El terrorismo islámico en Francia (ARI)/Jean-François Daguzan
ARI 166/2008
Publicado por el Real Instituto Elcano www.realinstitutoelcano.org
22/12/2008
Tema: El autor repasa el origen, evolución y situación actual de la amenaza que el terrorismo islámico supone para Francia, con atención a las fuentes del yihadismo en dicho país y sus conexiones internacionales.
Resumen: Hace ya 50 años que Francia se enfrenta al terrorismo. El terrorismo islámico es la nueva (pero no la única) manifestación de esta amenaza. Este tipo de terrorismo tiene raíces internacionales y es fruto de la globalización, pero tiene también particularidades nacionales debido a los vínculos históricos entre Francia y el Magreb, particularmente Argelia. Este documento ofrece un análisis de la sociología de los grupos, de los motivos terroristas de los islamistas en suelo francés, de su tipología, de sus modos de acción y de sus redes de influencia tanto ideológicas como estratégicas. Presenta asimismo el modo en el que Francia lucha contra el terrorismo, fruto de muchos años de experiencia y que hace de este país uno de los mas eficaces en el mundo en la prevención de esta gran amenaza.
Análisis: Durante los primeros años después del 11 de septiembre de 2001, los análisis se centraron sobre la red global conocida bajo el nombre de al-Qaeda, a la que se atribuía ramificaciones múltiples y un plan para la conquista de Occidente o, por lo menos, la liberación definitiva del Dar al Islam, el territorio del islam. Siete años más tarde, el papel de al-Qaeda –como “órgano central”– se limita al terreno ideológico más que al operativo, aunque las relaciones entre Asia Central y los grupos transnacionales siguen siendo reales. Como precisa el Libro Blanco francés sobre la seguridad interior frente al terrorismo: “Al principio, al-Qaeda era una estructura conspirativa de reclutamiento limitado y de carácter ‘pequeño-burgués’, fruto de la conjunción de wahabbíes del Golfo arábigo-pérsico con yihadistas egipcios (...) el núcleo inicial perdió con el exilio forzado fuera de su santuario afgano, un numero significativo des sus cuadros dirigentes así como su capacidad de ejercer el papel de centro único de mando. En cuanto a los combatientes de base, fueron obligados a dispersarse entre los militantes locales. Contribuyen a dibujar un paisaje crecientemente heterogéneo, sin precedente a escala global. El modelo más apropiado para definirlo es la red de Internet: los terroristas forman parte de una gran red interconectada, donde la neutralización de una parte tiene poco efecto sobre el resto”. [1] Nosotros utilizaremos el concepto de “rizoma”, que califica a un conjunto de raíces sin centro.[2]
En la actualidad, los grupos islamistas yihadistas operan de forma autónoma, unidos de modo simbólico bajo la bandera de al-Qaeda, en lo que se puede denominar “terrorismo de franquicia” (franchising, inspirado en el marketing, de modo que cada voluntario de la yihad utiliza el nombre más destacado a efectos publicitarios).[3] Esta situación estratégica crea particularidades que pueden ser interpretadas como la emergencia de grupos yihadistas nacionales, conservando cada uno de ellos sus propias especificidades (aunque todos vinculados por un fondo político-religioso común y más o menos ligados con el órgano central). En este sentido, el descubrimiento el martes 16 de diciembre de la colocación de explosivos en un gran almacén (Le Printemps) de Paris por un grupo hasta ahora desconocido (el Front Révolutionnaire Afghan) puede ser interpretado –con gran prudencia– como una de sus numerosas mutaciones.
El caso francés es la ilustración de una historia y una relación especifica con el mundo musulmán-árabe.
Etapas del terrorismo moderno en Francia
Tema: El autor repasa el origen, evolución y situación actual de la amenaza que el terrorismo islámico supone para Francia, con atención a las fuentes del yihadismo en dicho país y sus conexiones internacionales.
Resumen: Hace ya 50 años que Francia se enfrenta al terrorismo. El terrorismo islámico es la nueva (pero no la única) manifestación de esta amenaza. Este tipo de terrorismo tiene raíces internacionales y es fruto de la globalización, pero tiene también particularidades nacionales debido a los vínculos históricos entre Francia y el Magreb, particularmente Argelia. Este documento ofrece un análisis de la sociología de los grupos, de los motivos terroristas de los islamistas en suelo francés, de su tipología, de sus modos de acción y de sus redes de influencia tanto ideológicas como estratégicas. Presenta asimismo el modo en el que Francia lucha contra el terrorismo, fruto de muchos años de experiencia y que hace de este país uno de los mas eficaces en el mundo en la prevención de esta gran amenaza.
Análisis: Durante los primeros años después del 11 de septiembre de 2001, los análisis se centraron sobre la red global conocida bajo el nombre de al-Qaeda, a la que se atribuía ramificaciones múltiples y un plan para la conquista de Occidente o, por lo menos, la liberación definitiva del Dar al Islam, el territorio del islam. Siete años más tarde, el papel de al-Qaeda –como “órgano central”– se limita al terreno ideológico más que al operativo, aunque las relaciones entre Asia Central y los grupos transnacionales siguen siendo reales. Como precisa el Libro Blanco francés sobre la seguridad interior frente al terrorismo: “Al principio, al-Qaeda era una estructura conspirativa de reclutamiento limitado y de carácter ‘pequeño-burgués’, fruto de la conjunción de wahabbíes del Golfo arábigo-pérsico con yihadistas egipcios (...) el núcleo inicial perdió con el exilio forzado fuera de su santuario afgano, un numero significativo des sus cuadros dirigentes así como su capacidad de ejercer el papel de centro único de mando. En cuanto a los combatientes de base, fueron obligados a dispersarse entre los militantes locales. Contribuyen a dibujar un paisaje crecientemente heterogéneo, sin precedente a escala global. El modelo más apropiado para definirlo es la red de Internet: los terroristas forman parte de una gran red interconectada, donde la neutralización de una parte tiene poco efecto sobre el resto”. [1] Nosotros utilizaremos el concepto de “rizoma”, que califica a un conjunto de raíces sin centro.[2]
En la actualidad, los grupos islamistas yihadistas operan de forma autónoma, unidos de modo simbólico bajo la bandera de al-Qaeda, en lo que se puede denominar “terrorismo de franquicia” (franchising, inspirado en el marketing, de modo que cada voluntario de la yihad utiliza el nombre más destacado a efectos publicitarios).[3] Esta situación estratégica crea particularidades que pueden ser interpretadas como la emergencia de grupos yihadistas nacionales, conservando cada uno de ellos sus propias especificidades (aunque todos vinculados por un fondo político-religioso común y más o menos ligados con el órgano central). En este sentido, el descubrimiento el martes 16 de diciembre de la colocación de explosivos en un gran almacén (Le Printemps) de Paris por un grupo hasta ahora desconocido (el Front Révolutionnaire Afghan) puede ser interpretado –con gran prudencia– como una de sus numerosas mutaciones.
