4 nov 2008

Dudas: Reforma

Tragedia deja dudas
Mueren en avionazo Juan Camilo Mouriño y José Luis Santiago Vasconcelos en Las Lomas. Discrepan autoridades sobre presunto reporte de falla en avión minutos antes del aterrizaje
Publicado en Reforma (www.reforma.com) 5 noviembre 2008).- REFORMA / Staff
Anoche chocaron dos versiones respecto a la tragedia en la que perdieron la vida el Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el ex fiscal antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos.
Ambos funcionarios, junto con otros colaboradores de la Segob, fallecieron ayer al accidentarse el Lear Jet 45, matrícula XC-VMC, en el que viajaban desde San Luis Potosí hacia el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, en un vuelo de poco más de 30 minutos.
Según Ángel Iturbe, representante de los controladores de tránsito aéreo, a las 18:56 horas el piloto del avión tuvo comunicación con la Torre de Control de Tránsito Aéreo de la Ciudad de México y declaró una emergencia.
Diez segundos después, el jet de la Segob se perdió del radar y estrelló en las Lomas de Chapultepec, provocando la muerte de todos sus pasajeros. Esta versión fue difundida minutos después del accidente.
"Antes de arribar a la pista 05 derecha del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, perdió contacto con la Torre de Control. Antes de esto, el piloto de la aeronave reportó a la Torre de Control emergencia; posteriormente, desapareció del radar", explicó Iturbe.
Sin embargo, cerca de la medianoche, tanto el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, como fuentes oficiales de la Secretaría de Gobernación negaron la versión de que el piloto de la aeronave hubiera reportado una emergencia.
Los fallecidos, además de Mouriño y Vasconcelos, fueron Miguel Monterrubio, director de Comunicación de Gobernación; Arcadio Echeverría Lanz, director de Relaciones Públicas; Norma Díaz, subdirectora de Comunicación Social de la Segob, y el jefe de ayudantes Julio César Ramírez Dávalos. También, el capitán del avión, Álvaro Sánchez Jiménez; el copiloto Martín de Jesús Oliva, y la sobrecargo Gisel Carrillo.
El Presidente Felipe Calderón, visiblemente consternado, emitió una declaración desde el hangar presidencial apenas regresó de una gira por el Estado de Jalisco, donde destacó la trayectoria de Mouriño.
Su muerte me causa un enorme pesar, pero al mismo tiempo es para mí un motivo poderoso para pelear sin descanso, y ahora más que nunca, por los ideales que compartimos", dijo sin que en algún momento hablara de un accidente.
Prometió una investigación sobre las causas del siniestro.
"Estaremos informando a ustedes y a toda la Nación a medida en que avancen las investigaciones del caso", expresó.
Por la noche, en entrevista televisiva, Luis Téllez dijo que la Dirección General de Aeronáutica Civil será apoyada en la indagación de las causas por funcionarios del Federal Aviation Administration de Estados Unidos y del National Transportation Safety Borrad.
El Secretario subrayó que las rutas aéreas que cruzan por la Ciudad de México cumplen con las normas de seguridad internacionales.
Los controladores aéreos de San Luis Potosí y de la Ciudad de México fueron llamados a declarar para que la Dirección General de Aeronáutica Civil elaborara un reporte sobre este trágico vuelo.

Lamentable!

La página del abogado José Kles, -que presume tener mas de venticuatro años de experiencia en asistir a víctimasen accidentes de transporte de aviación- dice que la mayoría de los accidentes de avion ocurren por una de las razones siguientes:
1.- error del instructor
2.-mantenimiento impropio

3.- piezas defectuosas
4.- error del regulador del tráfico aéreo
5.- error del instructor del vuelo
6.- falta de instrumento
7.- falta de motor
8.- explosion del tanque de gasolina
9.- computadora esta defectuosa
10.- el software esta defectuoso
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Rodea Ejército aeropuerto de SLP donde despegó nave de Mouriño
Soldados cercan la zona de donde despegó la avioneta que terminó por caer esta tarde en el poniente de la Ciudad de México
Redacción El UNIVERSAL El Universal Ciudad de México Martes 04 de noviembre de 2008 20:47
El Ejército mexicano rodeó la zona del aeropuerto de San Luis Potosí desde donde despegó la nave del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, quien falleció luego de que la unidad se estrellará y explotará en calles de la ciudad de México.
El secretario de Gobernación, así como un asesor presidencial en temas de seguridad murieron hoy en la caída de la avioneta.
Además viajaban José Luis Santiago Vasconcelos, funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública.
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Pide Luis Téllez no adelantar vísperas respecto a posible atentado
Francisco Gómez El Universal Ciudad de México Martes 04 de noviembre de 2008
El secretario de Comunicaciones y Transportes informó que la PGR y el Ministerio Público de la Federación se hicieron cargo de la investigación del accidente en el que perdió la vida el titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño
El secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, pidió no adelantar vísperas sobre las causas del accidente de la avioneta en que viajaba el secretario de Gobernación, pues los peritos expertos en este tipo de desastres apenas comienzan a realizar su trabajo.
Señaló, no obstante, que de una primera observación no se puede deducir que el accidente hubiera sido provocado por algo que no fuera una falla técnica, pues se encuentra el fuselaje del avión casi completo, lo que no sucede cuando hay otro tipo de eventos (explosiones), en el que las partes se dispersan.
Ubicado en el lugar de los hechos, el funcionario federal no quiso confirmar la muerte de funcionario alguno y pidió no adelantar ningún tipo de información que no esté debidamente confirmada.
También en el lugar de la caída de la avioneta, el secretario de Seguridad Pública capitalino, Manuel Mondragón y Kalb, confirmó que las ocho personas que han sido trasladadas de emergencia a nosocomios se encontraban cerca de donde cayó el aparato, y que todos los ocupantes de la misma fallecieron.
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Fallece José Luis Santiago Vasconcelos en accidente
Personal de aeronáutica civil se encuentra en el lugar de los hechos para determinar las posibles causas del accidente
El ex subprocurador de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, falleció en la avioneta que se desplomó en la ciudad de México, confirmaron fuentes de la Procuraduría General de la
Notimex El Universal Ciudad de México Martes 04 de noviembre de 2008 20:51
El ex subprocurador de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, falleció en la avioneta que se desplomó en la ciudad de México, confirmaron fuentes de la Procuraduría General de la República.
También murió el titular de la Secretaría de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.
El presidente Felipe Calderón dará una conferencia de prensa al llegar a la ciudad de México.
Por otra parte, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, confirmó que en la aeronave que se desplomó hoy aquí viajaban ambos funcionarios, en un vuelo de San Luis Potosí a la ciudad de México.
El funcionario federal en entrevista televisiva señaló que la avioneta tenía combustible suficiente para tres horas más de vuelo y que todo indica que se trató de un accidente, porque algunas partes de la aeronave están enteras.
Personal de aeronáutica civil se encuentra en el lugar de los hechos para determinar las posibles causas del accidente, anotó.
El controlador aéreo, Angel Iturbe, dijo a Notimex que cuando la Aeronave salió de San Luis Potosí, el piloto reportó una emergencia, pero no preciso de qué se trataba porque se perdió la comunicación.
Mencionó que de no haber ocurrido esto el avión pudo haber aterrizado en dos minutos sin problemas.
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ELPAIS.com > España Seis muertos al estrellarse una avioneta en la ciudad de México
Entre los fallecidos se encuentran el secretario de Gobernación y el máximo responsable de la lucha contra el narcotráfico
PABLO ORDAZ / ELPAÍS.com - México DF / Madrid - 05/11/2008
Una avioneta en la que viajaban altos cargos del Gobierno mexicano se ha estrellado esta noche hora española (por la tarde hora local) en una avenida muy concurrida de la capital del país azteca, el Paseo de la Reforma, en la zona oeste, lo que ha provocado una fuerte explosión y un espectacular incendio. En el aparato viajaban seis personas, todos ellos fallecidos. Dos eran miembros de la tripulación y entre los otros cuatro fallecidos figuran el secretario de Gobernación y el máximo responsable de la lucha contra el narcotráfico. Un importante número de policías, ambulancias y bomberos se han movilizado para socorrer a las
víctimas y controlar las llamas. De momento, se han trasladado a cinco heridos a hospitales de la zona. Entre otros daños, se han incendiado nueve vehículos.
El primer balance de víctimas apuntaba a nueve fallecidos, aunque conforme han avanzado las horas las autoridades se han mostrado más cautas para, finalmente, confirmar el fallecimiento de seis personas. "Está confirmado que entre tres y seis personas perdieron la vida y que venían en la aeronave, cuando menos", ha explicado en sus primeras declaraciones el alcalde capitalino, Marcelo Ebrard, para agregar "que hay cinco personas lesionadas gravemente, al parecer transeúntes o que venían en automóviles". El Gobierno, por su parte, confirmaba el hallazgo de tres cadáveres, todos pasajeros.
El incendio ya está controlado y los edificios de la zona, varios de ellos oficinas de grandes empresas, están siendo evacuados. Los bomberos trabajan para evitar que se produzcan explosiones en los coches que están cerca del lugar donde ha caído la avioneta alrededor de las 18.30 horas locales (00.30 en España), un horario de máximo tránsito de vehículos. Al menos nueve coches han resultado dañados por el impacto de la avioneta y se han incendidado, sin que se conozca si había alguien dentro en el momento del accidente.
Se trata de una avioneta Learjet 25, con capacidad para 15 ocupantes aunque sólo viajaban en él nueve personas según ha confirmado el secretario del sindicato de Controladores aéreos, Ángel Iturbide. Había salido del Estado de San Luis Potosí, en el centro del país, y se dirigía al DF. La aeronave pertenecía a la Secretaría de Gobernación.
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Confirma Presidencia muerte de Mouriño
Confirman autoridades que el secretario de Gobernación asistió a la firma del Acuerdo Estatal por la Seguridad la Justicia y la Legalidad, que tuvo lugar en ese estado, y abordó la aeronave a las 17:00 horas
Redacción
El Universal
Ciudad de México Martes 04 de noviembre de 2008 19:58;
El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y un asesor presidencial de temas de seguridad murieron hoy en la caída de una avioneta, ocurrida en una zona de oficinas de Ciudad de México, según versiones preliminares.
Los funcionarios viajaban en el avión que se estrelló en Periférico, en la ciudad de México, confirmó Max Cortázar, vocero de la Presidencia de la República.
Además viajaban José Luis Santiago Vasconcelos, funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública.
Juan Camilo Mouriño Terrazo presidió la firma del Acuerdo Estatal por la Seguridad la Justicia y la Legalidad, que tuvo lugar en ese estado y abandonó la entidad a las 17:00 horas.

