13 oct 2011

La Inauguración de la Plaza Mariana

Algunas Columna
La Esquina (La Crónica de Hoy)
"La Plaza Mariana juntó a los poderes político, financiero y religioso. Quienes a menudo están a la greña, estuvieron en santa paz. Hubo transmisión en vivo. Llovieron flores y elogios. AMLO donó el terreno –que era público-, Ebrard negoció con empresarios y comerciantes, Slim construyó, Calderón inauguró, todos agradecieron y el cardenal Rivera recibió la plaza con la amplia sonrisa de quien sabe, en este Estado laico, quedar bien con Dios y con el César.   
Marcelo el converso 
Marcelo reapareció ayer, muy sonriente, saludando al presidente Calderón, pero también al cardenal Norberto Rivera. Dos pájaros de un tiro. Ocurrió en la inauguración de la Plaza Mariana, proyecto financiado por el empresario Carlos Slim, en un predio donado por López Obrador cuando era jefe de Gobierno.
Esos y otros “milagros” —como el centrismo del que hoy hace gala Andrés Manuel— los veremos conforme avanza el proceso electoral y se acerca el momento de definir candidatos. En los libros sagrados se llama la multiplicación de los panes. En el terrenal lenguaje de los políticos se trata de la “multiplicación de los votantes.   (Francisco Garfias, Excélsior)
  Trascendió…
Que la preocupación de los encargados de protocolo de la Presidencia y la Jefatura de Gobierno se desvaneció por completo cuando vieron la cordialidad con que Felipe Calderón y Marcelo Ebrard se saludaron, en privado, a su llegada a la Plaza Mariana.
Antes de la inauguración, ambos convivieron unos minutos con el cardenal Norberto Rivera, el secretario de Gobernación, Francisco Blake, y el empresario Carlos Slim.
Los gobernantes volvieron a saludarse en público durante la ceremonia y después pasaron a un recorrido privado, donde estuvo presente la esposa del jefe del GDF, Rosalinda Bueso. En tanto, Margarita Zavala no asistió por haber acudido a recibir un reconocimiento a Madrid.
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El Presidente Calderón en la Inauguración de la Plaza Mariana
Muy buenas tardes.
Amigas y amigos.
Señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
Señor licenciado Marcelo Ebrard Casaubón, Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Señora de Ebrard.
Monseñor Cristophe Pierre, Nuncio Apostólico en México. Me da mucho gusto saludarle.
Monseñor Enrique Glennie, Vicario General y Vicario Episcopal de Guadalupe y Rector de la Basílica. Muchas gracias por su hospitalidad.
Señor ingeniero Carlos Slim Helú, Presidente de Grupo CARSO.
Señor licenciado Víctor Hugo Lobo Román, Jefe Delegacional en Gustavo A. Madero.
Muy estimados obispos, obispos auxiliares.
Miembros del Cabildo de la Basílica de Guadalupe.
Muy distinguidos representantes de las iglesias ortodoxas en México.
Muy distinguidos invitados especiales.
Muy distinguidos benefactores de la Basílica.
Señoras y señores:
Agradezco mucho la invitación que me han formulado. Para mí es un honor estar presente en esta inauguración formal de la Plaza Mariana de la Basílica de Guadalupe, un proyecto que, como ya se ha dicho aquí, se gestó por más de una década y llega hoy a feliz término.
Celebro que esta magna obra inicie sus actividades en este 2011, un año que se conmemora el trigésimo quinto aniversario de la nueva Basílica de Guadalupe.
Felicito, también, a la Iglesia Católica por esta obra que representa un momento cumbre en la historia contemporánea de este centro religioso, que es tan querido por todos los mexicanos. Y, como decía el ingeniero Slim, se celebra también en un 12 de octubre, en un Día de la Raza, del encuentro que tiene que ver tanto con nuestra identidad y también un día, hasta cierto punto, Guadalupano, porque, lo que él ha señalado, es día también de la coronación de la Virgen de Guadalupe y de su traslado de la Antigua Basílica a la nueva.
A final de cuentas, amigas y amigos, en muchos mexicanos, la mayoría de los mexicanos, la señora de Guadalupe es un signo de identidad y de unidad.
Somos guadalupanos, independientemente, incluso me atrevería a decir, mucho de la fe, de las creencias y las no creencias y, desde luego, lo es para quienes profesamos la fe católica, a quienes congrega, desde luego, esta imagen tan representativa de México y de los mexicanos.
