Calderón lamenta que aún persista la discriminación
Al presentar el Programa Nacional para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad 2009-2012, el presidente Felipe Calderón aseguró que en el México de hoy, y no en el del pasado, persiste la discriminación como un mal de la sociedad.
Calderón se comprometió a que en el año 2012, 90% de las instalaciones gubernamentales serán plenamente accesibles a las personas con discapacidad, pero también en el transporte, en los sistemas y tecnologías de la información.
En la estrategia federal se propone elevar la calidad de la educación y ampliar las oportunidades de acceso a fin de garantizar la inclusión laboral, el autoempleo y capacitación para las personas con discapacidad. Se profundizarán las políticas
Presentación del Programa Nacional para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad 2009-2012, Viernes, 24 de Julio de 2009 Discurso
Muy buenos días, amigas y amigos.
Muy estimado Federico Fleischmann, Presidente y Fundador de Libre Acceso y además integrante del Consejo. Te agradezco muchísimo las palabras que has pronunciado que han sido muy emotivas, pero también que tienen un mensaje de exigencia y de responsabilidad para el Gobierno, que tomo puntualmente por lo que falta por hacer, lo mucho que falta por hacer, por los anhelos como bien dices tú.
Saludo a todos los integrantes del presídium, a las legisladoras y a los legisladores aquí presentes, a los invitados especiales; especialmente, Emma, me da muchísimo gusto verte. Teníamos ya un buen rato.
Yo preguntaba por ti cada vez que nos veíamos con Federico y otros amigos, y me alegra mucho tu presencia. Efectivamente, es un recuerdo muy impresionante para mí.
Y ahora que lo mencionabas, Federico, yo quiero agradecerle a ustedes, a Libre Acceso, a Emma, a ti, en fin; por haberme abierto la puerta a un mundo fundamental, a una realidad medular, profundamente humana y profundamente marcada por la marginación y la segregación, como es nuestro propio mundo, que es el ámbito de las personas con discapacidad.
Yo estoy convencido que el México que queremos, debe ser un México que reconoce y que lucha por la igualdad de derechos y oportunidades de todos y cada uno de sus habitantes, sin excepción.
Y por eso me da mucho gusto estar hoy en la Presentación del Programa Nacional para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad, que habrá que revisar, habrá que profundizar, habrá que criticar, pero sobre todo habrá que cumplir; que esa es, precisamente, la parte donde las cosas fallan en nuestras sociedades.
Yo quiero agradecerle, desde luego, a Javier Salido, al doctor, por el trabajo que hizo al frente del Secretariado Técnico y dar la bienvenida al Myriam Arabián, como Secretaria Técnica del Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad; y decirle que tiene una encomienda muy seria e instruirle que se aplique totalmente porque, es cierto, hemos avanzando, pero también es cierto, la verdad es que falta mucho, mucho por hacer.
Y que ojalá este Programa Nacional de Desarrollo de las Personas con Discapacidad nos permita un nuevo comienzo en esta materia, que es fundamental para que nuestro México sea, verdaderamente, como lo queremos: un país humano, simple y sencillamente humano; es decir, donde todos seamos iguales y que esa igualdad esencial del ser humano sea reconocida en los hechos.
La verdad es que nuestro México, no en el México del pasado, en el México del presente, las personas con discapacidad han sido y son discriminadas, y son excluidas injustamente.
Por muchos años han llevado vidas marginadas, con menos oportunidades para estudiar, con menos oportunidades para superarse, con menos oportunidades para trabajar y para salir adelante; con menos oportunidades de participar y ser escuchados; con menos oportunidades, incluso, de convivir.
Si algo recuerdo, que me enseñó Libre Acceso, es la importancia, precisamente, de no obstruirles a las personas con discapacidad su vida cotidiana. Porque es una obstrucción el no poder salir de la casa y tomar un transporte público, como todos los demás, para ir a cualquier parte, a convivir, a trabajar, a buscar un trabajo, a buscar una escuela; porque es una obstrucción pretender ir a pedir ayuda, incluso, a cualquier gobierno: Federal, estatal o municipal y no poder, ni siquiera, entrar al edificio.
El esfuerzo de Libre Acceso, entonces, me acuerdo, en esa batalla en la Asamblea de Representantes, era, precisamente, por eso, por obligar a todos los edificios públicos, entre otras cosas; más bien a la infraestructura pública del Distrito Federal, entonces, a dar el libre acceso.
No se pedía ninguna dádiva, sino se exigía un derecho: el derecho a la libertad.