Falso amanecer conservador

Falso amanecer neoconservador/Lluís Bassets
Publicado en EL PAÍS, 04/11/08;
No hay desacuerdo acerca de la fecha. El 4 de noviembre de 2008, el primer martes después del primer lunes, marcará un antes y un después. El desacuerdo es acerca de su rango, en relación con fechas relativamente recientes que hemos señalado como históricas en nuestra memoria: el 11 de septiembre de 2001, cuando Estados Unidos se sintió vulnerable y su presidente decidió convertirse en un jefe de guerra; el 9 de noviembre de 1989, cuando el muro de Berlín dejó de separar las dos Alemanias y empezó el fin del sistema comunista. Más inalcanzable es conocer la etapa que se abre con el mojón calendario, por más que creamos contar con datos acerca de los nuevos aires que soplan.
Respecto al pasado, el debate entre historiadores y cronistas está ya servido: para unos es meramente el final de la presidencia de Bush, para otros el de una larga era conservadora que se identifica con la llegada de Reagan a la presidencia en 1980, y hay incluso quien piensa que hay que retrotraerse unos años antes, a la presidencia de Richard Nixon (1969-1974). Dos importantes trabajos historiográficos acompañan esta polémica, de forma que en sus propios títulos queda reflejada la tesis que defienden: La Época de Reagan. Una historia, 1974-2008, de Sean Wilentz (Harper Collins); y Nixonlandia. El ascenso de un presidente y la fractura de América, de Rick Perlstein (Scribner).
El propio Wilentz reconoce que hay razones para datar el principio de la era en la presidencia de Nixon, pues éste, justo al empezar su segundo mandato, tenía proyectos para ampliar sus poderes y acceder a una especie de presidencia imperial, al estilo de lo que ha hecho George W. Bush, pero el escándalo Watergate, que le estalló inmediatamente después de su victoria y llevó a su dimisión, no tan sólo le cortó las alas sino que se convirtió en la vacuna contra la acumulación de poder presidencial para muchos años. Nixon quería colocarse como presidente por encima de la Constitución, especialmente en el capítulo que le ha hecho más antipático y a la vez conocido: el del espionaje. A fin de cuentas, lo que terminó con él fue la manía de grabar sus propias conversaciones telefónicas, que fueron requeridas por la justicia.
Durante la presidencia de Nixon y de su sucesor Gerald Ford, sin embargo, no se rompió del todo el consenso liberal que permitió la aprobación y aplicación de las leyes antidiscriminatorias en los años 60, la famosa sentencia sobre el aborto y el mantenimiento del realismo kissingeriano en política internacional. Sin esta tibieza republicana no hubiera sido posible, más tarde, una presidencia tan radical como la de Ronald Reagan. Pero dos de los actores más destacados de la presidencia de Bush son los portadores del hilo rojo de las continuidades: Donald Rumsfeld, jefe del gabinete presidencial de Gerald Ford, y su número dos, Dick Cheney, que protagonizaron lo que Wilentz califica como “la mayor remodelación del gabinete de la moderna historia de América”, sucedida en 1975 y conocida como la Matanza de Halloween, que se llevó por delante nada menos que a Henry Kissinger. Rumsfeld salió con el cargo de secretario de Estado de Defensa y Cheney como jefe del gabinete de la Casa Blanca.
En aquel momento ya se había puesto en marcha el entonces gobernador de California, Ronald Reagan. Con su candidatura fracasada en las primarias republicanas de 1976 sacó a colación las ideas económicas que conformarían la reaganomics, ahora retiradas de circulación: los recortes de impuestos a los más ricos y a las empresas harán crecer la economía y terminarán permitiendo mayor recaudación gracias a la nueva riqueza, lo que conducirá a equilibrar el déficit. Entonces todavía no coló. Pero lo que estaba empezando era un intento muy serio de dar un golpe de timón a la derecha y desmontar la entera sociedad del New Deal creada por Franklin D. Roosevelt a partir de 1932. La palanca en que se apoyaron los protagonistas de esta revolución conservadora (aunque más apropiado sería, en consonancia con la reforma de Roosevelt, calificar este movimiento como una contrarreforma) fue la crítica a la contracultura de los años 60, que significó la destrucción de los valores tradicionales respecto a la mujer, la familia, el sexo y las costumbres, y alcanzó, a veces con singular intensidad, a quienes se decían sus enemigos declarados. Los auténticos protagonistas, quizás de la era misma, son los neoconservadores, esos “liberales desengañados por la realidad” según frase atribuida al pope neocon Irving Kristol, que empiezan a adquirir densidad mediática, organizativa e ideológica en la década de los 70.
Aparentemente, las presidencias de Carter y de Clinton desentonan en la teoría de esta era conservadora de confines discutibles. Las condiciones en que se producen las victorias de ambos presidentes demócratas permiten aventurar que hoy es exactamente el día en que se puede cortar de verdad una racha electoral derechista que empezó en 1966. Carter venció por efecto del Watergate y de la desmoralización republicana pero su único mandato sirvió de lanzadera para Reagan. Clinton ganó en buena parte gracias a que Ross Perot dividió el voto de centro derecha y abrió las puertas a la mayor exhibición conservadora de la historia. Esta época conservadora tan prolongada ha funcionado electoralmente bajo la hegemonía de una coalición entre los republicanos moderados de los negocios de la costa Este, el conservadurismo social de la derecha religiosa del cinturón bíblico y el conservadurismo militar construido durante la guerra fría.
Esta coalición no hubiera sido posible sin la transferencia de voto blanco de los demócratas a los republicanos en los Estados sudistas, de una parte, como reacción a las leyes contra discriminación racial de los años 60, impulsadas sobre todo por el presidente demócrata Lyndon Johnson, y de la otra, en las zonas industriales clásicas, sin la mutación de la clase obrera blanca, como ha ocurrido también en Europa, donde la globalización suscita reacciones de ley y orden, populismo fiscal y sentimientos contra la inmigración.
Si hoy vence Obama, se podrá dar por cancelado un mapa electoral muy estable durante las tres últimas décadas, sustituido ahora por una nueva coalición mayoritaria más potente, que incorpora a las minorías negra e hispana, se basa en los empresarios, profesionales y universitarios jóvenes y tiene una fuerte impronta generacional, de unas cohortes de edad que están abandonando el republicanismo en masa.
Lo más curioso ha sido la finta que la historia le ha hecho al Partido Republicano y sobre todo a los neocon. Karl Rove, el mago electoral de Bush, quiso organizar un realineamiento electoral que diera la mayoría en todas las instituciones, incluyendo las judiciales, al republicanismo neoconservador para 40 años, los que duró el New Deal de Roosevelt. Ahora puede ser que lo que se esté produciendo sea precisamente un realineamiento de signo contrario. Este rebote de la realidad contra las intenciones de los revolucionarios de derechas -similar a lo que les sucede a los revolucionarios de izquierdas- podría extenderse a muchos capítulos, desde la imposición del unilateralismo de Estados Unidos en la escena mundial hasta la extensión de la democracia en Oriente Próximo a partir de Irak, pasando también por la extensión de los poderes presidenciales.
Algunos neocon ya consideraban obtenidos sus objetivos hace más de una década, con la caída del comunismo y el éxito de la ideología capitalista en todo el mundo. Otro de los popes del neoconservadurismo, Norman Podhoretz, escribió en 1996 un prematuro discurso de difuntos de la ideología neocon, a la que creía muerta en razón de su éxito: “Si el anticomunismo fue la pasión fundamental de los neoconservadores en cuestiones internacionales, la oposición a la contracultura de los años 60 fue su pasión preponderante en casa”. Lo que han hecho sus amigos tras la victoria republicana de 2000 es precisamente recuperar sus dos pasiones básicas, la exterior a través de la idea de una cuarta guerra contra un nuevo enemigo mundial, y la interior, mediante la recuperación de la guerra cultural ante las nuevas oleadas de permisividad que les permiten considerar viva y peligrosa la cultura de los 60.
Visto desde la periodificación, la victoria hoy de McCain, definido a sí mismo como soldado de Reagan, y de Sarah Palin, designada directamente por los neocon, desmentiría que estuviéramos ante la estación término, aunque es difícil pensar que sin mayoría en las Cámaras pudieran ir más allá de una prolongación agónica. Pero la victoria de Obama, en cambio, pondría punto final a varias series de acontecimientos en la esfera conservadora y constituiría un mentís en toda regla a las aspiraciones de un nuevo impulso neocon: creyeron ver detrás del 11-S las luces de un nuevo amanecer, con nuevas e ilusionantes oportunidades, pero eran en realidad las del crepúsculo, el suyo, claro está.

