28 nov 2019

El terrorismo según Trump; columnas

Las columnas políticas hoy, jueves 28 de noviembre de 2019
TEMPLO MAYOR/Reforma
MÁS ALLÁ de las bravuconadas de Donald Trump, la realidad es la realidad, aunque no les guste en Palacio Nacional... y los cárteles de la droga están imponiendo un régimen de terror en varias zonas del país.

ANTE el vacío del gobierno federal, los criminales están tomando un nuevo aire, dejando de lado el bajo perfil y haciendo ostentación de su poderío e impunidad. En Nuevo Laredo, por ejemplo, se reportó que toda una familia fue secuestrada y su casa incendiada por el simple hecho de haber subido a las redes sociales un video -de apenas unos segundos- en el que delincuentes del Cártel del Noroeste roban autos a plena luz del día.
EN TANTO, en San Luis Potosí comenzó a circular un video en el que un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación anuncia su llegada a la plaza, retando al gobierno del priista Juan Manuel Carreras. Y en Tiquicheo, Michoacán, un grupo paramilitar cerró la carretera para extorsionar a los vehículos que pasaban. Y, obviamente, al conteo hay que agregar los ejecutados que se recogen todos los días en el país.
ESTÁN VIENDO que Trump es risueño y encima le hacen cosquillas con tantos "bad hombres".
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BAJO RESERVA/El Universal
Trump, el que avisa no traiciona
Muchos se sorprenden hoy de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hable de su intención de designar como terroristas a las organizaciones mexicanas del narcotráfico.
Sin embargo, nos hacen ver que al menos desde el pasado 12 de marzo de este año lo adelantó en entrevista con Breitbart News, un sitio de noticias y opiniones identificado con el ala más conservadora de la política estadounidense.
Así que los políticos, entre ellos uno que otro ex canciller, que hoy se admiran del anuncio de Trump es que están tan desinformados como sorprendidos. El que avisa no traiciona, dice el dicho.
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FRENTES POLÍTICOS/Excélsior
4. El pretexto Trump. Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, confesó que el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura no es la panacea para resolver, en lo inmediato, la situación económica del país, pues existen situaciones internas y externas que no ayudan, como las declaraciones del presidente Donald Trump. “Yo no veo esa desconfianza” entre el sector privado y el gobierno federal, destacó.
Pero, “tampoco hay que echar las campanas al vuelo porque para saber qué le está pasando a la inversión, hay cosas externas que nos afectan a todos: primero, el mundo se está desacelerando, además de que no controlamos las opiniones del presidente Trump”. Debería entender, como la mayoría de los mexicanos, que los amagos de Trump son de salva. El mundo es mucho más que EU. No se desanime.
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TIRADITOS/ContraRéplica
Campañas vs. familia LeBarón
Tras las duras declaraciones del presidente de Estados Unidos de querer clasificar como terroristas a los narcos mexicanos, ayer desde muy temprano se emprendió una campaña de usuarios en redes sociales contra la familia LeBarón, donde los acusan de ser “vendepatrias”. Fueron dos hashtags los que posicionaron con mensajes de odio: #LebaronTraidoresDelaPatria y #FueraLosLebaronDeMéxico. Al considerarlos violentos e infames, el expresidente Felipe Calderón propuso utilizar tendencias positivas como #LeBaronsonvictimas y #SolidaridadconLeBaron.
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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio /
 El Financiero
El petate del muerto
Una vez más, el presidente Donald Trump puso de cabeza al gobierno mexicano. Una declaración a un comentarista ultraconservador, su amigo Bill O’Reilly, donde afirmó que designaría como “terroristas” a los cárteles de la droga, metió al presidente Andrés Manuel López Obrador y al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en un torbellino.
Fue un golpe por debajo de la línea de flotación de un gobierno con el cual dice López Obrador mantiene una extraordinaria relación, que es autoinfringido. Hace más de un año está esa discusión en Estados Unidos –que ignoraron hasta ahora–, y que está en línea con la crítica permanente de Trump, que lo que está haciendo el gobierno para controlar la violencia de los cárteles, no sirve para nada.
La declaración de Trump es reciclada. El pasado 12 de marzo, Trump concedió una entrevista a los editores de Breitbart News, en medio de la crisis de migración con México, donde reveló que su gobierno estaba pensando “seriamente” en designar a los cárteles mexicanos como “terroristas”. En la entrevista con O’Reilly, inmersa en el contexto del juicio político al que quieren someterlo en el Capitolio en vísperas de iniciar la campaña presidencial, Trump dijo que llevaba tres meses analizando esa reclasificación.
No obstante, diplomáticos consultados en Washington dijeron que ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado estaban enterados de lo que planteó el presidente. Es decir, como muchas cosas que hace, fue una posición no analizada, revisada o planificada.
Sin embargo, por espontánea que sea la declaración, el gobierno mexicano no puede minimizarla. Si su reacción inicial fue confusa –como el comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores el martes–, o principista –como la de López Obrador y Ebrard–, tiene que ubicarse en las circunstancias que vive Trump para atajar sus amenazas.
Como en el caso de la imposición de nuevos aranceles en mayo, pese a que en aquella ocasión la respuesta mexicana fue de pánico al acceder a sus pretensiones sin revisar lo que habían hechos gobiernos anteriores ante situaciones similares, se tiene que visibilizar el problema, elevando los costos políticos que una decisión de esa naturaleza conllevaría.
La Cancillería mexicana sabe los antecedentes y las conclusiones sobre esta propuesta, discutida desde el año pasado en Washington, donde después de analizar una vez más –el gobierno de Barack Obama se lo propuso a los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto– la reclasificación de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que al considerarlos el Departamento de Justicia como dos de las principales amenazas para la seguridad nacional de Estados Unidos cumplen con la tipología, fue desechada.
