Las columnas políticas hoy, 28 de octubre de 2018....
Templo Mayor/ Reforma...
MIENTRAS los políticos prometen, los técnicos sufren. Cuentan que los responsables administrativos de dependencias federales, organismos autónomos y desconcentrados se truenan los dedos porque aún no pueden planear el presupuesto para el próximo año.
Y TODO porque ya casi acaba octubre y la Secretaría de Hacienda todavía no les entrega los lineamientos que deberá seguir el Presupuesto 2019. Y obviamente eso no es cosa de los muchachos de José Antonio González Anaya, sino de que no le salen las cuentas al próximo gobierno.
USUALMENTE dichos lineamientos son emitidos ¡en agosto!, pero por tratarse de un cambio de gobierno, se esperaban en septiembre.
SIN EMBARGO, ya casi empieza noviembre y nomás no se ve claro, pues no se han entregado los Criterios Generales de Política Económica, documento que ya debería estar listo; y tampoco se conoce cómo viene el trancazo recaudatorio para el próximo sexenio.
DE AHÍ QUE quienes tienen a su cargo las áreas administrativas andan haciendo números y números, tratando de adivinar... ¡como si fuera Melate!
MUY PREOCUPADOS andan al interior de la Cofepris, pues cada vez se escucha con mayor insistencia que el nuevo gobierno prepara un plan para desmantelar buena parte de ese organismo.
SEGÚN ESTO, se cerraría el Laboratorio Nacional de esa comisión encargada de prevenir los riesgos sanitarios, además de la rama encargada de la vigilancia de los fármacos y el área que actualmente realiza las verificaciones sanitarias.
EL OBJETIVO es recortar algo así como 600 plazas y utilizar esos ahorros en otras dependencias y programas que otorguen un mayor beneficio social. Así, de plano.
CUENTAN que en Aguascalientes hay quienes están proponiendo cambiar el nombre de la entidad a Aguashirvientes, pues la cosa está que arde por una ola de inseguridad inédita en un estado que, durante años, fue considerado como uno de los más seguros del país.
EL PROBLEMA se ha ido haciendo cada vez más evidente y la gota que derramó el vaso es que la casa del ex gobernador Carlos Lozano fue asaltada a principios de este mes y es hora que no se ha detenido a los responsables.
DE HECHO, en la capital aguascalentense se dice que el gobernador Martín Orozco recurrió al viejo truco de anunciar una detención de alto perfil -la de Raúl Cuadra, quien fuera secretario estatal de Finanzas en la administración de Luis Reynoso- para distraer la atención y quitarse de encima la presión ciudadana por hacer justicia.
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Sueños de empleo/Gabriel Zaid
Reforma, 28 Oct. 2018
Hacia 1950, el futuro soñado por los universitarios era trabajar al lado de profesionistas eminentes y llegar a tener su propio bufete jurídico, notaría, consultorio médico, despacho contable, constructora o fábrica.
Sus profesores eran el ejemplo: profesionistas independientes que consideraban un honor volver a su alma máter una o dos horas por semana para trasmitir su experiencia y abrir a sus alumnos las puertas a la práctica, reclutándolos como ayudantes o recomendándolos. Pocas empresas eran suficientemente grandes para tener empleados con título profesional. Y trabajar en el gobierno era mal visto. Los que aceptaban eso daban explicaciones a parientes y amigos.
Sin embargo, por esos mismos años hubo un experimento político que fue cambiando eso. Después de la Revolución, gobernaban los militares. Pero un general revolucionario decidió que su hijo mayor no hiciera carrera militar: fuera abogado. El joven tuvo la doble legitimidad de la Revolución y la Universidad, era simpático y bueno para la política y los negocios de fraccionamiento. Fue litigante, legislador y gobernador de Veracruz. Se ganó la confianza del presidente Gral. Manuel Ávila Camacho, que lo dejó como sucesor, aunque no era militar.
El Lic. Miguel Alemán Valdés inició una nueva etapa del régimen, la del Partido Revolucionario Institucional. Gobernó con un grupo de compañeros universitarios, con los que había hecho un pacto de ayuda mutua. Logró que los militares, voluntariamente, dejaran la administración pública.
Desde entonces, los presidentes han sido civiles; y, a partir de su ejemplo, los estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional empezaron a soñar con la presidencia, las secretarías o, de perdida, las direcciones generales; no el ejercicio libre de su profesión. Su amigo César Garizurieta inventó el sarcasmo: "Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error".
Paralelamente, algunas empresas se volvieron gigantescas; en la capital, por su capacidad de conexión con el gobierno; en otras ciudades, por su capacidad de organizar grupos industriales en torno a una familia emprendedora.
Un principio fundamental de la Revolución fue la no reelección. Otro, complementario, fue retirarse al terminar su mandato, con la seguridad de no ser molestados (aunque tuviesen fortunas mal habidas o crímenes impunes), siempre y cuando no molestaran a los sucesores. De hecho, se retiraban de la vida política. Pero podían hacer negocios con sus ahorros, y ése fue el origen de nuevos grupos industriales.
