27 dic 2025

Las columnas políticas hoy, sábado 27 de diciembre de 2025

Las columnas políticas hoy, sábado 27 de diciembre de 2025.

Fátima Bosch: Una corona bajo el fuego cruzado de las instituciones

El ascenso de la tabasqueña Fátima Bosch al trono de Miss Universe 2025 no es solo una crónica de belleza; es, quizás, el capítulo más vertiginoso y descarnado de una industria en plena metamorfosis. Lo que en la intimidad de Teapa nació como el sueño legítimo de una joven, terminó mutando en un complejo tablero de ajedrez donde se cruzaron los tribunales, la fe en la dignidad humana y los claroscuros del poder.

El calvario y la solidaridad social

Desde aquella noche del 13 de septiembre en Zapopan, Jalisco, Fátima no solo cargó con el peso de la corona, sino con el estigma de una hostilidad sistémica. El vacío que le hicieron sus compañeras no fue un simple desplante de camerino; fue el primer síntoma de una cancelación social que pretendía deshumanizarla antes de llegar a Tailandia.

Sin embargo, hay momentos que definen el temple de una mujer. Lo ocurrido el 4 de noviembre en Bangkok —ese intento de expulsión mediante la fuerza pública y la agresión verbal de los directivos— trascendió la anécdota. Allí, Bosch logró lo que la política rara vez consigue: unidad en la adversidad. Ver a la reina saliente, Victoria Kjær, y a otras delegadas cerrar filas en torno a ella, nos recordó que la solidaridad es el único antídoto eficaz contra el abuso de poder. En ese instante, Fátima dejó de ser una competidora para convertirse en un símbolo de resistencia civil.

Las sombras del contrato y el sistema

Pero el triunfo del 20 de noviembre llegó con una carga agridulce. Como analistas, no podemos ignorar que su victoria quedó enmarcada en una estructura crujiente:

La duda ética: Jueces renunciando ante la opacidad, recordándonos que la transparencia es una deuda pendiente en cualquier certamen.

El peso del apellido y el petróleo: La sombra de los contratos millonarios entre PEMEX y las empresas de Raúl Rocha Cantú proyectó una duda razonable que Fátima, como candidata, no tenía por qué gestionar, pero que le tocó heredar.

La crisis jurídica: Una organización obligada a mudar sus operaciones fuera de México ante órdenes de aprehensión y amparos revocados. Una estampa penosa de cómo los intereses particulares pueden asfixiar el brillo de un logro individual.

Una Reina de su tiempo: "Sin miedo a la funa"

Lo más rescatable de Bosch es su esencia "Gen Z". Al regresar a nuestro peaís, nos dio una lección de honestidad brutal: "Le tenía miedo a la funa (exposicion pública en la red social , pero ya no"

 Esa frase la conecta con una generación que ya no busca la perfección acartonada, sino la autenticidad frente al escarnio público. Al responder con sarcasmo a los ataques, Fátima decidió que su identidad no sería dictada por los expedientes judiciales de sus patrocinadores, sino por su propia voz.

La historia de Fátima Bosch en este 2025 es el espejo de un México donde el talento individual suele quedar atrapado en las fallas estructurales de sus instituciones. Al final del día, más allá de los contratos y las investigaciones de alto impacto, nos queda la imagen de una joven que, en medio de la tormenta perfecta, decidió que su valor no lo definiría la opinión ajena, sino su inquebrantable capacidad de mantenerse en pie.

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Las columnas políticas hoy, sábado 27 de diciembre de 2025

Templo Mayor de REFORMA/+

RESPECTO del desplante de Marx Arriaga de cuestionar a la SEP y su titular Mario Delgado, vale la pena preguntarse si lo suyo es puro show, si realmente pretende dinamitar el sistema educativo nacional... o si sólo quiere llamar la atención para buscar amarrar su posición.