Esto le sirve para sus argumentaciones privadas con la diplomacia estadounidense, pero públicamente tiene que desarrollar una estrategia pública.
Si Trump tiene el respaldo político o diplomático para hacer la reclasificación –se requiere el dictamen del Departamento de Estado, del de Justicia y del Tesoro– en este momento es irrelevante.
El proceso, después del primer análisis jurídico y financiero que se tiene que hacer, demora únicamente siete días, y aun si no lo tuviera, el gobierno de Estados Unidos tiene enormes recursos políticos para llevar a cabo los objetivos que busca. En 1990, mercenarios contratados por la DEA, secuestraron al doctor Humberto Álvarez Machaín de su consultorio en Guadalajara, y se lo entregaron a la DEA en El Paso, para que lo juzgaran como cómplice en el asesinato de su agente, Enrique Camarena Salazar, en 1995.
El gobierno mexicano, confrontado con Estados Unidos, ni se enteró. Tres años después, la Suprema Corte de Justicia de esa nación, dictaminó que las leyes de su país tenían extraterritorialidad. El Acta Patriota de 2001, tras los atentados terroristas en 2001, otorgó facultades excepcionales al ejecutivo estadounidense, como nunca las habían tenido, incluso en tiempos de guerra.
La definición clásica de terrorismo es el uso de violencia e intimidación, principalmente contra civiles, con fines políticos. La definición que tiene el Departamento de Estado es más general: es toda organización que amenaza a los ciudadanos de Estados Unidos o atenta contra la seguridad nacional de ese país. Bajo esta definición, los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, serían terroristas.
Además, el Cártel de Sinaloa –cuando el CJNG aún no se escindía de él–, tenía relación con las FARC, la narcoguerrilla colombiana que fue designada como “terrorista”. Las dos organizaciones criminales tienen características asociadas con el terrorismo, como el control total de ciertas zonas del país –que lleva a un Estado fallido–, utilizan tácticas terroristas y tienen redes clandestinas utilizadas también por terroristas.
Por ello, en el contexto político actual en el que se encuentra Trump, se tiene que actuar rápidamente. El gobierno debe tratar el petate del muerto de Trump como una amenaza real, para lograr que sea eso, un lance que no lo llevará a ningún lado. Política y diplomáticamente, debe proceder con celeridad en los campos público y privado para evitar, por un lado, que se contamine la difícil discusión para la ratificación del acuerdo comercial norteamericano, y por el otro, para acotar a un presidente que está herido, por el juicio político.
No hay nada más peligroso a una persona que lucha por su sobrevivencia, que aquella que, además, actúa con aparente irracionalidad y sin importarle el daño colateral que puede hacer a cualquiera, con tal de alcanzar sus metas. Trump quiere reelegirse presidente, y el tema del narcotráfico le ha sido electoralmente útil. En este tema, México ha sido su piñata, y si no se le frena, lo será durante todo el próximo año, afectando imagen, inversiones, la economía y la estabilidad. Eso no se puede permitir. Tampoco, la pusilanimidad que han tenido hasta ahora.
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 Narcoterrorismo: para cooperar hay que cambiar
Razones/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior...
• Atacar el lavado de dinero es más fácil de decir que de hacer. Ni México ni Estados Unidos han tenido éxito en ese ámbito.
No sé si en el gobierno de López Obrador han aquilatado en toda su magnitud lo que implica que los cárteles mexicanos sean considerados organizaciones terroristas internacionales. Parece que no se comprende que las leyes antiterroristas de Estados Unidos se aplican sin respetar la territorialidad, y podrán ser, por ello, cuestionables, pero eso no las hace ni menos reales ni menos efectivas cuando deciden aplicarlas.
El gobierno federal ha dicho que se debe colaborar poniendo dos temas sobre la mesa: el tráfico de armas y el de dinero y servicios financieros. Los dos son centrales, pero no van al fondo de lo que se está planteando. Es más, incluso, aunque se comenzaran a tomar medidas hoy en esos temas, ello no implicaría una modificación significativa de la situación que vivimos. En México, lo que les sobra a los cárteles son armas. Comenzar a aplicar controles más estrictos es importante, pero no solucionará la espiral de violencia, con un agravante, mientras la venta de armas largas sea legal en Estados Unidos, éstas llegarán, de una u otra forma, al país. Atacar el lavado de dinero es más fácil de decir que de hacer. Ni México ni Estados Unidos han tenido éxito en ese ámbito y se suele olvidar un punto: es verdad que los grandes capos y grandes cárteles viven de los recursos del tráfico de drogas internacional, pero las poco más de 80 organizaciones criminales que operan cotidianamente en el país viven de la expoliación del ciudadano y la sociedad, vía el narcoconsumo, la extorsión, el robo, el secuestro.
Lo que ha llevado a la Casa Blanca a esta declaratoria es la incompresible política de seguridad del gobierno mexicano, una política que no se entiende ni allá ni aquí, que no tiene un solo documento que la explicite. Vayamos a la explicación oficial que le presentamos aquí esta misma semana sobre el crimen concentrado en seis, siete estados (lo que sucedió también, intercambiándose los estados, en los sexenios de Calderón y Peña). Los datos son reales, ahí se concentra la violencia. La pregunta es, entonces, por qué no está concentrada y operando en esos estados, por ejemplo, la Guardia Nacional. La respuesta es porque el eje es no dar golpes estratégicos a los cárteles. Y eso los fortalece. Culiacán y Nuevo Laredo lo demuestran.
Por eso cualquier política de colaboración con Estados Unidos tendrá que pasar por un cambio de estrategia en México que implicará atacar a los cárteles y detener o eliminar a sus cabezas. No existe otra base de colaboración que pueda dar resultados. Si para colaborar en migración hubo que hacer un cambio de 180 grados y cerrar fronteras, en el tema del narcotráfico tendrá que suceder lo mismo. Se requiere pasar a la acción del Estado contra los grupos criminales.
