6 dic 2025

La visión poética de Alejandro Avilés (1915-2005), In Memoriam


La visión poética de Alejandro Avilés Inzunza 
Agradezco sinceramente la invitación a este conversatorio. Me hubiera encantado estar presente en el Cerro de la Memoria de mi pueblo natal. Gracias, Ernesto Alonso Montoya, Melchor Angulo y a José Armando Infante, cronista de la Ciudad  por la distinción de haberme convocado.
La obra de Alejandro Avilés Inzunza (1915-2005), figura monumental de las letras sinaloenses, se distingue por su profunda vocación poética, impulsada por el deseo que él mismo enunció: que su mensaje "perdure a través de las gentes". 
Para Avilés, la poesía fue un acto de salvación y permanencia.
Es crucial señalar que Avilés fue un autodidacta con una sólida formación, nutrida de diversas fuentes:
Clásicos y Maestros: Desde joven, leyó a los clásicos, gracias a la difusión de José Vasconcelos, "el Maestro de la Juventud de América", a quien conoció personalmente en 1929.
Influencias Decisivas: Reconoció la gran influencia de José Gorostiza (a quien consideraba el mayor poeta mexicano) y se declaró devoto de Dante Alighieri ("el poeta total"). También fue impactado por autores esenciales como Sor Juana Inés de la Cruz, Saint-John Perse y Efrén Hernández.
 Recibió la orientación crucial del poeta y sacerdote queretano Francisco Alday, canónigo de la Catedral de Morelia, quien lo dirigió hacia la mística con la lectura de San Juan de la Cruz y Santa Teresa. Seguramente, Alday también le inculcó la lectura de la Generación del 27: Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados.
Como él mismo confesó en una entrevista para Proceso, la "locura" de hacer poesía comenzó en su adolescencia, a los catorce años, ligada al primer amor, cuando sintió esa "imantación del lenguaje" para expresar los estados del alma.
 La poética del rigor y la belleza
La poética de Avilés se define por una combinación de sensibilidad y rigor:
Mi amigo, el escritor Paco Prieto, lo describe acertadamente como un poeta lírico, un "explorador de la belleza" y "un cantor hondo y agradecido de la alegría", de la vida y de la familia.
Siguiendo la preceptiva de Horacio, Avilés consideraba que la poesía debe combinar belleza y utilidad. No se hace solo para halagar los sentidos, sino para "iluminar las obras de Dios y las criaturas que habitan este mundo" (la vida de los seres).
 Su visión poética personal configura una triada donde la poesía, la religión y la amistad se convierten en "sinónimos dinámicos y ardientes".
El diálogo y el amor a la amistad: motor del grupo de Los Ocho
El diálogo fue fundamental en su vida, destacando su papel como motor del Grupo de Los Ocho:
Avilés fue una de las almas de este grupo, que nació por sugerencia del sacerdote Alfonso Méndez Plancarte con el propósito de fomentar la amistad y la poesía. Se reunían en tertulias sabatinas (1952-1956) en casa de Rosario Castellanos y después en la suya, donde su esposa Eva les preparaba suculentas cenas.
El grupo reunió a figuras esenciales como Dolores Castro (quien falleció hace apenas tres años), Roberto Cabral del Hoyo, Efrén Hernández, Rosario Castellanos, Javier Peñalosa, Honorato Ignacio Magaloni y Octavio Novaro, y tenían de invitados a los poetas más importantes de la época, Gorostiza, Paz, Nandino, Cernuda, Sabines, etcétera.
 Las poetas del grupo definieron el arte con claridad: Por ejemplo Rosario Castellanos le enseñó que la poesía es un oficio para "rescatar... a las cosas, y dotarlas de una suerte de eternidad", y Dolores Castro la veía como "esencialmente comunicación" y "una actitud ante la vida".
El trabajo de este grupo se consolidó en la antología Ocho poetas mexicanos (1955), publicada por la editorial Jus, una joya invaluable si se consigue en librerías de viejo.
El periodista como poeta: un legado invaluable
Avilés extendió su vocación poética al periodismo, creando un material invaluable:
  Él jugó un papel crucial al entrevistar a todos los miembros de Los Ocho para el periódico El Universal, difundiendo sus voces y visiones.
 Me tocó, junto con otros colegas, rescatar y difundir gran parte de este trabajo. (Un grito contra nadie. Aproximaciones a la obra de Alejandro Avilés, Ed. Instituto Sinaloense de Cultura, 2016, 
 Recientemente, gracias a su hija Rosario, se va a publicar (o ya ocurrió) Poetas mayores. La poesía y los poetas en México, 1952-1953, que compila estas entrevistas bajo el sello del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM.
Esta obra es una pieza de rigor periodístico que trasciende el testimonio al combinar la entrevista con el análisis literario, universal co en Avilés. . Como destaca su hija Rosario Avilés, es una "cátedra de periodismo cultural" que muestra el ejercicio de un poeta.
Avilés fue un promotor incansable de la poesía. 
Su hija, María Eva Avilés, ha musicalizado su obra, ofreciendo la perspectiva más íntima de su legado. Creo que aquí en Los Mochis debería hacerse un seminario para leer su obra en voz alta, tal como él lo inculcaba a sus alumnos; comente en la web LSR que vi con lágrinas en los ojos leer un poema a su alumno el Dr. Gilberto Grijalva Camou (RIP)
Su obra poética incluye títulos importantes que merecen ser recordados:
Madura soledad (1948)
El Libro de Eva (1959)
Los Claros días (1975)
Don del viento (1979) (Premio Nacional de Poesía del IV Centenario de Saltillo)
La Vida de los seres (1980) (Premio Nacional de Letras "Ramón López Velarde")
En 2002, su hija María Eva publicó una hermosa recopilación ilustrada por Gonzalo Tassier, alumno y amigo del profesor, ya murió
A pesar de este catálogo, la obra completa de Avilés está aún por consolidarse. Avilés tuvo una extensa correspondencia con Eva, su esposa; ese tesoro literario lo conserva la familia, y se antoja leerlo.
Recuerdo a Pedro Salinas, el poeta del amor de la Generación del 27, quien dejó muchísimas cartas de amor a Katherine Whitmore, la musa de su trilogía poética, que incluye La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento(1938).
Salinas decía que la lectura de un poema nos saca de nuestro ser, nos separa de nuestro yo superficial, pero solo para llevarnos a nuestro yo más profundo, para devolvernos a nuestro verdadero ser; en definitiva, "nos enfrenta con nosotros mismos".
Fuerte abrazo a familiares y amigos y los jovenes que nos ven, lean poesía en voz alta, en silencio tambien pero es mejor como decía Walt Whitman alzar la voz….

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