El dramático juicio de defunción que el expresidente Ernesto Zedillo ha emitido sobre la democracia mexicana –acusando a la autodenominada Cuarta Transformación (4T) de ser un autoritarismo disfrazado que revierte la transición– encontró una respuesta predeciblemente simplista y despectiva por parte de la presidenta Sheinbaum.
Mientras Zedillo -nos guste o no-, , el artífice de la alternancia, detalla ante una entrevista Maite Rico en el periódico español El Mundo la estrategia de "demolición" del populismo: el desmantelamiento del Poder Judicial, la anulación de contrapesos, la militarización opaca y el uso de un "clientelismo cínico" financiado con recursos públicos para cimentar un régimen de partido hegemónico (el "peor PRI"), Sheinbaum opta por el recurso más elemental y elusivo.
La presidenta se limita a una réplica superficial: "En México hay democracia", citando como prueba la existencia de elecciones para los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo. Esta aseveración, que raya en el cinismo, ignora por completo el fondo de la crítica de Zedillo: no se trata de si hay o no elecciones, sino de la calidad y la integridad de las instituciones que las regulan y las leyes que rigen el poder.
Presentar la elección del Poder Judicial como un indicador de salud democrática, justo cuando la 4T impulsa una reforma para controlarlo políticamente (calificada por Zedillo como una "farsa" autocrática), es una falacia. Ademas fue un chiste lo de los acordeones..; eso lo cargaron para toda la vida..
La crítica no es a la votación en sí, sino al diseño de la ingeniería institucional que busca asegurar una justicia dócil al Ejecutivo.
La declaración de que "aquí no se censura a nadie" contrasta irónicamente con el señalamiento de Zedillo sobre la eliminación de organismos de transparencia y el uso del aparato estatal para propaganda y clientelismo, lo que de facto suprime la pluralidad real y la fiscalización.
La afirmación de que México es "el país más democrático del mundo" no solo carece de sustento internacional y académico, sino que parece una burla directa a las alertas sobre la regresión autoritaria en América Latina.
La respuesta de Sheinbaum no refuta el argumento de Zedillo sobre la muerte institucional de la democracia; simplemente lo evade, optando por una definición minimalista y retórica de la democracia que reduce su complejidad a la mera existencia de urnas, sin importar si los resultados son fruto de un "clientelismo cínico" o si los contrapesos han sido efectivamente "demolidos". Esta falta de profundidad crítica solo refuerza la preocupación sobre la visión estrecha y centralizada del poder que impera en la 4T.
Recomiendo la entrevista que Maite Rico le hizo a EZPL para el Mundo
PD: La foto es de Rosa González del periódico El Mundo..
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