Entrevista a FCH: Son ellos o nosotros; no hay regreso:
Jorge Zepeda Patterson, director de El Universal Viernes 27 de febrero de 2009
Es la delincuencia organizada la que viola los derechos humanos, responde
El presidente Felipe Calderón plantea una disyuntiva inédita para los mexicanos: “O son los narcos o es el Estado”.
Es consciente del costo colateral de la guerra que se libra; cuando se le comentan las crecientes inquietudes por la violación de derechos humanos, señala que, a la hora de evaluar, “siempre serán menores que los costos asociados a simplemente dejar pasar a la criminalidad”.
En entrevista en su oficina de Los Pinos, muestra su constante preocupación por la crisis que azota al país. También está consciente del repunte del PRI en las encuestas, y de los últimos gazapos de sus secretarios (“sin duda hemos fallado en la comunicación, refiriéndome a los comentarios que han hecho colaboradores míos recientemente”, dice). Pero el tema que lo ocupa, y al que vuelve después de cada pregunta, es el narco.
“Yo creo que México ha pagado en el pasado y está pagando un alto costo derivado de la inseguridad, y precisamente es el costo que tenemos que medir a la hora de evaluar estas acciones. Es decir: me parece que los costos asociados a combatir la inseguridad con determinación son siempre menores, abismalmente menores”, sostiene Calderón.
—Pero eso equivaldría a considerar los derechos civiles, los derechos humanos, como algo prescindible en esta batalla…, —se le pregunta.
Es la delincuencia organizada la que viola los derechos humanos, responde
El presidente Felipe Calderón plantea una disyuntiva inédita para los mexicanos: “O son los narcos o es el Estado”.
Es consciente del costo colateral de la guerra que se libra; cuando se le comentan las crecientes inquietudes por la violación de derechos humanos, señala que, a la hora de evaluar, “siempre serán menores que los costos asociados a simplemente dejar pasar a la criminalidad”.
En entrevista en su oficina de Los Pinos, muestra su constante preocupación por la crisis que azota al país. También está consciente del repunte del PRI en las encuestas, y de los últimos gazapos de sus secretarios (“sin duda hemos fallado en la comunicación, refiriéndome a los comentarios que han hecho colaboradores míos recientemente”, dice). Pero el tema que lo ocupa, y al que vuelve después de cada pregunta, es el narco.
“Yo creo que México ha pagado en el pasado y está pagando un alto costo derivado de la inseguridad, y precisamente es el costo que tenemos que medir a la hora de evaluar estas acciones. Es decir: me parece que los costos asociados a combatir la inseguridad con determinación son siempre menores, abismalmente menores”, sostiene Calderón.
—Pero eso equivaldría a considerar los derechos civiles, los derechos humanos, como algo prescindible en esta batalla…, —se le pregunta.
-“Yo creo que afortunadamente estamos en un Estado democrático, y lo exigente de este reto es hacer este combate en el marco de los derechos humanos; pero sin perder de vista que la mayor amenaza es la criminalidad”, insiste.
Calderón dice que poca gente advierte que ha habido un cambio en la lógica de las organizaciones criminales. “En el pasado, los narcotraficantes eran eso: organizaciones enfocadas al trasiego. Y punto. Por su propia naturaleza, este ‘modelo de negocios’ debía tener un bajo perfil. Sin embargo, en los últimos años hubo un cambio sustancial: el negocio se amplió a la distribución y al consumo de la droga en México, y eso cambia totalmente los parámetros de su actividad.”
Por eso, agrega, quienes hablan de regresar a las tácticas del pasado están en un error, porque todo ha cambiado.
Y plantea: “El camino de solución implica enfocarnos en los métodos para recomponer esto. Los métodos correctos nos van a generar los resultados deseados; mientras más nos tardemos en implementarlos, más tardarán los resultados. ¿Qué procesos? Por ejemplo, la deserción militar. En el sexenio pasado hubo una deserción de casi un ejército: de un total de 260 ó 280 mil elementos, salieron casi 130 mil. Eso debe corregirse. ¿Cómo? Estableciendo elementos de lealtad, de arraigo en los propios soldados a su propia militancia”.
Calderón dice que poca gente advierte que ha habido un cambio en la lógica de las organizaciones criminales. “En el pasado, los narcotraficantes eran eso: organizaciones enfocadas al trasiego. Y punto. Por su propia naturaleza, este ‘modelo de negocios’ debía tener un bajo perfil. Sin embargo, en los últimos años hubo un cambio sustancial: el negocio se amplió a la distribución y al consumo de la droga en México, y eso cambia totalmente los parámetros de su actividad.”
Por eso, agrega, quienes hablan de regresar a las tácticas del pasado están en un error, porque todo ha cambiado.
Y plantea: “El camino de solución implica enfocarnos en los métodos para recomponer esto. Los métodos correctos nos van a generar los resultados deseados; mientras más nos tardemos en implementarlos, más tardarán los resultados. ¿Qué procesos? Por ejemplo, la deserción militar. En el sexenio pasado hubo una deserción de casi un ejército: de un total de 260 ó 280 mil elementos, salieron casi 130 mil. Eso debe corregirse. ¿Cómo? Estableciendo elementos de lealtad, de arraigo en los propios soldados a su propia militancia”.
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