En los grupos industriales, los altos puestos eran para la familia, con excepciones en algunas especialidades. En el gobierno, los altos puestos fueron para los compañeros de escuela, que funcionaron como una especie de familia, sin que dejaran de pesar los parentescos. Para colocar a los amigos, parientes y "compañeros de banca" se crearon direcciones adjuntas, subsecretarías y empresas del Estado. El mercado de ejecutivos que no son de la familia ni del partido en el poder tardó en aparecer.
Los ideales universitarios cambiaron: de soñar en la independencia a soñar en el puestazo, con ingresos altos, poder, viajes y privilegios laborales. Pequeño problema: no hay más que miles de puestazos para millones de aspirantes a ocuparlos. Crear oportunidades para tantos favoreció la hinchazón del Estado.
Los microempresarios, los profesionistas libres, los especialistas independientes y todos los que trabajan por su cuenta están en el mercado de los bienes y servicios, no en el mercado del empleo. De hecho, crean su propio empleo y crean empleos para otros. Verlos como un problema terrible (la economía informal) es una ridiculez del mundo burocrático, que no sabe admirar más que su imagen y semejanza.
Hay que facilitar el autoempleo con más créditos y menos trámites. El trabajo subordinado no es la aspiración universal de la especie humana, aunque así lo crean personas bien intencionadas. Ofrecer a todos empleos formales y bien pagados es pura demagogia, irrealizable e indeseable. Por el contrario, hay que prestigiar y promover los oficios, profesiones y trabajos independientes.
El prestigio de los puestazos ha generado frustración en millones de personas que nunca llegarán a ocuparlos. También en miles que sí llegaron y padecen la grilla de las luchas por el poder, las arbitrariedades, las humillaciones y ansiedades que originaron la variante: "Vivir dentro del presupuesto es vivir en el terror”.
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Piel delgada, mecha corta/Juan E. Pardinas
Reforma, 28 Oct. 2018
El Presidente electo tiene poco apetito para el pensamiento crítico. Su indigestión es sonora y visible. El domingo comparó a sus críticos con la prensa nostálgica del régimen porfirista, que apoyó el golpe de Estado donde fue asesinado el presidente Francisco I. Madero en 1913. Sin mucho análisis de discurso se puede concluir que nuestro futuro jefe de Estado mira a los comentaristas no alineados como una versión moderna de quienes apoyaron el régimen del traidor Victoriano Huerta. Precisamente, el diario Reforma ha sido un blanco recurrente de sus adjetivos y sarcasmos.
Esta semana, AMLO arremetió en contra del periodista Carlos Loret de Mola por sus opiniones en radio sobre los riesgos a la estabilidad económica que podría implicar la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Hay un creciente nerviosismo e incertidumbre en la economía global y en México estamos echando volados sobre el destino de una inversión de miles de millones de dólares. El pecado periodístico de Carlos Loret fue sintetizar las opiniones de bancos, agencias calificadoras de riesgo financiero y la prensa especializada. De ira ágil, el Presidente electo insinuó que el reportero tiene participación accionaria en el aeropuerto de Texcoco. AMLO no puede ver en una opinión disonante el legítimo derecho a pensar y opinar distinto. Sus críticos deben tener algún retorcimiento moral o interés obscuro. Las causas nobles de la Cuarta Transformación sólo pueden encontrar oposición por parte de personajes con una obscura descomposición ética. Si no estás con él, eres un chayotero corrupto.
Durante el próximo sexenio habrá que revisitar el concepto de la infalibilidad papal. Este dogma de la Iglesia Católica sostiene que cuando el Vicario de Roma define la doctrina religiosa, su palabra cuenta con asistencia divina. Este blindaje lo protege de cometer algún error de ortodoxia. Entre 2018 y 2024 habrá que empezar a discutir la infalibilidad presidencial. La encarnación humana de la virtud política está a salvo de cometer falta alguna, por lo que cualquier infortunio que traiga el destino deberá ser culpa de alguien más.
En una democracia funcional, el rival natural del gobierno son los partidos de oposición. La disfuncionalidad mexicana ya opera de forma distinta. En el PRI están muy preocupados de que los vayan a meter a la cárcel, en el PAN están en pugna por los despojos del naufragio y en el PRD andan buscando funeraria para velar al muerto. Así no puede haber contrapesos. La única resistencia que ha encontrado el gobierno de AMLO son las voces críticas.