En ese sentido, existen dos bases de colaboración estratégica con Estados Unidos. Uno es la inteligencia. Hoy esa colaboración, salvo temas muy puntuales, está cancelada. No tenemos el flujo constante e intenso que tuvimos durante el sexenio de Felipe Calderón ni tampoco el más selectivo, pero en algunos casos también muy intenso del gobierno de Peña Nieto. Esa colaboración se dio en el pasado por muchas vías y distintas agencias. El gobierno de Peña quiso restringirla solamente a la Secretaría de Gobernación y no funcionó, terminó transitando por varios otros espacios, sobre todo por la Marina y, en menor medida, la Defensa (y mucho menos que en la época de García Luna, pero también por la Policía Federal). Ese intercambio de información e inteligencia se reflejó en operaciones conjuntas, como la búsqueda de El Chapo Guzmán o la destrucción de Los Zetas. Eso es lo que el gobierno de Estados Unidos entiende por colaboración y cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
Recordemos finalmente dos cosas. Primero, EU ya ha operado contra grupos o personajes del narcotráfico en forma unilateral incluso antes de las leyes antiterrorismo. Todos conocemos el caso Colombia, con la persecución de Pablo Escobar, y después de los hermanos Rodríguez Orejuela, pero recordemos también la invasión a Panamá para detener al presidente Manuel Noriega, acusado de narcotráfico, o en México, la detención del doctor Álvarez Machaín, levantado en Guadalajara y llevado a Los Ángeles por un comando, acusado de participar en la tortura del agente de la DEA, Enrique Camarena.
Un segundo punto es clave. México, para la Defensa estadunidense, no es un territorio externo. Es considerado, junto con Canadá, parte del Comando Norte que se ocupa de la seguridad interior de la Unión Americana. Para ellos somos parte de su seguridad nacional y de su seguridad interior. Si no se entiende lo que eso implica en términos estratégicos, no se entiende nada.
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EN PRIVADO/Joaquín López Dóriga /
 Milenio Diario
Los problemas del Presidente
Hay que vivir los sentimientos sin importar si duelen. Florestán.
Andrés Manuel López Obrador cumplirá el domingo su primer año como presidente de la República y al hacer ayer una revisión de sus cinco momentos más difíciles, citó en primer lugar la tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, donde la explosión de una toma clandestina de combustible dejó 137 muertos.
Luego apuntó la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles progresivos a las exportaciones mexicana, de 5 a 25 por ciento, lo que lo llevó a modificar su política migratoria.
Enseguida mencionó el operativo fallido de Culiacán, el 17 de octubre, para detener a Ovidio Guzmán, al que finalmente dejaron ir tras un saldo de 13 muertos, nueve heridos, bloqueos, tiroteos y 50 reos fugados.
En cuarto lugar colocó la lamentable tragedia de la familia LeBarón en la que criminales asesinaron a tres mujeres y a seis menores menonitas, con doble nacionalidad. Todo eso fue muy fuerte, dijo.
Y por último anotó el asilo político a Evo Morales.
Ya no le dio tiempo de agregar lo que puede ser el peor de todos sus momentos si es que progresa la amenaza de Trump de clasificar como organizaciones terroristas extranjeras a los cárteles mexicanos de la droga, de lo que ayer esbozó un rechazo total al intervencionismo, que sería de una de las consecuencias de tal declaración, entre otras, que alterarían país, gobierno y proyectos.
Marcelo Ebrard dijo que ya estaba en contacto con aquel gobierno asegurando que saldremos adelante.
En fin, que esos son los peores momentos del Presidente en su primer año de gobierno; ahora habría que agregar los peores momentos de la sociedad, que pasan por la violencia, la inseguridad y el estancamiento económico.
Y en lo particular, la desaparición de las estancias infantiles, refugios para mujeres víctimas de violencia y del Seguro Popular y la cancelación del aeropuerto de Texcoco, por citar algo de este lado.
RETALES
1. POSTURA. El pleno del Senado fijará hoy postura ante la advertencia de Trump de declarar terroristas a las organizaciones criminales mexicanas. Se espera un voto unánime;
2. ERROR. Se equivoca el ex canciller Luis Ernesto Derbez cuando afirma que el tema del terrorismo lo puso en la mesa Marcelo Ebrard cuando la matanza de agosto en El Paso. La idea de Trump viene desde mucho antes y el tema, de los tiempos en que Derbez fue titular de la SRE, cuando Michael Chertoff, titular de Seguridad Interna de George W. Bush, y autor de la Ley Patriota, lo planteó; y
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USO DE RAZÓN/Pablo Hirirart /
 El Financiero
El gobierno, del lado de los criminales
Nadie celebra que nos amenacen con invasiones ni presiones desde Estados Unidos, pero el respeto se gana. Y eso no lo ha hecho la administración actual.
Estaba cantado que la siguiente andanada de Trump vendría por la negativa del gobierno a combatir a los grupos criminales.
Nuestro Presidente dejó hacer, que en este caso significa dejar matar. Dejó pasar, que en este caso significa otorgar impunidad.
A la cantaleta demagógica de abrazos y no balazos, los narcos respondieron con más juego y más sangre de inocentes.
Y Estados Unidos reaccionó con un manotazo de política real, sin arrumacos ni formalidades vacías: empezó el proceso legal para designar a los cárteles mexicanos como terroristas.
¿No que la mejor política exterior era la interior?
El territorio nacional está revuelto por la violencia y el gobierno ni sabe ni quiere poner orden.
¿Dónde está esa política interior que nos ahorraría problemas con el exterior?
Con su estrategia del avestruz ante los crímenes de las bandas del narco, el Presidente provoca que otros países, también perjudicados, quieran intervenir para poner orden ellos y salvaguardar lo suyo.
Esta crisis es culpa de López Obrador y no de los LeBarón.