El caso francés es la ilustración de una historia y una relación especifica con el mundo musulmán-árabe.
Etapas del terrorismo moderno en Francia
Todos los países europeos han sido, en determinadas épocas de su historia, victimas del terrorismo. A diferencia de países como España, el Reino Unido y Alemania, Francia ha sido en varias ocasiones victima de un terrorismo internacional o, al menos, no local. Esta historia peculiar le ha otorgado al país una posición y una experiencia especial más como victima que como combatiente contra esta amenaza.
Las etapas experimentadas por el terrorismo en Francia desde la Segunda Guerra Mundial son:
1954-1964: terrorismo durante la guerra de Argelia. La independencia de Argelia hizo caer en el olvido la lucha sin piedad desarrollada sobre el territorio metropolitano durante los 10 años (incluyendo la batalla contra la OAS) del conflicto. Durante esta época, 13.500 actos terroristas fueron perpetrados en Francia (en los cuales se registraron 4.000 muertos y 9.000 heridos en acciones de la policía contra el FLN, del FLN contra otros independentistas y de los anti-independentistas de la OAS).[4]
1964-1984: terrorismo de extrema izquierda. Grupos como Action Directe practicaron durante este período una “lucha armada” contra el Estado.
1984-1993: terrorismo de Oriente Medio. Este terrorismo fue producto de la conjunción de la guerra del Líbano con discrepancias entre Francia e Irán y Libia y provocó un gran número de victimas. Se puede definir como la primera época de la internacionalización del terrorismo, cuya figura emblemática sería Carlos Ramírez Sánchez. Durante la misma época, Francia fue uno de los “campos de batalla” predilectos en la lucha entre israelíes y palestinos.
1992-1997: terrorismo islámico fruto de la guerra civil argelina. En enero de 1992 la interrupción autoritaria del proceso electoral argelino provocó una guerra civil (término rechazado por las autoridades), que llegó a unos niveles de violencia nunca antes alcanzados. El apoyo indirecto de Francia al gobierno argelino condujo a grupos argelinos a desplazar el combate hasta Francia para tratar de convencer el gobierno francés de que abandonara su ayuda. Los grupos ligados a los Groupes Islamiques Armés (GIA) cometieron varios atentados en el metro de París (Saint-Michel, el 25 de julio de 1995, y Port Royal, el 3 de diciembre de 1996) y en las calles, con diferentes artefactos explosivos. Muchos otros explosivos fueron desactivados por la policía y los servicios de seguridad y varios grupos terroristas fueron desarticulados.
El persistente terrorismo independentista. Finalmente, es necesario destacar un terrorismo persistente en el tiempo y nacido a finales de los años 60: el terrorismo autonomista y/o independentista, que en Francia se manifestó en Bretaña –ahora casi desaparecido–, en Córcega y en el País Vasco –tanto local como en apoyo al terrorismo de ETA).
1995-2008: terrorismo islámico transnacional. El terrorismo islámico transnacional se cruzó con la vertiente del terrorismo magrebí a mediados de los 90. La derrota global del islamismo radical de carácter nacional coincidió con el nacimiento de un nuevo terrorismo desterritorializado y elaborado a partir del concepto expresado por el número dos de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri: “enemigo próximo, enemigo lejano”. La idea principal de esta teoría fue la de desplazar el campo de batalla desde los territorios árabes hasta los territorios del enemigo, principalmente EEUU, pero también sus aliados occidentales u otros. Muchos de los antiguos miembros de los GIA pasaron a integrarse a la red de al-Qaeda o, más directamente, al Groupe de Combat pour la Prédication et le Salut (GSPC), que proseguiría la lucha en el Magreb (adoptando el nombre Al-Qaida au Magreb Islamique). A finales de los años 90, islamistas de todos los países magrebíes y algunos musulmanes franceses de la tercera generación (como Moussaoui, ultimo superviviente del grupo del 11 de septiembre) se comprometieron en la nueva yihad.
Raíces ideológicas del terrorismo islámico francés
Las etapas experimentadas por el terrorismo en Francia desde la Segunda Guerra Mundial son:
1954-1964: terrorismo durante la guerra de Argelia. La independencia de Argelia hizo caer en el olvido la lucha sin piedad desarrollada sobre el territorio metropolitano durante los 10 años (incluyendo la batalla contra la OAS) del conflicto. Durante esta época, 13.500 actos terroristas fueron perpetrados en Francia (en los cuales se registraron 4.000 muertos y 9.000 heridos en acciones de la policía contra el FLN, del FLN contra otros independentistas y de los anti-independentistas de la OAS).[4]
1964-1984: terrorismo de extrema izquierda. Grupos como Action Directe practicaron durante este período una “lucha armada” contra el Estado.
1984-1993: terrorismo de Oriente Medio. Este terrorismo fue producto de la conjunción de la guerra del Líbano con discrepancias entre Francia e Irán y Libia y provocó un gran número de victimas. Se puede definir como la primera época de la internacionalización del terrorismo, cuya figura emblemática sería Carlos Ramírez Sánchez. Durante la misma época, Francia fue uno de los “campos de batalla” predilectos en la lucha entre israelíes y palestinos.