Elecciones en EEUU, 2008

La montaña rusa de las elecciones norteamericanas de 2008/Matthew Continetti, editor asociado del The Weekly Standard y autor de The K Street Gang: The Rise and Fall of the Republican Machine, Doubleday
Publicado en el REAL INSTITUTO ELCANO (www.realinstitutoelcano.org), 04/11/08;
Tema: El año 2008 verá las elecciones presidenciales norteamericanas más abiertas e interesantes desde hace décadas.
Resumen: El año 2008 verá las elecciones norteamericanas más abiertas desde hace décadas puesto que ni un presidente en ejercicio ni un vicepresidente en ejercicio se presentan a los comicios. La impopularidad de George W. Bush ha proporcionado a Barack Obama y a los demócratas un fácil eslogan de campaña: “Cambio”. Por su parte, John McCain no es en absoluto el típico republicano, razón por la cual la contienda está siendo relativamente reñida. Sin embargo, EEUU ha cambiado menos de lo que algunos podrían creer. Sus elites siguen estando divididas sobre cuestiones sociales, su economía es su principal preocupación, sus elecciones siguen siendo decididas por votantes de la clase trabajadora blanca y puede hacer surgir todavía a personajes fascinantes y maravillosos en tiempos de crisis.
Análisis: “El presidente Bush”, escribió el corresponsal del New York Times en la Casa Blanca Peter Baker en agosto, “evita hablar de un legado”. Aun así, hay un legado concreto de Bush que no puede discutirse. Ni Bush ni su vicepresidente Richard Cheney se presentan a las elecciones presidenciales este año –Bush no puede presentarse a un tercer mandato y Cheney optó por no presentarse–. Y esto ha contribuido directamente a hacer de las elecciones presidenciales norteamericanas de 2008 las más abiertas e interesantes desde hace décadas. Es la primera vez desde 1952 que ni el presidente ni el vicepresidente en ejercicio se presentan a otro mandato. Es la primera vez en la historia moderna que los candidatos presidenciales de ambos partidos son senadores. Es solo la segunda vez en las últimas ocho elecciones presidenciales que no se presenta un Bush como candidato republicano a la presidencia o la vicepresidencia. Y los favoritos consolidados de ambos partidos en 2007 –Hillary Clinton en el bando demócrata, Rudolph Giuliani en el republicano– perdieron, respectivamente, frente a un recién llegado (Barack Obama) y un apóstata (John McCain).
Las elecciones de 2008 se han caracterizado por incumplir las expectativas. Hace un año, mientras la guerra en Irak iba mal, la seguridad nacional era la cuestión dominante en la campaña. Esto ya no es así. La situación en Irak es hoy por hoy relativamente estable y el sector financiero estadounidense es un caos. Hace un año, el célebre analista político Michael Barone vaticinaba una época de “política abierta”, en la cual “no hay alianzas permanentes, en la que surgen nuevos líderes con nuevas estrategias y tácticas, en la que los votantes, en lugar de formarse en dos ejércitos coherentes y cohesionados, deambulan de un lado a otro, uniéndose primero a un bando y luego a otro”. Hoy en día, las encuestas nacionales y los mapas de estados indecisos muestran una reñida contienda no muy distinta de las campañas presidenciales de 2000 y 2004. Durante el pasado año y medio, Barack Obama ha desplegado un mensaje de “cambio” para catapultarse de senador novato a favorito a las presidenciales norteamericanas. En la actualidad, en una descarada maniobra –se podría calificar de audaz–, el candidato presidencial republicano John McCain de Arizona ha adoptado el mensaje del “cambio” y se presenta con un programa de reforma y oposición al statu quo. Ha sido un año de de grandes sorpresas, cuando un partido en su punto más bajo de popularidad (el Republicano) nombraba a un candidato que a nadie le gustaba particularmente (McCain) para presentar un programa que nadie podría haber imaginado (“¿No te gusta la dirección que lleva el país? ¡Vota por el partido que lo ha gobernado durante los últimos ocho años!”). Es más, McCain podría incluso ganar. Esto sólo puede ocurrir en Norteamérica.
Bush ha marcado la campaña de 2008 de varias formas. Quizá la más importante sea su impopularidad. El presidente Bush tiene los niveles de desaprobación más altos desde que la empresa Gallup comenzó la medición de estos índices. Sus niveles de aprobación son insignificantes. Estos pésimos datos, unidos a la cifra record de norteamericanos que piensan que su país va por “mal camino”, han proporcionado a los demócratas un fácil lema de campaña: “Cambio” frente a “más de lo mismo”. La opinión general en Washington desde hace tiempo ha sido que los demócratas tendrían que meter la pata hasta el fondo para perder las elecciones de 2008. Esta es una razón por la que Barack Obama se ha mantenido relativamente pasivo. Su temperamento tranquilo le lleva a hacer llamamientos no partidistas. Cuando habla en sus anuncios de campaña recientes no menciona a Bush o a McCain, a republicanos o tan siquiera a demócratas. No lo necesita. Lo único que tiene que hacer Obama es presentarse como una alternativa seria al dúo republicano. Entretanto, mientras que Obama evita criticar directamente a su contrincante, las campañas publicitarias en las que no aparece sostienen que McCain representa el tercer mandato de Bush.
Es un argumento difícil de defender. McCain tiene un largo historial de ruptura con su propio partido para buscar el consenso con los demócratas. Votó en contra de las reducciones de impuestos de Bush en 2001 y 2003. Defendió la campaña por la reforma de las leyes electorales con el senador demócrata liberal Russell Feingold de Wisconsin. Persiguió al republicano corrupto Jack Abramoff, destacado miembro de un grupo de presión. Desbarató un contrato por el cual Boeing iba a construir aviones cisterna porque pensó que era un robo a los contribuyentes. Rompió con el presidente Bush sobre el cambio climático y sobre las técnicas de interrogatorio que se utilizan contra los presos sospechosos de terrorismo. Aboga por una reforma liberal de la inmigración que rechazan la mayoría de los conservadores. McCain no es en absoluto el típico republicano, razón por la que esta carrera es tan reñida. Un republicano típico perdería estrepitosamente en las condiciones políticas actuales.
A pesar de todo, Obama ha tenido bastante éxito al vincular a McCain con el programa económico y la política exterior de Bush. Es más, McCain le ha puesto fácil a Obama el poder hacerlo. Por un lado, McCain cambió su postura respecto a los recortes de impuestos de Bush, comprometiéndose a renovarlos y ampliarlos en caso de ser elegido presidente. Se ganó con ello la confianza de los conservadores económicos. Pero ello tuvo un alto coste en su credibilidad, y permitió que Obama le retratase como un paladín de los ricos que, como probablemente habrán notado, no son exactamente populares estos días.
En política exterior, ha sido bueno para el país –pero quizá malo para McCain– que tras cuatro años de titubeos en Irak, el presidente Bush haya adoptado el aumento de tropas (surge) y el cambio de estrategia por el que McCain había abogado desde 2003. El aumento de las tropas ha sido un éxito increíble, al reducir la violencia en gran medida y permitir que se tomen los primeros pasos hacia la reconciliación política. Pero este éxito ha debilitado también la gran baza de McCain: la seguridad nacional. Al mismo tiempo que Irak se retiraba de las primeras páginas de los periódicos, se retiraba igualmente de la mente de los votantes. Se convirtió en una cuestión secundaria.
Como ha ocurrido siempre en las elecciones presidenciales tras el colapso de la Unión Soviética, la economía se impuso sobre la seguridad nacional. Las elecciones de 2002, 2004 y 2006 no parecen haber marcado el comienzo de una era en la que la principal preocupación de los votantes sea la política exterior. Parecen haber sido, al contrario, una aberración. Puesto que Irak se encuentra en camino hacia la estabilidad y la paz relativa, los votantes están mirando hacia dentro. No les gusta lo que ven. Y por lo tanto están dispuestos a apoyar a un candidato relativamente inexperto cuyo programa económico contrasta claramente con la política de los últimos ocho años.
La crisis financiera que se está produciendo en Wall Street ha dado una ventaja considerable a Obama. De hecho, la carrera estaba muy igualada en las semanas anteriores a la nacionalización de AIG, la mayor aseguradora del mundo, por parte del secretario del Tesoro Hank Paulson. Esto ya no es así. En el momento en que escribo, Obama ha vuelto a ponerse en cabeza y es poco probable que pierda esta posición aventajada mientras la economía del país esté en peligro y los políticos en Washington sean incapaces de acordar, y mucho menos, de poner en práctica, una respuesta eficaz.
La naturaleza de esa ventaja desmonta, sin embargo, uno de los mitos que rodean estas elecciones. El mito es que los comicios de 2008 son “los más importante de nuestra vida” (los políticos dicen esto en cada elección, por supuesto) y que realinearán la política norteamericana en una dirección liberal al introducir un enorme nuevo grupo de votantes en el proceso electoral. La campaña de Obama, una de las maquinarias más eficaces de la historia reciente, ha hecho todo lo posible para inscribir nuevos votantes entre los tres grupos de los que Obama obtiene más apoyos: los afroamericanos, los que se autoidentifican como liberales y los votantes menores de 30 años. Los dirigentes de la campaña de Obama piensan que estos nuevos votantes serás suficientes para dar la victoria a Obama. Según este argumento, el apoyo a Obama no necesita ser forzosamente muy amplio para que gane las elecciones; si el apoyo es lo bastante fuerte entre estos tres grupos clave, ganará. Todo lo demás sería la guinda en el pastel.
El problema de esta teoría es que ya se ha intentado antes… sin éxito. La coalición de Obama se parece sobremanera a la coalición que reunió George McGovern en las elecciones presidenciales de 1972 –una coalición con la que obtuvo los votos electorales de su estado natal, de la capital, Washington DC, y de aproximadamente el 38% de los votos populares–. No hace falta decir que Obama no quiere ser McGovern II. Se puede argumentar, como lo hacen John Judis y Ruy Teixeira en su libro The Emerging Democratic Majority, que los grupos que constituyeron la coalición de McGovern han crecido a tal punto en estos años que los demócratas pueden ganar con solo estos votos. Podría ser. Otro estudio más reciente del grupo centrista Democratic Leadership Council (DLC) alega que los votantes blancos sin título universitario –también conocidos como “la clase trabajadora blanca”– han decidido sistemáticamente los resultados de las elecciones más recientes. Este estudio del DLC sostiene que estos votantes suelen votar a los republicanos y el que Obama pueda o no atraer parte de ese apoyo determinará si los demócratas obtienen un triunfo holgado o una derrota por márgenes estrechos. Sin embargo, son estos mismos votantes quienes se han mostrado reticentes a apoyar a Obama. Por ello Obama nunca ha superado el 50% del apoyo en el Gallup Daily Tracking Poll, un sondeo que se realiza a diario. Es por ello que Norteamérica sigue siendo, incluso después de la tumultuosa presidencia de Bush, una nación repartida a partes iguales.
Es posible, sin duda, que Obama obtenga el voto de la clase trabajadora blanca y con ello la presidencia en una victoria arrolladora. El peligroso estado del sistema financiero norteamericano y la vacilante respuesta de John McCain ante la crisis bancaria hace que esto sea posible y quizá, si la economía empeora más todavía, incluso probable. Y si esto ocurriera, las elecciones serían realmente transformadoras –un reajuste hacia el centro-izquierda–. Pero no sería así porque la coalición de McGovern haya triunfado. Sería porque la clase trabajadora blanca habría vuelto en masa al Partido Demócrata, reconstruyendo la coalición del New Deal de Franklin Delano Roosevelt.
El tiempo lo dirá. Mientras tanto, podemos considerar otro gran vuelco de esta campaña en constante transformación. John McCain ganó puntos este verano porque encontró una causa y un mensaje. La causa fueron las exploraciones petroleras en el mar; McCain, en un esfuerzo por abordar los altos precios de la gasolina, quería suspender la prohibición de extraer petróleo en las zonas costas. El mensaje era que Obama es una celebridad fatua al que no puede confiársele el gobierno de la nación. Ahora tanto la causa como el mensaje de McCain han desaparecido. La causa se desvaneció porque los miembros demócratas del Congreso, conscientes de que estaban siendo golpeados con los precios de la energía, permitieron que la prohibición expirase el 1 de octubre. El mensaje desapareció porque McCain eligió a la gobernadora de Alaska Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia.
McCain eligió a Palin, de cuarenta y tantos años, en el segundo año de su primer mandato como gobernadora, porque quería agitar la carrera, y porque su primera opción, el senador por Connecticut Joseph Lieberman, un demócrata independiente que estaba a favor del aborto, habría provocado probablemente una escisión en el Partido Republicano y por lo tanto una derrota. Palin, una conservadora en materia social, activó inmediatamente las bases del partido opuestas al aborto. Su electrizante intervención ante la Convención Nacional Republicana fue el discurso ante una convención con mayor audiencia en la historia de EEUU. Atrajo a miles de espectadores a los mítines de campaña. Pero sus críticos plantearon serias dudas sobre su experiencia, juicio y capacidad a la hora de asumir la presidencia del país en caso de incapacidad de McCain. Durante algún tiempo, McCain y Palin pudieron esquivar estas críticas eficazmente.
Pero el manto protector con el que la campaña de McCain aisló a Palin fue contraproducente. Ocultarla a la prensa hizo que cada entrevista que daba fuera más importante que la anterior; y sus desiguales (por ser benévolos) actuaciones en estas entrevistas pronto pusieron nerviosos incluso a sus más ardientes seguidores. Obama, aunque su experiencia en la escena nacional no es mucho mayor que la de Palin, aparece como bien informado, inteligente y más presidenciable. Ya no es la celebridad fatua, todo estilo pero sin sustancia. Esa es Palin.
El surgimiento de Palin reafirma la importancia de los conservadores religiosos en la coalición republicana. Su activismo pro-vida y su asociación con grupos religiosos evangélicos en la vida norteamericana parece ser la línea divisoria entre sus seguidores y sus opositores. Los admiradores de Palin ven en esta madre de cinco hijos una auténtica representante de los valores conservadores de la clase media estadounidense –trabajadora, religiosa practicante, con familia numerosa–. Sus opositores ven a Palin como una mojigata estrecha de miras que quiere exportar sus usos y costumbres pueblerinos al resto del país. En realidad, Palin es mucho más de lo que cualquiera de estas dos caricaturas sugiere. Es una política de talento que ascendió desde la alcaldía de un suburbio de Anchorage al puesto de gobernadora de Alaska desbancando al establishment de su propio partido y enfrentándose a las empresas petroleras que tienden a considerar Alaska como su feudo personal. Es en cierta medida el gobernador más popular de EEUU. Hace falta una gran habilidad política y mucha astucia para conseguir estas cosas siendo tan joven.
¿Por qué persiste la caricatura, entonces? Porque la elección de Palin por parte de McCain hizo algo más que subvertir el mensaje con el que había estado compitiendo frente a Obama. Inyectó además conflicto cultural en lo que hasta entonces había sido una campaña relativamente serena y tranquila. Los debates más encendidos en la política estadounidense no se dan entre pobres y ricos, sino entre los ricos que quieren restablecer las llamadas costumbres tradicionales en el ámbito público, y los otros ricos que quieren proteger la decisión del Tribunal Supremo de 1973 Roe versus Wade que legalizó el aborto en todos los trimestres del embarazo, así como los derechos judicialmente sancionados de las minorías étnicas, sexuales y religiosas. Aunque se opone a Roe, McCain –a diferencia de George W. Bush– nunca se ha mostrado abiertamente como un conservador sociocultural y tiende a mantener su religión para sí mismo. De ahí que, antes de la llegada de Palin, la campaña se librara sobre la seguridad nacional y la política económica –asuntos que, pese a ser importantes, no suscitan las mismas pasiones que el aborto, la investigación sobre células madre, los matrimonios entre personas del mismo sexo, la religiosidad en la esfera pública y otras cuestiones semejantes–. La elección de Palin por parte de McCain garantizó que esas cuestiones saltaran a la primera plana, y trajeran con ellas todo la virulencia que ha teñido la política norteamericana en los últimos ocho años.
Conclusión: Decir esto no significa sugerir que McCain haya inflamado a propósito las controversias culturales. Todas las cuestiones deben ser debatidas en profundidad, y ambos bandos son culpables de excesos retóricos. Pero decimos que, en un año electoral dominado por la idea de “cambio”, EEUU ha cambiado menos de lo que algunos podrían pensar: sus elites siguen estando divididas por diferencias sobre asuntos sociales capitales; su economía es una vez más la principal preocupación de los votantes; sus elecciones siguen siendo decididas por votantes de la clase trabajadora blanca que en las últimas dos décadas ha estado bastante desligada de ambos partidos políticos; y todavía tiene el don político de hacer surgir a personajes fascinantes y maravillosos en tiempos de crisis –el primer candidato afroamericano a la presidencia de su historia, un ex héroe de guerra que se ha hecho una carrera rebelándose contra su partido–. ¡Qué país! Y qué campaña