De forma artera se acusa a la familia LeBarón de “vendepatria” por pedir a Trump que declare terroristas a los narcos mexicanos.
El gobierno y su maquinara de propaganda desataron una campaña de infamias contra esa familia, que fue víctima de la inoperancia de la administración de López Obrador para ponerle límites a la violencia.
Lo tenemos ante nuestra vista y sólo la ceguera ideológica, o las ganas de no ver, impide a algunos aceptar la realidad. El gobierno está del lado de los criminales, no de las víctimas.
A la familia LeBarón, el día 4 de este mes, le mataron seis niños y tres mujeres. Los balearon para bajarlos de sus camionetas y luego los quemaron vivos.
No los confundieron con otra banda. Fue matar para intimidar. Terrorismo, pues.
AMLO no quiere combatir al narco. Sólo aspira a tocarles un poco su dinero, pero les permite matar, secuestrar y extorsionar en el territorio nacional.
¿Qué esperaban que hicieran los LeBarón, luego de la masacre a su familia?
¿Esperaban que se quedaran callados?
¿Qué sus hijos murieran por la patria, asesinados por bandas sanguinarias y no protestaran?
¿Que cerraran filas con la 4T?
Tienen doble nacionalidad y acudieron donde sí les hacen caso.
Donald Trump anunció que lleva 90 días trabajando para lograr la designación de los cárteles de nuestro país como terroristas, lo que traería graves consecuencias para México y eventualmente sobre su soberanía.
Es decir, el proceso dio inicio mucho antes del crimen en Bavispe. No culpen a los LeBarón y afronten las consecuencias de ponerse del lado equivocado. Del lado de los criminales.
Antes, el 17 de octubre, ocurrió el Culiacanazo, donde grupos de sicarios del Cártel de Sinaloa se pasearon por la ciudad y a balazos sembraron el terror entre la población y el gobierno federal. Lograron su objetivo: que la Guardia Nacional (el Ejército) liberara al narcojunior buscado por la DEA.
¿Cómo se llama eso? Terrorismo.
Hasta ahora no se ha detenido al narco que soltaron ni han apresado a ninguno de los que tomaron a tiros la capital de Sinaloa, con muertos y heridos.
Al contrario, el Presidente reiteró que no cambiaría su estrategia de abrazos y no balazos.
El martes tuvo la respuesta de Trump: empezó el trámite para designar terroristas a los cárteles mexicanos que AMLO no quiere someter. Ellos, los estadounidenses, podrán venir por ellos.
No nos gusta y no queremos. Para impedirlo hay que poner la casa en orden, pero el gobierno no lo entiende así. ¿Por qué? Por lo menos, está confundido y se lleva al país entre las espuelas.
De dientes para afuera Donald Trump elogia a López Obrador. El martes lo llamó “buen hombre”, e “incluso más que el anterior”. Pero cuando quiere lo somete como demostró con la crisis migratoria.
Cuando nos amenazó con aranceles y estuvimos en la zozobra de carreras y reverencias indecorosas a Washington, apunté en este espacio el 17 de junio (y perdón que me cite, pero quiero ilustrar que hasta yo lo comprendía):
“Ahí está, cantado, el próximo problema con Estados Unidos: o dejamos de lado la tolerancia a los grupos criminales que trafican con droga, secuestran, extorsionan y asaltan, o vendrá una nueva andanada de amenazas de Donald Trump que el gobierno de López Obrador, ahí sí, se apresurará en atender.
“La próxima crisis con Estados Unidos será por violencia y narcotráfico, que no se atienden como un asunto de seguridad nacional”.
El desenlace esta vez es de pronóstico reservado, porque el gobierno está del lado de los violentos.
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EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín /
 Milenio Diario
Tan absurdo que no prosperará
Haber planteado ayer aquí la interrogante de si los consumidores de drogas pueden también ser considerados “terroristas” provoca reclamos en lectores indignados, o simplemente interesados en el tema, que demandan una explicación.
Va:
Mucho se habla de lo importante que es “pegarles a las organizaciones delincuenciales donde más les duele”, o sea, en su economía, despojándolas del dinero que lavan en diversos giros de negocio, aparentemente ajenos a la venta de drogas.
Hace ya varios años, cuando cobraron auge los asesinatos de La Familia Michoacana y Los Templarios, eran frecuentes (como hasta la fecha) los hallazgos de cabezas humanas en Guerrero y el Estado de México, o de cadáveres completos con rastros de tortura y de cuerpos desmembrados y repartidos en bolsas de plástico en muchas otras entidades federativas, tuve la oportunidad de platicar con jóvenes adictos a la inofensiva mariguana, tan impactados como yo por la carnicería.
Se me ocurrió hacerles una pregunta que sigo considerando lógica: ¿están conscientes de que al comprar un carrujo de mota financian a esos criminales?
Reaccionaban con incredulidad: ¿a poco lo que se paga por una tacha alcanza para que alguien cometa un asesinato? Supongo que no, contestaba. Pero quizá con el importe de cinco, siete, diez churros a la semana, el narcomenudista pueda comprar una o más balas.
Mi posición les parecía “reaccionaria” y anticuada, pero la suya me desconcertaba por la elusión de su corresponsabilidad.
“Ustedes son clientes de esos criminales”, les decía, pero me tiraban a loco. Y de nada servía que los emplazara a resolver una simple operación aritmética: si el mercado nacional se calcula en determinado número de miles de millones de pesos y en un año hay 20 mil asesinatos relacionados con el narcotráfico, ¿qué proporción de cada muerto es responsabilidad de quien compra, digamos, 40 toques al mes? Sin saberlo, desde luego, ¿cuántos fumadores de yerba están detrás de cada descuartizado?
Lo sigo pensando.
Por lo mismo, dudo que, por más terror que provoquen sus crímenes, prospere aquello de que son “terroristas” las organizaciones mexicanas del narcotráfico.
