24 mar 2008

Ferriz pide perdón a Cárdenas

¡Increíble!
Columna El búho no ha muerto/Pedro Ferriz
Excelsior, 24/03/2008;
A Cuauhtémoc Cárdenas
No puedo decir que me desilusiona el momento por el que pasa el PRD. Pensar así, significaría que algún día me ilusionó y eso —en mi código de vida— me transportaría al absurdo. Más bien siento que este “partido político” (lo pongo entre comillas para expresar mi ironía) está mostrando en su tránsito, una radiografía de lo que es. Una mezcla de rencor, ambición de poder, que no ha podido. Frustración, ignorancia y la peor y más irreflexiva de las actitudes humanas… fanatismo. Esa ceguera tenaz, que se preocupa por la condición de un país, ignorante de las puertas que hay que abrir para encontrar soluciones a problemas de mayor apremio.
Hace 20 años tuve muchas diferencias ideológicas con Cuauhtémoc Cárdenas.
Su postura política me llegó a parecer inconveniente para el giro que México experimentaba a finales de los ochenta. En el 94, si bien con atonía, empecé a sentir que nuestro pensamiento encontraba puertos de coincidencia. “Recuerdo que en ese tiempo, me llegó a comentar que él no sería candidato eternamente. Que había dentro del PRD otros liderazgos, llegándome a citar nombres como el de Andrés Manuel López Obrador”… Pensé que estaba dando una salida a mi presión por su “eterna postura aspiracional”… y el tiempo —a su favor— me hizo ver que sus palabras iban delante de su acción. AMLO llegó a ser candidato y Cuauhtémoc se arrinconó dejando el brillo a “la luz de la esperanza”. Cuando vi el desempeño del tabasqueño y su grave enfermedad mental, empecé a extrañar a Cuauhtémoc, como el centro del actuar de la izquierda mexicana. Habíamos perdido la postura razonable, para entrar a la era del canibalismo irracional de “un loco” al que no le faltaron seguidores, incluso con ideas más ambiciosas de conceptos como ilegalidad, manipulación, sofisma y cerrazón. Cuauhtémoc calló y la estridencia llegó a un primer plano. Debo confesar que si en algún momento me preocuparon las ideas y palabras del michoacano. Después, más me inquietó su silencio. La actitud de autismo ante la suciedad que sobrevino al PRD, me hizo pensar que sus días como político habían terminado. Presencias esporádicas. Apariciones aquí y allá. Algunos apoyos que nunca entendí como el caso de Leonel Godoy en su natal Michoacán, me indicaban que Cárdenas era una estrella en extinción. Cierro el ayer.
Hoy me encuentro con una carta de Cuauhtémoc, que lleva al partido que él fundara, a recapacitar sobre su momento. Habla de “desaseo” en su camino de renovación. Llama a la anulación de las elecciones y al interinato. Espera con esto encontrar un tiempo para la ponderación. La degradación alcanzada, dice, reclama acciones drásticas. “Es un lodazal”. Cárdenas Solórzano subraya con estos comentarios, lo malo y lo feo del curso tomado —que por cierto— renunció públicamente a avalar. Con este manifiesto choca de frente contra el maniaco depresivo de Andrés López. Ni un paso más. El silencio se ha roto. Los que conocemos de años a Cuauhtémoc, sabemos que ha explotado. La división es real. Oficialmente les aseguro que el PRD se ha fragmentado a partir de su ¡hasta aquí!
Quiero manifestar públicamente en este espacio mi reconocimiento por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. También decir que muchas veces cometí errores al emitir juicios sobre su persona. Que lo admiro y respeto como una pieza clave de estos tiempos.
Cuauhtémoc, si en algún momento te causé contrariedad, te pido me perdones. Tú has sido dueño y soberano de tus espacios. Los que has usado para hablar, callar y corregir. Corregir como ahora. Estoy seguro que muchos mexicanos, como yo, te encontramos ya un
lugar, en los libros futuros de la historia.
¡Orale!

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