¿Quién representa a los palestinos?/Por Said Aburish, periodista y escritor palestino, autor de Naser, el último árabe
LA VANGUARDIA, 09/10/10;
Los palestinos son un pueblo dado a los extremos. A pesar de ser considerados los árabes más avanzados, han seguido a un charlatán y a un artista del trapecio durante casi cien años. El gran muftí de Jerusalén, en cierto modo el primer ayatolá, los condujo a una desastrosa alianza con Hitler y los fascistas durante la Segunda Guerra Mundial. Tras ella, la mayor parte del mundo respaldó la reivindicación sionista a expensas de los palestinos. Al muftí le siguió Yasir Arafat, quien, totalmente desprovisto de visión estratégica, completó el desastre respaldando a Sadam Husein en contra de los kuwaitíes, las Naciones Unidas y la coalición anti-Sadam.
En la actualidad es el anodino Mahmud Abas (Abu Mazen),sin capacidad alguna de seducción – un compatriota palestino dijo de él que era la encarnación de la palabra aburrimiento-,quien prepara a su pueblo para lo que parece una rendición total. Bajo su mandato los palestinos han experimentado una pérdida del apoyo árabe y han visto reducidas enormemente sus ambiciones.
Sin apoyo popular ni respaldo legal, Abas sigue ciegamente al principal árbitro de los problemas de Oriente Medio, Estados Unidos. Las políticas proisraelíes estadounidenses coinciden con sus ambiciones personales y pasan por alto el deseo de los palestinos de decidir su futuro en un país democrático y propio. Como sus predecesores, Abas tiene mentalidad tribal y, en su caso, eso significa seguir a pies juntillas la senda del capitalismo, por más que los palestinos sean pobres y deban utilizar sus recursos con sensatez. Ajeno a esta necesidad, representa un sistema que celebra la desigualdad.
Su alejamiento de la población se hizo patente hace unos años, cuando se construyó un palacio que costó casi 30 millones de euros en frente de uno de los campos de refugiados más pobres del mundo. Y ahí sigue, como ofensa para la vista y como ejemplo supremo de insensibilidad.
¿Por qué un hombre que lo tenía casi todo optó por traicionar a su pueblo? El dinero no le hace falta, pero en el mundo árabe eso es un hábito; y lo utiliza para comprar la lealtad de muchos de sus ciudadanos. Arafat compró la lealtad de las diferentes facciones palestinas. Abas intenta ahora comprar la lealtad de la vieja guardia de Arafat.
Además, sus fieles los superan a todos en corrupción. Los diferentes organismos de seguridad reciben más del 50% del presupuesto. En realidad, sin dinero para comprar apoyo, su reducida camarilla se vería marginada.
Tras haber dedicado los últimos tres meses a estudiar a Abas y Al Fatah, he descubierto algo más siniestro acerca de Abas. A Occidente le gusta por los enemigos que tiene. Occidente y, en particular, Estados Unidos creen que es el único hombre capaz de hacer frente al movimiento islámico palestino Hamas. Creen que Hamas puede convertir el problema palestino-israelí en un enfrentamiento frontal entre el islam y Occidente.
Se trata de un intento forzado de justificar a Abas, una excusa desfasada y completamente descabellada. Hamas no es en absoluto el único partido opuesto a Abas y Al Fatah. Además, ha perdido todo el apoyo del que gozó en otro tiempo. Su postura inmovilista e intransigente ya no supone un reto serio para Al Fatah y las atrocidades cometidas en Gaza no han contribuido en absoluto a su causa. Y, por lo demás, existen partidos islámicos creíbles. Algunos no tienen formación ni son razonables. Otros son buenos en el terreno organizativo. El movimiento Yihad Islámica es todavía más violento. El bando islámico, antaño exclusividad de Hamas, está hoy dividido en muchas facciones ineficaces.
Con todo, los islamistas no constituyen la única oposición a Al Fatah. Se ha producido un regreso masivo al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y al Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP). La fuerza motriz del FPLP, George Habash, está más en boga que nunca y, con él, también lo está el verdaderamente revolucionario FPLP.
George Habash ya está muerto, pero no ocurre lo mismo con sus ideas. Junto con el FDLP, el FPLP goza de predicamento sobre un alto porcentaje de graduados universitarios palestinos. La vieja consigna del FPLP según la cual “el camino a Tel Aviv” empieza en Riad o Ammán se oye hoy con más frecuencia que en los últimos veinte años. Sí, la mayoría de los palestinos todavía cree que los viejos regímenes corruptos acabarán cayendo y que eso abrirá la puerta a un frente árabe más unido contra Israel. Y quienes no albergan la misma opinión son vistos con desdén.
¿Quién debería hablar, pues, en nombre de los palestinos?
Occidente ha seleccionado a Abas, Mubarak de Egipto y Abdalah de Jordania, posiblemente los tres árabes a quienes más odian los palestinos y los propios árabes. Dicho de modo simple, ¿quién debería sustituir a Abas?