1992-1997: terrorismo islámico fruto de la guerra civil argelina. En enero de 1992 la interrupción autoritaria del proceso electoral argelino provocó una guerra civil (término rechazado por las autoridades), que llegó a unos niveles de violencia nunca antes alcanzados. El apoyo indirecto de Francia al gobierno argelino condujo a grupos argelinos a desplazar el combate hasta Francia para tratar de convencer el gobierno francés de que abandonara su ayuda. Los grupos ligados a los Groupes Islamiques Armés (GIA) cometieron varios atentados en el metro de París (Saint-Michel, el 25 de julio de 1995, y Port Royal, el 3 de diciembre de 1996) y en las calles, con diferentes artefactos explosivos. Muchos otros explosivos fueron desactivados por la policía y los servicios de seguridad y varios grupos terroristas fueron desarticulados.
El persistente terrorismo independentista. Finalmente, es necesario destacar un terrorismo persistente en el tiempo y nacido a finales de los años 60: el terrorismo autonomista y/o independentista, que en Francia se manifestó en Bretaña –ahora casi desaparecido–, en Córcega y en el País Vasco –tanto local como en apoyo al terrorismo de ETA).
1995-2008: terrorismo islámico transnacional. El terrorismo islámico transnacional se cruzó con la vertiente del terrorismo magrebí a mediados de los 90. La derrota global del islamismo radical de carácter nacional coincidió con el nacimiento de un nuevo terrorismo desterritorializado y elaborado a partir del concepto expresado por el número dos de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri: “enemigo próximo, enemigo lejano”. La idea principal de esta teoría fue la de desplazar el campo de batalla desde los territorios árabes hasta los territorios del enemigo, principalmente EEUU, pero también sus aliados occidentales u otros. Muchos de los antiguos miembros de los GIA pasaron a integrarse a la red de al-Qaeda o, más directamente, al Groupe de Combat pour la Prédication et le Salut (GSPC), que proseguiría la lucha en el Magreb (adoptando el nombre Al-Qaida au Magreb Islamique). A finales de los años 90, islamistas de todos los países magrebíes y algunos musulmanes franceses de la tercera generación (como Moussaoui, ultimo superviviente del grupo del 11 de septiembre) se comprometieron en la nueva yihad.
Raíces ideológicas del terrorismo islámico francés
El islamismo radical tiene sus raíces en la ideología salafista (de salaf, “la huella de los padres”). Pero es preciso distinguir entre el islamismo radical legalista o quiétiste (es decir basado en la oración) de los yihadistas (partidarios de la guerra santa).
Samir Amghar distingue entre tres modalidades de salafismo en Francia:[5]
La tradicionalista de la Dar al-ifta de origen saudí. Esta corriente es la más numerosa en Francia. Su ideología se caracteriza por una visión pacífica y no-violenta del islam. Una rama importante es la del grupo de origen paquistaní Tabligh.
Las política, que defiende el principio de un islam político pero que acepta el resultado de las urnas y el debate público. Esta corriente “fisista” (del partido argelino FIS) está representada en Francia por el líder islamista argelino Ali Benhadj. La estrategia de esta corriente es intervenir en todo tipo de actos públicos –a través de grupos de presión (lobbies, asociaciones representativas)– y participar en debates sobre temas como el velo, etc.
La yihadista, que aboga por el combate por medios violentes. Estos grupos están influidos por el pensamiento político de ideólogos radicales islamistas –esencialmente los egipcios Sayyid Qobt, Choukri Mohamad y Abdel Salam Farag, el paquistaní Abu al-Ala al-Mawdoudi y otros partidarios del Takfir (combate sin merced contra los enemigos del islam y los “malos musulmanes”)–.
Orígen de los yihadistas
Samir Amghar distingue entre tres modalidades de salafismo en Francia:[5]
La tradicionalista de la Dar al-ifta de origen saudí. Esta corriente es la más numerosa en Francia. Su ideología se caracteriza por una visión pacífica y no-violenta del islam. Una rama importante es la del grupo de origen paquistaní Tabligh.
Las política, que defiende el principio de un islam político pero que acepta el resultado de las urnas y el debate público. Esta corriente “fisista” (del partido argelino FIS) está representada en Francia por el líder islamista argelino Ali Benhadj. La estrategia de esta corriente es intervenir en todo tipo de actos públicos –a través de grupos de presión (lobbies, asociaciones representativas)– y participar en debates sobre temas como el velo, etc.
La yihadista, que aboga por el combate por medios violentes. Estos grupos están influidos por el pensamiento político de ideólogos radicales islamistas –esencialmente los egipcios Sayyid Qobt, Choukri Mohamad y Abdel Salam Farag, el paquistaní Abu al-Ala al-Mawdoudi y otros partidarios del Takfir (combate sin merced contra los enemigos del islam y los “malos musulmanes”)–.
Orígen de los yihadistas
El yihadismo en Francia está marcado por las estrechas relaciones entre este país y las naciones del Magreb, de modo que los problemas políticos del otro lado del Mediterráneo influyen tanto sobre la minoría musulmana francesa como la comunidad inmigrante. Pero este aspecto geográfico se entremezcla con otros aspectos de carácter sociológico.
El Magreb como fuente primordial de reclutamiento. La crisis de los sistemas políticos en el Magreb ha favorecido el desarrollo de un pensamiento islámico en parte de la población inmigrante en Francia así como en franceses de origen norteafricano y en un pequeño número de inmigrantes del África negra. Por supuesto, los depositarios de la ideología yihadista son una minoría dentro de la minoría salafista, pero es precisamente su reducido número el que hace que su identificación y neutralización sea muy difícil.
Los lugares de culto clandestinos como “oficinas de empleo”. El gran desarrollo de la práctica del islam a partir de los años 80 en Francia impulsó el surgimiento de locales de oración incontrolados. Animados por imanes autoproclamados, dichos locales fueron espacios privilegiados para, primero, el adoctrinamiento y, después, el reclutamiento de combatientes en la yihad.[6] Francia ha tratado de bloquear este fenómeno mediante el desarrollo de un “islam francés” con el apoyo de organizaciones musulmanas representativas.