Y, como sabemos, este Santuario, esta Basílica, es el Santuario más importante de México y de todo el Continente Americano. Es un lugar lleno de hechos significativos a lo largo de nuestra historia, desde la aparición de la Virgen a Juan Diego, en este lugar, pasando por la construcción de la primera Basílica en 1695; las visitas de Juan Pablo II, en el último tramo del Siglo XX y los primeros años del Siglo XXI.
Y, por ello, este Santuario es tan importante para todos. Y por eso, también, en consecuencia, la gran importancia de esta Plaza Mariana, que hoy se entrega a todos los visitantes de la Basílica.
La Plaza Mariana va a ser un punto de referencia religioso, cultural para los mexicanos. También, es ésta, la Basílica, el segundo recinto religioso más visitado del mundo, desde luego, después de la Basílica de San Pedro, en El Vaticano.
La Basílica de Guadalupe es un factor de integración social, de afianzamiento de la identidad nacional, de unidad, como he dicho. Es un espacio que, como ningún otro, ha abierto sus puertas a personas de todas las razas, de todas las nacionalidades y que simboliza la pluralidad cultural y las tradiciones más nobles que tenemos los mexicanos.
No sólo por el número de visitantes que recibe cada año, sino por muchas cosas. Creo que hay pocos puntos de encuentro físico entre los mexicanos como éste.
Aquí, mexicanas y mexicanos de todo el mundo, y me atrevo a decir, latinoamericanos de todo el Continente, tenemos un punto de encuentro.
La Villa o La Villita, como cariñosamente se le nombra por muchos compatriotas, es un destino obligado para muchos visitantes a la Ciudad de México. De manera que es recinto religioso, recinto cultural y, también, técnicamente hablando, es un recinto turístico de primerísima importancia.
Cada año llegan a este recinto más de 20 millones de visitantes nacionales y extranjeros para visitar la Basílica, para conocerla, los más, para rendir culto a la Virgen de Guadalupe; otros para maravillarse de la expresión de fe tan característica de nuestro pueblo.
Es importante destacar que del total de visitantes, alrededor de nueve millones lo hace en los días cercanos al 12 de diciembre, o como decimos, también, los mexicanos, en el meritito 12 de diciembre, que es el día que se festeja a la Virgen de Guadalupe, entre ellos, por cierto y desde hace 30 años, mi esposa es una asidua visitante a La Villa, precisamente, el día 12.
Y la verdad es realmente conmovedor. A ella le hubiera gustado, por cierto, estar aquí. Desgraciadamente no está, está fuera de México ahora. Pero es muy esperanzador ver cómo esos días llegan millones de peregrinos, algunos a pie, otros en bicicleta, en camiones, a caballo.
Hay gente que viene a ofrecer, a pedir, a bailar, a ofrendar, a recordar a los que se han ido, a pedir por los que vienen. Y creo que este fenómeno nuestro, más allá, insisto, de nuestras creencias, de creencias o no, es un fenómeno mexicano que nos describe.
Habrá quien venga a observar, habrá quien venga a hacer una introspección sincera, una reflexión, habrá quien venga a rezar. Pero conmueve el hecho tanto constatar la solidaridad y la hospitalidad del pueblo mexicano, que con generoso desprendimiento proporciona agua, alimentos, cobijas a los peregrinos de la Basílica.
Como conmueve, también, el ver, precisamente, en esos días, que se eliminan las fronteras y las diferencias que a veces marcan tanto a los mexicanos.
Quiero, además, unirme a la congratulación de todos, y felicitar, desde luego, al ingeniero  Carlos Slim por esta obra que pone a disposición de los peregrinos. Es una obra muy importante y, también, es un gesto muy significativo que hay que aquilatar en lo que vale.
Y será una obra, estoy seguro, que estará al servicio de los peregrinos mismos. Algo que hacía mucha falta.
Permitirá alojar, además, a quien se dedica, con dignidad, al comercio en esas fechas, en lugares que, precisamente, lo hagan propicio, esta actividad, y lo distingan de las actividades propias del culto.
Permitirá atender al peregrino, al viajero, y permitirá, también, a las propias autoridades de la Arquidiócesis de México y de la propia Basílica, realizar las actividades que tienen como tarea, entre otras, desde luego, proveer al enriquecimiento cultural y espiritual de los feligreses, como también, al servicio, medularmente, al servicio de los demás.
Hay algo muy, muy importante, y por eso, también, el enorme mérito del gobierno del Distrito Federal, al ceder este terreno, que era propiedad del gobierno de la Ciudad. Porque eso hizo propicio que pudiera mejorarse el entorno de la Plaza Mariana. El poder hacer, de manera arquitectónica y urbanística adecuada un desarrollo, sólo puede ser un proyecto en el que todos nos podamos congratular.