El mismo adjetivo aplicaría para los millones de consumidores estadunidenses de drogas y los miles de vendedores de armas en establecimientos “legales” a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos que abastecen los arsenales de nuestros “terroristas”.
La actitud del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es acertada, pero no por las razones patrióticas que esgrime (repetitivas de frases comunes como el rechazo a la injerencia extranjera, el respeto entre los pueblos, autodeterminación y soberanía), sino porque la complejidad hace de éste un problema irresoluble… a menos que las instancias mexicanas de seguridad acaten lo que la 4T no quiere: la ley vigente contra los criminales.
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Este asunto se veía venir, Bavispe fue el pretexto/ Fred Alvarez palafox
La Silla Rota, 
Gracias a Trump el C. Presidente podría obligarnos a cambiar la estrategia contra el crimen organizado de "abrazos no balazos". | Fred Álvarez Palafox
@fredalvarez
opinion@lasillarota.com
El presidente Donald Trump, anunció anteayer martes 26 de noviembre durante una entrevista televisiva que planea designar como grupos terroristas a los cárteles mexicanos.
"He estado (...) trabajando en ello durante los últimos 90 días, ya sabe que la designación no es fácil, debes seguir un proceso, y estamos en él", explicó en el programa del periodista conservador Bill O´Reilly, No Spin News.
El fantasma estaba presente y rondaba la Casa Blanca, por lo menos desde marzo de este año cuando Trump se lo comentó a una web conservadora, y el tema de Bavispe fue un buen pretexto.
Leamos la línea del tiempo...
La semana pasado comentamos en este espacio cómo estaban las cosas de la tragedia de La Mora. Señalamos que la tragedia de Bavispe sería un parteaguas en el combate al crimen organizado, sobre todo interpretando la frase contundente del Senador Tom Cotton cuando criticó la estrategia de AMLO de "abrazos y no balazos" subrayando que eso "sólo puede funcionar en un cuento de hadas para niños, pero en el mundo real, cuando tres mujeres estadounidenses y 6 niños estadounidenses son asesinados a tiros y quemados vivos, lo único que puede contrarrestar las balas son más y más grandes balas", subrayó el republicano.
No leímos bien este mensaje, ni menos los mensajes cifrados de Trump.
Además de que las víctimas no se tragaron el cuento oficial dado a conocer a primeras horas de los hechos, en el sentido de que habría sido una confusión por el uso de las camionetas y hechos ocurridos horas antes en un enfrentamiento armado a kilómetros del lugar. (Véase: ¿Cómo fue? ¿Por qué?, La Silla Rota, 07/11/2019).
Obviamente los familiares no estuvieron de acuerdo y presionaron para que interviniera Washington debido a su doble nacionalidad, y no sólo con la intervención del FBI sino a otro ¡nivel en Washington!
En eso apareció un vídeo -desconocido hasta hoy por los medios-, en donde Julían LeBarón dice que por lo menos 12 hombres vestidos de negro habrían atacado a la familia de manera directísima, bajando del cerro gritando "quémenlos" y disparan hacia al vehículo en el que iban mujeres y niños.
En el inter familiares de las víctimas le tomaron la palabra al presidente y se concretó para la mañana del lunes 2 de diciembre en Palacio Nacional.
No se espera una reunión tersa, incluso uno de los familiares ha dicho que sólo lo escucharán y se retirarán en silencio.
Y es que el presidente los condicionó a que sólo fueran a la reunión familiares, aunque después lo matizó.
En la mañanera, el jueves 21, les dijo "lo único que les voy a pedir (...) es que vengan los familiares (...) que sea en la intimidad y si pueden evitar que vengan dirigentes que luego utilizan estos casos con propósitos políticos, pues como que no sería lo más conveniente".
La alusión presidencial fue para que no se les ocurriera a los LeBarón llevar a la reunión a alguien como Javier Sicilia. Aunque después reconoció "de todas maneras, si ellos quieren traer a personas de las organizaciones de la llamada sociedad civil o representantes políticos, también son recibidos; pero yo les pediría que sería mejor, mucho mejor, el que no se mezclara con el oportunismo que siempre desatan estos hechos lamentables".
Eso no gusto a los familiares de las víctimas, y no fue casual que los LeBarón condenaran la estrategia de AMLO de abrazos y no balazos para resolver la inseguridad en el país, e instaron a "hacer algo distinto".
¡Días después el asunto se internacionalizó!
Y no sólo por la presencia del FBI en el lugar de la tragedia sino que familiares de la comunidad de La Mora, enviaron una carta al presidente Donald Trump para que los recibiera en la Casa Blanca, de ser así partirían en caravana rumbo a la capital estadounidense.
a caravana planeada fue pospuesta hasta después de la reunión con el presidente y dependía también de la respuesta de Trump, que busca deseperadamente la reelección en 2021, y el tema está en la agenda.
No es casual que de repente las cosas cambiaron...
La tarde del domingo 24 de noviembre nos enteramos de que integrantes de la familia LeBarón iniciaron una cruzada desde EU para combatir a los cárteles mexicanos, por lo que pidieron formalmente que estos grupos delictivos sean catalogados como organizaciones terroristas. "Por la presente, solicitamos al gobierno de los Estados Unidos que designe a los cárteles mexicanos de la droga como organizaciones terroristas extranjeras", publicó la familia en el documento difundido en el sitio https://petitions.whitehouse.gov./
La petición se presentó dos días después de que lo hiciera Bryan LeBarón quien consideró que los cárteles mexicanos representan más peligro para EU que los grupos terroristas.
"Los cárteles controlan el flujo de opioides, heroína, metanfetaminas, cocaína, fentanilo ultra mortal y todas las demás drogas ilegales que se introducen de contrabando a los Estados Unidos desde México", se indica en el texto.
