Calderón subordina al PAN
Álvaro Delgado
Revista mexicana Proceso, edición #1739, 2010-02-28
Lo que distingue al PAN es su autoritarismo, que se inició cuando Germán Martínez lo presidió, asegura Manuel Espino en entrevista con Proceso. Hoy, dice, incluso “le tenemos miedo al debate”, pues todas las decisiones se toman en Los Pinos; hoy, insiste Espino, el partido está plenamente subordinado a Calderón, quien el año pasado pidió que lo expulsaran de sus filas por sus críticas. Y cuestiona: ¿cuál autonomía? Lo que hay es autoritarismo, simulación, componendas con los demás partidos.
El embate oficial contra el diputado Manuel Clouthier, por acusar al gobierno de Felipe Calderón de no combatir al cártel de Sinaloa, sólo se explica por el autoritarismo que se ha instalado en el Partido Acción Nacional (PAN) que busca someter cualquier disidencia, mientras se consolida la alianza con personajes como Elba Esther Gordillo, acusa Manuel Espino.
“Al que disiente lo pretenden callar con un acto de autoridad”, acusa el expresidente del PAN y afirma que esa conducta antidemocrática comenzó cuando Germán Martínez asumió la presidencia de ese partido, en diciembre de 2008, y continúa con César Nava.
“Con Germán Martínez se inició la era de la intolerancia en el PAN”, asegura Espino, quien identifica a Calderón como el artífice de esa conducta, cuyo ejemplo más reciente es la censura que hizo, el jueves 24, en Los Pinos, a Manuel Clouthier Carrillo, quien –dice– “no es el único que supone que hay complicidad de altos funcionarios del gobierno federal con el crimen organizado”.
Inclusive Espino revela que fue Calderón quien, el año pasado, en una “clara expresión de intolerancia”, ordenó que lo expulsaran del PAN debido a sus críticas por las designaciones de candidatos a diputados que se hicieron por decisión presidencial.
En una reunión en Los Pinos con el Sistema PAN –que agrupa a la cúpula de ese partido y a funcionarios gubernamentales federales y estatales–, Calderón planteó: “Vamos expulsando a Espino”.
–¿Lo propuso directamente Calderón?
–Por supuesto que fue él, y hubo quien dijo, un gobernador, que me iban a hacer víctima, que mejor se hiciera después de las elecciones. Nomás que luego de las elecciones tan desastrosas por las derrotas, ¿con qué cara iban a emprender una acción de esas? Sé que me tienen en la mira y que soy candidato a expulsión por exigir congruencia.
En entrevista con Proceso, el presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) enumera varios episodios sobre la abierta intervención de Calderón en el PAN, sobre todo para cumplir los acuerdos que tiene con Elba Esther Gordillo, quien lo apoyó desde la campaña interna por la candidatura presidencial, en 2005, y con otros grupos.
El propio Miguel Ángel Yunes, candidato del PAN al gobierno de Veracruz, le dijo a Espino que Calderón había hecho un pacto con Gordillo desde la precampaña.
“Reconoció que él apoyó a Calderón desde antes de 2006, cuando ni siquiera era candidato, sino que lo apoyó para ser candidato. Fue después de una negociación que hubo entre Elba Esther y Calderón”.
–¿Elba Esther, siendo priista aún, intervino en la vida interna del PAN?
–Por supuesto. A confesión de parte. Me lo dijo Yunes el jueves 18 en la sede del Comité Nacional. Entonces, me parece que se están haciendo acuerdos para privilegiar a grupos de poder ajenos al partido.
–¿Es ya un partido plenamente subordinado a Calderón?
–Aunque ahora tratan de disimularlo. Se habla de la autonomía del partido. ¡Por favor! No ha habido un solo candidato a gobernador que se haya designado en el Comité Nacional que antes no haya sido recibido por el presidente en Los Pinos y éste le haya dado el visto bueno.
Y pone como ejemplo al candidato de la alianza del PAN con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Durango, el expriista José Rosas Aispuru, quien lo hizo a instancias del secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo.
Pero además, acusa, todos los candidatos que se han designado hasta ahora no tienen ningún compromiso con el PAN: “Gabino Cué, en Oaxaca, obedece al grupo de Andrés Manuel López Obrador; Rosas Aispuru al exgobernador Maximiliano Silerio Esparza; Rafael Moreno Valle, de Puebla, obedece a la maestra, y Yunes también”.
Y en esa lógica entra la candidatura del senador priista Mario López Valdez para Sinaloa, identificado con el exgobernador Juan S. Millán: “Cuando le pregunto a César Nava sobre sus méritos, me dice: ‘Es un hombre limpio’”.
Calderón salvó a Ulises
Luego de que en el CEN presidido por Nava le impidió, en la sesión del jueves 18, preguntar por qué se apoyaba a Yunes, cuando en 2006 Calderón lo vetó como candidato a senador –como secretario de Gobierno de Patricio Chirinos, Yunes “se distinguió por su desempeño corrupto, así como por golpear, perseguir y difamar panistas”–, Espino se deslinda también de otros expriistas postulados por el PAN en 2006.
