Tiene claridad.- Aristegui
El ex Presidente estaba sentado, serenamente, en su escritorio con una grabadora a la vista de él y de sus colaboradores
Por Carmen Aristegui F.
Publicado en Reforma.14 mayo 2009,
El ex Presidente estaba sentado, serenamente, en su escritorio con una grabadora a la vista de él y de sus colaboradores
Por Carmen Aristegui F.
Publicado en Reforma.14 mayo 2009,
Miguel de la Madrid, ex Presidente de México, emite una carta pública en la que decide descalificar su propia palabra y todo lo dicho durante el encuentro que sostuvimos en su domicilio particular el pasado miércoles 15 de abril. Afirma que la entrevista que me concedió, para hablar ampliamente sobre su gestión y sobre los últimos años de la vida pública en México, se realizó en medio de una convalecencia de su estado de salud que "no le permitió procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos (...) tal como consta en la grabación (...) en las que mi tono de voz se escuchaba débil y confuso".
Sorprenden varias cosas. La primera, que se pretendan invalidar los graves señalamientos hechos por De la Madrid en esta entrevista, a partir de una presunta situación de invalidez, enfermedad o convalecencia que, por demás, su propia oficina se había encargado de negar en días recientes a través de otro comunicado en el que se lee que el ex mandatario "se encuentra bien, rechazando toda noticia que ha surgido al respecto".
Lo dicho por el ex Presidente se dio en el marco de un encuentro plenamente acordado. La editorial Random House Mondadori y yo misma solicitamos, con la debida anticipación, la cita del encuentro, el horario y el lugar de su realización con motivo de un proyecto editorial en curso. La entrevista se realizó en su propio despacho. El ex Presidente estaba sentado, serenamente, en su escritorio con una grabadora a la vista de él y de sus colaboradores, y ataviado para la sesión de fotos que realizó Ricardo Trabulsi inmediatamente después de la entrevista. Estuvo amable y con una muy clara disposición a dialogar. Lo dicho por De la Madrid se dio, pues, en un marco de total aceptación suya y de su entorno más inmediato. Resulta insostenible sugerir que lo que dijo, lo dijo sin tener conciencia de ello.
El día anterior a que se transmitiera esta entrevista en Noticias MVS hice una llamada telefónica a la asistente personal del licenciado De la Madrid, Delia González, para pedirle que le comentara que había decidido, por un claro interés periodístico, adelantar la divulgación de la entrevista antes de la publicación del libro que se realiza. Le informé que transmitiríamos fragmentos de la charla durante el programa que conduzco por las mañanas en MVS Radio y que quería que lo supiera con anticipación. Amablemente, esta persona, quien lo ha asistido desde su campaña presidencial, me dijo que se lo comunicaría. No hubo en las horas posteriores intento alguno para frenar su difusión, alegando lo que ahora se comenta para descalificar el dicho del ex Presidente de México. De la Madrid puede ser que esté cansado, que tenga problemas respiratorios o que, incluso, esté en la parte final de su vida, pero no hay la menor duda de que la entrevista, que duró una hora con 29 minutos, más 20 minutos para las fotos, se realizó con un hombre que estaba dispuesto a estar ahí, con el tiempo, el talante y la claridad suficiente para dejar asentado lo que piensa y lo que sabe sobre la familia Salinas de Gortari. Los señalamientos sobre corrupción, abusos y nexos con el narcotráfico no salieron de un ser balbuceante. Salieron de la voz de un ex Presidente de México, y deben ser investigados
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Editorial EL UNIVERSAL
Lo que dijo el ex presidente
14 de mayo de 2009
El ex presidente Miguel de la Madrid se retractó de las acusaciones que hizo ayer contra su sucesor, Carlos Salinas, por corrupción y robo al erario. Para efectos de la opinión pública, sin embargo, poco importa la reculación; las figuras públicas construyen su imagen con el tiempo y los hechos. El veredicto ciudadano no cambiará sólo con acusaciones o arrepentimientos.
Desde que Carlos Salinas dejó la Presidencia se le ha atribuido toda clase de autorías intelectuales. Ernesto Zedillo lo responsabiliza de la crisis económica de 1995, mientras Carlos Ahumada lo coloca como el artífice de una supuesta confabulación contra Andrés Manuel López Obrador. Casi todo personaje político de relevancia nacional ha declarado algo o ha sido vinculado de cierta manera con el ex presidente.
No sólo hay suposiciones y mitos. A los procesos judiciales contra Raúl Salinas de Gortari siguió la difusión de conversaciones telefónicas entre los hermanos del ex mandatario y luego de Luis Téllez, antiguo colaborador, cuyas pláticas grabadas señalaron enriquecimiento ilícito. Los personajes involucrados en esos episodios negaron la veracidad de su contenido; empero, en la mente de una persona el mensaje inicial siempre será más fuerte.
Por eso, aunque reculó después, cobran relevancia las acusaciones de Miguel de la Madrid contra su sucesor: “Cometió errores muy serios, muy serios. El peor, la corrupción y sobre todo del hermano”. Después detalla: “Conseguía contratos de gobierno, se comunicaba con los narcotraficantes”.
Ocho horas después de la difusión de esa entrevista —grabada con antelación—, el ex presidente se retracta, ya no de viva voz, sino por medio de una carta. Los tiempos y las formas también comunican.
La opinión pública se ha forjado a fuerza de varios impactos acumulados a lo largo de más de una década, y no cambiará a menos que emerjan hechos para sustentar o desmentir tan graves revelaciones.
