de febrero de 2015
-SECRETARIO
JESÚS MURILLO KARAM: Muchas gracias, señor Presidente.
Después
de los dos discursos, yo no debería de decir nada más. Simplemente
suscribirlos.-PRESIDENTE ENRIQUE PEÑA NIETO: Y no he dicho el mío.
-SECRETARIO JESÚS MURILLO KARAM: Ahí la dejamos.
La realidad, es que desde que esta Secretaría se empezó a diseñar, yo decía que me parecía que era algo que era importantísimo para el país.
Basta con salir de cualquiera de las ciudades y empezar a ver sus entornos, para darnos cuenta de que uno de los problemas centrales del país es la planeación en el crecimiento urbano y, fundamentalmente, el desarrollo del ambiente rural.
Y esta Secretaría se vio y se diseñó con ese propósito. Sus palabras, cuando las presentó, son reales; es poder unir al ámbito rural con el urbano, por lo menos en calidad, por lo menos en posibilidades, por lo menos en oportunidades.
Porque, a fin de cuentas, un propósito central de la organización de los hombres, es buscar a justicia. Y buscar la justicia, es tener una calidad de vida similar, oportunidades para todos y posibilidades de algo que a lo mejor suena dentro de la filosofía, pero que hoy, Jorge Carlos ha planteado muy bien; el derecho a ser feliz.
Y una casa, un espacio, un espacio digno donde se pueda caminar, donde se pueda vivir, es, indudablemente, de quien sueña despierto y de quien sueña dormido.
Pero lo que se requiere para que esos sueños, dormido o despierto, puedan convertirse en tabiques, en construcciones, en posibilidades, en oportunidades, es alguien que tenga la valentía de plantear lo que es necesario para poderlo sacar adelante. Y esa reforma que creó SEDATU, no es más que una de las tantas que la valentía de Enrique Peña Nieto ha permitido para el país.
Que no le ha importado el costo de reformar. Siempre cuesta. El costo de transformar siempre cuesta. El costo de hacer, que siempre es válido, porque está haciendo lo que cree, porque lo que cree es mover a México hacia un estadío mucho mejor, mucho más válido, mucho más posible, mucho más justo y, con esta Secretaría, mucho más igual.
Porque, a fin de cuentas, nuestro gran reto, a parte de abatir la miseria, es generar igualdad, que duele más, mucho más que la simple miseria.
Yo le agradezco, señor Presidente, que me dé la oportunidad de ayudarle a un reformador, a un constructor, a un soñador, a poder hacer el México que pretende ser, y poner toda mi voluntad, mi fuerza, de lo que pueda tener, de lo que ustedes ya dijeron y que mejor no lo pongo en duda, para poder sacar adelante esta misión.
Muchísimas gracias por darme la oportunidad, señor Presidente.
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