DESDE QUE en 2021 a Arriaga se le encargó edificar "la nueva escuela mexicana", el funcionario no ha ocultado su intención de buscar la permanencia del proyecto, más allá de los cambios sexenales. Hasta ahí la cosa puede sonar hasta loable, el problema es que Arriaga, en su cada vez más limitada visión de la realidad, sigue buscando generar conflicto en lugar de consenso.

SUS ATAQUES contra Delgado, difícilmente pueden ser pasados por alto. No sólo por lo que se refiere a la indisciplina de su actuar, sino a la falta de coherencia en formar parte de un equipo gubernamental y, al mismo tiempo, llamar públicamente a sabotear los trabajos de sus compañeros.

CLARO QUE Arriaga utilizó para su cosecha durante el sexenio anterior el apoyo que tuvo de Beatriz Gutiérrez Müller. Pero en el fondo el tema es el estancamiento educativo y los cuestionados libros de texto bajo su cargo.

 FUERTE se llevan entre morenistas. Otros que están en pleito son el historiador Pedro Salmerón y el ex titular de Sedatu Román Meyer.

EL ACADÉMICO lanzó severas acusaciones contra Meyer por corrupción y lo responsabilizó de no terminar la construcción de las instalaciones del Archivo General Agrario. Según el reclamo, debía estar terminado a fines de 2024, pero la obra tuvo sobrecostos y no se ha concluido.

QUIÉN SABE si la Secretaría Anticorrupción que encabeza Raquel Buenrostro tomó nota de esos señalamientos y ya indaga las responsabilidades. 

ES CURIOSO que el CJNG ha usado drones para atacar a sus rivales desde el aire, pero para las autoridades morenistas eso no es terrorismo.

RECIENTEMENTE se supo del caso de un narcoatentado con coche bomba en Coahuayana, Michoacán... y tampoco fue terrorismo. En el caso de la detención de Rafael León, quien difunde información en medios digitales veracruzanos, resulta que fue detenido por terrorismo.

PARA LA ORGANIZACIÓN Artículo 19 se trata de la criminalización del trabajo periodístico y al parecer (pues no se ha explicado claramente el motivo de la captura), León difundió información de una narcomanta, o bien datos de un percance de tránsito donde estaba involucrada una influyente abogada y eso provocó la acusación.

EN CONSIDERACIÓN de Leopoldo Maldonado, director de Artículo 19, no hay duda de que lo que motivó la detención de León está relacionado con el ejercicio de una labor periodística.

POR LO pronto la gobernadora Rocío Nahle ya se lavó las manos y dijo que en el estado que gobierna no hay censura, ataques a la libertad de expresión... ni corrupción. ¡Ajá!

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Limones y misericordia

LINOTIPIA / Peniley Ramírez 

REFORMA, 27 diciembre 2025;

Hay libros en los que una quiere instalarse a vivir. Hay otros que recorremos de puntillas, cuidándonos para que la angustia que vive en ellos no se aparque en nosotros. Algunos libros revelan mundos donde la gente come, huele, vive de un modo que nos resulta inasible. Otros son un espejo que nos confronta con todo lo que evadimos decirnos.

Por eso importa leer. Leer nos lleva a un lugar nuestro que solo descubrimos cuando vemos nuestras piernas, brazos, en carne viva, abiertos ante los ojos de quienes escriben sobre lo más profundo de nosotros, sin conocernos.

Comencé el año con un sol radiante entrando por la ventana. Afuera, helado. Adentro, el confort artificial de la calefacción. La luz cobre del invierno se trepaba al río casi a las nueve. Poco después de las tres, las hojas que aún quedaban en los árboles se tornaban grises. Mezclábamos días y noches, dormíamos a ratos, a veces con la bebé recién nacida comiendo de mí. En una de esas horas sin nombre, hallé en un librero "El país donde florece el limonero", de Helena Attlee.

