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Netzahualcóyotl Zúñiga, Catalina Ochoa y Rafael Boudib, jueces que absolvieron a Sergio Barraza, señalan que actuaron apegados a la ley.
Foto: REFORMA | |
Dicen que juzgadores de primera instancia olvidan usar 'lógica' en condena a Barraza
REFORMA / Redacción
Ciudad Juárez (21 febrero 2011).- El juicio contra Sergio Rafael Barraza Bocanegra por el crimen de su pareja sentimental, Rubí Marisol Fraire Escobedo, fue "medido" con diferente vara por jueces en Chihuahua.
Y es que mientras en un primer juicio en un tribunal oral los jueces Catalina Ochoa, Netzahualcóyotl Zúñiga y Rafael Boudib consideraron que el Ministerio Público –dependiente de la Fiscalía Estatal– no amarró correcta y legalmente las pruebas para poder condenar y encarcelar a Barraza Bocanegra, en un segundo proceso los árbitros judiciales de un tribunal de casación Flor Mireya Aguilar Casas, José Alberto Vázquez Quintero y Roberto Siqueiros Granados señalaron que las evidencias eran suficientes para sentenciarlo, usando "el sentido de la lógica".
Así lo revelan las resoluciones en poder de REFORMA, tanto del tribunal oral en el juicio 11/10 en el que fue liberado como la del tribunal de casación –el cual revisa y corrige los fallos de los tribunales inferiores– en su dictamen C-04/2010, en donde lo sentencia a 50 años de prisión.
Libre dos veces
El homicidio de Rubí, de 16 años, se registró en agosto del 2008. Barraza Bocanegra confesó el crimen a su padrastro, Rafael Gómez, y conocidos. La mató supuestamente porque la había encontrado con otro hombre en su casa.
Para deshacerse de las evidencias, metió su cuerpo en un tambo, le prendió fuego y lo arrojó a unas marraneras y basurero clandestino en la periferia de Ciudad Juárez.
El padrastro de Barraza Bocanegra comunicó a dos agentes de la Policía Municipal lo que su hijastro le había confesado: que asesinó a Rubí.
Los agentes acudieron a la casa de Barraza Bocanegra y, pese a no encontrar rastros de violencia, lo arrestaron, pero salió libre 36 horas después por falta de pruebas.
Luego de su primera liberación, Barraza Bocanegra se fue a Aguascalientes y a Fresnillo, Zacatecas, en este último lugar estuvo por un buen tiempo, hasta que la mamá de Rubí, Marisela Escobedo, lo encontró, lo volvió a llevar a juicio y supo del paradero de los restos de su hija porque él les había dicho dónde estaban.
El abogado de Barraza Bocanegra, Joel Meneses Hernández, pidió un juicio breve. Su cliente se declararía culpable a cambio de reducirle la pena a 20 años de cárcel, pero aparentemente la madre de Rubí se rehusó porque quería la pena máxima para él: 60 años de prisión.
En abril del 2010, en el juicio ante el tribunal oral Barraza Bocanegra se abstuvo de declarar.
Sólo pidió perdón públicamente a la madre de la víctima.
"Yo sé, verdad, va dirigida a la señora Marisela Escobedo. Yo sé que es un daño grande, al igual nadie lo va a poder reparar, verdad, y como ella lo ha manifestado que no me perdona, ante mano te pido perdón, Marisela, porque sé que es un daño muy grande y al igual, es cierto, que como tú decías dónde estaba Dios y desgraciadamente yo no conocía a Dios en otro tiempo, y hoy me he dado la oportunidad de conocerlo dentro de un penal y no tengo palabras.
Es todo", dijo Barraza Bocanegra sin referirse expresamente a la muerte de Rubí.
Los jueces Catalina Ochoa, Netzahualcóyotl Zúñiga y Rafael Boudib determinaron que el Ministerio Público no presentó evidencia científica contundente para establecer que él era el homicida y cómo la había matado.
El fallo fue contundente: "Sergio Rafael Barraza Bocanegra no es penalmente responsable del delito de homicidio con penalidad agravada que el Ministerio Público estimó cometido en perjuicio de quien en vida se llamó Rubí Marisol Fraire Escobedo".