Elecciones en EEUU, 2008

Acabó todo, menos el griterío/ Stephen J. Wayne, profesor de Administración Pública, Universidad de Georgetown
Publicado en el REAL INSTITUTO ELCANO (www.realinstitutoelcano.org), 04/11/08;
Tema: La actual carrera a la Casa Blanca se perfila como una de las más importantes en la historia reciente de EEUU.
Resumen: Esta carrera a la Casa Blanca se ha descrito como una de las más importantes en la historia reciente de EEUU. Están en juego cuestiones de política, de liderazgo y de formas de gobernar. Pero, en caso de convertirse en el próximo presidente de EEUU, Barack Obama necesitará más que la audacia de la esperanza, título de su último libro.
Análisis: El proceso de designación de los candidatos empezó casi dos años antes de los primeros caucuses y primarias. Arrancó temprano porque los candidatos competían para recaudar fondos, contratar a asesores y hacerse conocer a nivel nacional. Las leyes electorales en EEUU imponen límites a las cantidades con las que pueden contribuir los ciudadanos a título individual y colectivo. Por lo tanto, los candidatos que aspiran a puestos a nivel nacional están obligados a atraer lo antes posible a un gran número de simpatizantes dispuestos a hacer donativos. Establecer ese tipo de apoyo requiere tiempo y personal.
Al comienzo de este ciclo electoral, los candidatos principales eran John McCain y Rudolph Giuliani por parte de los republicanos y Hillary Rodham Clinton del lado demócrata. Pero otros saltaron pronto a la palestra y tuvieron éxito a la hora de recaudar fondos, captar determinadas circunscripciones electorales dentro de su partido y proyectar lo que les hacía resaltar como dirigentes.
Entre los republicanos, Mitt Romney recaudó y gastó más dinero que nadie en la fase competitiva del proceso de designación del candidato de ese partido, casi 100 millones de dólares, de los cuales más de 42 millones los pagó de su propio bolsillo. Romney afirmó ser el más conservador de los candidatos republicanos. Pero se había sumado hacía relativamente poco a las posturas conservadoras en temas sociales como el aborto, el matrimonio entre homosexuales y la investigación científica con células madre. Y esto, junto con el hecho de ser mormón, no fue bien recibido por los protestantes más conservadores y evangélicos que forman una gran parte de las bases del Partido Republicano. Al final, Romney se vio obligado a repartirse el apoyo de los republicanos conservadores en material social con Mike Huckabee, un ministro protestante y ex gobernador del estado de Arkansas, y con el ex senador y actor Fred Thompson.
Giuliani también tuvo problemas con los republicanos más conservadores en materia social en las cuestiones que más les preocupan. No supo identificar y concentrarse en un grupo importante en la coalición electoral del partido, y su campaña decayó a medida que la cuestión del terrorismo perdía importancia. Giuliani vinculaba su fama al hecho de haber sido el alcalde de Nueva York cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre del 2001, y de haber estado en el lugar de la masacre, dirigiendo las operaciones de rescate.
El único otro republicano que demostró algo de fuerza, por lo menos a la hora de recaudar fondos, fue el congresista Ron Paul, un libertario que se opuso a la guerra de Irak así como a la mayoría de los programas gubernamentales de asistencia social, y que tuvo un actitud muy crítica con la Administración Bush. El hecho de que pudiera recabar más de 12 millones de dólares en donativos puso de manifiesto el nivel de descontento de los que creían que George W. Bush se había desviado de los principios básicos de los conservadores.
Al final, ganó McCain. Aunque ni recaudó ni gastó más dinero que los demás candidatos, triunfó gracias a su reputación de ser un republicano distinto, un rebelde dentro de su partido, un patriota hecho prisionero durante la guerra de Vietnam, y alguien que ya había buscado en elecciones anteriores el beneplácito de su partido para ser candidato a la presidencia. Con una imagen de pensador independiente sin pelos en la lengua, de hombre que dice lo que piensa sin importarle demasiado las consecuencias, McCain atrajo a republicanos desilusionados así como a independientes que votaron en las primarias republicanas en muchos estados. Otros factores que ayudaron a McCain fueron la debilidad del resto de los candidatos de su partido, las divisiones entre los republicanos en temas sociales, un sistema adoptado por los republicanos en los estados grandes en el que el ganador se llevaba los votos de todos los compromisarios, independientemente del resultado del voto popular en las primarias y, por último, el apoyo de republicanos importantes, entre ellos sus principales contrincantes cuando estos abandonaban la carrera. Era seguramente el candidato más fuerte que los republicanos podían designar en 2008.
Entre los demócratas, la contiendo duró hasta finales de la primavera. Al principio, Hillary Clinton era la favorita. Conocida y estimada entre los demócratas, recibió además la ayuda de asesores que habían trabajado en las dos campañas presidenciales de su marido y en las campañas que ella libró para ser elegida senadora por el estado de Nueva York. Sin embargo, esos asesores no le ayudaron tanto como se hubiera esperado, si se tiene en cuenta su experiencia. Disputaron entre ellos por tener más poder y acceso a la señora Clinton, no se pusieron de acuerdo en materia de estrategia y tácticas, y proporcionaron información a los medios de comunicación a fin de desacreditarse los unos a los otros. Clinton parecía presa de sus asesores, se arriesgó poco y proyectó un mensaje ambivalente en el que mezclaba experiencia (que afirmaba tener) y cambio (que según dijo conseguiría).
A diferencia de ella, Obama, el recién llegado, pregonaba un mensaje más potente de esperanza, unidad y cambios políticos y de políticas. Este mensaje tuvo eco entre los votantes más jóvenes, entre los independientes y entre los demócratas que se habían opuesto a la guerra de Irak, una guerra que Obama había rechazado desde el principio pero que Clinton apoyó inicialmente. Además, Obama dirigió una campaña hábil, orientada de abajo hacia arriba, que utilizó Internet eficazmente para buscar donativos y voluntarios y hacer correr la voz.
Empleando su excelente oratoria, Obama criticó la política exterior y económica de la Administración Bush. Recaudó más dinero que Clinton, se organizó mejor que ella en los estados pequeños y condujo una campaña estratégica que aprovechó las normativas del Partido Demócrata para maximizar sus apoyos. Asimismo, Obama no adolecía de los factores negativos con los que cargaba Clinton al entrar en la carrera a la Casa Blanca.
Gracias al sistema de voto proporcional, Obama amasó una ventaja que Clinton no pudo superar en cuanto al número de compromisarios que iban a votar a uno u otra en la convención del partido en Denver. Clinton ganó el voto popular en los grandes estados de tradición demócrata, pero Obama consiguió más compromisarios en los estados pequeños, e incluso en algunos de los grandes, en los que Clintón logró más votos a nivel popular. A comienzos de junio, prácticamente se había asegurado la designación como candidato demócrata a la presidencia.
Sin embargo, Clinton tardó en admitir su derrota. Aguantó hasta que los dirigentes del partido proclamaron su apoyo a Obama y le pidieron a ella que se retirase de la carrera. Pero Clinton siguió enojada, al igual que sus simpatizantes, en particular las mujeres. Su irritación se acentuó más todavía cuando Obama eligió al senador Joseph Biden como candidato la vicepresidencia. Clinton y los suyos opinaban que Obama se lo tenía que haber ofrecido a ella al haber terminado segunda en la carrera para la designación. Pero Obama no se planteó seriamente formar equipo con Clinton. Quería distanciarse claramente de las políticas de la Administración Clinton, no deseaba tener a un posible rival como número dos y seguramente no quería ver al ex presidente Clinton en la Casa Blanca ni siquiera cerca de ella.
La convención demócrata, prevista para finales de agosto, se convirtió en la coronación de Obama. Necesitaba reparar las divisiones dentro del partido, generar una sensación de ilusión en él y lanzar su campaña presidencial. Reparar las divisiones resultó ser lo más difícil. Aunque tanto Bill como Hillary Clinton pronunciaron discursos en los que animaban a sus seguidores a apoyar a Obama, algunos de los partidarios de Hillary indicaron que todavía no estaban dispuestos a hacerlo. La raza mestiza de Obama contribuyó al problema, sobre todo entre blancos de la clase trabajadora con pocos estudios.
Sin embargo, Obama pronunció un elocuente discurso, en un estadio de fútbol repleto, que fue bien acogido. Al final, a pesar del descontento de los compromisarios y de los seguidores de Cinton, la convención dio un espaldarazo a Obama que subió en las encuestas de opinión pública, dándole una clara ventaja sobre McCain en la carrera hacia la presidencia.
Los republicanos se reunieron una semana después de los demócratas. Antes de la convención de los republicanos, McCain había empezado a unir a los suyos mediante las críticas a Obama. Su campaña reforzó estas críticas con anuncios negativos que ponían en tela de juicio la experiencia de Obama y su capacidad de juicio. Este esfuerzo logró que los republicanos se unieran para respaldar a McCain, pero sin entusiasmo. Destacados miembros del Partido Republicano lo veían como un rebelde; como alguien en quien no siempre se podía confiar a la hora de defender las posturas políticas republicanas.
Pese a todo, la decisión de McCain de elegir a Sarah Palin, la gobernadora de Alaska, como candidata a la vicepresidencia, sí despertó entusiasmo, sobre todo entre los conservadores en materia social que compartían su acérrima oposición al aborto, al matrimonio entre homosexuales y a la investigación científica con células madre. Además, el discurso que Palin pronunció en la convención, en el que aceptaba el encargo de McCain, conquistó a los compromisarios republicanos y proporcionó a McCain una muy deseada subida en las encuestas de opinión pública. Alcanzó a Obama en los sondeos. A comienzos de septiembre, los dos estaban en situación de empate técnico.