El libro comienza con un viaje al sur, desde Inglaterra hasta Italia. La autora se adentra en el sol quemando el fin de la tarde sobre los jardines, en el aroma de la fruta que aún pende. Siguen más de 300 páginas y varios siglos de limones, naranjas, mandarinas, bergamota, campesinos, reyes y mafiosos.

Viví en ese mundo inaudito por muchas semanas. Mientras el arco de mi cadera volvía a su centro, después de albergar otro cuerpo durante meses, mientras mi hija aprendía a sostener su cuello y seguir mis dedos con su mirada, yo, desde aquellas madrugadas de leche e insomnio, recorría sembradíos al borde de acantilados, olía la sal del Mediterráneo, degustaba recetas de trigo con olivas y limones, que anotaba para repetir en mi cocina.

Demoré el final del libro, como el borracho que se niega a salir del bar cuando barren y prenden las luces. Quería vivir siempre en aquel mundo que Attlee investigó durante décadas y sentí que había escrito solo para mí.

Salí de Italia y acompañé al policía viudo que inventó Javier Cercas para entender quién mató a su madre y por qué. Tomé el reto como propio. Yo, que he pasado tantos días recorriendo La Habana con Mario Conde, en un par de semanas había volado sobre tres novelas de Cercas en la Terra Alta y en Barcelona. Y luego, con mi yo detective en pleno fulgor, resolví crímenes en Escandinavia, leyendo a una velocidad de vértigo. A veces, la bebé comía y me ponía a leer. Cuando despertaba horas después para lactar de nuevo, yo seguía allí, analizando pistas.

Así llegó el verano y comencé "Misericordia". No supe de Lídia Jorge hasta que una amiga de mi club de lectura recomendó esta novela, con mucho pedigrí y poca propaganda. Ya había vivido en otros libros que abordaban la vejez. Nada se comparaba con esto. Por un mes, me instalé en un diálogo profundo con la protagonista, que habla poco y siente con toda la fuerza que ha perdido su cuerpo.

Viví en el asilo donde ella se rehúsa a la muerte. Viví su relación con una hija madura que no pretende amarla con obediencia. La claridad de Lídia me desnudó. "La almohada funciona como un altavoz", subrayé. "La felicidad es un bien escaso"; "el celular es un aparato brillante que lleva en su bolsillo y consulta sin parar cuando tiene las manos libres". Aprendí que "un alma que se eleva, eleva al mundo", que "vivo porque continúo observando el cambio" y que no debo desgastarme "con el embate del resentimiento".

En los últimos años, he pasado largas horas en diálogo con la niña que fui, la hija, madre y mujer que soy. Este año, asistí a la transformación de "La Vegetariana", hui por los campos con "James" y lidié con el duelo de Agnes tras la muerte de "Hamnet". Leí a Maryanne Wolf sobre la importancia de más lectura profunda, no más lectura, y me interesé por la huella tóxica que dejan en el cerebro las pantallas.

Pero nada me impactó como los limones, la misericordia y el privilegio de pasar tiempo con personas que admiro hablando sobre los mundos que vivimos en nuestros libros.

Ahora, con las tareas de 2026 ya abarrotando mi calendario, tomo este momento para volver al sitio dentro de mí a donde me llevaron estos libros. Tengo la fortuna de ejercer un oficio que transporta historias de unos a otros. Celebro la lectura, reconociéndola como un bien preciado. Por eso celebro contigo, que me lees y me has leído, y te agradezco. Felices fiestas.

@peniley_ramirez

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Del miedo al terror en 2026/Jorge Ramos Ávalos

 REFORMA, 27 diciembre 2025;

El 2025 fue un año terrible para los inmigrantes y los latinos en Estados Unidos. Y el 2026 viene peor.

La crueldad se ha convertido en la política migratoria del presidente Donald Trump. Las escenas de horror se repiten una tras otra. Hay dos niños que me causan pesadillas. Dicen, simplemente, que la migra agarró a su mamá y los siento tan vulnerables, tristes y solos, que se me resbala el celular de la mano. A una mujer, quien un testigo dice que está embarazada, un agente enmascarado la arrastra por un brazo sobre la nieve. Familias separadas en largos pasillos de edificios gubernamentales mientras los hijos se aferran de la ropa de los padres, llorando y sin entender lo que está pasando. Su vida cambió en segundos.