Estas obras, amigas y amigos, embellecen, dignifican este importantísimo centro, no sólo de la Ciudad de México, sino del país. Y no sólo eso. Hacen que muchos mexicanos y latinoamericanos, o visitantes internacionales que vienen de fuera, puedan tener mucha mayor comodidad para transitar, para reunirse.
Además, para reunirse aquí, en este mismo recinto, para propósitos específicos que ya se han mencionado, en espacios que, como ustedes ven, son muy amplios, muy seguros, y que corresponden con la dignidad de toda persona y de todo visitante.
Felicito, finalmente, al pueblo de México, porque con esta nueva plaza no sólo se gana en términos de mejora del más importante centro religioso que tenemos, sino también, se genera un espacio digno de reunión y de convivencia social y familiar.
Me da gusto saber, amigas y amigos, además, que el diseño de la Plaza Mariana, el diseño arquitectónico, está inspirado en el Escudo Papal de Juan Pablo II. Porque si algún personaje recordamos nosotros los mexicanos con cariño, o muchos mexicanos con cariño, es a él.
El cariño y respeto por las cinco visitas pastorales que hizo a nuestro país, en las que siempre dejó un mensaje de paz y de concordia nacional que, por cierto, tanto necesitamos hoy los mexicanos.
Al mismo tiempo, me imaginaba yo, digamos, estos datos de la inspiración arquitectónica del Escudo Papal, pero no me imaginaba y me sorprende gratamente, el diseño vanguardista de la Plaza Mariana. Es, como definen sus creadores, una infraestructura pastoral para el tercer milenio. Ojalá así sea.
Ojalá que en la solidez de estas columnas que nos rodean, se albergue, también, la solidez de otras columnas espirituales, que son mucho más importantes, y que sobre ellas pueda sostenerse, desde luego, una obra que debe trascender y eso dependerá, desde luego, de los constructores, no de las miles de manos de trabajadores y albañiles que ya cumplieron su tarea, sino de aquellos a quienes ahora se les pone en sus manos este espacio para el cumplimiento de su fin.
Es una obra funcional que va a cumplir su cometido de dar atención a la enorme afluencia de visitantes que tiene todos los días, y particularmente en diciembre.
Es una obra que a mí me gusta. Es muy luminosa, es muy abierta, es muy clara, digámoslo así. Me enorgullece que ésta será una obra que se entrega a los mexicanos de hoy para las personas que vengan a visitar este bello lugar por muchas, muchas décadas más.
Amigas y amigos:
Concluyo diciendo que México es un país de libertades; es un país de libertades y de pluralidad; de libertad en lo individual y en lo social, de pluralidad en lo individual y lo social; de libertad y pluralidad, también, por supuesto, en lo religioso.
Y, hoy, más que nunca la libertad de creencia es absoluta. Todas las mexicanas, todos los mexicanos tenemos el derecho de profesar o no en conciencia la religión que más satisfaga o que más sea propia de las convicciones de cada persona, sin más límite que el respeto a la ley.
Esa es una conquista de la sociedad mexicana que debemos aquilatar y, que desde luego, el Gobierno Federal respeta sin cortapisa y que estoy convencido, no tiene vuelta atrás.
Yo invito a todos los mexicanos a conocer este nuevo espacio, que más allá de su finalidad y su entrañable simbolismo religioso representa, a final de cuentas, el espíritu de fraternidad, de unión y de identidad que debe prevalecer en nuestra sociedad.
Felicidades, nuevamente, por esta gran obra.
Gracias a los constructores, gracias a los donantes,  ingeniero. Gracias también a la autoridad capitalina por la valiosa aportación que ha hecho para la misma, y gracias, desde luego, a la Arquidiócesis, al Arzobispo Primado de México, no sólo por su invitación, sino por el liderazgo y a él y, desde luego, al Vicario de la Basílica.
Les deseo mucho éxito y que esta obra fructifique en muchas, muchas obras espirituales que harán un enorme bien al pueblo de México.
Muchas gracias.
 ***
-MODERADOR: Toma la palabra el Excelentísimo señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
-CARDENAL NORBERTO RIVERA CARRERA: Sean bienvenidos todos ustedes, hermanos, hermanas, a la entrega oficial de este gran regalo que Dios nos ha hecho llegar, a través de la generosidad de don Carlos Slim.