Entonces, la Asamblea, lo que sacamos era la validez que tenían, entonces, casi recomendaciones que, desgraciadamente, en una buena parte no se acataron, no se cumplieron. Pero creo que el camino trazado era fundamental. Lo fue, entonces, para mí. Les agradezco esas enormes enseñanzas.
Y no sólo son excluidas las personas con discapacidad, sino que así se saben y así se sienten. Y les comparto algunos datos de la Primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, que se tomó en 2005, y ahí, más de la mitad de las personas con discapacidad señalaron que no se les han respetado sus derechos en México; casi el 60 por ciento de las personas con discapacidad manifestaron sentirse rechazadas por la sociedad y cerca del 90 por ciento afirmaron tener menos oportunidades de conseguir el empleo, respecto de las oportunidades que tienen el resto de las personas.
No obstante también, y hay que reconocerlo, a pesar de este duro diagnóstico, también existe otro México, que no es el de la exclusión, que no es de la marginación y que no es el del olvido y el del rechazo, sino que es el México solidario, el México que vale, el que está del lado que, verdaderamente, es el que debe contar.
Es el México de las familias, de las personas con discapacidad; es el México de las mamás que sacan adelante a sus hijos, y los papás, desde luego; y de los hijos que sacan adelante a sus padres.
Es el México de las organizaciones civiles y de los líderes sociales, que han luchado y siguen luchando sin descanso, en medio de una enorme incomprensión, para derribar las barreras culturales y estructurales que impiden la inclusión plena de las personas con discapacidad en la sociedad.
Algo aprendí también de ustedes, entonces, Emma, Federico, y que fue: concluíamos alguna vez que quizá la barrera más grande que había que derribar no era las banquetas que impedían el poder subir a ellas por la falta de rampas; que no era la carencia de autobuses que permitieran el libre acceso a las personas con discapacidad; que no era la carencia de políticas específicas para promover el empleo de personas con discapacidad. Todo eso falta, sí.
Pero la barrera más importante que tiene nuestro país es cultural. Es esta formación o este aprendizaje equivocado que hemos tenido, de ver precisamente a las personas con discapacidad con un dejo de marginación; e incluso, como la palabra que se ha usado mucho tiempo y que todavía se usa, de minusvalía, como si valiesen menos.
Es una barrera cultural que, en el mejor de los casos, hacía ver a las personas con discapacidad como un objeto de solidaridad, de caridad, de filantropía, y no como un sujeto responsable, activo; no como una persona íntegra, cabal, igual, esencialmente.
Y por eso, si algo yo destaco del Programa, es que, y esa es la instrucción que doy al Secretariado Técnico, es que se impregnen las acciones, más que específicamente del catálogo de ideas y de propósitos y de acciones en él contenidas; que se impregnen de una nueva cultura y de un nuevo principio.
Y es que en la construcción de un México que sea incluyente, no podemos partir de la premisa de que estas acciones son una concesión o una dádiva, sino el reconocimiento de un derecho, de un derecho humano, un derecho que no se ha cumplido.
Pasar de la idea de la acción y la política pública hacia las personas con discapacidad, como dádiva, como favor, como filantropía, a una política de reconocimiento de derechos humanos, esa es la esencia del Programa que hoy se presenta.
Es por ellos, es por ustedes, que hoy en nuestro país va existiendo cada día más conciencia en la sociedad, de que todos y cada uno de nosotros somos seres humanos diferentes, únicos e irrepetibles sí; pero que a la vez somos iguales en esencia, con la misma dignidad y con los mismos derechos.
Es por ello, por ustedes, por grandes mujeres y hombres, como lo fue don Gilberto Rincón Gallardo, en paz de descanse, que México se convirtió en una pieza clave para establecer la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Esta Convención de las Naciones Unidas, gracias al impulso de Gilberto Rincón, y otros, a fin de cuentas termina por impulsar a nivel mundial la igualdad de derechos y las oportunidades de las personas con discapacidad.
Hoy, con la presentación del Programa Nacional para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad, cumplimos con un compromiso adquirido ante el concierto de naciones al suscribir la Convención.
Pero más allá de eso, refrendamos el compromiso inquebrantable de saldar la deuda social histórica que México tiene con las personas con discapacidades.
El objetivo del Programa es contribuir al desarrollo y la inclusión plena de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la vida; hacerlo, además, en un ámbito de igualdad de derechos y oportunidades.
Es un Programa que debe marcar, debe marcar un verdadero cambio de paradigma en la atención a las personas con discapacidad, pasando de una política meramente asistencialista, como ha sido en buena parte, a una política basada en el reconocimiento de los derechos humanos.
