El vehículo ingresó a toda velocidad a la zona peatonal del paseo turístico desde la calle Pelai con la plaza de Cataluña. El conductor fue arrollando en su trayecto a los peatones, la mayoría extranjeros, por ser este punto uno de los centros neurálgicos del turismo en la ciudad condal.
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PROCESO 2129, 19 DE AGOSTO DE 2017
Un atentado “a la desesperada”/ALEJANDRO GUTIÉRREZ
Madrid.- Driss Oukabir Soprano, magrebí de 28 años, residente desde hace años en Ripoll, al norte de Cataluña, actualizó su muro de Facebook el martes 15, con una fotografía donde aparece en la Barceloneta, la playa de Barcelona.
La imagen lo muestra como un joven delgado en traje de baño y lentes para el sol sentado junto a una sombrilla escuchando música en sus audífonos. En su red social dejó ver que es fanático de raperos como el albanés Noizk y su tema AK-47, del francés de origen marroquí La Founie (“la comadreja” en francés, como él mismo se apodaba) y del grupo Mafia Meghrebine.
El jueves 17, dos días después de subir esa foto, se presentó voluntariamente en la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Ripoll, la policía autonómica de Cataluña, cuando su imagen circuló profusamente en los portales de los medios y en las redes sociales como el principal sospechoso de haber participado en el atentado terrorista ese mismo día, en Barcelona.
Con el documento de identidad de Driss Oukabir se alquilaron dos camionetas de la empresa Telefurgo en la comunidad barcelonesa de Santa Perpetua de Mogoda (a 18 kilómetros del atentado), entre ellas la Fiat Talento blanco, con matrícula 7086JWD, que a las 16:50 horas de ese jueves se utilizó para atropellar de manera deliberada a una multitud que circulaba por Las Ramblas de Barcelona, lo que provocó la muerte a 13 personas y heridas a más de 130, 15 de ellas de extrema gravedad, según la Consejería de Interior de la Generalitat de Cataluña
El vehículo ingresó a toda velocidad a la zona peatonal del paseo turístico desde la calle Pelai con la plaza de Cataluña. El conductor fue arrollando en su trayecto a los peatones, la mayoría extranjeros, por ser este punto uno de los centros neurálgicos del turismo en la ciudad condal.
Driss alegó en la comisaría que le habían robado su documento de identidad y sus sospechas se centraban en su hermano pequeño, Moussa Oukabir, de 17 años. Sin embargo, quedó detenido para esclarecer su grado de participación en el ataque terrorista porque extrañamente no había denunciado la pérdida de su documento oficial.
El taxista Óscar Cano, testigo del ataque, describió muy conmocionado en la televisora catalana TV3 que vio cuando la camioneta subió al paseo central y comenzó a “hacer eses, atropellando todo lo que podía”.
Dijo que “lo más impresionante” fue ver que Las Ramblas estaban llenas de gente y vio cómo la camioneta “sembraba el pánico” y generaba la huida despavorida de los paseantes. “He visto salir volando a varias personas”, explicó.
Según la policía catalana, el ataque terrorista tuvo “la intención de provocar el mayor número de muertos posible”. Es el primero que sufre España en 13 años después de los atentados del 11-M (11 de marzo de 2004) en Atocha, Madrid, con 192 personas muertas y cientos de heridos.
Esta comunidad y en especial Barcelona, como una de las principales ciudades del Mediterráneo y de gran atractivo turístico, es uno de los puntos que las fuerzas antiterroristas tienen desde hace años en permanente vigilancia, donde ya en enero de 2008 se desmanteló una célula de Al Qaeda que pretendía atentar con explosivos en el Metro.
En Cataluña vive una amplia comunidad musulmana aunque sólo pequeños sectores de jóvenes se sienten atraídos por el islamismo radical. En lo que va de este año en España se han realizado 36 operaciones policiales con 51 detenidos, 11 en esta comunidad autónoma.
Fernando Reinares, director del programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano y la investigadora Carola García-Calvo ya advirtieron en una investigación presentada en 2016 que “la provincia de Barcelona es el principal escenario de movilización de Daesh (Estado Islámico) en este país”, si bien identifican a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla como los “principales núcleos de radicalización” (Proceso 2076).
Este es el octavo ataque yihadista que golpea a Europa después del atropellamiento masivo en el paseo marítimo en Niza, en julio de 2016, a los que se suman ataques en Londres, Manchester, París, Berlín y Suecia.
