Cinco
guerras para después de la guerra contra EI/Javier Gil Guerrero es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Francisco de Vitoria.
ABC, Lunes, 26/Sep/2016
Desde
hace meses, Estado Islámico (EI) lleva encadenando una derrota tras otra. La
pérdida de terreno es inexorable, las ciudades caen como fichas de dominó y a
día de hoy sus dos principales bastiones –Mosul en Irak y Raqqa en Siria– están
próximos a ser asediados. El flujo de combatientes voluntarios que llegan desde
el extranjero se ha reducido al mínimo, desde los centenares que cruzaban la
frontera turca cada mes en 2014 a unos cincuenta por mes en 2016. Aislado, EI
ha quedado prácticamente sin capacidad para seguir sus actividades de
contrabando y reabastecimiento. La moral entre la población bajo control de EI
es baja, sometida a una creciente carestía de alimentos y bienes, cortes de
electricidad y bombardeos cada vez más intensos.
Siendo
cada vez más evidente que EI es un fenómeno transitorio y que su control de
grandes áreas en Irak y Siria tiene las horas contadas, los actores regionales
e internacionales tienen cada vez más la vista puesta en el escenario post-EI.
Sin embargo, dicho escenario dista de ser pacífico. Aparte de la posibilidad de
que EI sobreviva como grupo terrorista una vez perdido el poder (o que el vacío
dejado por la derrota de EI sea ocupado de nuevo por Al Qaida u otra
organización terrorista sunita), cabe el riesgo de que una serie de guerras
sigan a la guerra contra EI. Son «guerras después de la guerra» para las que se
están preparando los actores regionales, quienes observan el fin de EI como
posible pistoletazo de salida de cinco nuevos conflictos (algunos de ellos ya
han empezado) que a duras penas han permanecido soterrados hasta ahora:
1.
Turquía vs. kurdos. La enemistad entre Turquía y los movimientos secesionistas
kurdos (ya sean dentro de la propia Turquía, Irak o Siria) es manifiesta. En
las últimas semanas las Fuerzas Armadas turcas han invadido parte del norte de
Siria con el objetivo declarado de expulsar a EI de la frontera con Turquía.
Sin embargo, el objetivo es evitar que dichos territorios sean arrebatados a EI
por fuerzas kurdas. La estrategia de Ankara es expulsar a EI del norte de Siria
para luego transferir el control de dichos territorios a las fuerzas rebeldes
sunitas (y así impedir que los kurdos crezcan a costa de la retirada de EI).
2.
Turquía vs. Assad. Erdogan ha emprendido la vía de la reconciliación con Rusia,
el gran valedor de Assad, pero las relaciones entre Ankara y Damasco siguen
siendo tensas. Turquía continúa apoyando a los rebeldes y en ciertas ocasiones
ha bombardeado posiciones de las fuerzas gubernamentales sirias. Erdogan sigue
reclamando una zona de exclusión aérea en Siria para proteger a los rebeldes de
la aviación siria.
3.
Kurdos vs. rebeldes sirios. Se trata de un conflicto extraño, porque tanto las
milicias rebeldes en cuestión como las fuerzas kurdas están armadas y
entrenadas por Estados Unidos. Ambos son piezas clave en la coalición liderada
por Washington contra EI. No obstante, tanto los kurdos como los rebeldes
árabes desean los mismos territorios que ahora están en manos de EI. Desde su
punto de vista, la lucha por derrotar a EI es una carrera para hacerse con sus
territorios, que quedarán en manos de quien llegue antes.
4.
Kurdos vs. Assad. Las ambiciones nacionalistas kurdas no han impedido que haya
una tregua entre Damasco y los kurdos. Hasta ahora, ambos actores han estado
ocupados haciendo frente a EI. Sin embargo, una vez que EI esté fuera de la
ecuación es evidente que Assad y los kurdos deberán hacer frente a las
profundas diferencias que los separan. Damasco está decidido a impedir la
partición del país o incluso a vivir con una región kurda altamente autónoma.
5.
Kurdos vs. Gobierno de Irak. Se trata de un problema similar al caso sirio. En
teoría, los kurdos y Bagdad son aliados en la lucha contra el «califato». Pero
los kurdos no renuncian a sus aspiraciones nacionalistas ni el Gobierno de
Bagdad a mantener unido el país. Se trata de un choque de trenes pospuesto por
el auge de EI, pero que bien puede tener lugar una vez derrotado EI.
Estos
y otros posibles conflictos son consecuencia de una realidad: los países y
milicias inmersos en la lucha contra EI son enemigos entre sí. Sólo la urgencia
impuesta por el auge de EI les ha hecho apartar sus diferencias. Estados Unidos
y Europa han sido también claves a la hora de minimizar estos conflictos,
presionando para mantener el foco en la lucha contra EI. Pero aparte de
derrotar a EI, nadie en Occidente tiene una estrategia para evitar las guerras
que vendrán. La campaña militar no está siendo acompañada de soluciones
políticas. Estas guerras prolongarían el caos en la región permitiendo,
irónicamente, el auge de otro Estado Islámico.
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