Los conversos, el reclutamiento carcelario. La cuestión de los conversos es uno de los más graves problemas a los que se enfrentan los servicios de seguridad.[7] Los primeros conversos surgieron en el marco de las operaciones exteriores en la ex Yugoslavia. Otros siguieron la más tradicional ruta de la conversión clásica. Pero el problema real es el del reclutamiento en las cárceles. Según el Atlas de l’islamisme radical, la población musulmana en las cárceles representa el 69% del total de detenidos.[8] Esta cifra puede explicarse por razones sociológicas, pero la sobrepoblación juega un gran papel en las conversiones en la cárcel.[9] Los últimos estudios muestran que los islamistas dedican un inmenso esfuerzo en influir sobre jóvenes desfavorecidos y aislados sin referencias morales o religiosas. Se considera que ya hay entre 30.000 y 50.000 conversos en Francia.[10] La mayoría son totalmente pacíficos pero se considera que el riesgo está en los convertidos en las cárceles (alrededor del 4%, según un informe del Ministerio del Interior de 2005).[11]
Redes, conexiones internacionales y enlacesLos terroristas buscan por todos los medios perfeccionar sus habilidades. Las zonas de crisis en las que hay musulmanes implicados son los lugares perfectos para la movilización y la formación técnica e ideológica, las “tierras del yihad”:[12] Bosnia, Chechenia, el Cáucaso septentrional y Afganistán, por supuesto, pero también Cachemira y Somalia.
Red afgana. La red afgana o paquistaní/afgana es la “madre” del nuevo terrorismo globalizado. Una primera ola estuvo implicada en la yihad contra los soviéticos, muriendo muchos de ellos en los combates de Argelia, Bosnia y Chechenia. Se considera que la nueva generación formada en Afganistán entre 1995 y 2004 podría llegar a los 300.[13] Según Pierre de Bousquet, ex jefe de la DST, podría haber unos 10 jóvenes en los campos de Afganistán. [14]
Red argelina. La más antigua y más numerosa de las redes terroristas islamistas. En esta red todavía se encuentran los sobrevivientes del GIA y/o los antiguos militantes del FIS. La nueva generación forma parte de Al Qaida du Maghreb Islamique (GSPC).
Red chechena. En 2002 fue desmantelada una red chechena o “red Benchellali”. Todas las personas detenidas estuvieron en campos de entrenamiento en las gargantas de Pankissi en el nordeste de Georgia. Se considera que unos 10 jihadistas franceses pertenecen a esta red.[15]
Red bosnia. El conflicto en Bosnia fue un potente foco de atracción para jóvenes desorientados –tanto jóvenes musulmanes de las banlieues como jóvenes militares sirviendo en Bosnia–. La denominada “banda de Roubaix” fue desarticulada en 1997.
Red iraquí. Ligado a la guerra de 2003 y la invasión norteamericana, esta red cuenta con pocos miembros (estando nueve de ellos muertos y 30 detenidos en Francia). Es muy difícil de evaluar su importancia pero la red se considera muy peligrosa dada la larga experiencia de sus componentes. Tiene vínculos con el GSPC.
Red paquistaní. La red paquistaní es la más reciente y la más pequeña de todas las redes islámicas radicales en Francia. Sin embargo, se está desarrollando, favorecida por la situación geo-estratégica en Pakistán y la frontera con Afganistán. Actualmente, el movimiento político con más fuerza es el Lashkar-e-taiba de origen paquistaní. Se ha detectado una influencia negativa de los atentados en el Reino Unido dentro de ciertas corrientes radicales. No obstante, la red paquistaní sigue siendo más una organización de transito y logística que una red operacional.[16]
Las amenazas directas
El Magreb como fuente primordial de reclutamiento. La crisis de los sistemas políticos en el Magreb ha favorecido el desarrollo de un pensamiento islámico en parte de la población inmigrante en Francia así como en franceses de origen norteafricano y en un pequeño número de inmigrantes del África negra. Por supuesto, los depositarios de la ideología yihadista son una minoría dentro de la minoría salafista, pero es precisamente su reducido número el que hace que su identificación y neutralización sea muy difícil.
Los lugares de culto clandestinos como “oficinas de empleo”. El gran desarrollo de la práctica del islam a partir de los años 80 en Francia impulsó el surgimiento de locales de oración incontrolados. Animados por imanes autoproclamados, dichos locales fueron espacios privilegiados para, primero, el adoctrinamiento y, después, el reclutamiento de combatientes en la yihad.[6] Francia ha tratado de bloquear este fenómeno mediante el desarrollo de un “islam francés” con el apoyo de organizaciones musulmanas representativas.
Los conversos, el reclutamiento carcelario. La cuestión de los conversos es uno de los más graves problemas a los que se enfrentan los servicios de seguridad.[7] Los primeros conversos surgieron en el marco de las operaciones exteriores en la ex Yugoslavia. Otros siguieron la más tradicional ruta de la conversión clásica. Pero el problema real es el del reclutamiento en las cárceles. Según el Atlas de l’islamisme radical, la población musulmana en las cárceles representa el 69% del total de detenidos.[8] Esta cifra puede explicarse por razones sociológicas, pero la sobrepoblación juega un gran papel en las conversiones en la cárcel.[9] Los últimos estudios muestran que los islamistas dedican un inmenso esfuerzo en influir sobre jóvenes desfavorecidos y aislados sin referencias morales o religiosas. Se considera que ya hay entre 30.000 y 50.000 conversos en Francia.[10] La mayoría son totalmente pacíficos pero se considera que el riesgo está en los convertidos en las cárceles (alrededor del 4%, según un informe del Ministerio del Interior de 2005).[11]
Redes, conexiones internacionales y enlacesLos terroristas buscan por todos los medios perfeccionar sus habilidades. Las zonas de crisis en las que hay musulmanes implicados son los lugares perfectos para la movilización y la formación técnica e ideológica, las “tierras del yihad”:[12] Bosnia, Chechenia, el Cáucaso septentrional y Afganistán, por supuesto, pero también Cachemira y Somalia.
