18 mar 2010

Misión cumplida

Columna Archivos del poder/Martín Moreno
EU y los regaños a México
Excélsior, 18 de marzo de 2010;
En unas cuantas horas, la relación entre el gobierno de EU y el de México cayó en la crisis más grave y profunda del último año. Los responsables del asesinato de personas vinculadas al consulado estadunidense en Ciudad Juárez lograron su objetivo: tensar la cuerda entre la Casa Blanca y Los Pinos. Misión cumplida.
De Washington a Nueva York, con escala en Texas, los halcones estadunidenses soltaron artillería de grueso calibre contra la lucha del gobierno de Calderón en contra del crimen organizado. Aún más: pasaron de la furia a la abierta intromisión, al enviar, sin que nadie se los impidiera, a agentes federales.
Es el clásico “garrote concertador” de los gringos.
¿Cómo respondió Calderón? Con un tardío y trillado mensaje, invitando a la clásica “responsabilidad compartida” en esta guerra. Mientras el Presidente mexicano hablaba de que se debe ser aliado, pero “cada quién en su territorio”, los del FBI ya pisaban tierra juarense. La advertencia quedaba rebasada.
Desde Washington —tras el enojo público de Barack Obama—, la poderosa secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, daba el mazazo en la nuca: “La presencia del Ejército Mexicano en Ciudad Juárez no ayudó a detener la ola de violencia”.
Napolitano tiene razón. En esta columna lo asentamos el martes pasado, al señalar que “no alcanza con la intervención del Ejército”. Y no se trata de cuestionar la efectividad y la lealtad de los soldados mexicanos. Simplemente es reconocer que la ausencia de cooperación de policías federales, estatales y municipales ha creado un vacío de poder contra el narco.
De Washington a Nueva York. El influyente diario The New York Times publicó ayer, en su primera sección, página 6, que “las promesas del presidente Calderón para mejorar la situación en Ciudad Juárez avanzan lentas”.
Y más: el NYT criticó que días después del ajusticiamiento de 15 jóvenes en una fiesta, se comprometieran a construir un campo de futbol americano en un lote lleno de basura, cerca del lugar del crimen.
“Y, después, todo el mundo se fue. El terreno todavía está baldío, y los niños aún tienen problemas para dormir”, señaló el periódico neoyorquino, que se lamenta de que, a pesar del cambio de rumbo de Calderón, “al darse cuenta de que la solución militar no servirá por sí sola, y a pesar de diez mil efectivos de seguridad, cada semana la violencia parece recrudecerse”.
Tampoco el NYT miente.
Y por si la conexión entre Washington y Nueva York no bastara, el gobernador de Texas, Rick Perry, amenazó con incrementar la presencia policiaca en la frontera “ante la amenaza de que la violencia de México se desborde”.
Pero ni Perry ni la Casa Blanca ni el NYT hablan ni se ocupan de tres grandes pecados estadunidenses: el impune tráfico de armas que llega de EU; cómo se caza, en la frontera, a los indocumentados mexicanos, igual que si fueran conejos, asesinándolos como animales, y que más de cinco millones de estadunidenses son adictos a las drogas, mientras que el consumo ocasional de drogas ilícitas en estudiantes de 12 años o más, llega a casi… ¡13 millones! (Archivos del poder, 3/VI/2008).
De ello disimula el Tío Sam.
“Es un mito” que se desborde la violencia fronteriza, respondió por internet el embajador mexicano, Arturo Sarukhan. Ojalá que su frase no resulte como aquel “mito genial” del salinista Pedro Aspe al referirse a la pobreza en México, que a la postre fue una postura cínica y ofensiva para millones.
Por lo demás, la visita del presidente Calderón a Ciudad Juárez en poco ayudó a la desesperanza de una ciudad arrodillada. “En enero y febrero, los homicidios bajaron 40%”, dijeron los jefes de la seguridad nacional. Sí, ¡cómo no! Que se lo digan a las familias de las montañas de ejecutados en los últimos días.
“Las estadísticas nos muestran un mundo fabuloso, pero afuera no lo estamos percibiendo… hay más ejecuciones en masa… ni el ejército más poderoso del mundo ha salido victorioso cuando se combate en terrenos urbanos… Juárez arde y sigue en llamas”, respondieron los juarenses.
A cada palabra oficial, una bala para un mexicano… y un regaño de Estados Unidos.
ARCHIVO CONFIDENCIAL… Por falta de espacio, no nos referimos a lo que ocurre en La Paz, Tijuana y Monterrey, como lo prometimos el martes pasado. Lo haremos, sin falta, la semana próxima.
Pasaron de la furia a la abierta intromisión, enviando, sin que nadie se los impidiera, a agentes federales.

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