¡Y como era de esperarse el tema puso focos rojos en Palacio Nacional!
En la conferencia mañanera del 25 de noviembre preguntan al C. Presidente su opinión, pero evitó dar respuesta; y lo hizo Marcelo Ebrard, dijo:
"Consideramos por supuesto que todos los actos homicidas o de cualquier tipo que afectan a la sociedad son gravísimos, no necesitan adjetivos. Un homicidio es un homicidio, no importa la intención", dijo el canciller.
Pero el tema de narcoterrorismo (se confundió en el concepto)  -subrayó el canciller- tiene un impacto jurídico internacional, porque hay una legislación norteamericana que posibilita cuando se declara, se determina a un grupo terrorista. Entonces, se invocan esas disposiciones para actuar de manera directa. Eso por supuesto México jamás lo aceptaría", dijo.
Ebrard subrayó que clasificar a los cárteles como terroristas es gravísimo y tiene implicaciones jurídicas. Consideró en la conferencia mañanera que Washington no va por esa ruta, pero se equivocó, con todo respeto.
Un día después, la tarde del martes 26 de noviembre, Trump anunció lo que se veía venir.
Informó que designará a los cárteles mexicanos de la droga como terroristas por su papel en el tráfico de drogas y personas.
"Serán designados... He estado trabajando en eso durante los últimos 90 días. Sabes, la designación no es tan fácil, tienes que pasar por un proceso, y estamos bien en ese proceso ", dijo en una entrevista con el conservador Bill O´Reilly como lo comentamos arriba.
"No quiero decir que es lo que haremos", afirmó Trump respecto a qué medidas podría considera la declaración de organización terrorista; dijo que están "perdiendo 100 mil estadounidenses al año –subrayó– por lo que ocurre en México y lo que nos llega aquí. Disponen de dinero sin límites que procede de la droga y del tráfico humano".
"Ya le he ofrecido a él [López Obrador] que nos deje ir y limpiamos. Lo ha rechazado pero en algún momento se tendrá que hacer algo", reiteró Trump.
La reacción de México fue inmediata
El gobierno mediante un comunicado oficial afirmó que buscará a la brevedad tener un encuentro de alto nivel para presentar la posición oficial.
La reunión con Mike Pompeo pretende promover "una hoja de ruta que nos permita avanzar para reducir los flujos de armas y dinero a la delincuencia organizada desde Estados Unidos hacia México, así como precursores químicos y drogas que atraviesan nuestro territorio con rumbo al país del norte".
Ojalá se pueda hacer algo, pero el tema está en la mente del presidente republicano desde mucho, y además ese asunto le da votos.
El presidente abordó el tema en la mañanera fríamente, lo esquivó con un "vamos a esperar". No, no vamos a tratar por ahora (el tema porque) es una fecha muy especial (es casi día de Acción de Gracias). Mi felicitación, mi abrazo fraterno a los estadounidenses. Y no a la confrontación política y sólo repito: cooperación, no intervencionismo", dijo...
La intención de Trump es mala noticia para México, hay que tomarla muy en serio, y estar preparados por si ocurre.
Quizá sólo hay sido un globo de sonda como cuando nos anunció que incrementaría los aranceles si no se hacía algo para controlar la gran migración de Centroamérica, de inmediato AMLO cambio la política de migración, incluso violando la ley en materia de movilidad.
A partir de ya se nos solicitó a todos -mexicanos y extranjeros-, presentar una identificación oficial -INE, cartilla militar, pasaporte, cédula profesional, Visa y licencia de manejo-, para poder viajar en autobús en territorio nacional. .
La primera empresa en atender la orden presidencial fue transportes ADO, y de ahí todos.
Había que cumplir con los acuerdos celebrados con Washington (Se restringe la libertad de tránsito 20/06/2019 en LSR).
Es increíble pero gracias a Trump el C. Presidente podría obligarnos a cambiar la estrategia contra el crimen organizado de "abrazos no balazos", por un combate frontal o algo distinto que funcione, igual que cuando lo hicieron con el tema de la migración.
Trump es la única persona a la que le temen en México
Además, el quid es que quien convocó el fantasma del terrorismo fue Ebrard...
Recordemos que horas después de los hechos lamentables ocurridos en la tienda Walmart de El Paso, Texas, anunció que la iniciaríamos una denuncia por terrorismo en contra de nacionales mexicanos.
¡Un hecho inédito pero imposible de ser concedido!
Como mensaje político quizá estuvo bien que lo hiciera, ya que ganó las primeras planas de los medios, pero fue un teatro jurídico difícil de concretar.
¿Y ahora como exorcizarlo?
P.D. El que un grupo delincuencial genere terror no lo convierte en terrorista, ¡cuidado!
Por otro lado, en nuestro país -hasta hoy-, no se ha dado acciones "terroristas", afortunadamente; lo que ha ocurrido es que los grupos delincuencia han usado al terror como tácticas, y podrían ser considerados en su caso como narcoterroristas.
¿Casos?
Muchos, incluyendo quizá la tragedia de Bavispe...
El primero en la historia moderna fue el que ocurrió la noche del 15 de septiembre de 2008, durante la ceremonia del Grito de la Independencia en Morelia que dejó un saldo de ocho muertos y más de 100 heridos, o el 15 de julio de 2010 cuando un auto compacto cargado con 10 kilos de explosivos al parecer del tipo C-4* explotó sobre la avenida 16 de septiembre y Bolivia, en la zona centro de ciudad Juárez, Chihuahua, dejando un saldo de tres muertos y 11 heridos; la onda expansiva dañó edificios, vehículos y personas en un radio cercano a los 50 metros.
El terrorismo es un asunto serio y complejo y debe tener algunos elementos mínimos para ser considerado como tal, uno de ellos es que debe existir una motivación, intención o decisión previa para cometer un acto criminal y la segunda es que debe haber una motivación política o religiosa, el crimen organizado busca siempre el factor económico; eso es la distinción que existe entre el terrorismo y otras formas de violencia como cualquier acto criminal.