500 metros de pánico
Tras su loca carrera de unos 500 metros atropellando a la gente que paseaba en Las Ramblas, la camioneta detuvo su marcha a la altura del Gran Teatre del Liceu, cerca del mercado de la Boquería, dejando tras de si una escena dantesca: decenas de personas ensangrentadas regadas por el paseo turístico.
La gente corría atemorizada para alejarse del sitio y otros acudían a toda prisa para tratar de auxiliar a las víctimas. Los testigos describen los golpes que se escucharon durante el atropello, los gritos de pánico y el desconcierto generalizado.
En las imágenes tomadas por un turista desde los balcones de los hoteles aledaños, se ve la camioneta blanca, con el frente deshecho, que quedó sobre el famoso mosaico de Joan Miró en el pla de l’Os.
El conductor abandonó el vehículo corriendo. Los testimonios lo describieron como un hombre muy joven, de complexión delgada, moreno y vestido con una camiseta blanca con rayas azules, la misma descripción que los primeros policías que arribaron al lugar daban por sus sistemas de radiocomunicación para notificar a la central de los cuerpos de seguridad. Algunos testimonios hablaban de un cómplice que también huyó.
El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, aseguró que, con base en dichos testimonios, el conductor no iba armado, como se difundió en las primeras versiones de los hechos, ni profirió alguna reivindicación yihadista.
Hasta el lugar se desplazaron los servicios de emergencia para atender a los heridos. De inmediato, los Mossos d’Esquadra y el resto de fuerzas de seguridad activaron el plan Chronos, que es la máxima alerta ante atentados terroristas, y la operación Jaula, que establece controles policiales en los accesos y salidas de la ciudad, para evitar la huida de los responsables.
En su primera comparecencia, el consejero de Interior, Joaquim Form, pidió a la ciudadanía evitar salir a la calle o acercarse a la zona del atentado. También anunció la suspensión de todas las fiestas populares en Cataluña.
Se dispuso el cierre de varias estaciones del Metro, de trenes suburbanos y de los ferrocarriles de la Generalitat en la Plaza de Cataluña.
En la confusión inicial, una primera versión que recogieron los medios españoles indicaba que el conductor estaba refugiado en el restaurante turco Rey de Istambul, en la calle del Hospital, a unas calles del ataque terrorista; también que se escucharon disparos y que se negociaba con los terroristas. Hasta el lugar se desplazó el grupo de reacción rápida de los Mossos. Más tarde se descartó esa versión.
Sin embargo, innumerables hoteles y comercios de la zona fueron revisados, uno a uno, por policías fuertemente armados. Con el paso de las horas se permitió la salida de la gente de los comercios, en medio de una exhaustiva revisión.
Cuatro horas y media después el portal de seguimiento del yihadismo en las redes SITE Intel Group dio a conocer que el Estado Islámico reivindicaba el atentado en su medio propagandístico Amaq, con un mensaje que decía: “soldados del Estado Islámico llevaron a cabo la operación”, bajo órdenes del califato contra los “países de la Coalición”.
Tras suspender sus vacaciones en Galicia, el presidente Mariano Rajoy se trasladó a Barcelona, donde anunció la coordinación de los cuerpos de seguridad del Estado con las policías catalanas y anunció tres días de luto.
Esa noche y en el homenaje que se llevó a cabo al día siguiente, en la plaza Cataluña, encabezado por el rey Felipe VI, el presidente Rajoy y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, los mensajes fueron de unidad y de coordinación entre todos los niveles de gobierno y fuerzas de seguridad. Espontáneo fue el grito en catalán: “¡No tinc por!” (no tenemos miedo).
“Matar a los infieles”
Desde los primeros momentos en que se filtró la imagen de Driss Oukabir como el primer sospechoso del atentado, su muro de Facebook se llenó de insultos: “Te vamos a matar, puto terrorista”; “tendría que matarte una mujer y envolverte en carne de cerdo”; “eres un hijo de puta, vas a pagar por todo”; “los vamos a echar de nuestro país”.
Pasadas las 20:00 horas su red social fue bloqueada, pero hasta antes de eso se podía ver que era un joven normal que gustaba de tomarse fotos frente al espejo; también se veía una imagen de la bandera amazigh, que es como se denominan a sí mismo los bereberes, un símbolo que no está asociado con el terrorismo.
Se observaba igualmente el enlace a un video sobre el sionismo y una publicación sobre la causa árabe y contenidos de humor. Seguía páginas sobre el islam centradas en la oración.