Agradezco la presencia de mis hermanos, de los venerables cabildos de la Catedral y de esta Basílica nacional; la presencia de mis hermanos Obispos, la presencia de mis más cercanos colaboradores en los distintos campos, los presbíteros y, sobre todo, agradezco la presencia del señor Nuncio Apostólico y sus colaboradores en este evento tan significativo para esta Iglesia, para México y para el Continente.
Hace años, el señor Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, sensible a las necesidades de los vendedores ambulantes, sensible a las necesidades que iban aumentando por el número de peregrinos, quiso llegar a un acuerdo de ceder el terreno que correspondía al Distrito Federal, y a cambio de ello, recibir la construcción de un mercado.
Hoy, don Carlos Slim, hará la entrega oficial de ese mercado para la ciudad.
Es un gran regalo para la ciudad, que hace don Carlos.
La Madre Teresa de Calcuta, paseando por su ciudad, se encontró a un  hombre que parecía muerto, tendido en la calle, prácticamente pisoteado por la multitud. Nadie le ponía atención. Ella lo levanta, lo toma en sus brazos, se lo lleva a la casa, y simple y sencillamente, en sus brazos, le empieza a humedecer los labios. Aquel hombre que parecía muerto abre los ojos y simplemente sonríe. Ahí empezó, para él, una nueva vida.
Carlos:
Nosotros, también, estábamos sin esperanza. No sabíamos cómo poder continuar esta obra que ya habíamos comenzado, de la Plaza Mariana, tan necesaria para esta Arquidiócesis, tan necesaria para todos los peregrinos que vienen de la República y de más allá de nuestras fronteras.
Tu sensibilidad, tu gran corazón, nos ofreció la ayuda desinteresada para que esto fuera una realidad. Y, simplemente, te decimos: Gracias. El Señor no te puso en medio de nosotros para que dieras una limosna. El Señor te ha puesto en México para que realices grandes obras. El Señor te ha puesto en medio de nosotros para que impulses grandes proyectos. El Señor te ha mandado para que nos hagas soñar y nos enseñes tu constancia en el trabajo y tu gran inteligencia para abrir nuevos caminos.
Muchas gracias por este regalo, y que el Señor te siga bendiciendo.
Esto no sería una realidad sin la apertura, sin la sensibilidad del actual Jefe de Gobierno, que, prácticamente, junto con sus colaboradores, nos abrieron las puertas para que permisos y tantos elementos que eran necesarios en este momento, facilitaran el que la obra se pudiera comenzar de inmediato. Y así fue.
Esta obra ha tenido un intenso trabajo. Ha sido fuente de trabajo para más de dos mil trabajadores constantemente, y seguirá siendo una fuente de trabajo para muchos hermanos nuestros, no solamente los vendedores, los que tienen un puesto en el mercado, sino para otros muchos que dependen de ellos.
Muchas gracias, señor Jefe de Gobierno.
Agradezco de todo corazón en este acto tan significativo y tan simbólico, la presencia y el apoyo de nuestro Presidente, el señor Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, don Felipe Calderón.
Muchísimas gracias, señor Presidente.
-MODERADOR: Tiene la palabra el ciudadano ingeniero Carlos Slim Helú, Presidente Honorario Vitalicio de Grupo Carso.
-ING. CARLOS SLIM HELÚ: Buenas tardes.
Señor Presidente de la República Mexicana, licenciado Felipe Calderón Hinojosa; señor Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, licenciado Marcelo Ebrard; Su Eminencia Cardenal Norberto Rivera; muy apreciadas autoridades eclesiásticas; señor Vicario General, Monseñor Enrique Glennie; señor Jefe de la Delegación Víctor Hugo Lobo; señoras y señores:
Ha sido para la Fundación Carlos Slim, un gran honor y un gran gusto, poder donar al pueblo de México, a los peregrinos, a los visitantes, en general, esta Plaza Mariana.
Haber desarrollado el proyecto arquitectónico para ofrecer los espacios adecuados para las diversas actividades de atención y servicios a los peregrinos a la Basílica de Guadalupe, que es mundialmente el Templo más visitado.
El proyecto contempla cuatro grandes edificios independientes por sus funciones, y también, por razones técnicas, por razones de hundimientos  diferenciados en los diversos lugares del terreno. Fue así como hicimos, en este proyecto estos cuatro edificios independientes.
El Centro de Evangelización, que es donde estamos, que va a tener usos múltiples; el Museo Guadalupano; el mercado público que albergará numerosos locales comerciales para atender a los numerosos visitantes; y el área de la plaza, un espacio más para los peregrinos que en su parte inferior tiene los baños. En este edificio hay comedores para ellos; hay los más de 120 mil nichos, capillas, y cuya comercialización se destinará a mejorar la atención y servicios de los visitantes, así como el entorno del Santuario Guadalupano.