Y todo porque alguien les cambió las reglas del juego. El gobierno de Trump ha creado, de un plumazo, a cientos de miles de indocumentados. Eran refugiados y perseguidos de dictaduras como la de Cuba, Venezuela y Nicaragua, o que huyeron de las pandillas en Centroamérica, o de la violencia y extorsión de los narcocárteles en México y Colombia, y de pronto, ese papelito que les permitía adelantar su proceso migratorio ya no vale nada. Nada. Trump, desde su cursi oficina dorada, hace su lista de naciones "basura" o indeseables y con absoluto desdén cierra las puertas a quienes creían que Estados Unidos era la tierra de las segundas oportunidades. Ya no lo es. Ahora es la tierra de la persecución.

Es que millones de inmigrantes entraron ilegalmente, dicen los trumpistas cegados de odio, y hay que echarlos de aquí. Pero yo siempre les digo que hay una solución mucho más fácil: legalicemos a todos los que no tienen un récord criminal. Estados Unidos necesita inmigrantes, para darnos de comer, para construir nuestras casas, para cuidar a nuestros niños, para hacer lo que nadie más quiere hacer. Legalizar siempre -¡siempre!- será una mejor opción que perseguir, arrestar y deportar. Olvidamos la historia: en Estados Unidos casi todos venimos de otro país. En su diversidad está su fuerza. Trump y sus tropas aplaudidoras no lo ven así.

Hay tantos latinos que se tragaron el cuento trumpista y que ahora se sienten traicionados. Y, como en un duelo, ya pasó el momento de la negación y ahora están en el del arrepentimiento. Todas las ganancias que había logrado Trump entre los votantes latinos se han esfumado. Los números lo dicen.

Siete de cada 10 hispanos desaprueban el trabajo de Trump como Presidente, según una reciente encuesta del Centro Pew. Y seis de cada 10 rechazan sus políticas migratorias y económicas. Los latinos que votaron por Trump con su cartera ahora la tienen más vacía y ven esconderse a sus familiares, amigos y vecinos. ¿Cómo celebrar con bailes y cantos la Navidad y el Año Nuevo cuando te da miedo salir a la calle? ¿Cómo explicarles a los niños que sus padres no son malos aunque los esté persiguiendo la policía? Esto está causando, sin duda, un trauma generacional.

Trump ha expulsado de Estados Unidos a más inmigrantes en menos de un año que cualquier otro Presidente; medio millón de deportados y 1.6 millones de autodeportados, según cifras oficiales. Son más de dos millones que Trump ha sacado del país desde que regresó a la Casa Blanca en enero. Pronto le quitará el título de "deportador en jefe" al expresidente Barack Obama, quien deportó a más de tres millones en sus ocho años de gobierno.

"Y esto es solo el principio", dijo en un comunicado la subsecretaria del Departamento de Seguridad Interna, Tricia McLaughlin. Si el 2025 fue el año del miedo, el 2026 promete ser el año del terror.

En el año que acaba de terminar, las redadas se concentraron en las personas más fáciles de apresar: en cortes y sitios públicos. Y sospecho que en el 2026 los agentes de la migra (ICE) serán mucho más agresivos y se meterán, con y sin permiso, a casas y sitios privados, separando dolorosamente a más familias.

Soy muy pesimista; el 2026 será un año terrible para los inmigrantes en Estados Unidos. Pero nunca olvidaremos lo que está haciendo Trump, ni el silencio que están guardando ante la crueldad diaria casi todos los políticos de su partido. Cuando quieran nuestro voto y nuestro apoyo, les recordaremos lo que hicieron con nosotros.

@jorgeramosnews


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