Red afgana. La red afgana o paquistaní/afgana es la “madre” del nuevo terrorismo globalizado. Una primera ola estuvo implicada en la yihad contra los soviéticos, muriendo muchos de ellos en los combates de Argelia, Bosnia y Chechenia. Se considera que la nueva generación formada en Afganistán entre 1995 y 2004 podría llegar a los 300.[13] Según Pierre de Bousquet, ex jefe de la DST, podría haber unos 10 jóvenes en los campos de Afganistán. [14]
Red argelina. La más antigua y más numerosa de las redes terroristas islamistas. En esta red todavía se encuentran los sobrevivientes del GIA y/o los antiguos militantes del FIS. La nueva generación forma parte de Al Qaida du Maghreb Islamique (GSPC).
Red chechena. En 2002 fue desmantelada una red chechena o “red Benchellali”. Todas las personas detenidas estuvieron en campos de entrenamiento en las gargantas de Pankissi en el nordeste de Georgia. Se considera que unos 10 jihadistas franceses pertenecen a esta red.[15]
Red bosnia. El conflicto en Bosnia fue un potente foco de atracción para jóvenes desorientados –tanto jóvenes musulmanes de las banlieues como jóvenes militares sirviendo en Bosnia–. La denominada “banda de Roubaix” fue desarticulada en 1997.
Red iraquí. Ligado a la guerra de 2003 y la invasión norteamericana, esta red cuenta con pocos miembros (estando nueve de ellos muertos y 30 detenidos en Francia). Es muy difícil de evaluar su importancia pero la red se considera muy peligrosa dada la larga experiencia de sus componentes. Tiene vínculos con el GSPC.
Red paquistaní. La red paquistaní es la más reciente y la más pequeña de todas las redes islámicas radicales en Francia. Sin embargo, se está desarrollando, favorecida por la situación geo-estratégica en Pakistán y la frontera con Afganistán. Actualmente, el movimiento político con más fuerza es el Lashkar-e-taiba de origen paquistaní. Se ha detectado una influencia negativa de los atentados en el Reino Unido dentro de ciertas corrientes radicales. No obstante, la red paquistaní sigue siendo más una organización de transito y logística que una red operacional.[16]
Las amenazas directas
Los líderes de al-Qaeda han amenazado a Francia varias veces a causa de sus posiciones diplomáticas o políticas sociales:
10 de mayo de 2001: Osama Bin Laden invita a Abul Qasem (GSPC) a atacar Francia.
Marzo de 2004: amenazas a propósito de la cuestión del velo en las escuelas francesas.
Octubre de 2004: Abdelmalek Droukdal, jefe del GSPC, escribe al famoso terrorista (ya fallecido) al-Zarkawi denunciando la cooperación con el gobierno argelino y señalando a los franceses como objetivos prioritarios de secuestros y tomas de rehenes en Irak.
23 de febrero de 2006: Bin Laden afirma que Francia “representa al mundo católico ante la ONU”.
15 de mayo de 2006: al Zawahiri realiza amenazas a causa de las caricaturas del Profeta.
Julio de 2006: el mismo al-Zawahiri, amenaza a todos los signatarios de la resolución 1701 a propósito de la “guerra de treinta días” entre Israel y Hezbollah.
Mayo de 2006: Abu Yahya al-Libbi (“líder” de al-Qaeda) apunta a Francia como “enemiga del velo y del pudor”.
11 de septiembre de 2006: llamamiento al GSPC a “castigar a los cruzados franceses”;[17] en respuesta el GSPC señala a Francia como “enemigo número 1 del islam”.
Sociología de los grupos
10 de mayo de 2001: Osama Bin Laden invita a Abul Qasem (GSPC) a atacar Francia.
Marzo de 2004: amenazas a propósito de la cuestión del velo en las escuelas francesas.
Octubre de 2004: Abdelmalek Droukdal, jefe del GSPC, escribe al famoso terrorista (ya fallecido) al-Zarkawi denunciando la cooperación con el gobierno argelino y señalando a los franceses como objetivos prioritarios de secuestros y tomas de rehenes en Irak.
23 de febrero de 2006: Bin Laden afirma que Francia “representa al mundo católico ante la ONU”.
15 de mayo de 2006: al Zawahiri realiza amenazas a causa de las caricaturas del Profeta.
Julio de 2006: el mismo al-Zawahiri, amenaza a todos los signatarios de la resolución 1701 a propósito de la “guerra de treinta días” entre Israel y Hezbollah.
Mayo de 2006: Abu Yahya al-Libbi (“líder” de al-Qaeda) apunta a Francia como “enemiga del velo y del pudor”.
11 de septiembre de 2006: llamamiento al GSPC a “castigar a los cruzados franceses”;[17] en respuesta el GSPC señala a Francia como “enemigo número 1 del islam”.
Sociología de los grupos
Hasta el año 2006 la policía francesa ha detenido a 400 presuntos terroristas y encarcelado a 152. En 2007 se detuvieron 89 presuntos terroristas y 65 hasta fines de octubre de 2008.[18] Se han identificado numerosas células, pero existen muchas inactivas o individuos aislados y dispersos. El problema actual es la auto-radicalización y las células auto-formadas (muchas veces con familiares). Hay también varios lugares de culto bajo sospecha y que están sometidos a vigilancia. En total, el Ministerio del Interior ha expulsado a cerca de 100 personas, que han sido deportadas a sus países de origen.[19]
Respecto a la tipología de los grupos en Francia, se pueden destacar dos grupos: (1) los yihadistas, esencialmente grupos de origen familiar, muy pequeños y de difícil penetración; y (2) los criminal-yihadistas, como la “banda de Roubaix”, en los que la dimensión religiosa puede ser algunas veces un pretexto para el crimen más que una fuente de financiación del terrorismo. Estos últimos se componen generalmente de jóvenes, sin empleo, que han pasado por la cárcel y que encuentran en el yihadismo una motivación en la vida o simplemente una diversión.
Modos terroristas
Respecto a la tipología de los grupos en Francia, se pueden destacar dos grupos: (1) los yihadistas, esencialmente grupos de origen familiar, muy pequeños y de difícil penetración; y (2) los criminal-yihadistas, como la “banda de Roubaix”, en los que la dimensión religiosa puede ser algunas veces un pretexto para el crimen más que una fuente de financiación del terrorismo. Estos últimos se componen generalmente de jóvenes, sin empleo, que han pasado por la cárcel y que encuentran en el yihadismo una motivación en la vida o simplemente una diversión.