En un país donde la organización Artículo 19 ha documentado el asesinato de 120 periodistas, del 2000 a la fecha, resulta ominoso que el jefe de Estado ataque por nombre y apellido a profesionistas de los medios. Parte de la descripción laboral del cargo de Presidente implica reaccionar con algún nivel de elegancia y estoicismo frente a las críticas y ruido que generan los medios. Donald Trump se ha dedicado a atacar a medios, periódicos y periodistas. Esta semana CNN recibió un paquete bomba. En un contexto de alta polarización política, un chascarrillo o comentario biliar en una entrevista banquetera puede tener consecuencias terribles en la mente de un seguidor desequilibrado. AMLO debería hacer un esfuerzo cotidiano por parecerse lo menos posible al presidente de Estados Unidos.
AMLO tiene la enorme oportunidad de devolverle decoro y respeto a la institución presidencial. Los mexicanos anhelamos tener un Presidente que no nos dé vergüenza, una figura que represente más unidad y menos encono. Una lengua larga y un dedo flamígero que apunta desde el púlpito presidencial no son rasgos anatómicos compatibles con ese anhelo.
@jepardinas
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¡Valor simbólico!/Eduardo Caccia
Reforma, 28 Oct. 2018
Suelo repetir con terquedad, como epifanía personal incluso, que las cosas valen más por lo que significan que por lo que son. De ahí mi obstinación -como forma de entender el mundo- por tratar de encontrar significados detrás de las cosas, las marcas y las personas. Hoy termina un proceso de consulta ciudadana que pretende arrojar una decisión sobre qué hacer ante la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La decisión significará mucho para México.
No sólo está en juego la forma de solucionar un evidente problema sino el posicionamiento de México en el mundo. Desde la antigüedad hasta nuestras fechas, los imperios, reinos, gobiernos y sus líderes han querido dejar un manifiesto perdurable que habla de su poder, su visión o su talento. Obras extraordinarias que hoy maravillan a propios y extraños se hicieron por la visión de líderes, no por consultas populares. El Taj Mahal, Petra, Chichén Itzá, el Coliseo Romano, la Gran Muralla China, la Torre Eiffel, la pirámide de cristal en el Louvre, seguramente no existirían hoy si se le hubiese preguntado a la gente lo que quería.
Uno de los manifiestos más fuertes que puede tener un país para construir marca es su aeropuerto. Es la puerta de entrada, la bienvenida, marca un precedente y genera expectativas. No solo es el valor funcional de la construcción sino el valor simbólico que permite que los extranjeros tengan una idea del país y también un símbolo interno que aquilatan los locales. Si no fuese así, el pueblo de México no presumiría su magnífica Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Palacio de Bellas Artes, el Castillo de Chapultepec y tantas otras obras de resplandor que pudieron no hacerse para ahorrarse muchos pesos. Inclusive nuestro acervo prehispánico es motivo de gran orgullo. Teotihuacán no se hizo por consulta ciudadana. Y sí, Bellas Artes pudo haber tenido barro y mosaicos en vez de mármol, la Pirámide del Sol hubiera costado menos si la hubieran hecho menos grande, el valor de las grandes obras es simbólico más que funcional.
Entiendo a quienes alaban que por primera vez se toma en cuenta la voluntad del pueblo para hacer una obra de tal magnitud, pero de ninguna manera estoy de acuerdo en que una consulta ciudadana sea la forma más efectiva de tomar la mejor decisión. Se elige a un gobernante para que tome decisiones, no para que las delegue en el pueblo. El valor democrático que le ven a la consulta ciudadana ya se dio en la elección presidencial pasada. El pueblo mexicano escogió un líder, no a un encuestador.
Está comprobado que los consumidores no saben lo que quieren, pero pueden identificar lo que les conviene cuando lo ven. La papeleta con la que se hace la votación es una burla en comparación a la proyección y el impacto que tiene un aeropuerto como el planeado en Texcoco. En dado caso la gente debería decidir después de ver dos películas, dos narrativas. Si la gente sacara en conclusión que le irá mejor al país, a la ciudad y a su familia con una de las dos alternativas, la gente no dudaría por cuál votar. El asunto ha pasado a significar una victoria política del nuevo grupo en el poder, así provoque un retroceso para el país.
Una mundialmente famosa empresa fabricante de muebles de oficina innovó en el mercado de sillas ejecutivas en la década de los noventa. Antes de lanzar al mercado la novedosa silla, le preguntaron a la gente su opinión (mostrándoles un prototipo). Todos los grupos de consumidores rechazaron la silla por "fea" (fue la primera silla en tener superficie de malla, había sido inspirada en la textura del bejuco) aunque le concedieron alta calificación en ergonomía. Alguien tuvo el tino de apuntar que cuando la gente le decía "fea" tal vez significaba "diferente", pues la gente no sabía de sillas ejecutivas innovadoras. A pesar de lo que dijo la consulta, lanzaron la silla al mercado. Ha sido el éxito más grande en más de 100 años de la firma.
Si por mí fuera, seguiría adelante con la obra en Texcoco, eso sí, con una auditoría y sanciones ejemplares en caso de encontrar ilícitos. López Obrador ha dicho que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de México. Tiene la oportunidad. Necesita construir valor simbólico.
¿Despegará?
@eduardo_caccia
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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