Este cambio en la opinión pública sorprendió a los analistas políticos que habían vaticinado una fácil victoria demócrata. Al fin y al cabo, los demócratas se habían mostrado más entusiastas con sus candidatos durante la campaña de designación, habían donado más dinero y habían acudido a votar en las primarias en mayor número que los republicanos.
Además, la proporción de la población que se identificaba como republicana había disminuido. La paridad entre los dos partidos que existía en 2004 se había transformado en una ventaja significativa a favor de los demócratas a principios de 2008. El porcentaje de los que afirmaban ser independientes también había subido, aunque más de entre ellos decían inclinarse por los demócratas que por los republicanos.
Los demócratas también se vieron favorecidos por los temas que dominaban la campaña. Durante casi todo el año 2007, la mayor preocupación de los norteamericanos fue la guerra en Irak. Aunque los estadounidenses reconocían que el aumento de tropas a largo del verano de 2007 (surge) había mejorado las condiciones sobre el terreno, disminuido las bajas norteamericanas e iraquíes, y colocado al gobierno de Irak en mejor posición para mantener el orden, la guerra seguía siendo considerada como un error; una clara mayoría de los ciudadanos norteamericanos deseaban que sus soldados volvieran a casa.
En diciembre de 2007, la debilidad de la economía y la subida de los precios de la gasolina habían sustituido a la guerra como las principales cuestiones electorales. Durante los nueve meses siguientes, la economía empeoró, el paro subió, la bolsa cayó, se incrementaron las ejecuciones de las hipotecas y el crédito bancario se hizo escaso. El gobierno por su parte tuvo que rescatar a destacadas empresas financieras e hipotecarias, proteger los fondos de inversión y depósitos de los ciudadanos de a pie, y hacer que el crédito volviera a fluir mediante una reducción de los tipos de interés. El Partido Republicano, que llevaba ocho años gobernando en la Casa Blanca, tendría que haber estado en clara desventaja comparado con los demócratas, ya que EEUU se enfrentaba a múltiples problemas: un enorme déficit presupuestario, una ingente deuda nacional, menguantes ingresos en concepto de impuestos y una serie de preocupaciones como la caída en la producción de energía, un aumento en el coste de los cuidados sanitarios, un elevado precio de la gasolina, la subida del paro, problemas persistentes con la inmigración y el estado precario de los sistemas estatales de pensiones de jubilación y asistencia sanitaria para los mayores (Medicare). Era sorprendente que a principios de septiembre, McCain estuviera a la par que Obama, o incluso un poco por delante.
McCain consiguió que la contienda se mantuviera reñida llevando a cabo una hábil campaña en la que cuestionaba la falta de experiencia y juicio de Obama en materia de política exterior y en la que se presentaba a sí mismo como el candidato del cambio. Aunque su elección de Sarah Palin entusiasmó a los republicanos, también minó sus críticas sobre la falta de experiencia de Obama. Además, la forma en que McCain escogió a Palin –se reunió con ella durante tan solo dos horas y le ofreció el puesto– suscitó dudas sobre su propia capacidad de juicio, forma de tomar decisiones y tendencia a asumir riesgos.
Palin no aguantó bien la presión de los medios de comunicación. Su falta de conocimiento de asuntos de política nacional e internacional quedó patente. No conocía la Doctrina Bush de la política exterior norteamericana, y no supo identificar ni un solo fallo del Tribunal Supremo, aparte del que legalizó el aborto. Quedó muy claro que no estaba en condiciones de asumir la presidencia en caso de ser necesario, aunque su campechana forma de ser y sus ideas conservadores en temas sociales siguieron gustando y animando a los republicanos más conservadores.
La campaña de Obama empezó a contraatacar. Sus anuncios vincularon a McCain con la política económica de la Administración Bush; a pesar de la apuesta de McCain por una mayor regulación de Wall Street y la banca, los demócratas hicieron hincapié en que durante la mayor parte de su carrera en el Congreso se había opuesto a que el gobierno asumiera ese papel. Asimismo, apuntaron a las críticas que McCain ha hecho de los llamados intereses especiales, destacando que la mayoría de los altos cargos de la campaña de McCain habían trabajado antes como miembros de grupos de presión que representaban a esos intereses así como los intereses de gobiernos extranjeros.
A medida que Obama afilaba su mensaje negativo y lo dirigía contra McCain, a medida que las condiciones económicas empeoraban, los ánimos del electorado decaían más todavía y la confianza en el gobierno en general y en la Administración Bush en particular retrocedía, los demócratas empezaron a cerrar filas. A mediados de septiembre, su coalición superaba a la de McCain.
Luego llegaron los debates: tres encuentros de 90 minutos entre los candidatos presidenciales de los partidos principales, y un debate de 90 minutos entre los aspirantes a la vicepresidencia. En el pasado, los debates han marcado la diferencia cuando la carrera era reñida. Ayudan al candidato menos conocido a establecer sus credenciales y cualidades profesionales y demostrar lo que sabe. John F. Kennedy, Ronald Reagan y George W. Bush sacaron provecho de los debates que mantuvieron con rivales más experimentados y más conocidos.
En los debates de este año el principal beneficiario ha sido Obama. Transmitió su familiaridad con los problemas internacionales y nacionales igual de bien que McCain, si no mejor. Y entre los dos candidatos a la vicepresidencia, era evidente que Biden contaba con mayores conocimientos.
Después del primer debate, el margen del que disfrutaba Obama en los sondeos empezó a aumentar. Además de su actuación en esa cita, Obama recibió ayuda del deterioro de las condiciones económicas y la crisis crediticia. La sombra económica que se cernía sobre EEUU pasó factura al partido que controlaba la Casa Blanca, es decir, a los republicanos. Sus candidatos para la Cámara de Representantes y el Senado también empezaron a sufrir.
El electorado había dado un giro de 180 grados, desde reelegir como presidente a Bush en 2004 a repudiarle tanto a él como a sus compañeros republicanos en 2008. ¿Quién hubiera pensado en el 2004 que el principal legado del segundo mandato de George W. Bush sería dejar que las condiciones económicas y los asuntos exteriores se deterioraran hasta tal punto que se pusiera en peligro la viabilidad misma del Partido Republicano? ¿Quién hubiera pensado que las decisiones de Bush iban a contribuir a la elección del primer presidente afro-americano de EEUU? ¿Quién hubiera pensado que un hombre que presumía de ser un republicano al estilo de Ronald Reagan, y de seguir las políticas conservadoras de éste, se vería obligado a apoyar planes de rescate en el sector financiero, avales bancarios e inversiones en el sector privado?
Otro cuestión es si Obama y los demócratas le darán las gracias a la Administración Bush. El próximo presidente y el próximo Congreso heredarán una situación desastrosa: una economía en recesión, el mayor déficit presupuestario de la historia, una dependencia cada vez mayor de las importaciones de petróleo, el calentamiento global, una guerra impopular en Irak, condiciones en deterioro en Afganistán, inestabilidad y diplomacia fracasada en Oriente Medio y otras zonas del mundo, proliferación nuclear y cuestiones sanitarias tanto nacionales como internacionales. Y todo eso sólo para empezar.
Del lado positivo, el nuevo presidente seguramente tendrá una mayoría demócrata más amplia en el Congreso. Pero también tendrá que operar dentro de un ambiente político muy cargado, un sistema político que divide el poder y con un público que no se fía del gobierno y de los responsables de la vida pública pero que considera al gobierno como la única opción cuando las cosas se ponen feas, como la única fuerza que puede cambiarlas.
Obama podrá designar a nuevos ministros y diplomático y llenar vacantes en el poder judicial, siempre con la aprobación del Senado. Pero deberá hacerlo con un proceso de designación anticuado y muy lento. En el primer año de los dos últimos presidentes, Clinton y Bush, pasaron un promedio de 8,5 meses entre el momento en que un candidato era presentado hasta que era confirmado y asumía el cargo.
Finalmente, el nuevo presidente probablemente contará con la colaboración de muchos líderes internacionales, ansiosos por trabajar con una Administración que ponga el énfasis en la diplomacia en vez de en la fuerza, en el multilateralismo en lugar del unilateralismo, y en el pragmatismo en lugar de la ideología. Sin embargo, para apaciguar a los que le apoyan en casa, Obama ha prometido renegociar acuerdos de libre comercio, ofrecer ventajas fiscales a los empresas norteamericanas para que permanezcan en el país y subir los impuestos a los que operan en el extranjero, aumentar el tamaño de las fuerzas militares estadounidenses, mantener el uso de la fuerza como opción en la política exterior y, si fuera necesario, pasar por alto la soberanía de otros países, para matar a Osama bin Laden y otros terroristas.
Conclusión: Obama tendrá una agenda muy cargada al intentar abordar cuestiones nacionales e internacionales. Inspira confianza pero al mismo tiempo ha despertado grandes y diversas expectativas. Es una persona inteligente, pero desde luego no es el más experimentado en cuestiones internas o externas. Es eficaz a la hora de comunicar, pero deberá elaborar soluciones antes de intentar venderlas al pueblo norteamericano y a la comunidad internacional. Necesitará de todas las habilidades de liderazgo de las que dispone, algo de suerte y mucha buena voluntad para cumplir con los retos a los que se va a enfrentar como el próximo presidente de EEUU. Necesitará más que la audacia de la esperanza, el título de su último libro.