Modos terroristas
El terrorismo islámico en Francia no presenta ninguna característica especial frente a los modelos operativos del terrorismo global. El aspecto más destacado es que hasta ahora no se ha producido ningún ataque suicida desde la tentativa fallida contra el Airbus de Argel en 1994, que se planeaba estrellar contra la Torre Eiffel.
Los servicios de seguridad han detectado un incremento en el uso sofisticado de Internet (como se confirmó por el incidente de las caricaturas danesas).[20] Este uso comprende la circulación de información, propaganda yihadista, avales religiosos para la yihad, apoyo ideológico, movilizaciones sobre cuestiones islámicas o supuestas agresiones al islam o países islámicos, la denuncia de complots judíos y/o americanos, adiestramiento y formación virtual, y, por fin, el reclutamiento vía Internet.[21]
La práctica terrorista más desarrollada sigue siendo la colocación de explosivos, incluyendo la posibilidad de atentar en el metro, con coches bomba o cualquier otro método (bombas en cubos de basura, por ejemplo).
El uso de modelos clásicos de atentado no debe hacernos ignorar las prácticas delictivas. Los grupos, para financiarse, han llevado a cabo robos y atracos a bancos, siendo la “banda de Roubaix” y ahora el Groupe Islamique Combattant Marocain (GICM) un buen ejemplo de estas prácticas.
En cuanto al riesgo de terrorismo no-convencional (NRBC), sólo se conoce un caso de tentativa de uso de gas de cianuro. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo en Francia indican que ciertas redes se muestran dispuestas a usar materiales no convencionales con fines terroristas.[22]
La acción policial y judicialLa fuerza y la eficacia del sistema de lucha contra-terrorista francés reside en la intima conexión entre los sistemas de inteligencia, policial y judicial. Este entramado se creó tras los atentados perpetrados por terroristas de Oriente Medio a partir de mediados de los años 80. La repuesta francesa se articula alrededor de un pool centralizado de jueces profesionales especializados (la XIV sección del Parquet –fiscalía– del tribunal de Paris) actuando con la subdirección nacional antiterrorista de la policía nacional. El “arma absoluta” jurídica es la calificación penal de “asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista”. Esta calificación permite las acciones preventivas de la justicia antes de que logren cometerse atentados. También es preciso recalcar el papel de los servicios de inteligencia. Hasta 2008 estos comprendían: los Renseignements Généraux (RG) encargados de la vigilancia del islamismo en Francia (mezquitas, publicaciones y proselitismo); la Direction de la Sécurité du Territoire (DST), para el contra-terrorismo en el interior, y la Direction Générale de la Sécurité Extérieure (DGSE), para las amenazas exteriores; y la Unité Centrale de Lutte Anti-terroriste (UCLAT), encargada de la coordinación. El 1 de julio de 2008 se creó la Direction Centrale du Renseignement Intérieur (DCRI), fruto de la fusión de los RG y la DST, ambos dependientes del Ministerio del Interior. Adicionalmente, el presidente Sarkozy ha nombrado un coordinador nacional para la inteligencia –coordinateur national du renseignement– dependiente de la presidencia de la república. Es difícil saber si las reformas redundarán en una mayor eficacia respecto al sistema que tan buen resultado ha dado en el pasado, pero la idea del presidente Sarkozy es favorecer la centralización y, por supuesto, la rapidez de respuesta de los diferentes servicios.
Por último, habría que recordar los numerosos esfuerzos hechos al nivel de la UE desde 2001: la creación de una calificación común de actos de terrorismo, de una orden de arresto común, del reforzamiento de Europol con un banco de datos sobre el terrorismo, de la creación de una cláusula de solidaridad automática (tras los atentados de Madrid) en caso de grandes acciones terroristas, el nombramiento de un coordinador europeo dependiente de la Secretaría del Consejo Europeo y medidas de coordinación de la seguridad civil y de los servicios de urgencia.
Conclusión:
Los servicios de seguridad han detectado un incremento en el uso sofisticado de Internet (como se confirmó por el incidente de las caricaturas danesas).[20] Este uso comprende la circulación de información, propaganda yihadista, avales religiosos para la yihad, apoyo ideológico, movilizaciones sobre cuestiones islámicas o supuestas agresiones al islam o países islámicos, la denuncia de complots judíos y/o americanos, adiestramiento y formación virtual, y, por fin, el reclutamiento vía Internet.[21]
La práctica terrorista más desarrollada sigue siendo la colocación de explosivos, incluyendo la posibilidad de atentar en el metro, con coches bomba o cualquier otro método (bombas en cubos de basura, por ejemplo).
El uso de modelos clásicos de atentado no debe hacernos ignorar las prácticas delictivas. Los grupos, para financiarse, han llevado a cabo robos y atracos a bancos, siendo la “banda de Roubaix” y ahora el Groupe Islamique Combattant Marocain (GICM) un buen ejemplo de estas prácticas.
En cuanto al riesgo de terrorismo no-convencional (NRBC), sólo se conoce un caso de tentativa de uso de gas de cianuro. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo en Francia indican que ciertas redes se muestran dispuestas a usar materiales no convencionales con fines terroristas.[22]
La acción policial y judicialLa fuerza y la eficacia del sistema de lucha contra-terrorista francés reside en la intima conexión entre los sistemas de inteligencia, policial y judicial. Este entramado se creó tras los atentados perpetrados por terroristas de Oriente Medio a partir de mediados de los años 80. La repuesta francesa se articula alrededor de un pool centralizado de jueces profesionales especializados (la XIV sección del Parquet –fiscalía– del tribunal de Paris) actuando con la subdirección nacional antiterrorista de la policía nacional. El “arma absoluta” jurídica es la calificación penal de “asociación de malhechores en relación con una empresa terrorista”. Esta calificación permite las acciones preventivas de la justicia antes de que logren cometerse atentados. También es preciso recalcar el papel de los servicios de inteligencia. Hasta 2008 estos comprendían: los Renseignements Généraux (RG) encargados de la vigilancia del islamismo en Francia (mezquitas, publicaciones y proselitismo); la Direction de la Sécurité du Territoire (DST), para el contra-terrorismo en el interior, y la Direction Générale de la Sécurité Extérieure (DGSE), para las amenazas exteriores; y la Unité Centrale de Lutte Anti-terroriste (UCLAT), encargada de la coordinación. El 1 de julio de 2008 se creó la Direction Centrale du Renseignement Intérieur (DCRI), fruto de la fusión de los RG y la DST, ambos dependientes del Ministerio del Interior. Adicionalmente, el presidente Sarkozy ha nombrado un coordinador nacional para la inteligencia –coordinateur national du renseignement– dependiente de la presidencia de la república. Es difícil saber si las reformas redundarán en una mayor eficacia respecto al sistema que tan buen resultado ha dado en el pasado, pero la idea del presidente Sarkozy es favorecer la centralización y, por supuesto, la rapidez de respuesta de los diferentes servicios.