La respuesta depende de lo que esté dispuesto a ofrecer Israel. Es más, la cuestión de quién representa a los palestinos tiene prioridad sobre la de firmar la paz con Israel, que es subsidiaria. Eso es lo único en lo que George Habash acertó de pleno. El camino a Tel Aviv empieza en Riad, Ammán, Bagdad o Nablús, no en una representación otorgada en nombre de los palestinos. Incluso los dubitativos israelíes celebrarían eso.
En la actualidad es el anodino Mahmud Abas (Abu Mazen),sin capacidad alguna de seducción – un compatriota palestino dijo de él que era la encarnación de la palabra aburrimiento-,quien prepara a su pueblo para lo que parece una rendición total. Bajo su mandato los palestinos han experimentado una pérdida del apoyo árabe y han visto reducidas enormemente sus ambiciones.
Sin apoyo popular ni respaldo legal, Abas sigue ciegamente al principal árbitro de los problemas de Oriente Medio, Estados Unidos. Las políticas proisraelíes estadounidenses coinciden con sus ambiciones personales y pasan por alto el deseo de los palestinos de decidir su futuro en un país democrático y propio. Como sus predecesores, Abas tiene mentalidad tribal y, en su caso, eso significa seguir a pies juntillas la senda del capitalismo, por más que los palestinos sean pobres y deban utilizar sus recursos con sensatez. Ajeno a esta necesidad, representa un sistema que celebra la desigualdad.
Su alejamiento de la población se hizo patente hace unos años, cuando se construyó un palacio que costó casi 30 millones de euros en frente de uno de los campos de refugiados más pobres del mundo. Y ahí sigue, como ofensa para la vista y como ejemplo supremo de insensibilidad.
¿Por qué un hombre que lo tenía casi todo optó por traicionar a su pueblo? El dinero no le hace falta, pero en el mundo árabe eso es un hábito; y lo utiliza para comprar la lealtad de muchos de sus ciudadanos. Arafat compró la lealtad de las diferentes facciones palestinas. Abas intenta ahora comprar la lealtad de la vieja guardia de Arafat.
Además, sus fieles los superan a todos en corrupción. Los diferentes organismos de seguridad reciben más del 50% del presupuesto. En realidad, sin dinero para comprar apoyo, su reducida camarilla se vería marginada.
Tras haber dedicado los últimos tres meses a estudiar a Abas y Al Fatah, he descubierto algo más siniestro acerca de Abas. A Occidente le gusta por los enemigos que tiene. Occidente y, en particular, Estados Unidos creen que es el único hombre capaz de hacer frente al movimiento islámico palestino Hamas. Creen que Hamas puede convertir el problema palestino-israelí en un enfrentamiento frontal entre el islam y Occidente.
Se trata de un intento forzado de justificar a Abas, una excusa desfasada y completamente descabellada. Hamas no es en absoluto el único partido opuesto a Abas y Al Fatah. Además, ha perdido todo el apoyo del que gozó en otro tiempo. Su postura inmovilista e intransigente ya no supone un reto serio para Al Fatah y las atrocidades cometidas en Gaza no han contribuido en absoluto a su causa. Y, por lo demás, existen partidos islámicos creíbles. Algunos no tienen formación ni son razonables. Otros son buenos en el terreno organizativo. El movimiento Yihad Islámica es todavía más violento. El bando islámico, antaño exclusividad de Hamas, está hoy dividido en muchas facciones ineficaces.
Con todo, los islamistas no constituyen la única oposición a Al Fatah. Se ha producido un regreso masivo al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y al Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP). La fuerza motriz del FPLP, George Habash, está más en boga que nunca y, con él, también lo está el verdaderamente revolucionario FPLP.
George Habash ya está muerto, pero no ocurre lo mismo con sus ideas. Junto con el FDLP, el FPLP goza de predicamento sobre un alto porcentaje de graduados universitarios palestinos. La vieja consigna del FPLP según la cual “el camino a Tel Aviv” empieza en Riad o Ammán se oye hoy con más frecuencia que en los últimos veinte años. Sí, la mayoría de los palestinos todavía cree que los viejos regímenes corruptos acabarán cayendo y que eso abrirá la puerta a un frente árabe más unido contra Israel. Y quienes no albergan la misma opinión son vistos con desdén.
¿Quién debería hablar, pues, en nombre de los palestinos?
Occidente ha seleccionado a Abas, Mubarak de Egipto y Abdalah de Jordania, posiblemente los tres árabes a quienes más odian los palestinos y los propios árabes. Dicho de modo simple, ¿quién debería sustituir a Abas?
La respuesta depende de lo que esté dispuesto a ofrecer Israel. Es más, la cuestión de quién representa a los palestinos tiene prioridad sobre la de firmar la paz con Israel, que es subsidiaria. Eso es lo único en lo que George Habash acertó de pleno. El camino a Tel Aviv empieza en Riad, Ammán, Bagdad o Nablús, no en una representación otorgada en nombre de los palestinos. Incluso los dubitativos israelíes celebrarían eso.
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