"Por lo tanto, se dicta sentencia absolutoria en su favor".
Con la resolución libraría por segunda ocasión la cárcel por falta de pruebas.
A partir de ese momento, Marisela Escobedo reclamó continuamente justicia para su hija, hasta que la asesinaron el 17 de diciembre de 2010 frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua.
Los jueces del tribunal oral fueron cesados y el caso repuesto en un tribunal de casación, donde los juzgadores Flor Mireya Aguilar Casas, José Alberto Vázquez Quintero y Roberto Siqueiros Granados sentenciaron a Barraza Bocanegra a 50 años de cárcel, cuando él ya había huido.
Pruebas vs. pruebas
En el primer juicio en el tribunal oral, los jueces no le dieron valor probatorio a las confesiones que Barraza Bocanegra hizo a familiares, conocidos y a policías sobre de que él había asesinado a Rubí, mientras que en un segundo proceso realizado en un tribunal de casación los juzgadores avalaron los relatos en que narraron los testigos, en el sentido de que no mentían porque el mismo acusado se los había dicho.
Otras pruebas que se pusieron en tela de juicio fueron las versiones sobre la causa de la muerte de Rubí, pues el acusado narró a dos de los testigos presentados que fue a golpes y a balazos, lo cual descalificaron los primeros resolutores por considerar que en una mentía.
También pese a que en el primer juicio se determinó que los restos hallados en un basurero clandestino pertenecían a Rubí, no fue una prueba contundente para que se determinara que Barraza Bocanegra era culpable, pese a que el mismo acusado aportó la información para localizarla.
Durante el juicio no se pudo comprobar la causa de la muerte de Rubí, debido a que fueron hallados sólo 39 restos óseos.
Los jueces de segunda instancia consideraron que los primeros violentaron las pautas de valoración probatoria, al no haberse ceñido a las reglas de la lógica, a las máximas de la experiencia y a los procedimientos científicos sobre la muerte de Rubí.
"Si bien no hubo determinación de la causa de muerte de Rubí Marisol Fraire Escobedo, tal y como lo dijo la médico legista (Alma Rosa Padilla Hernández), esa información fue incorrecta, puesto que tuvo por acreditado un hecho negativo".
"Además de que el sitio en el que se encontraron los restos y la complejidad del hallazgo reflejan diáfanamente que alguien privó de la vida a la afectada llevando a cabo una acción posterior tendiente a desaparecer los vestigios del homicidio", señalaron los jueces de segunda instancia en su resolución.
"Si el Tribunal ignoró el relato de la madre (Marisela Escobedo), en el que hizo un profuso desarrollo histórico de las pesquisas que realizó para conocer el paradero de Rubí, es evidente que desatendió las reglas de la lógica y las máximas de la experiencia, ya que todos estos datos (...) en conjunto constituían indicios que apuntaban a la conclusión de que la menor había sido privada de la vida, y no solamente eso, sino que el autor de tal conducta habría sido su pareja", señala la resolución.
Así los jueces del tribunal de casación señalaron que sus colegas concluyeron equivocadamente en la primera resolución.
"Al omitir eslabonar estos indicios, los jueces concluyen equivocadamente, pues para otorgar eficacia al dicho de los testigos exigieron que hubiesen presenciado los hechos, olvidando que desde los sistemas de valoración de prueba tasada, existe ritual probatorio de naturaleza indiciaria mediante el cual es posible arribar a la plena certeza de cualquier tema para resolver los conflictos penales", señala la segunda resolución.
Así pues, los jueces del tribunal de casación coincidieron con los juzgadores orales en que las pruebas presentadas no son suficientes para demostrar más allá de toda duda razonable la responsabilidad de homicidio, pero señalaron que es culpable "el sentido de la lógica".
"A la luz de lo dispuesto en los cardinales 20, 330, y 333 del Código de Procedimientos Penales, dado su enlace lógico y natural, nos lleva a determinar indefectiblemente de que él fue quien materialmente ejecutó la conducta homicida", señala el segundo resolutivo.
También los jueces de segunda instancia invalidaron la primera resolución y declararon culpable a Barraza Bocanegra.