Por último, habría que recordar los numerosos esfuerzos hechos al nivel de la UE desde 2001: la creación de una calificación común de actos de terrorismo, de una orden de arresto común, del reforzamiento de Europol con un banco de datos sobre el terrorismo, de la creación de una cláusula de solidaridad automática (tras los atentados de Madrid) en caso de grandes acciones terroristas, el nombramiento de un coordinador europeo dependiente de la Secretaría del Consejo Europeo y medidas de coordinación de la seguridad civil y de los servicios de urgencia.
Conclusión:
Michèle Alliot-Marie, en un artículo publicado en Le Monde, recuerda que Francia es “un objetivo esencial porque sus valores de libertad, tolerancia, respeto de las mujeres, laicidad, derechos humanos, están en oposición con los del integrismo”. La ministra del interior añade que Francia “no está más amenazada que otros: los últimos años han visto más atentados en los países musulmanes que en Europa; pero no lo está menos: el desmantelamiento de redes y las detenciones de islamistas lo demuestran”.[23] Es decir, durante los próximos años, al igual que durante los años 70 y 80, no podemos esperar que esta amenaza desaparezca. La posición francesa es la de estar vigilante frente a todo conspiración en la comunidad musulmana y/o discriminación contra dicha minoría. Este es un punto imprescindible y tiene una consecuencia importante: la detección de movimientos yihadistas deberá llevarse a cabo mediante la acción judicial. El yihadismo, que no podrá vencer ni en el mundo árabe-musulmán ni en Europa –quizá porque sus medios son limitados–, desgraciadamente sí es capaz de atentar contra las vidas de los ciudadanos europeos a largo plazo. El problema para las fuerzas de seguridad es detener cualquier atentado en el futuro antes de que se cometa. Es una misión muy difícil. Desde 1996, el trabajo de fondo ha dado sus frutos, pero nadie es infalible y por lo tanto la cooperación internacional juega un papel imprescindible. El ejemplo más destacado es la cooperación franco-española, que fue el origen de la orden de arresto europeo y de otras numerosas iniciativas conjuntas. Iniciada con la lucha contra ETA, esta batalla abarca todas la formas de terrorismo y principalmente la del terrorismo islámico que España sufrió en carne propia casi 10 años después de Francia.
Jean-François Daguzan Investigador principal en la Fondation pour la recherche stratégique en Pari y, co-director de la revista Sécurité globale.
[1] La France face au terrorisme, Livre blanc du Gouvernement sur la sécurité intérieure face au terrorisme, La documentation française, 2006, p. 21.
[2] Jean-François Daguzan, Terrorisme(s), abrégé d’une violence qui dure, CNRS éditions, Paris, 2006, p. 140.
[3] Ibid, p. 139.
[4] Raymond Muelle, 7 ans de guerre en France, Quand le FLN frappait en métropole, Grancher, Monaco, 2001.
[5] “Les salafistes français, une nouvelle aristocratie religieuse”, Maghreb-Machrek, n° 183, primavera de 2005, pp. 13-31.
[6] Joël Bouchité, ultimo jefe de los Renseignements généraux: “Trabajamos sobre los movimientos de reislamizacion, sobre los predicadores y los reclutadores. Los lugares propicios son ciertas mezquitas, las asociaciones con objetivos disimulados, el medio carcelario –donde se relacionan los detenidos del 95 y las filiales afganas– con individuos recuperados por delitos comunes y ahí tenemos un gran problema. La prueba es que la red desmantelada por la DST había sido montada en 2005 por Safé Bourada, que había participado en la red terrorista del 95 y había salido de prisión en 2003”, 8/X/2007, http://algeria-watch.de/fr/article/mil/groupes_armes/recidive_terroriste.htm.
[7] Entrevista con Michèle Alliot-Marie, ministra del Interior, Les islamistes recrutent dans les prisons, Geostratégique.net, 11/IX/2008, http://www.geostrategique.net/viewtopic.php?p.
[8] Xavier Raufer (dir.), Atlas de l’islam radical, CNRS éditions, Paris, 2007, p. 48.
[9] Farad Khosrokhavar, Quand Al Qaida parle, Témoignage derrière les barreaux, Paris, Grasset, 2006.
[10] Raphaël Mergui, “Les islamistes passent par la route du Haschisch”, http://Maranne2.fr, p. 1.
[11] “Les conversions à l’islam inquiètent la police française”, http://www.geostrategique.net/viewtopic.php.
[12] Thierry Matta (DST), “La menace vue de France après le livre blanc”, actes de la journée d’études du 27 septembre 2006, Cinq ans après le 11 septembre: le point sur la lutte contre Al Qaida et le terrorisme international, Fondation pour la recherche stratégique, http://www.frstrategie.org, p. 12.
[13] Atlas de l’islam radical, op. cit., p. 49.
[14] “La France face au terrorisme: le chef de la DST répond aux questions d’un grand quotidien”, http://www.terrorisme.net/info/2002/051_france_terr.htm.
[15] Ibid., p. 53. Véase también la entrevista con Michèle Alliot-Marie, ministra del Interior, “Les islamistes recrutent dans les prisons”, op. cit.
[16] “Terrorisme, la France en ligne de mire”, Geostrategique.net.
[17] “Al-Qaida menace la France”, http://www.rfi.fr/actufr/articles/081/article_46151.asp.
