El asalto a la razón
El silencio de los incompetentes/Carlos Marín
Milenio, / 26.10.2023
Por impredecible que haya sido la súbita conversión de una tormenta tropical en huracán de magnitud catastrófica, es incomprensible que ocho horas después de que pegara en Acapulco y municipios aledaños ni el presidente López Obrador tuviera idea de los daños.
Y peor: por haber desaparecido el Estado Mayor, se quedó varado en la autopista.
De vergüenza en la emergencia.
Se comprende que los deslaves, desbordamientos y consecuente obstrucción de caminos y caídas de cables y torres de transmisión o las afectaciones aeroportuarias dejaran incomunicada la región.