“Me quisieron achacar a Benjamín González Roaro, a Moreno Valle y a Diódoro Carrasco, pero esos fueron acuerdos de Calderón en 2006, cuando vetó a Yunes. Pero me echaron la culpa a mí y la maestra me reclamó. Le dije: ‘Maestra, a mí no me tiene que reclamar’. ‘Es que el candidato nos ofreció 15 plurinominales’, me dijo, y le respondí: ‘Pídaselas a él, él no decide, ni siquiera decido yo, decide el CEN’.”
Espino se ufana: “Fue la última dirigencia del PAN en la que el Comité Nacional decidía con libertad. Así lo afirmo. Nunca hubo actitudes prepotentes y autoritarias recurrentes el día de hoy”.
Se le recuerda a Espino que al ser electo presidente del PAN, en marzo de 2005, Germán Martínez y Juan Ignacio Zavala, cuñado de Calderón, lo acusaron de intolerante y en ese marco se produjo la renuncia de Tatiana Clouthier, hija de Maquío y hermana de Manuel Clouthier, quien ahora es reprimido por la cúpula del PAN.
“Pero con ellos no hubo una expresión autoritaria. ¿De qué nos acusaba Martínez? De meones de agua bendita y nos acusaba él y Zavala que habíamos ganado la dirigencia de manera fraudulenta, que habíamos manipulado el proceso de elección del Consejo Nacional para luego ganar la presidencia del partido. Y sigo esperando que acrediten su dicho. ¿Cuál irregularidad, cuál fraude?”
Recuerda que Luis H. Álvarez habló de manipulación del proceso y lo retó a que si demostraba una sola acción irregular él (Espino) renunciaba a la presidencia del PAN. “Sigo esperando que me demuestre algo don Luis. Lo usaron”.
Y argumenta: “Defendí la institución y la presidencia que gané de manera legítima, pero no los corrí, no los sancioné, no los regañé, nos los llamé para jalarles las orejas, ni les iniciamos un proceso de sanción. Respetamos su derecho a disentir respecto a la nueva dirigencia, pero una actitud autoritaria, jamás”.
Otra acusación que se le hace a Espino, y que asegura que es falsa, es que él detuvo el proceso de juicio político contra Ulises Ruiz en 2006, tal como insistió, en la sesión del Consejo Nacional, el domingo 14, el presidente estatal del PAN, Carlos Alberto Moreno, al decir que esas eran las “joterías” de Espino.
“En 2006 hubo acuerdos de Calderón con diversos grupos. ¿Con qué propósitos? No lo sé. El que hizo con Televisa es uno. En el caso de Ulises Ruiz, yo fui el que empujó que iniciáramos un juicio político, pero no estaba bien llevado en el Senado.”
Recuerda que se interpretó la Constitución como que el Senado podía destituir a un poder y no. Ese órgano legislativo podía declarar que un poder había desaparecido de un estado, pero no desaparecerlo.
“Ahí teníamos una complicación legal y estábamos tratando de resolverla, cuando vino conmigo el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, y me dice: Manuel, el equipo de transición, o sea el equipo de Felipe Calderón, pide que ya no le movamos a lo de Ulises.
“¿Por qué? Porque se acercaba la toma de protesta y si ya teníamos al PRD en contra, ahora no podíamos tener al PRI en contra. ¿Qué fue lo que yo dije? No puede el Senado desconocer o quitar a un poder de un estado. Podemos no estar de acuerdo con el Poder Ejecutivo de Oaxaca, pero ahí está. Eso fue todo. Yo no defendí a Ulises. Con eso solamente gané un espacio de tiempo que estaba pidiendo el equipo de Calderón.”
–¿La responsabilidad política es sólo de Calderón? Por supuesto. A mí no me vengan con que yo defendía a Ulises. Fueron ellos los que pidieron dejarlo tranquilo para que el PRI no se enojara y pudiera cooperar para que Felipe Calderón pudiera tomar posesión como presidente.
Hacia el precipicio
Manuel Espino lamenta que las expresiones de autoritarismo e intolerancia en el PAN hayan generado temor entre dirigentes y la militancia, por lo que las decisiones se toman sin discusión y por “mayoriteo” en los órganos deliberativos, como en el caso de Yunes, cuando ni siquiera le permitieron formular una pregunta.
“Apenas mencioné que me preocupaba que pudiese ser candidato Yunes y quería argumentar por qué, hubo una reacción intolerante de Mariana Gómez del Campo y de Moisés Alcalde Virgen de que no hubiera debate. ¡Y ya me había autorizado el uso de la palabra, Nava! Pero nada, se mayoriteó. Esa es una expresión autoritaria que solía ser inusual en el PAN. Hoy le tenemos miedo al debate.”
Inclusive miembros del CEN que no están de acuerdo con decisiones como la designación de Yunes –de la que él se deslinda, “porque la decisión fue tomada en Los Pinos”–, las acatan.
–¿Esa es la herencia de Calderón?
–Todavía le falta para terminar la gestión de gobierno, pero sin duda ya está construyendo un legado del que no nos vamos a sentir orgullosos muchos panistas, hablando sólo del partido. Él tuvo la oportunidad extraordinaria de acreditar su panismo, su tradición democrática, la formación que recibió en su casa y en su partido y no lo está haciendo.
“Lo peor es que hay mucha simulación. Ya está entrando a un discurso mediante el cual se pretende convencer que el partido toma sus propias decisiones, sin influencia del gobierno. A estas alturas del partido hasta se ve mal el presidente diciendo esas cosas. ¿Quién se lo cree?”