Lo que dijo el ex presidente
14 de mayo de 2009
El ex presidente Miguel de la Madrid se retractó de las acusaciones que hizo ayer contra su sucesor, Carlos Salinas, por corrupción y robo al erario. Para efectos de la opinión pública, sin embargo, poco importa la reculación; las figuras públicas construyen su imagen con el tiempo y los hechos. El veredicto ciudadano no cambiará sólo con acusaciones o arrepentimientos.
Desde que Carlos Salinas dejó la Presidencia se le ha atribuido toda clase de autorías intelectuales. Ernesto Zedillo lo responsabiliza de la crisis económica de 1995, mientras Carlos Ahumada lo coloca como el artífice de una supuesta confabulación contra Andrés Manuel López Obrador. Casi todo personaje político de relevancia nacional ha declarado algo o ha sido vinculado de cierta manera con el ex presidente.
No sólo hay suposiciones y mitos. A los procesos judiciales contra Raúl Salinas de Gortari siguió la difusión de conversaciones telefónicas entre los hermanos del ex mandatario y luego de Luis Téllez, antiguo colaborador, cuyas pláticas grabadas señalaron enriquecimiento ilícito. Los personajes involucrados en esos episodios negaron la veracidad de su contenido; empero, en la mente de una persona el mensaje inicial siempre será más fuerte.
Por eso, aunque reculó después, cobran relevancia las acusaciones de Miguel de la Madrid contra su sucesor: “Cometió errores muy serios, muy serios. El peor, la corrupción y sobre todo del hermano”. Después detalla: “Conseguía contratos de gobierno, se comunicaba con los narcotraficantes”.
Ocho horas después de la difusión de esa entrevista —grabada con antelación—, el ex presidente se retracta, ya no de viva voz, sino por medio de una carta. Los tiempos y las formas también comunican.
La opinión pública se ha forjado a fuerza de varios impactos acumulados a lo largo de más de una década, y no cambiará a menos que emerjan hechos para sustentar o desmentir tan graves revelaciones.
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Columna Bajo Reserva de El Universal, 14 de mayo de 2009
El hombre (MMH) acepta dar la entrevista
El hombre acepta dar la entrevista. Y en la fecha y hora acordadas (miércoles 15 de abril, 12:00 horas), desde su escritorio fija los ojos en la periodista y responde a cada pregunta. La riqueza de Carlos Salinas de Gortari viene de desviar recursos públicos desde Los Pinos; es corrupto y su hermano Raúl se relacionó con narcos. Eso dice un Miguel de la Madrid Hurtado disminuido físicamente pero con perfecta lucidez, según los varios testigos, las fotos, las grabaciones y el juicio de la misma comunicadora, Carmen Aristegui. Dos semanas después de hablar con ella, sin que se sepa públicamente el resultado de aquella plática, un rumor se extiende por la radio: De la Madrid está muy grave. A las redacciones de los periódicos llega un tip: ha muerto. Pero no, no ha muerto ni su estado de salud está quebrantado. Su oficina se encarga de aclararlo en un comunicado que es enviado el viernes 8 de mayo pasado a los medios. Tres semanas después de la entrevista, a cuatro días de que aclararan que no estaba muerto, Aristegui difunde (ayer, ocho de la mañana) las declaraciones del ex mandatario mexicano contra los Salinas de Gortari. El mundo de la política se sacude durante nueve horas, y después algo sucede. Algo muy serio, casi conmovedor: el hombre lúcido y en buen estado de salud “vuelve a enfermar”. Y ese “enfermo”, “incapacitado” para dar entrevistas, es capaz de escribir su propia renuncia a lo que ha dicho frente a las grabadoras, tres semanas antes. Miguel de la Madrid sale al público a decir: estoy lo suficientemente cuerdo para certificar que no lo estoy.
Columna Bajo Reserva de El Universal, 14 de mayo de 2009
El hombre (MMH) acepta dar la entrevista
El hombre acepta dar la entrevista. Y en la fecha y hora acordadas (miércoles 15 de abril, 12:00 horas), desde su escritorio fija los ojos en la periodista y responde a cada pregunta. La riqueza de Carlos Salinas de Gortari viene de desviar recursos públicos desde Los Pinos; es corrupto y su hermano Raúl se relacionó con narcos. Eso dice un Miguel de la Madrid Hurtado disminuido físicamente pero con perfecta lucidez, según los varios testigos, las fotos, las grabaciones y el juicio de la misma comunicadora, Carmen Aristegui. Dos semanas después de hablar con ella, sin que se sepa públicamente el resultado de aquella plática, un rumor se extiende por la radio: De la Madrid está muy grave. A las redacciones de los periódicos llega un tip: ha muerto. Pero no, no ha muerto ni su estado de salud está quebrantado. Su oficina se encarga de aclararlo en un comunicado que es enviado el viernes 8 de mayo pasado a los medios. Tres semanas después de la entrevista, a cuatro días de que aclararan que no estaba muerto, Aristegui difunde (ayer, ocho de la mañana) las declaraciones del ex mandatario mexicano contra los Salinas de Gortari. El mundo de la política se sacude durante nueve horas, y después algo sucede. Algo muy serio, casi conmovedor: el hombre lúcido y en buen estado de salud “vuelve a enfermar”. Y ese “enfermo”, “incapacitado” para dar entrevistas, es capaz de escribir su propia renuncia a lo que ha dicho frente a las grabadoras, tres semanas antes. Miguel de la Madrid sale al público a decir: estoy lo suficientemente cuerdo para certificar que no lo estoy.
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