7 may 2009

"Hemos defendido la humanidad" Calderón

El Presidente Calderón en la Celebración del CXLVII Aniversario de la Batalla del 5 de mayo
Martes, 5 de Mayo de 2009 Discurso
Puebla, Puebla
Señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia.
Señor Presidente del Senado de la República, Gustavo Madero.
Señor Presidente de la Cámara de Diputados, César Duarte.
Señor licenciado Mario Marín Torres, Gobernador del Estado de Puebla.
Señor licenciado José Othón Bailleres, Presidente de la Gran Comisión del Congreso.
Magistrado León Dumit, Presidente del Tribunal Superior de Justicia.
Licenciada Blanca Alcalá Ruiz, Presidenta Municipal de Puebla.
Señor General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Señor Almirante Mariano Saynez, Secretario de Marina.
Integrantes de las Fuerzas Armadas, honorables miembros del presídium.
Señoras y señores.
México se ha enfrentado, a lo largo de su historia, a muchas adversidades, de todas ellas ha salido adelante para consolidarse como el gran país que es hoy.
Hemos superado invasiones extranjeras, guerras civiles, catástrofes naturales, crisis económicas y políticas, y ninguna de estas amenazas ha podido quebrantar la voluntad de los mexicanos de constituirnos en una Nación libre, democrática y soberana.
En esta fecha nos hemos reunido para conmemorar que un día como hoy, el 5 de mayo, hace 147 años, el Ejército de Oriente, al mando del General Ignacio Zaragoza, venció a las tropas francesas de Napoleón III, que se ufanaban de ser el Ejército más poderoso de la tierra y que profanaron nuestro territorio y amenazaron nuestra soberanía.
El Jefe de las Tropas Imperiales, el Conde de Lorencez, desembarcó en Veracruz y avanzó a través del territorio nacional para capturar la capital, sin tomar en cuenta el valor y el sacrificio de los mexicanos para defender a la Patria.
En el amanecer del 5 de mayo de 1862, el General Ignacio Zaragoza, a quien hoy nuevamente recordamos con admiración y gratitud, dirigió la arenga que sacudiera la conciencia de nuestras tropas.
Soldados, les dijo hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la Patria. Yo prometo que en la presente jornada conquistaréis un día de gloria.
Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra Patria. Soldados, leo en vuestra frente la victoria.
Los mexicanos pelearon entonces como verdaderos gigantes, frente a un invasor que ambicionaba apoderarse de nuestro país y pretendía mancillar nuestra Bandera.
Aquel enemigo, hasta entonces invencible, cayó derrotado en aquella jornada ante la valentía, la entereza y el carácter del pueblo mexicano.
Francisco I. Madero escribió años después: el resultado de este triunfo fue inmenso desde el punto de vista moral, porque demostró al mundo que la fuerza de México era de tenerse en consideración y que no se le podía humillar impunemente.
Así, en esa Gesta heroica, los mexicanos demostraron que la unión y el amor a la Patria son las mejores armas que siempre tendrá nuestro país para derrotar a sus enemigos.
Desde la batalla, el General Ignacio Zaragoza escribió al Presidente Juárez las siguientes palabras, que dan cuenta del patriotismo de los soldados mexicanos:
Por el parte oficial que dirijo, le informará a usted más detenidamente del glorioso triunfo que las armas nacionales han obtenido sobre un invasor injusto, retrocediendo ante unos ciudadanos que no tienen más bondad que la justicia de su causa, ni más conocimientos militares que el deseo de servir a la Patria.
Hoy, casi un siglo y medio después de esta Gesta, México se enfrenta a una nueva amenaza, esta vez, de un tipo muy distinto, una amenaza inusitada, concretamente, el surgimiento y propagación de una epidemia que puso en riesgo la vida y la salud de las familias mexicanas.
Durante los últimos días nuestro país enfocó gran parte de su energía a hacerle frente a esta nueva enfermedad, nueva para México, nueva para el mundo, que apenas hace unas semanas era completamente desconocida por los científicos.