Son, así, cuatro edificios separados y comunicados por una cruz asimétrica; la Cruz Mariana de Juan Pablo II.
Agradezco mucho al arquitecto Fernando Romero y su equipo, el proyecto, así como a todos los que participaron en la construcción del mismo. Por parte de la constructora Carso y por los trabajadores. Como señalaba su Eminencia, más de dos mil trabajadores estuvieron trabajando en la ejecución de este proyecto sobre una cimentación que ya existía, que era la parte que estaba ya terminada de los inicios del trabajo, también, a los que se refería su Eminencia, el Cardenal. Y esta construcción, de más de 67 mil metros, se realizó en poco menos de 16 meses.
Como también señalaba, gracias al apoyo del Jefe de Gobierno y de la Delegación, para poder tener esta Plaza Mariana terminada a la brevedad posible.
Y es hoy, 12 de octubre, que se celebra, además, la Coronación Pontificia de la Virgen, y fecha en que la imagen se traslada de la Basílica Antigua a la nueva.
Entregamos este conjunto a la Arquidiócesis de la Ciudad de México, y el mercado a las autoridades del Distrito Federal, para el beneficio de la ciudad, del entorno y de los peregrinos.
Muchas gracias.
-MODERADOR: Hace uso de la palabra el ciudadano licenciado Marcelo Ebrard Casaubon, Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
-LIC. MARCELO EBRARD CASAUBON: Señor Presidente, señor Cardenal; ingeniero Slim; distinguidas, distinguidos invitados:
Debemos estar, el día de hoy, muy complacidos por lo que estamos presenciando.
Como aquí ya se explicó, hace una década se inició este proyecto con una idea, con una aspiración, tal vez, también, con un sueño; que es recuperar, dignificar, mejorar sustancialmente un espacio público simbólico, importante, de profundo significado para la Ciudad de México y para todo nuestro país. De hecho, estamos en el sitio de visita religioso más importante del mundo.
Y hace 10 años, se inició el camino que nos conduce hasta el día de hoy. Efectivamente, se donó este predio con ese propósito, con ese fin. Además, se ha cuidado que dentro del programa, los comerciantes que anteriormente estaban en vía pública, ahora van a tener un lugar digno para poder realizar su actividad comercial.
O sea, es un proyecto que incluye a todos: A los que visitan, a los que van a venir a seminarios, a los que tienen una visita recurrente, a los vecinos, a las vecinas, a los comerciantes. Y me parece que eso es un avance y un logro muy relevante.
Como en otras incitativas importantes en la Ciudad que tienen que ver con el espacio público, o con causas que nos interesan a todos, el ingeniero Carlos Slim ha sido decisivo, igual que lo fue en el Centro Histórico.
Hace apenas unos meses, me decía el señor Cardenal: Cómo le vamos a hacer con este proyecto. Y en alguna ocasión, el ingeniero Slim decidió que haría esta obra, y que la donaría al pueblo de México.
Muchas gracias, Carlos.
Les decía yo, que igual pasó en el Centro Histórico, y en muchas otras iniciativas relevantes, y en la que hoy estamos testimoniado.
Y en todo ese trayecto, además, debo decir que la obra se hizo muy rápido. Ésta es una obra de 16 meses, y para los que tenemos algo que ver con construcciones, y no se me queden viendo así, porque ya sé que hay muchas obras en el DF; para los que tenemos que ver con esos temas, se hizo en un tiempo récord.
Y ya estoy pensando invitar al Cardenal, a que nos ayude a la supervisión de segundos pisos, para que se apuren.
Entonces, además, hicimos un proyecto para el entorno de la Basílica, que está en curso, que tenemos que terminar en buena medida para los primeros días de diciembre, que eso le corresponde a la autoridad el espacio público, a la Jefatura Delegacional, que, también, ha tenido una participación decidida, sistemática. Todos los días ha estado aquí.
Por ahí está el arquitecto Felipe Leal, nuestro Secretario, que hizo el proyecto del entorno. Ya que termines, te invitamos de este lado, en diciembre.
Gracias Felipe.
Y decirles, a todas y a todos, que es muy buena noticia para México, para la ciudad. Estamos, de veras, muy contentas y contentos.
Felicidades, y muchas gracias a todos los que han intervenido para este gran paso, que como he dicho, va a concluir con una recuperación, yo diría histórica, de todo el entorno y de la propia Basílica de Guadalupe.
Enhorabuena.
Y muchas gracias.
 

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