La opinión de Karl Rove

KARL ROVE CREE QUE EL DEMÓCRATA ARRASARÁ
El gurú de Bush apuesta por el otro bando: Obama 338 - McCain 200
El influyente estratega cree que Barack Obama conseguirá una amplia ventaja
Porla de El Mundo.es, actualizado martes 04/11/2008 20:47 (
CET);
AGENCIAS
WASHINGTON.- Karl Rove, que fue durante años el principal asesor del presidente George W.
Bush, ha vaticinado una victoria del demócrata Barack Obama por goleada, algo que en inglés se denomina "landslide".
En opinión de Rove, Obama logrará 338 de los 538 votos electorales que hay en juego en el país, muy por encima de los 270 que necesita para asegurarse la presidencia.
El candidato republicano John McCain, por contra, sólo logrará 200, según el estratega. Los detalles de su predicción para la noche del 4 de noviembre están en su página web: http://rove.com/election

En las complejas elecciones estadounidenses, se utiliza el término "landslide" cuando un candidato barre en la mayor parte del país, como le ocurrió a Ronald Reagan en 1984, o Franklyn D. Roosevelt (1933-1945) en las cuatro elecciones a las que se presentó.
Este mismo fenómeno le ocurrirá hoy al senador de Illinois, según opina Rove, considerado el artífice de las dos victorias de George W. Bush y que durante la actual campaña electoral ha sido comentarista político de la cadena conservadora Fox News.
De cumplirse esta predicción, Obama llegaría a la Casa Blanca con el mayor apoyo electoral desde que Bill Clinton venció a Bob Dole en 1996, con 379 votos electorales, frente a 159.
De todos los estados "bisagra" que hay en juego en las elecciones presidenciales de hoy, sólo Misuri está al alcance de McCain, según Rove.
El resto, Florida, Ohio, Pensilvania, Colorado, Nuevo México, Minesota, Iowa y Virginia caerán en manos demócratas, según vaticinó el estratega, que dejó la Casa Blanca en agosto de 2007.
Karl Rove, que fue asesor de Bush desde 1993, presentó su dimisión
en agosto de 2007 para "poder dedicarse a su familia". El nombre del estratega se vio salpicado por algunos escándalos de la Administración Bush.

La Jornada electoral

Elecciones e EE UU
Esta martes 4 de noviembre como cada año bisiesto 153,1 millones de votantes norteamericanos elegirán no sólo al presidente 44 de EE UU, sino también a un tercio de los 100 miembros del Senado, los 435 representantes de la Cámara Baja, además de 11 gobernadores y el 79% de los 7,400 escaños de los Legislativos estatales: 84 cámaras de 44 estados, 28 de las cuales podrían cambiar sus mayorías; asi como también ediles, jueces, jefes de policía y otros cargos locales.
El sistema electoral de EE UU permite a las legislaturas estatales o a los ciudadanos -por medio de la recogida de firmas- colocarr las propuestas en la boleta elñectoral, por lo que en 36 estados se consultarán situaciones como el aborto en Dakota del Sur, el legalizar la eutanasia en Washington, la ilegalización de los matrimonios gays en Florida o California.
Aunque, sin duda, curiosidades aparte -como legalizar las carreras de perros-, la principal protagonista es la Propuesta 8 de California, que pregunta a los votantes si están a favor de prohibir el matrimonio entre homosexuales, legalizado por el Tribunal Supremo de California en mayo. El candidato demócrata a la presidencia, Barack Obama, se opone a la prohibición y su rival, el republicano John McCain, la respalda; ambos, eso sí, han evitado hablar sobre el tema. Actualmente solo Massachusetts y Connecticut permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo. Los votantes de Arizona y Florida también se pronunciarán este año sobre una enmienda a sus constituciones estatales que prohíba ese tipo de uniones.
En Colorado y Dakota del Sur se votará sobre el derecho al aborto. Y en Nebraska y Colorado los electores tendrán que decidir si prohíben programas públicos que den preferencia a los negros y las minorías. Los residentes en Massachusetts y California decidirán si despenalizan el uso de marihuana, y en Washington se votará sobre el derecho a la eutanasia. La inmigración también será protagonista. En Arizona hay una propuesta para aumentar las multas a empresas que contraten a inmigrantes indocumentados y en Oregón los ciudadanos decidirán si limitan el tiempo que los estudiantes extranjeros pueden recibir formación en su lengua nativa. En Misuri se votará sobre si se hace el inglés la lengua oficial del estado.
En Massachusetts decidirán si legalizan las carreras de perros, y los habitantes de California se pronunciarán sobre una enmienda a la constitución estatal que requere un espacio vital mínimo para los animales de granja. Florida y Arizona cuentan con disposiciones similares.
***
McCain se refugia en Arizona
El senador republicano recorre siete Estados en un frenético esfuerzo final
DAVID ALANDETE - Phoenix - EP, 04/11/2008
John McCain acabó ayer con toda su munición. Después de casi dos años luchando por la presidencia de EE UU, el senador por Arizona decidió que, si como anuncian las encuestas, pierde hoy las elecciones, no será por falta de esfuerzo. Ayer programó una jornada maratoniana que incluía siete Estados en 18 horas, para volver, ya entrada la madrugada, a su casa de Phoenix.
McCain no se permitió una hora de descanso ayer. Viajó de Florida, en el sur, a la Pensilvania industrial, en el norte. De Indianápolis a los secos paisajes del oeste, en Nevada y Arizona. El candidato, de 72 años, trazó un recorrido de casi 6.000 kilómetros en un frenesí electoral que incluía muchos de los Estados clave y un nostálgico final en un lugar del que el senador guarda muy buenos recuerdos.
El candidato republicano decidió que el ocaso de su campaña debía tener lugar en Prescott, aquí en Arizona, en las escaleras del juzgado de la ciudad que fue la capital del Estado entre 1864 y 1867. Es éste un lugar simbólico para McCain. Aquí acabó sus exitosas campañas para el Senado. Y aquí, en 1964, su mentor político, el senador por Arizona del que heredó su escaño, Barry Goldwater, lanzó su campaña presidencial contra el presidente Lyndon B. Johnson.
Las campañas de Goldwater y McCain son similares en muchos aspectos. Goldwater era un firme defensor de la guerra de Vietnam. En una entrevista con el canal de televisión NBC llegó a decir: “Se debería deforestar [las zonas de guerra] con el uso de armas atómicas de baja intensidad”. Desde ese instante, como ahora a McCain, a Goldwater se le conoció como el candidato de la guerra. El diario The San Francisco Examiner llegó a titular que Goldwater quería “soltar la bomba atómica en Vietnam”.
El día de las elecciones, Goldwater perdió. Y las encuestas demostraron una certeza y precisión insólitas. Las consultoras Gallup y Harris predijeron que perdería por 28 puntos, con un 36% de los votos. Así fue. Ni uno más ni uno menos. Goldwater ganó sólo en seis Estados. Si las encuestas fueran de nuevo un oráculo tan eficiente, McCain perderá hoy por 7,5 puntos, con un 44% de los votos.
El equipo de McCain sabe de su desventaja. El candidato lo repitió ayer en su maratón electoral, en muchos de sus mítines: “Los expertos nos han dado ya por muertos”. Mantuvo su imagen de luchador impenitente hasta el último suspiro de su campaña. Y, al final de sus intervenciones, en una coletilla que ha utilizado en casi todos los discursos en esta recta final, repitió: “Levantaos. Luchad. Nada aquí es inevitable. Nosotros nunca nos rendimos. Nunca abandonamos. Nunca nos escondemos de la historia”.
Sin embargo, ayer, en algunas de las paradas de su caravana presidencial, McCain se tuvo que esconder de la evidencia. A primera hora de la mañana mantuvo su primer acto de campaña en Tampa, Florida. El estadio Raymond James tiene una capacidad de 65.000 personas. Al mitin acudieron sólo 1.000. McCain se tuvo que conformar con hablar durante unos 15 minutos al aire libre. Allí dijo, como si no se diera cuenta de la falta de asistencia: “Con este entusiasmo, ganaremos las elecciones”. La realidad, representada por una multitud más bien tibia, ilustraba lo contrario.
Si los sondeos aciertan y McCain corre hoy la misma suerte que su idolatrado Goldwater, puede acabar su andadura presidencial del mismo modo que su mentor: ofreciendo su ayuda para un final más noble que el de la política. “Le ayudaré del modo que sea necesario para lograr una América mejor y más próspera”, le dijo a Johnson en su discurso de derrota. “Y para lograr una paz segura y digna”. Goldwater hablaba entonces de Vietnam, pero bien podría decir hoy McCain lo mismo sobre Irak.
El senador iba a regresar a su casa de Phoenix pasadas las dos de la madrugada de aquí [10 de la mañana en España]. Una de las últimas encuestas realizadas en Arizona, de la consultora Research 2000, le muestra empatado con su contrincante. La derrota es probable incluso en su hogar político. Al menos, en 1964, Goldwater salvó su Estado. Puede que con su fin de campaña en Prescott, McCain esté intentando conformarse con lo mismo.
DAVID ALANDETE
Phoenix