"Así pues, en mérito de todo lo anterior, por unanimidad, este Tribunal resuelve: se invalida la sentencia absolutoria pronunciada por los jueces orales, licenciados Rafael Boudib Jurado, Netzahualcóyotl Zúñiga Vázquez y Catalina Ochoa Contreras.
"(También) Sergio Rafael Barraza Bocanegra es penalmente responsable del delito de homicidio, con penalidad agravada cometido en perjuicio de quien en vida respondió al nombre de Rubí Marisol Fraire Escobedo", señala la segunda resolución.
Conoce Rubí a su asesino en negocio de su mamá
Cuando Marisela Escobedo contrató a Sergio Rafael Barraza Bocanegra como carpintero en una maderería y mueblería de su propiedad, no imaginó el infierno que viviría en el futuro.
De acuerdo con el expediente que con motivo del recurso de casación interpuso el Ministerio Público contra la sentencia absolutoria emitida por un juicio oral en contra de Barraza Bocanegra, señala que en diciembre del 2005 su hija Rubí Marisol Fraire Escobedo, de 14 años, llegó a Ciudad Juárez proveniente de San Antonio, Texas, donde radicó unos cuatro meses.
Además desde los 5 años vivía y estudiaba en El Paso, Texas.
De acuerdo con el expediente del caso de Rubí Marisol, su madre no la inscribió en la escuela en aquella época porque el ciclo escolar había iniciado, por lo que ambas se hacían compañía en su negocio.
Ahí conoció a Sergio Rafael, en aquel entonces de 22 años, con quien inició una relación que no era bien vista por la familia de ella por la diferencia de edades.
Aun así Rubí Marisol se fue a vivir con él y procrearon una niña que llamaron Heidy.
Barraza Bocanegra fue despedido por Escobedo, pero lo recontrató al observar que tenía problemas económicos.
El 22 de agosto del 2008 fue el último día que la vio Alejandro Fraire Escobedo, hermano de Rubí, a quien ella frecuentaba porque le cuidaba a sus hijos.
Al siguiente día, Barraza Bocanegra ya no se presentó a trabajar.
Pasaron meses y a Marisela y a su familia les inquietaba no tener noticias de Rubí, se indica en el expediente.
Posteriormente, al buscarla, Barraza Bocanegra les indicó que la menor había huido desde el 20 de noviembre con otro hombre y que su hija Heidy estaba con la mamá de él.
Después de ese diálogo, Escobedo ya no volvió a ver a Barraza Bocanegra.
Escobedo acudió con Leticia Bocanegra, madre de él, quien le dijo que tenía a la niña desde septiembre u octubre, por lo que al no coincidir las fechas con lo dicho por él, arreció su búsqueda e incluso ofreció recompensa por quien diera información del paradero de Rubí Marisol.
Una de las personas que se acercó a ella fue el menor Ángel Gabriel, quien le contó que Barraza Bocanegra comentó ante un grupo de conocidos que la había matado.
El 27 de enero del 2009, Escobedo presentó el reporte ante la Fiscalía de Personas Ausentes o Desaparecidas.
Al seguir indagando por su cuenta, un amigo de Barraza Bocanegra le comentó que quizá se había ido a Aguascalientes porque allá se había trasladado otro amigo.
En abril del 2009, Escobedo, su pareja y una comitiva del Departamento de Personas Ausentes o Desaparecidas se trasladaron a Aguascalientes, donde el amigo de Sergio Rafael les dijo que había vivido con él una semana en su casa y que le pidió que se fuera al ver que lo andaban buscando.
El amigo le ofreció ayudarla a través de Verónica Rodríguez, ex pareja de Sergio Rafael, para localizarlo.
Luego Leticia Bocanegra, madre de Barraza Bocanegra, se presentó ante la Unidad de Ausentes y Desaparecidos y proporcionó un teléfono de Fresnillo, Zacatecas, por lo que se logró comunicación con el inculpado, a quien trasladaron a Ciudad Juárez.
El año pasado, 18 de diciembre, tres días después de que Escobedo fue asesinada, su negocio fue incendiado. |
1 comentario:
QUÉ TERRIBLE!! CON TODO, YO CREO QUE LOS JUECES FUERON VICTIMAS DE LAS LAGUNAS DE LA LEY!!
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