[18] “Arrestation de terroristes présumés”, 10/XI/2008, http://www.lesinfos.com/index.php/2008:09/11:202; y entrevista con Michèle Alliot-Marie, op. cit.
[19] “Le terrorisme menace la France”, http://forums.france2.fr/. Los medios de expulsión son: el destierro como pena complementaria a una pena principal y el alejamiento administrativo en caso de disturbios al orden público o la seguridad del Estado. Cada persona puede ejercer sus derechos legales a través de los recursos jurídicos disponibles.
[20] Pierre de Bousquet, Direction de la surveillance du territoire (DST), “Le risque de cyber-terrorisme est réel”, http://www.mag-securs.com/spip.php?article4531; véase también, TE-SAT 2008, EU Terrorism Situation and Trend Report, Europol, p. 22, http://www.europol.europa.eu.
[21] Bernard Squarcini, director de la nueva DCRI: “Un parcours idéologique peut se faire en trois mois sur Internet. Un individu peut, le soir chez lui, s’autoradicaliser via Internet et entrer en contact avec des membres haut placés des organisations terroristes”, 8/X/2007, http://algeria-watch.de/fr/article/mil/groupes_armes/recidive_terroriste.htm.
[22] Pierre de Bousquet, directeur de la DST, “Terrorisme et prolifération, actes de la journée d’étude du 13 juin 2007”, Les défis de la prolifération au XXIème siècle, Fondation pour la recherche stratégique, http://www.frstrategie.org, p. 34.
[23] “Les démocraties face au terrorisme”, Le Monde, 1/X/2008, p. 19.
Jean-François Daguzan Investigador principal en la Fondation pour la recherche stratégique en Pari y, co-director de la revista Sécurité globale.
[1] La France face au terrorisme, Livre blanc du Gouvernement sur la sécurité intérieure face au terrorisme, La documentation française, 2006, p. 21.
[2] Jean-François Daguzan, Terrorisme(s), abrégé d’une violence qui dure, CNRS éditions, Paris, 2006, p. 140.
[3] Ibid, p. 139.
[4] Raymond Muelle, 7 ans de guerre en France, Quand le FLN frappait en métropole, Grancher, Monaco, 2001.
[5] “Les salafistes français, une nouvelle aristocratie religieuse”, Maghreb-Machrek, n° 183, primavera de 2005, pp. 13-31.
[6] Joël Bouchité, ultimo jefe de los Renseignements généraux: “Trabajamos sobre los movimientos de reislamizacion, sobre los predicadores y los reclutadores. Los lugares propicios son ciertas mezquitas, las asociaciones con objetivos disimulados, el medio carcelario –donde se relacionan los detenidos del 95 y las filiales afganas– con individuos recuperados por delitos comunes y ahí tenemos un gran problema. La prueba es que la red desmantelada por la DST había sido montada en 2005 por Safé Bourada, que había participado en la red terrorista del 95 y había salido de prisión en 2003”, 8/X/2007, http://algeria-watch.de/fr/article/mil/groupes_armes/recidive_terroriste.htm.
[7] Entrevista con Michèle Alliot-Marie, ministra del Interior, Les islamistes recrutent dans les prisons, Geostratégique.net, 11/IX/2008, http://www.geostrategique.net/viewtopic.php?p.
[8] Xavier Raufer (dir.), Atlas de l’islam radical, CNRS éditions, Paris, 2007, p. 48.
[9] Farad Khosrokhavar, Quand Al Qaida parle, Témoignage derrière les barreaux, Paris, Grasset, 2006.
[10] Raphaël Mergui, “Les islamistes passent par la route du Haschisch”, http://Maranne2.fr, p. 1.
[11] “Les conversions à l’islam inquiètent la police française”, http://www.geostrategique.net/viewtopic.php.
[12] Thierry Matta (DST), “La menace vue de France après le livre blanc”, actes de la journée d’études du 27 septembre 2006, Cinq ans après le 11 septembre: le point sur la lutte contre Al Qaida et le terrorisme international, Fondation pour la recherche stratégique, http://www.frstrategie.org, p. 12.
[13] Atlas de l’islam radical, op. cit., p. 49.
[14] “La France face au terrorisme: le chef de la DST répond aux questions d’un grand quotidien”, http://www.terrorisme.net/info/2002/051_france_terr.htm.
[15] Ibid., p. 53. Véase también la entrevista con Michèle Alliot-Marie, ministra del Interior, “Les islamistes recrutent dans les prisons”, op. cit.
[16] “Terrorisme, la France en ligne de mire”, Geostrategique.net.
[17] “Al-Qaida menace la France”, http://www.rfi.fr/actufr/articles/081/article_46151.asp.
[18] “Arrestation de terroristes présumés”, 10/XI/2008, http://www.lesinfos.com/index.php/2008:09/11:202; y entrevista con Michèle Alliot-Marie, op. cit.
[19] “Le terrorisme menace la France”, http://forums.france2.fr/. Los medios de expulsión son: el destierro como pena complementaria a una pena principal y el alejamiento administrativo en caso de disturbios al orden público o la seguridad del Estado. Cada persona puede ejercer sus derechos legales a través de los recursos jurídicos disponibles.
[20] Pierre de Bousquet, Direction de la surveillance du territoire (DST), “Le risque de cyber-terrorisme est réel”, http://www.mag-securs.com/spip.php?article4531; véase también, TE-SAT 2008, EU Terrorism Situation and Trend Report, Europol, p. 22, http://www.europol.europa.eu.
[21] Bernard Squarcini, director de la nueva DCRI: “Un parcours idéologique peut se faire en trois mois sur Internet. Un individu peut, le soir chez lui, s’autoradicaliser via Internet et entrer en contact avec des membres haut placés des organisations terroristes”, 8/X/2007, http://algeria-watch.de/fr/article/mil/groupes_armes/recidive_terroriste.htm.
[22] Pierre de Bousquet, directeur de la DST, “Terrorisme et prolifération, actes de la journée d’étude du 13 juin 2007”, Les défis de la prolifération au XXIème siècle, Fondation pour la recherche stratégique, http://www.frstrategie.org, p. 34.
[23] “Les démocraties face au terrorisme”, Le Monde, 1/X/2008, p. 19.
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