Los grupos de narcotraficantes no pueden ser elevados a la categoría de terroristas, son en todo caso delincuencia organizada con todo lo que ello implica.
Es más México hasta hoy ningún grupo criminal -ni beligereante como el EPR-, está considerado en informe del Centro Nacional Antiterrorista de EU.
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¿Qué tan mexicanos son los cárteles mexicanos? /Ricardo Raphael
El Universal
Política Zoom
Entre los dos prepararon bien la dinamita. El periodista Tim O’Reilly y el presidente Donald Trump son amigos desde hace treinta años y ambos pactaron dar a conocer información que iba a hacer temblar la relación entre Estados Unidos y México.
—Si otro país asesinara 100 mil estadounidenses con armas, tendríamos que declararle la guerra a ese país —sentenció O’Reilly para luego añadir—; los carteles mexicanos de la droga han asesinado a más de 100 mil estadounidenses, cada año, a través de la importación de narcóticos peligrosos: ¿va usted a designar a esos cárteles como grupos de terroristas?
Y Trump confirmó: —Esos carteles serán designados grupos de terror.
Hay, en las afirmaciones del periodista, una pila alta de premisas deshonestas que bien valdría desnudar, antes de continuar hurgando en la trampa tendida por estos dos viejos compinches.
En primer lugar, es infame equiparar a un país con las empresas criminales que operan dentro de sus fronteras. No porque en los Estados Unidos haya decenas de miles de personas desquiciadas, dispuestas a disparar contra inocentes, Estados Unidos puede ser calificado como un país desquiciado.
Sería injusto afirmar que, porque Patrick Crusius asesinó a más de veinte individuos de nacionalidad mexicana en una tienda de autoservicio en el Paso Texas, entonces los Estados Unidos, como país, debe ser señalado como responsable de la tragedia.
Una cosa es que las empresas criminales dedicadas al trasiego de drogas peligrosas causen daño en ambos lados de la frontera y otra muy distinta que los países donde éstas operan deban ser emplazados a enfrentar las consecuencias de una guerra.
En segundo lugar, cabría discutir si esas empresas criminales son realmente mexicanas. De acuerdo con el senador republicano David Perdue, el negocio de las drogas traficadas ilícitamente a través de la frontera entre los dos países vale alrededor de 500 mil millones de dólares.
Sin embargo, de ese monto hipotético, mientras el 80% de las ganancias se reparten en los Estados Unidos, en México solo se queda el 20% restante.
Si 8 de cada 10 dólares que deja este negocio ingresan a la economía de los Estados Unidos, esas empresas son principalmente estadounidenses, y no mexicanas.
Otra evidencia de la verdadera nacionalidad de estos cárteles es la geografía desde donde sus líderes operan su negocio. Vale recordar, por ejemplo, que Pablo Vega, líder de los Guerreros Unidos, condujo desde la ciudad de Chicago el operativo que llevó a la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
Este caso no es aislado, los verdaderos mandos de estas empresas criminales radican en EU, desde ahí coordinan sus negocios, mientras disfrutan de una vida libre de persecución y castigo. Prueba de ello es que, independientemente de las atrocidades cometidas, hoy Pablo Vega es hombre libre gracias al arreglo que obtuvo con la justicia del país vecino.
Un argumento más para decir que estas empresas son más estadounidenses que mexicanas lo ofrece el mapa que todos los años actualiza la DEA sobre la presencia de los supuestos cárteles mexicanos en territorio estadounidense. Mientras, por ejemplo, el Cártel de Sinaloa ocupa una pequeña fracción del territorio noroeste mexicano, en los Estados Unidos esa misma empresa cubre una geografía diez veces superior que va desde Kansas hasta Boston y desde Florida hasta Minnesota.
En efecto, si solo se atendiera el argumento de la presencia territorial, esa empresa criminal merecería obtener antes la nacionalidad vecina que la nuestra.
En resumen, atendiendo al reparto de los ingresos, a la residencia de los líderes y a la extensión territorial, tanto O’Reilly como Trump se equivocan: esos cárteles no son principalmente mexicanos.
La designación de grupo terrorista debiera hacerse hacia los grupos estadounidenses que tanta violencia y mortandad han provocado en México.
ZOOM: En vez de asustarnos por la presunta declaración de Trump contra los cárteles mexicanos, habríamos de tomarle la palabra porque a México le urge que ese país coopere en el desmantelamiento de sus empresas criminales que han arrebatado la paz y tranquilidad a muchísimos mexicanos.
@ricardomraphael
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JAQUE MATE/Sergio Sarmiento / 
Reforma
Terrorismo político
"El terror es teatro y el teatro es ilusión". John Le Carré, The Little Drummer Girl.
En un principio pareció una buena forma de aprovechar una tragedia ocurrida en Estados Unidos para beneficio político en México.
Tras la matanza de El Paso, Texas, del 3 de agosto, el canciller, Marcelo Ebrard, declaró: "Consideramos que este acto es un acto de terrorismo en contra de la comunidad méxico-norteamericana y de nacionales de México en Estados Unidos".
El secretario añadió que, respetando el ámbito de acción de la Fiscalía General de la República, promovería una denuncia por terrorismo en la Unión Americana.
Pero el que se lleva tendría que aguantarse. Este 26 de noviembre, en una entrevista de radio con el periodista ultraconservador Bill O'Reilly, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que estaba pensando designar como terroristas a las bandas mexicanas de la droga. Añadió que llevaba ya 90 días considerando la posibilidad.
La declaración generó una inmediata reacción del gobierno mexicano. El canciller Ebrard consideró como "innecesaria e inconveniente" la posible designación.