Obama, Presidente


TODAS LAS ENCUESTAS DAN VENCEDOR AL DEMÓCRATA
Barack Obama y John McCain: la batalla definitiva por la Casa Blanca
Según las encuestas, John McCain se ha quedado sin aliento en la recta final
El primer colegio en abrir ha sido el de Dixville Notch, donde ha ganado el demócrata
Por estados, Indiana será el primero de estos estado en cerrar sus urnas
Si gana el viejo héroe de guerra tiene pensado celebrarlo en el Arizona Spa
Portal de El Mundo.es martes 04/11/2008 06:18 (
CET)
ANA BRAVO QUIQUE LAVILLA
MADRID.- El proceso electoral de EEUU está a punto de llegar a su fin. Sólo quedan unas horas para saber quién será el próximo presidente de la nación más poderosa del planeta. Según las encuestas,
John McCain se ha quedado sin aliento en la recta final y parece difícil que consiga darle la vuelta a los 7,4 puntos de ventaja que le saca Barack Obama, el candidato que proclama el cambio. RealClearPolitics, la CNN y la cadena NBC, entre otros, otorgan la victoria al demócrata. McCain lo tiene muy difícil, pero no imposible.
Los resultados por estados se irán conociendo a cuentagotas, según vayan cerrándose los diferentes colegios electorales. Pero, al margen de los horarios, el vencedor podría conocerse en cuanto se sepan los porcentajes en los estados clave de estas elecciones.
Como anécdota, el primer colegio en abrir (y, lógicamente, en cerrar) ha sido el de Dixville Notch, una localidad de tan solo 75 habitantes en New Hampshire. Y, con 21 votos, el primer tanto del partido se lo ha anotado el demócrata. Eso sí, el color de su voto no tiene por qué representar al del resto del país, aunque siempre habrá quien vea algún augurio para los candidatos en los primeros resultados del proceso.
Por estados, Indiana será el primero de estos estado en cerrar sus urnas, y lo hará a las 00.00 horas (hora española). Una hora después, a la 1 de la madrugada del miércoles, le tocará el turno a Florida y Virginia. A partir de entonces, y con una diferencia de media hora, clausurarán a lo largo de la madrugada del miércoles los centros del resto de estados 'capitales': Carolina del Norte, Ohio y Virginia Occidental, a las 1.30 horas; Pensilvania y Dakota del Sur a las 2.00 horas; media hora después lo hará Arkansas, a las 2.30 horas; Colorado y Nuevo Mexico a las 3.00 horas; y los más tardíos serán Iowa y Nevada, a las 4.00 horas de la madrugada española.
Un maratoniano fin de campaña
El candidato demócrata llega al 4 de noviembre con todas las encuestas de cara. Pero ni uno ni otro han dejado de participar en mítines hasta el último día. Obama no ha querido bajar la guardia y, pese a la
muerte de su abuela materna, Madelyn Dunham, ha estado en Jacksonville (Florida) y en Charlotte (Carolina del Norte). Para rematar, cerró campaña de forma oficial en Manassas (Virginia).
En Charlotte, el senador de Illinois arrancó su discurso homenajeando a su abuela, una de las mujeres más importantes de su vida. "Fue uno de esos héroes silenciosos que tenemos en Estados Unidos que no son famosos. Sus nombres no están en el diario, pero cada día trabajan duro y cuidan de sus familias", afirmó. Mientras hablaba, el aspirante demócrata no pudo evitar las lágrimas. Por momentos se las quitó con la mano, otras veces usó un pañuelo. Después continuó el mítin. Y las lágrimas siguieron brotando...
"Mañana podemos optar por políticas que beneficien a la clase media, que ayuden no a Wall Street sino a la gente corriente. Mañana podemos conseguir el cambio que necesitamos", enfatizó.
McCain, por su parte, se ha lanzado a la caza del voto en los estados donde los indecisos pueden dar un vuelco a las predicciones de las encuestas. Al igual que Obama, el senador republicano comenzó en Florida una jornada de 20 horas de campaña en siete estados del país que culminó en Arizona, la tierra por la que es senador. Pensilvania, Indiana, Tennessee, Nuevo México y Nevada han sido las otras plazas elegidas para luchar por los últimos votos.
Sus consignas son las mismas: retratarse como un patriota, alguien que deja sus intereses a un lado para servir al país y presenta a Obama como una apuesta arriesgada para los bolsillos de los estadounidenses y la seguridad del país. "He servido a este país desde los 17 años. Y tengo heridas que lo demuestran", afirmó. Tampoco se olvidó de prometer "cambio", el concepto más traído y llevado de estas presidenciales.
Si gana, el viejo héroe de guerra tiene pensado celebrarlo en el
Arizona Biltmore Spa, en Phoenix. Un complejo de lujo ha sido el lugar elegido por el veterano senador de Arizona, donde estará acompañado por unas 3.000 personas. Por su parte, en la campaña del senador de Illinois han tirado la casa por la ventana y preparan una macrofiesta en Chicago donde 70.000 almas podrán compartir con el demócrata las mieles de la victoria en caso de que esta se produzca.
Ambos lugares encierran cierto simbolismo para los candidatos. El Biltmore Spa fue el lugar elegido por los McCain para su banquete de bodas, y se encuentra en la capital del estado del que es senador el republicano. Y Chicago es el lugar donde Obama dio sus primeros pasos en la política. Allí es recordado con cariño. De hecho, el alcalde la ciudad ha declarado que permitirá que hasta un millón de personas se acerquen hasta Grant Park.
Las miserias y grandezas de la campaña electoral
No ha sido un camino de rosas, los dos candidatos han tenido que superar duros obstáculos y los dos han llegado al final contra todo pronóstico. Pero McCain hizo pronto los deberes y
en marzo dejó atrás al favorito, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, y a los ex gobernadores Mitt Romney y Mike Huckabee. Mientras, en el bando demócrata Obama libraba una dura batalla contra la senadora Hillary Clinton, que plantó cara a su rival hasta el final.
Llegados a ese punto, cuando para muchos la campaña electoral parecía que llevaba ya un buen trecho recorrido, las cosas no habían hecho más que empezar. Hasta el comienzo oficial, que siguió a las convenciones de sus respectivos partidos, la batalla electoral se distinguió por ser una demostración de fuerza en los escenarios donde a cada candidato podían serles propicias las cosas. Para reforzar su apuesta por la política exterior, Obama, por ejemplo, no dudó en
embarcarse en una gira por las potencias europeas, Israel, Irak y Afganistán. McCain, en línea con el tradicional aislacionismo republicano, optó por la prédica en su país.
La elección de los 'subalternos' de ambos candidatos ha sido otro elemento dispar de este enfrentamiento político. Así, mientras el demócrata se decantó por la veteranía de
Joe Biden, congresista con más de 35 años de experiencia y presidente de la Comisión de Exteriores del Senado, McCain se 'tiró a la piscina' con la elección de la desconocida gobernadora de Alaska, Sarah Palin.
En este sentido, las trayectorias de ambos también han sido dispares. Mientras Biden se ha ceñido exclusivamente a su papel de 'número dos' y de compañero de viaje de Obama; el
'ciclón Palin', su ideario ultraconservador o el 'final feliz' del embarazo de su hija adolescente (que, de momento, se casará con el padre del bebé que espera), logró encandilar en un primer momento a las bases del partido.
Según ha ido avanzando la campaña, la euforia y el renovado impulso a la candidatura republicana que supuso la elección de Palin
ha ido perdiendo fuelle. Aunque en su 'estreno' ante Biden como candidata republicana a la vicepresidencia en el debate de los 'número dos' logró salvar los muebles, la abierta disputa con los asesores de McCain o el escándalo de abuso de poder al que se ha enfrentado en su tierra por destituir a su ex cuñado . Ella no se arredra ante la adversidad y hasta parece haberle cogido gusto a la 'alta política'... Tanto que ha admitido en una entrevista en televisión que ya piensa en las elecciones de 2012.
Según ha ido avanzando la campaña, la euforia y el renovado impulso a la candidatura republicana que supuso la elección de Palin
ha ido perdiendo fuelle. Aunque en su 'estreno' ante Biden como candidata republicana a la vicepresidencia en el debate de los 'número dos' logró salvar los muebles, la abierta disputa con los asesores de McCain o el escándalo de abuso de poder al que se ha enfrentado en su tierra por destituir a su ex cuñado . Ella no se arredra ante la adversidad y hasta parece haberle cogido gusto a la 'alta política'... Tanto que ha admitido en una entrevista en televisión que ya piensa en las elecciones de 2012.

