18 abr 2014

RÉPLICA / RESPONDE CRAIG PYES


RÉPLICA / RESPONDE CRAIG PYES
REFORMA / Redacción
Cd. de México (15 abril 2014).- En respuesta a una columna reciente de Denise Dresser, Jesús Anaya, Director de Comunicación Social del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, escribió una respuesta enojada en defensa del ex-gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones.
 Desafortunadamente, su defensa también criticó de manera equivocada e irresponsable la nota ganadora del Premio Pulitzer que escribí con Sam Dillon para The New York Times. Reportamos en 1997 que mientras que agencias del gobierno estadounidense recibieron inteligencia sustancial vinculando a Beltrones y al entonces gobernador Jorge Carrillo Olea con las redes del narcotráfico de Amado Carrillo Fuentes, la política anti-drogas estadounidense se centraba sólo en los narcotraficantes -no en las redes de protección política que los sostenían.
La carta de Anaya se basa en una "investigación" llevada a cabo por la Procuraduría General de la República, absolviendo a los gobernadores y encontrando que Sam y yo los habíamos "difamado". Pero eso es engañoso en el mejor de los casos. La PGR no hizo pública su investigación, y la llevó a cabo aunque el Ministerio Público no tenía autoridad legal para actuar en nuestra contra.

Y si la absolución era la meta, cualquiera de los dos gobernadores podía haber iniciado un juicio civil en contra del periódico para tratar de limpiar sus nombres y obtener reparación, pero ninguno lo hizo.
 El único objetivo de ese teatro judicial fue el de amenazarnos con la cárcel bajo un estatuto -ya desacreditado- de difamación criminal que no consideraba la verdad como una defensa, para que nos retractáramos de nuestra nota.
 Cuando un funcionario de alto nivel insistió en ello en 1997, el Times se rehusó. Bill Keller, el entonces editor de notas sobre el extranjero, respondió así: "No nos alejaremos de una nota que creemos acertada para apaciguar a alguien a quien le molestó nuestra nota".
 La posición del Times es la misma hoy. Eileen Murphy, Vicepresidenta de Comunicación Corporativa, dice: "Nos paramos detrás de la nota y siempre lo hemos hecho".
 Pero la carta de Anaya cruza la línea de la desinformación y la difamación cuando asegura que la nota de 1997 arruinó mi reputación y que fui vedado de los medios. De hecho, después de que fue publicada, compartí un segundo Premio Pulitzer, el honor más alto del periodismo estadounidense y trabajé durante años en periódicos de primer nivel incluyendo al New York Times y el Los Angeles Times.
 Hoy soy un investigador privado autorizado. Pero no empecé mi compañía hasta 12 años después de la nota de 1997 y después de una carrera larga y orgullosa en el periodismo. Para dejar la historia clara, en 30 años de periodismo de investigación ni una sola de mis notas ha provocado un solo juicio civil por difamación en mi contra, o una sola retractación.
 Atentamente,

Craig Pyes

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