Dado que esta podría abrir las puertas a intervenciones directas de Estados Unidos, señaló: "México no admitirá nunca acción alguna que signifique violación a su soberanía nacional".
La afirmación de Trump, no obstante, debe tomarse con un granito de escepticismo.
O'Reilly -quien se vio obligado a dejar sus espacios de Fox News por acusaciones de acoso sexual, pero también porque sus puntos de vista eran demasiado extremos, incluso para esa cadena derechista de televisión- le sacó al Presidente las declaraciones con tirabuzón: "Si otro país matara a 100 mil estadounidenses con armas de fuego, nos iríamos a la guerra contra ese país", le dijo.
"Sin embargo, los cárteles mexicanos de la droga matan más de 100 mil estadounidenses al año por la importación de narcóticos peligrosos. ¿Vas a designar a esos cárteles en México como grupos de terror y empezar a pegarles con drones y cosas así?". La respuesta fue: "No me gusta decir lo que voy a hacer, pero así los vamos a designar".
Trump estaba respondiendo a regañadientes ante un entrevistador con el que quería quedar bien.
El propósito de la entrevista era, en efecto, darle un espaldarazo a O'Reilly en su nuevo programa de radio después de su despido de Fox News.
Pero dado que O'Reilly le puso palabras en la boca, no podemos saber exactamente lo que el Presidente va a hacer, no por lo menos sobre la base de esta entrevista.
De lo que no hay duda es que en la campaña de reelección la carta mexicana estará siempre sobre la mesa, porque le ha funcionado muy bien a Trump, especialmente con el público de O'Reilly, que es también el que más firmemente apoya al Presidente. Para este público, los mexicanos son el verdadero enemigo de Estados Unidos.
Los narcotraficantes mexicanos no son terroristas, aunque puedan usar tácticas que busquen infundir miedo.
Su objetivo es ganar dinero y no impulsar una causa política o religiosa. Tampoco la matanza de El Paso fue un acto terrorista, aunque sí un crimen de odio.
De nada sirven, sin embargo, las definiciones formales. Lo único que interesa a los políticos es obtener popularidad y votos.
Quizá la mejor actitud ante las palabras de Trump la haya tenido el presidente López Obrador.
Evitó ayer una confrontación y se limitó a aprovechar la fecha para felicitar a los estadounidenses por el día de Acción de Gracias. "Quiero mandarles un abrazo a los estadounidenses", dijo. "Es el Día de Gracias"... Y tarará. Esto pone la entrevista de Trump en su justa dimensión.
· DESEMPLEO
La tasa de desocupación abierta subió de 3.2 a 3.6 por ciento en los 12 meses concluidos en octubre y la subocupación pasó de 6.7 a 7.5 por ciento. Los salarios están aumentando, pero también los indicadores de desempleo.
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El Sol de México, 28 de noviembre de 2019
Fuera de Agenda | Inteligencia militar en crisis/ Juan Veledíaz.
Al cumplirse el primer año del sexenio de Andrés Manuel López Obrador los problemas son varios y de índole múltiple en la agenda de seguridad nacional. Sin embargo en los últimos meses un factor quedó al desnudo en voz del propio jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional, el general Homero Mendoza Ruiz.
Dos días después del homicidio de nueve personas en los límites de Chihuahua con Sonora, entre ellos seis niños de la familia LeBarón, el recién ascendido general de división reconoció que esa zona donde había sucedido el ataque el ejército no la tenía “referenciada” como área de conflicto.
Aceptó que contaban con poco personal en el área, que corresponde vigilar a la Guarnición Militar de Agua Prieta. El jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMDN), que es el órgano técnico, operativo y de administración del ejército, no tuvo reparo en reconocer que al no tener información del área prácticamente no tenían actualizado lo que desde hace una década ocurre en esa parte del país.
El poder del clan de los Salazar, que dominan buena parte del territorio sonorense para la organización de tráfico de drogas de Sinaloa al mando de Ismael “el Mayo” Zambada, basa su hegemonía no solo en el control de los cuerpos de seguridad locales, sino en el uso de la información sobre sus adversarios.
Llama la atención que los órganos de búsqueda de información, como los grupos de inteligencia de la cuarta zona militar con cuartel en Hermosillo, no hayan dado a sus reportes la suficiente dimensión estratégica de lo que sucedía en el corredor que va de Bavispe, Sonora a Janos, Chihuahua, que es la ruta que disputan los Salazar y el grupo conocido como la Línea.
Esta falla en la inteligencia militar, como sucedió en Culiacán el jueves 17 de octubre con el fallido operativo que abortó la captura de Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, exhibió la crisis que atraviesa la sección segunda (inteligencia militar), conocida como S-2, del EMDN.
Este sexenio comenzó con un dato que se consideró por mucho tiempo el secreto mejor guardado del ejército. Era un dato que solo al paso del tiempo muy pocos llegaban a conocer. Se trataba del nombre y grado del jefe de la inteligencia militar. El 1 de diciembre se supo que el general brigadier Fermín Hernández Montealegre, quien acababa de renunciar a la secretaría de seguridad pública de Sinaloa, había sido designado subjefe de inteligencia del EMDN.
El perfil de Hernández Montealegre estaba demasiado expuesto ante la opinión pública, según los canones castrenses vigentes hasta ese momento. No era “normal” que el responsable de vigilar y hacer valer el secreto en la información de inteligencia, apareciera en el portal de nómina transparente de la administración pública federal.
Más allá de los “usos y costumbres”, la crisis de la inteligencia militar abrió un frente que desde ayer es tema en la agenda bilateral. Por la masacre de integrantes de la familia LeBarón, la administración Trump amenaza con catalogar como organizaciones terroristas a los grupos de tráficantes de drogas que se disputan rutas y zonas en varias regiones del país. La disfuncionalidad del sistema de ingeligencia del ejército, derivó en un grave problema en la agenda geopolítica


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