9 jul 2006

Excesos con efectos políticos


Eran las 18 horas del pasado 6 de julio el Consejero Presidente del IFE Luis Carlos Ugalde solicito al Secretario del Consejo diera el informe correspondiente a esa etapa del proceso electoral.

El C. Secretario, Manuel López Bernal informó lo siguiente: (...) La Secretaría Ejecutivainforma que en el caso de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos han finalizado los cómputos distritales a las 15:14 horas del 6 de julio, en los 300 distritos electorales uninominales, y una vez que se sumaron los 33 mil 131 votos emitidos por los mexicanos residentes en elextranjero, habiéndose sistematizado la información obtenida, los resultados son los siguientes:


El Partido Acción Nacional 15 millones 284 votos, cifra que representa el 35.89 por ciento.

La Coalición “Alianza por México” 9 millones 301 mil 441 votos, cifra que representa el 22.26 por ciento.

La Coalición “Por el Bien de Todos” 14 millones 756 mil 350 votos, cifra que representa el 35.31 por ciento.

El Partido Nueva Alianza 401 mil 804 votos, cifra que representa el 0.96 por ciento.

El Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina un millón 128 mil 850 votos, cifra que representa el 2.70 por ciento.

Candidatos no registrados 297 mil 989, cifra que representa el 0.71 por ciento.

Votos nulos 904 mil 604 votos, cifra que representa el 2.16 por ciento.

La votación total cuantificada asciende a 41 millones 791 mil 322 votos.....Es todo, señor Presidente.

Y quizás hasta ahí hubiera terminado todo y todo mundo hubieramos hecho los comentarios ante lo evidente: el triunfo en esta étapa del candidato del PAN Felipe Calderón Hinojosa.

Pero... (siempre lo hay) el C. Consejero Presidente hizo uso de la palabra y para algunos analistas hablo de más, e incluso - dice Ricardo Monreal-, asumió funciones que no le correspondían.

¿Que dijo el Consejero Presidente esa tarde del 6 de julio que causo tanto revuelo?

Lo siguiente: (...) El Instituto Federal Electoral cumplió con la ley, y garantizó que los votos de los mexicanos se hayan contado con absoluta transparencia(...) Por lo tanto, el candidato que obtuvo el mayor porcentaje de la votación presidencial es Felipe Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional.

Y añadió Señoras y señores: La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos. Han sido los ciudadanos, y sólo ellos, quienes han decidido el resultado final.

El Instituto Federal Electoral ha cumplido con la obligación de informar a los mexicanos sobre los resultados de la elección para Presidente de la República(...) La democracia es un sistema para que la gente opine y decida el futuro de México. A partir de ahora, todos tenemos una responsabilidad para seguir fortaleciendo la confianza en nuestra democracia. Los invito y los exhorto a que sigamos juntos por esta ruta, en beneficio de México y de sus ciudadanos. Muchas gracias.

Para Ricardo Monreal coordinador de las redes ciudadanas esas líneas complicaron la situación y colocaron al Consejero Presidente prácticamente en la ilegalidad. ¡Claro que es exageración!

El columnista Miguel Angel Granados Chapa en su Plaza Pública de este domingo 9 de julio en Reforma hace una puntual observación. Escribió:

"Luis Carlos Ugalde, actuó con extrema irresponsabilidad en los días del cómputo distrital. No sólo hizo que se organizara un conteo espectacular falto de reglas de funcionamiento sino que se arrogó una facultad de que carece. En vez de que sólo el secretario ejecutivo del IFE notificara el jueves la suma de los cómputos distritales, único mecanismo legal establecido para la difusión de los resultados, y que simplemente enumera los obtenidos por cada candidatura, sin establecer la obvia prelación, aunque salte a la vista, Ugalde tomó la palabra para ungir al aspirante panista. En apariencia se limitó sólo a repetir las cifras oídas minutos antes, pero dio como triunfador a Calderón, pretendiendo disimularlo con una estudiada interrupción de carácter retórico ("señoras y señores") que hizo innecesario un fraseo explícito sobre la victoria: "... el candidato que obtuvo el mayor porcentaje de la votación presidencial es Felipe Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional...

La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos".

La última expresión es exacta en abstracto, en general. Pero en la coyuntura mexicana no puede ser emitida sin su complemento, al que omitió referirse el consejero presidente del IFE: sabremos en último término cuál es "el candidato que tenga más votos", cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación califique la elección y diga los números oficialmente. Anticiparse a ese remoto episodio no es sólo un afán de protagonismo sino una contribución a presentar como concluido un proceso en curso.


El propio Calderón fundó en la expresión de Ugalde, minutos después de pronunciada, el despliegue de su actividad como candidato victorioso, una situación no incluida en la legislación y que por lo tanto no debería generar efectos. Los ha producido ya: el presidente Fox telefoneó a su correligionario para felicitarlo, y lo mismo han hecho el presidente Bush, y los jefes de gobierno Harper de Canadá y Rodríguez Zapatero de España. Mal está que los servicios diplomáticos de esos países no adviertan a sus jefes que la situación no sólo se halla en entredicho político sino en un proceso inconcluso. En la oficina de Calderón debieron explicar esa circunstancia a los presuntos interlocutores, agradecer la atención y diferirla para el momento procesal oportuno. Lejos de hacerlo, los saludos han sido utilizados a modo de refrendo de la comunidad internacional.

Esa intentona de abreviar el procedimiento genera exasperaciones simétricas. Por un lado, se exige a López Obrador que sepa perder y que deje en paz a los ciudadanos. Por el otro, se reaviva el rencor electoral de 1988 y se anuncia la decisión de "no dejarse robar el triunfo", acudiendo a la resistencia civil.