Elección histórica

Recordad a los padres fundadores/Editorial de El Comercio de Quito, 4 de noviembre de 2008;
Los Estados Unidos deben responder con los mismos paradigmas a un siglo XXI que les resulta muy complejo.
Hoy es un día en que los ciudadanos de los Estados Unidos de América deben recordar la historia y principalmente el mensaje de los padres fundadores respecto a la libertad, a la tolerancia y a la democracia como sistema de gobierno. La existencia de las antiguas 13 colonias no puede pasar desapercibida desde aquel día de 1776 en que, adelantándose a la revolución francesa y a la independencia de las colonias hispanoamericanas, proclamaron ante Dios que tenían derecho a ser libres y soberanos.
La historia de Estados Unidos, como la de cualquier otro gran pueblo, ha estado signada por hechos relevantes y extraordinarios, así como de negros crespones, que particularmente han afectado a Latinoamérica, donde el aplauso y el fervor por crueles dictaduras provocaron un antiamericanismo que no desapareció en el siglo XXI. En consecuencia, buenos y malos recuerdos.No se pueden olvidar, porque quedaron impregnados en el alma universal, la colaboración de los EE.UU. con los aliados en la Primera Guerra Mundial contra los imperios centrales, aquel desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944 o la serenidad con la que se manejó la crisis de los misiles en 1962.
Hoy los ciudadanos de Estados Unidos deben elegir a un nuevo Mandatario. Los momentos son muy difíciles y complejos; pero la democracia exige decidir y hacerlo transparentemente; de esa manera, olvidar el fraudulento resultado de hace ocho años, donde la Corte Suprema de una nación tan noble impidió el reconteo de los votos en Florida que hubiera favorecido al vicepresidente Al Gore.
Respetamos la decisión del pueblo estadounidense y esperamos a un líder que logre superar los difíciles momentos políticos y económicos que viven ese país y el mundo.

Tambien se deciden otras enmiendas

En California
Además de elegir presidente, este estado decidirá si aprueba la denominada "Proposición 8", que busca anular la decisión tomada por la Corte Suprema de California de legalizar este tipo de unión. El texto propone introducir una enmienda a la Constitución del Estado que dice: "Solo el matrimonio entre un hombre y una mujer es válido o reconocido en California".
En este estado de 37 millones de personas el "Sí" a la "Proposición 8" avanzó en los sondeos desde agosto, cuando se intensificó la campaña a favor de la medida apuntando especialmente a los valores católicos de la comunidad
latina que representa más del 30% de la población de California y que en 2000 votó mayoritariamente contra los casamientos gay en una consulta similar.
Según el Instituto de Políticas Públicas de California, 52% votaría "No" a la prohibición de los matrimonios gay y 44% "Sí" a los casamientos sólo entre un hombre y una mujer.
Pero la tensión reina en un estado donde miles de parejas homosexuales pasaron por el registro civil desde junio pasado y nadie sabe qué pasaría con su unión si gana el "Sí" a la enmienda constitucional.
La pasión por la "Proposición 8" la demuestran los casi 60 millones de dólares de recaudación entre los detractores y simpatizantes, convirtiéndose en la campaña por una medida estatal más cara en todo el país este año.
Los grupos conservadores enfocaron su propaganda en los valores católicos de la comunidad latina sobre la protección de la familia, como demuestran los múltiples avisos en español.
Brad Pitt, Steven Spielberg, Ellen DeGeneres y la multinacional Apple, son algunas de las celebridades californianas que donaron hasta 100,000 dólares a favor del "No" a la prohibición de los matrimonios gay.
Conocido como un bastión del partido demócrata y progresista, California es también el estado que eligió dos veces como gobernador al actor republicano Arnold Schwarzenegger, y es sede de grupos anti-inmigrantes radicales en barrios acomodados y cerca de la frontera con México: hoy ninguno de ellos quiere el matrimonio entre parejas homosexuales.
Otras medidas puestas a consulta
La asociación que defiende los derechos de los animales, 'Human Society', pide a los ciudadanos de California que consideren una nueva ley que evite que las cerdas preñadas, terneros y gallinas ponedoras, sean encerrados en jaulas pequeñas.
California también cuenta con iniciativas que podrían despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de marihuana y expandir el tratamiento contra las drogas para los criminales, aumentar el uso de energía renovable, y requerir un período de espera y una notificación de los padres para adolescentes que buscan abortar.
Los opositores al aborto también tuvieron una iniciativa por votación en Dakota del Sur para prohibirlo, excepto en casos de violación, incesto o amenaza de vida de la madre.
Además existe otra movida en Colorado para enmendar la Constitución a fin de definir el término "persona" para que los derechos legales comiencen "desde el momento de la fecundación".
Estas iniciativas enfrentarían batallas judiciales si fueran aceptadas, pero las asociaciones que las promueven esperan que la justicia sea más favorable a sus ideas una vez obtenido el apoyo del sufragio universal.
Los electores de Missouri deberán decir si la Constitución debe ser enmendada para que el inglés sea declarado idioma nacional, en un contexto de tensión sobre la inmigración.
Otras propuestas buscan revertir las políticas de acción afirmativa, que fortalece los derechos de las minorías, reformar las reglas de financiación de campañas electorales, limitar los impuestos, hacer más difícil a los sindicatos recaudar dinero y sumar miembros.
Fuente: AFP

McCain y Palin, la fórmula republicana

John Sidney McCain
Senador por el estado de Arizona.
Religión: Cristiana Bautista.
Estado Civil: Casado dos veces (Cindy Hersley).
Hijos: Siete, cuatro biológicos y tres adoptivos.
Fecha de nacimiento: 29 de Agosto de 1936; tiene 71 años, es el más veterano de los precandidatos que aspiran a entrar a la Casa Blanca.
Aunque es estadounidense, no nació en un estado del país sino en la zona del Canal de Panamá; Su padre, John Sidney 'Junior' y, como él, ex veterano de la guerra de Vietnam, había sido trasladado al país centroamericano por la Armada de EE UU
Estudió en la Escuela Episcopal, donde siempre se destacó como un alumno aplicado y disciplinado. Se graduó en 1954.
Después siguió los pasos de su padre y de su abuelo, quien sirvió al ejército en la Segunda Guerra Mundial, e ingresó a la Academia Naval.
Es considerado un héroe por haber pasado cinco años y medio detenido en la famosa prisión norvietnamita de Hanoi Hilton, luego de que su avión A-4 Skyhawk fue derribado por un misil en 1967, en plena Guerra de Vietnam.
A su regreso a EE UU y tras ser condecorado con los máximos honores militares, fue asignado en un puesto que le abriría las puertas de la política: Enlace de la Marina con el Senado, cargo que ejerció hasta el día en que se retiró de las Fuerzas Militares, en 1981.
En 1992 llegó al senado por el estado de Arizona y repitió curul en las elecciones de 1998 y 2005.
A lo largo de su carrera, McCain se ha caracterizado por defender posiciones políticas que podían restarle apoyo en su partido, como su firme oposición al uso de la tortura en la lucha antiterrorista.
Hace 8 años, perdió en la nominación del partido con su principal adversario y actual presidente, George W. Bush.
Su plataforma
Irak: Rechaza rotundamente la retirada de las tropas.
Inmigración: Considera necesario reforzar la frontera y desarrollar nuevas políticas con respecto a la inmigración, entre las cuales se incluye la obligación a todos los ilegales de aprender el idioma, la historia americana y los valores de la democracia norteamericana.
Economía: Su programa se centra principalmente en la consolidación de nuevos tratados internacionales y la reducción de impuestos para las familias de clase media. A su vez, plantea la necesidad de promover más empleos.
Salud: Propone una reforma en el sistema de salud para así hacerla más accesible a las familias menos favorecidas, y en especial a aquellas que no estén aseguradas.
***
Sarah Palin, La 'Vice' de McCain
Es gobernadora de Alaska y tiene 44 años de edad
Nació en Sandpoint (Idaho), y hasta antes de su nominación era una desconocida en la escena política nacional, pero en Alaska goza de gran popularidad, no sólo por su rostro digno de portada de revista de moda, sino por su espíritu reformista y unas aficiones que reflejan el espíritu de aventura de los habitantes del estado más salvaje de Estados Unidos.
Se ha opuesto toda su vida al aborto, el asunto que provoca las reacciones más encendidas de los conservadores religiosos, y pasó la prueba más difícil.
En diciembre, su médico le dijo que su quinto hijo, que estaba por nacer, sufría el síndrome de Down. Palin y su marido, Todd, decidieron tenerlo.
Ha sido durante toda su vida miembro de la Asociación Nacional del Rifle, la poderosa organización que defiende el portede armas en Estados Unidos, lo que le da otro punto frente a la base conservadora del Partido Republicano.
En 1984 quedó a las puertas de ser Miss Alaska, al quedar segunda en el concurso.
Tras la secundaria, Palin estudió periodismo y comenzó su carrera política como alcaldesa de Wasilia.
Según un sondeo de la ABC y el Washington Post, seis de cada diez norteamericanos opina que "no está cualificada para ser presidenta" si llegara el caso y uno de cada tres votantes admite que su elección ha sido clave para que decidan no votar a McCain.

Hoy es el recorrido de "La novia de Culiacán"

Guadalupe Leyva, o mejor conocida como «Lupita, la novia de Culiacán» es una leyendas de de la capital del estado.  Este domingo 22 de dicie...