¿Informar o aterrorizar? La infamia contra "Lafita" en Veracruz
¡No se vale!
Mientras la mayoría de las familias en Coatzacoalcos buscaban un respiro de paz este pasado 24 de diciembre, el poder en Veracruz decidió que para el periodismo no habría Navidad. En un operativo que apesta a los tiempos más oscuros del autoritarismo, el gobierno local le cayó encima a Rafael León Segovia, alías "Lafita".
Pero no nos engañemos, aquí no hay errores de procedimiento ni "excesos de celo". Lo que estamos presenciando es una venganza política con un tufo insoportable. A un hombre que lleva una década recorriendo las calles con nada más que su celular y su voz, la Fiscalía de Veracruz —esa que presume autonomía — le ha colgado lápidas jurídicas surrealistas: terrorismo y encubrimiento.
¿Su verdadero "pecado"? No apagar la cámara.
El 16 de diciembre, en un Facebook Live, Rafael documentó un simple accidente vial. Grabó la prepotencia de quienes se creen dueños de la banqueta. Se dice —y los nombres flotan con fuerza— que en ese choque estaba involucrada la hija de una abogada con harto peso político en la región, Leticia Zurita Dávila. Y ahí es donde la justicia en Veracruz se tuerce: cuando la ley se convierte en el garrote para saciar un capricho personal.
El absurdo como método de control
Es indignante. ¿Desde cuándo reportar un choque es "terrorismo"? El terrorismo es otra cosa (lo comentamos aparte); lo que hacen contra Rafael es usar el "Derecho Penal del Enemigo". No lo juzgan por lo que hizo, sino por a quién incomodó. Le fabrican un delito de alto impacto para sacarlo de circulación y sepultarlo en el encierro preventivo.
La gobernadora Rocío Nahle (Morena) dice, muy quitada de la pena, que "la ley aplica para todos" y se queja de "excesos de libertad". Habría que preguntarle a la señora Nahele a: ¿De qué libertad habla, Gobernadora? ¿De la libertad de ir a la cárcel por grabar un incidente de tránsito? Es preocupante que, mientras el estado sigue sumido en la inseguridad real, la fuerza del Estado se use para cazar reporteros.
El mensaje es tétrico
Lo que le hacen a Rafael busca un "efecto inhibidor". El mensaje es claro: "Si grabas a la persona equivocada, te destruimos la vida". Es una invitación forzada a la autocensura. Pero se equivocan. Si hoy el "terrorista" es "Lafita" por cumplir con su oficio, mañana el blanco será cualquier ciudadano que se atreva a testificar un abuso.
La audiencia de estos días será la prueba de fuego. Ahí veremos si el Poder Judicial de Veracruz conserva un gramo de dignidad o si es simplemente el comparsa de este atropello.
No podemos dejar solo a Rafael. En Veracruz, la justicia no se aplica, se administra según el humor de quien manda. Y eso, aquí y en China, se llama tiranía. Si permitimos que el miedo nos gane, la sociedad entera se queda ciega.
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