En el curso de la historia de la humanidad, amenazas como ésta, la de virus nuevos que surgen, han dejado, incluso, millones de personas contagiadas o muertas en muchos casos.
Por eso el Gobierno Federal tenía que actuar con firmeza y con prontitud, con una sola prioridad: proteger a los mexicanos.
Afortunadamente, la Federación y los estados de la República se estaban preparando para la eventual llegada de un mal semejante.
Pudimos saber con rapidez que esta nueva enfermedad es curable si se detecta oportunamente y, también, contábamos, precisamente, con el Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una pandemia de influenza, con una reserva estratégica de más de un millón de tratamientos, cantidad más que suficiente para enfrentar el brote con eficacia.
Sin duda, esta contingencia ha representado un desafío de magnitud inédita, ante el cual, una vez declarada la emergencia el 23 de abril pasado, nuestro Sistema de Salud ha respondido y ha funcionado adecuadamente.
En la primera línea de defensa, en el primer campo de batalla contra este nuevo mal para la humanidad, han estado los hospitales y los médicos y enfermeras mexicanos.
Por eso mi mayor reconocimiento a ellos, a quienes trabajando en el Sector Salud, con su actitud valiente, han salvado muchísimas vidas.
El frente de batalla ha sido México y aquí hemos defendido a toda la humanidad de la propagación de este virus.
Yo quiero agradecer, en esta ocasión singular que evoca, precisamente, los valores patrios y la defensa del superior interés de la Nación, a los ciudadanos, por su respuesta ejemplar ante esta situación que ha comenzado a estabilizarse, al disminuir notablemente el número de personas contagiadas.
Estamos regresando poco a poco a la normalidad, tanto en los centros educativos, como en las actividades económicas y gubernamentales.
Ahora es muy importante que mantengamos las medidas preventivas porque el mal aún no ha desaparecido. Que sigamos puntualmente las recomendaciones que se han hecho, las cuales implican cambios en los hábitos diarios de salubridad y de higiene.
Todos tenemos una responsabilidad que cumplir para superar esta situación, como tenemos una responsabilidad que cumplir ante cada amenaza y cada riesgo que, de cualquier signo, se ciña sobre la Nación.
Soldados de México, Cadetes del Heroico Colegio Militar, amigas y amigos:
Decía Andrés Henestrosa, al referirse a nuestra historia: que siempre en todas las ocasiones, México supo enfrentar el peligro, sin medir el tamaño del sacrificio.
Estoy convencido de que las amenazas pueden cambiar, como cambian las circunstancias históricas. Pero lo que es y debe ser inmutable es el amor a México y la profunda convicción de proteger a la Nación, de servirla y de hacer sacrificios frente a cualquier adversidad que la haga peligrar.
Ésta no es la primera vez que México se ha visto sometido a una prueba tan difícil, ni será la última. Pero son las adversidades las que forjan el carácter de los pueblos y de las personas.
Estoy convencido de que cuando pase esta situación, México será mucho más fuerte.
Los mexicanos hemos confirmado una vez más nuestra responsabilidad y solidaridad. La capacidad para hacernos cargo no sólo del destino propio, sino también del destino de los demás.
Así lo hizo el General Zaragoza, así lo hicieron sus valientes soldados aquel glorioso 5 de mayo de 1862, cuando arriesgando la vida propia, defendieron a la Patria del enemigo, infringiéndole la más vergonzosa de las derrotas.
Episodios de la historia nacional, como el que hoy recordamos con orgullo, nos alientan para alcanzar nuevos triunfos en la defensa de los intereses nacionales.
Hoy que estamos cerca de conmemorar el Bicentenario de nuestra Independencia y el Centenario de la Revolución, las Gestas de nuestros héroes, como la del General Ignacio Zaragoza, seguirán siendo el símbolo que nos lleve a construir un México más libre, más justo y más equitativo para todos.
Enhorabuena por México. En la memoria de nuestros héroes de la Batalla de Puebla.
Muchas gracias.

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