La policía dijo que no tenía antecedentes de radicalización yihadista, pero sí una orden de búsqueda y captura por violencia familiar y una orden de alejamiento. Ya había pasado un tiempo en la cárcel de Figueres, de donde salió en 2012. Se investiga también un reciente viaje que hizo a Marruecos, de donde regresó el domingo 13 y al entorno con el que se relacionó en la cárcel, por si hubiera tenido vínculos con personas radicalizadas.
La misma noche las pesquisas se centraron en Moussa Oukabir, el hermano menor de Driss quién supuestamente le robó la documentación, y se le señalaba como el posible terrorista que conducía la camioneta.
En su muro de Facebook se veía que Moussa mostraba una mayor radicalización. Y destaca un inquietante mensaje de hace dos años, cuando tenía 15. Un amigo le preguntó qué haría si fuera “rey absoluto”, a lo que Moussa respondió: “Matar a los infieles y sólo dejar a los musulmanes que sigan la religión”.
Paralelamente, las piezas en la investigación empezaron a encajar. A las 18:30 horas, una hora y media después del ataque en Barcelona, la policía encontró la segunda camioneta alquilada con los documentos de Driss Oukabir, estacionada en un comercio de comida rápida en la comunidad de Vic, a unos 600 kilómetros de Barcelona.
Casi de inmediato, los Mossos vincularon el atentado con otro hecho que inicialmente investigaban como algo aislado. Pasadas las 23:00 horas del miércoles 16, se produjo una explosión que destruyó gran parte de una vivienda en la comunidad de Alcanar (Tarragona), donde murió un joven de origen marroquí y resultó herido otro, oriundo de Melilla, cuyos documentos se encontraron en la camioneta del atropello en Las Ramblas.
La misma tarde del jueves, a las 16:45 horas, durante la investigación de estos hechos, se produjo una segunda explosión en dicha vivienda cuando una retroexcavadora removía los escombros. Los agentes descubrieron que había dos depósitos con tanques de gas butano.
A esto se sumó otro hecho que hizo subir la tensión: nueve horas después del ataque en Barcelona, los Mossos d’Esquadra informaron por las redes sociales que mantenían abierta una operación en la comunidad tarragonesa de Cambrils, donde habían abatido a cinco terroristas.
Pasada la 1:00 del viernes 18, los cinco terroristas a bordo de un auto, atropellaron a varias personas y luego embistieron una patrulla que realizaba un control en las inmediaciones del paseo marítimo de esta ciudad de la Costa Dorada catalana. El auto perdió el control y se volcó. Los ocupantes bajaron portando armas blancas y falsos cinturones con explosivos.
Cuatro de ellos fueron abatidos por una agente de los Mossos y el quinto ocupante huyó 500 metros más atacando a los paseantes, hasta que lo rodearon los policías. Un ciudadano grabó con su teléfono celular el momento en que los agentes le ordenan tirar el arma y él gritaba proclamas yihadistas hasta que cae abatido por los disparos de las armas reglamentarias.
Los investigadores confirmaron la muerte de una mujer que había sido atropellada por los cinco atacantes abatidos. El viernes 18 en esa comunidad se produjo la detención de un hombre relacionado con este ataque.
Trapero informó que “los cuatros escenarios están ligados”, que se trata de una “célula yihadista formada y organizada” en la casa de Alcanar, donde preparaban “ataques mayores” con los explosivos y que se organizaba “desde hace tiempo”.
“La explosión de Alcanar supuso que ya no contaban con el material explosivo para los atentados que preparaban. Así que, más a la desesperada, llevan a cabo el atentado de la Rambla, más rudimentario, similar a otros que se han producido en otras ciudades, pero diferente a lo que tenían pensado”.
La tarde del viernes 18 los investigadores confirmaron a Europa Press que uno de los muertos en Cambrils era Moussa Oukabir, de 17 años –el hermano menor de Driss, detenido en Ripoll– y quien podría haber sido el conductor de la camioneta que atacó en Las Ramblas.
El viernes 18, los investigadores confirmaron a Europa Press la identidad de Moussa Oukabir, de 17 años y hermano menor de Driss. Según la policía Moussa pudo ser el conctor de la camioneta que atropelló a la multitud en Las Ramblas. Además confirmó la identidad de dos marroquíes abatidos: Said Aalla, de 19 años, y Mohamed Hychami, de 24 años. Uno más, Younes Aboouyaaqoud, de 20 años estaba prófugo
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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