La defensa jurídica de López Obrador ha sido preparada en estos días y será iniciada en las próximas horas. No buscará, según anuncio de Ricardo Monreal, hacer realidad en sentido estricto la consigna de contar "voto por voto", ni demandará la nulidad de la elección presidencial, como sería posible hacer sin tocar por eso los resultados de las elecciones legislativas. En buena hora se ha cerrado la puerta al maximalismo, impracticable, de revisar uno a uno 42 millones de votos, aun si lo hicieran por disposición judicial los consejos que efectuaron los cómputos distritales. La demanda perredista se referirá a los casos en que, a su juicio, en la sesión de dichos consejos debió autorizarse la apertura de paquetes, con un criterio legal no restrictivo.

Es probable que el Tribunal ordene, según la modalidad que adopte la impugnación, abrir paquetes. Como juzgadores, sus integrantes disponen de una mayor libertad para apreciar las circunstancias en que debe aplicarse la ley, que los órganos que lo acompañan en la gran operación de computar los votos. Para responder a la demanda de los impugnadores, y también para la realización de la función calificadora de las elecciones, que incluye la realización del cómputo general a partir de los cómputos distritales, los resultados de éstos deben ser suficientemente claros para generar convicción. Disponen los magistrados de la fórmula que les genera amplios espacios de acción: "para mejor proveer", es decir, para que su juicio se funde en suficientes y sólidos elementos, pueden ordenar acciones como la dicha revisión casuística de urnas en entredicho."


Hasta ahí las líneas de Granados Chapa, quien conoce muy bien de estos asuntos, no sólo como abogado, periodista sino también como exconsejero Ciudadano del IFE, y quizás tenga razón Ugalde debería de haber sido menos protagónico, pero pues no iba desperdicias las cámaras...


Como diría mi teórico el cantante Juan Gabriel ¡pero que (chingada) necesidad!

Retomó un texto que no tiene desperdicio para analizar la situación actual el de las impuganciones. José Barragán quizás uno de los hombres más lúcidos del derecho electoral, escribió - sábado 8 de julio en El Universal-, el siguiente texto, que no por breve es contundente.

"Podemos decir que hubo un ganador en la elección presidencial, un triunfador. Esto es legítimo, porque todos tenemos el derecho de conocer los resultados de dicha elección y, si se quiere, proclamar el triunfo del ganador.

(Empero) La declaración de la validez de la misma elección y la declaración de presidente electo está reservada a la Sala Superior del Tribunal Electoral, a quien le corresponde también hacer el cómputo final de dicha elección, previa resolución de las impugnaciones que pudieran haberse presentado.

La Constitución y la ley aceptan la posibilidad de impugnar una elección presidencial. Y, por lo tanto, cabe la posibilidad de que, en un supuesto determinado, sea declarada nula.

Ahora bien, para declarar nula una elección presidencial, por un lado, se necesita que concurran las causas de nulidad señaladas en la ley; y que, por el otro, la impugnación correspondiente se haga en tiempo y forma.
La ley de medios contempla 11 supuestos de nulidad. Conociendo bien la legislación y la jurisprudencia en materia electoral, se podrían encontrar por ahí algunos otros supuestos.

De todos esos supuestos de nulidad, nada más hay dos que podrían haberse hecho valer respecto de la presente elección presidencial: el dolo o error aritmético en el cómputo y las irregularidades graves y no reparables durante la jornada electoral o en las actas de escrutinio y cómputo, que en forma evidente pongan en duda la certeza de la votación y sean determinantes para el resultado de la misma.

Así pues, desde el punto de vista de la materia, habría posibilidades abstractas para reclamar dichos resultados por las causales mencionadas.

Ahora bien, por razón de las formalidades y de los tiempos, las inconformidades debieron haberse plasmado en las actas mismas del cómputo en las que pudiera apreciarse el dolo o el error, la irregularidad no reparable. De no hacerse en ese momento, la ley indica que se consideran válidas, definitivas e inatacables.

Conforme a estas brevísimas consideraciones, es evidente que la Sala Superior puede y debe hacer el cómputo final de la elección presidencial, pero no está autorizada para abrir un solo paquete sin que medie la impugnación correspondiente, hecha en tiempo y forma. Es decir, sin que antes se hayan resuelto todas y cada una de las impugnaciones.
(¡Concluye Pepé categóricamente! )

Me parece que mis queridos amigos abogados de Andrés Manuel López Obrador no cumplimentaron las formalidades requeridas en el tiempo habilitado.

¡Bolas!

Y ahora la responsabilidad, de la decisión de millones de mexicanos esta en el TEPJF, es decir, en siete personas, seis hombre y una mujer. Sus nombres Alfonsina Berta Navarro Hidalgo, Leonel Castillo González, Eloy Fuentes Cerda, Alejandro Luna Ramos, José Fernando Ojesto Martínez Porcayo, José de Jesús Orozco Henríquez y Mauro Miguel Reyes Zapata.

Y ni hablar en los siguientes semanas hablaremos de esta institución.

Los ojos del mundo estarán pendientes de la decisión que se tome, y claro tendrá que ser aplicada a derecho.

Por lo pronto, el Cuarto Pleno Extraordinario del VI Consejo Nacional del PRD resolvió solicitar juicio político contra los consejeros del IFE, en especial contra Luis Carlos Ugalde, por presunta usurpación de funciones del organismo electoral.

¿Y curioso no? desde antes en la sesión de la Comisión Permanente celebrada el mismo miércoles pero mucho antes de que Ugalde hablara, ya el PRD había pedido la renuncia de los Consejeros.

Recomiendo ver en mi bitácora el debate: http://fredalvarez.blogspot.com/2006/07/piden-la-renuncia-de-los-consejeros.html

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