Una política que contempla a quienes viven con discapacidad, como personas responsables, capaces de tomar en sus manos las riendas de su destino, capaces de lograr su pleno desarrollo y, sobre todo, necesarias como todo ser humano, para construir, entre todos, el bien común nacional. Una política que más que ofrecer una ayuda momentánea, sirva de catalizador a un cambio de cultura, un cambio permanente de la sociedad.
El Programa plantea, entre muchos otros, los siguientes compromisos:
En primer lugar. Asegurar la accesibilidad de las personas con discapacidad a espacios, entornos, bienes y servicios; es decir, otra vez, asegurar el libre acceso. Hacerlo, además, hacia el transporte, hacia los sistemas y tecnologías de la información y de la comunicación.
Una de las metas que establece el Programa, es que para el fin de esta Administración por lo menos el 90 por ciento, esperemos que el 100; pero por lo menos el 90 por ciento de todas las instalaciones del Gobierno Federal en el país, sean plenamente accesibles a las personas con discapacidad.
En segundo lugar. Elevar la calidad de la educación y ampliar las oportunidades de acceso, así como garantizar el desarrollo y la aplicación de políticas de inclusión laboral, autoempleo y capacitación para las personas con discapacidad.
Por eso, debemos refrendar y profundizar las políticas que establecen estímulos fiscales, fundamentalmente en la parte de Impuesto Sobre la Renta, para quien emplea a personas con discapacidad.
Entre nuestras metas está el aumentar en, por lo menos, 80 por ciento el número de escuelas de educación regular que integran alumnos con necesidades educativas especiales y lograr que al menos 10 mil personas con discapacidad se integren formalmente al mercado laboral, lo que representaría un incremento del 50 por ciento del número de personas con discapacidad que formalmente se han incorporado hoy en día.
En tercer lugar. Estimular y apoyar la participación de personas con discapacidad en actividades culturales y deportivas, en las cuales, por cierto, le han dado muestra a México y a los mexicanos de lo que es tener carácter, fuerza y determinación para salir adelante y para poner el nombre de México muy en alto.
En cuarto lugar. Favorecer el acceso a la justicia a las personas con discapacidad, así como el ejercicio de sus derechos políticos.
Una de nuestras metas en esta materia, es trabajar para que por lo menos en las Agencias del Ministerio Público de las capitales de los estados y que se establezca una política permanente que pueda dispersarlo a cualquier Agencia del Ministerio Público, estén disponibles servicios de interpretación de la lengua de señas mexicana, e independientemente de que estén permanentemente en los Ministerios Públicos, puedan ser accesibles de inmediato en puntos remotos, cuando así se solicite.
Hoy, con este Programa, demostramos, queremos demostrar nuestra determinación de construir un país más justo, más incluyente, en el que todos y cada uno de los mexicanos, sin excepción, tengamos las mismas oportunidades de desarrollarnos plenamente y salir adelante con el propio esfuerzo.
Hacer un México con el que estamos comprometidos, es decir, un México con igualdad de oportunidades, sin distingos de ninguna especie.
Amigas y amigos:
Nuestra generación, las generaciones del Bicentenario tienen el reto de hacer del respeto a la diversidad una norma, hacer del reconocimiento a nuestras diferencias algo que sea una práctica cotidiana en nuestra vida, una costumbre; y sobre todo, hacer de la promoción de la igualdad de oportunidades una obligación compartida, de la cual todos somos responsables.
La inclusión de las personas con discapacidad no es tarea de unos cuantos, y no es solamente tarea del Gobierno Federal; es una tarea de todos los gobiernos y es una tarea de sociedad y Gobierno; es una tarea que nos convoca a todos y a cada uno de los mexicanos, sin excepción.
Por ello, hoy invito a los diferentes niveles y órdenes de Gobierno, a las organizaciones de la sociedad civil y a todos los mexicanos, a que nos unamos en solidaridad en este esfuerzo nacional. Que contribuyamos, así, en términos concretos e indispensables en política de personas con discapacidad, a un México más justo y más igualitario; un México libre de discriminación.
Yo estoy seguro de que juntos, sociedad y Gobierno sí podemos convertir a México en un México más incluyente, en un país tolerante y respetuoso de la diversidad, que es la fuente de nuestra riqueza.
Juntos podemos destruir las barreras culturales, físicas y estructurales que aún persisten dentro de la sociedad y de nuestras instituciones.
Enhorabuena por el Programa y estaré, estaremos, estoy seguro, muy atentos a su pleno cumplimiento. Muchas gracias.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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