1 may 2022

Las columna políticas hoy, domingo 1 de mayo de 2022

Ebrard también hace su luchita...

Al grito de ¡Marcelo Presidente! reciben al Canciller en campaña de Julio Menchaca en Hidalgo.


Dice una nota de El Universal  que aunque en un momento el secretario de Relaciones Exteriores intenta desviar la atención hacia Menchaca, los asistentes al evento arengaron con más fuerza el apellido Ebrard. 

Esto generó las risas del canciller, quien se sentó en medio del templete y al finalizar el mitin levantó las manos del candidato a gobernador de Hidalgo. 

De esta manera, Marcelo se suma así a Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, quienes han sido "cobijados" por los gritos de simpatizantes en la carrera por la sucesión presidencial. 

Parte del show...

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Templo Mayor/ REFORMA

AUNQUE Andrés Manuel López Obrador presentará el miércoles su estrategia para combatir la inflación, hay algo que resulta innegable: que el dichoso plan llega tarde.

ES UN HECHO que los precios ya subieron y, a menos que ocurra otra pandemia o Rusia decida invadir a otro país vecino, no hay una razón para que la inflación en México y el resto del mundo siga creciendo al mismo ritmo.

LOS PRECIOS que bajen, lo harán solos y no porque se anuncie un plan en el que ni siquiera se ha involucrado a los organismos de la IP que, hasta ayer, no estaban enterados de las líneas generales del proyecto.

QUEDA claro que el plan no servirá para controlar los precios y que lo que busca el inquilino de Palacio Nacional es verse bien cuando los precios, de todas formas, van a bajar.

AÚN FALTA un mes para la elección de gobernador en Quintana Roo y ya comenzaron los llamados al voto útil de todos los opositores para hacerle frente a la candidata de Morena, Mara Lezama.

FUE EL presidente del PAN, Marko Cortés, quien pidió sumar fuerzas en favor de su candidata, Laura Fernández, dado que las encuestas le dan a la abanderada de la 4T una ventaja de 2 a 1.

EL HECHO es que la candidatura de Fernández, quien va segunda en los sondeos, inició con desventaja dado que la alianza que hay a nivel federal entre el PAN, el PRI y el PRD se rompió en esa entidad donde los tricolores decidieron postular a Leslie Hendricks, quien va en un lejano tercer lugar.

TAMPOCO ayuda que, después del fiasco con Roberto Palazuelos, los naranjas de MC ficharan al hoy ex morenista José Luis Pech, quien no levanta del cuarto lugar y solo atomiza el voto opositor.

VAYA que las elecciones de este 2022 pueden dejar interesantes lecciones para los partidos opositores con miras a los comicios federales del 2024, a ver si están tomando nota.

EN DONDE la violencia no cede es en Acapulco después de que ayer un hombre murió y una mujer resultó herida de bala en un asalto en la Playa Icacos.

ESE HECHO se suma a la ejecución el viernes de dos personas en un restaurante en Caleta y a los tres asesinatos ocurridos al cierre del periodo vacacional de Semana Santa.

QUIZÁS lo más preocupante es que por más que el gobierno federal diga que ha reforzado la seguridad en el puerto, los hechos violentos se acumulan mientras el gobierno estatal parece andar más ocupado en organizar festivales del Día del Niño que en combatir el crimen.

SI ALGUIEN sabe en dónde anda la gobernadora de Guerrero, la morenista Evelyn Salgado, por favor, avísele lo que está ocurriendo en el principal polo turístico de su estado, pues no se ha dado por enterada.

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Cruz Azul: La guerra…y la UIF/Roberto Rock L.

Estamos frente a un nuevo escalamiento de la crisis en Cruz Azul

El Universal, 

A Porfirio Muñoz Ledo, por sus 70 años en la batalla.

Una guerra intestina en la cooperativa de la cementera Cruz Azul, que la semana pasada causó la muerte de ocho personas y heridas a 12 más, acumula nuevos aspectos que alarman al gobierno federal. Entre ellos, la injerencia de políticos en el conflicto y movimientos financieros inexplicables por parte de los abogados que en agosto de 2020 propiciaron en esa compañía el derrumbe del largo cacicazgo de Guillermo “Billy” Álvarez.

Evidencias de desfalcos por parte de Álvarez Cuevas —hoy de 77 años— llevaron a que el gobierno López Obrador, vía la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Fiscalía General de la República, generara una estrategia conducida por Julio Scherer Ibarra, entonces consejero jurídico de Palacio, en busca de castigar presuntos delitos y reparar el daño al fisco. Desde el primer momento se aseguró que ello era secundado, bajo motivos diferentes, por un controvertido personaje: Eduardo Osorio Chong, hermano del exsecretario de Gobernación y actual senador Miguel Ángel Osorio.

Despachos conducidos por los abogados Guillermo Barradas, Roberto García González y Santiago García Luque auspiciaron formalmente las denuncias de un grupo disidente de cooperativistas encabezados por José Antonio Marín y Víctor Manuel Velázquez, que se hicieron del control tras documentar desvíos por al menos 300 millones en esa compañía, que produce una de cada cuatro toneladas del cemento vendido en el país. Entre los coacusados de “Billy” Álvarez figuraron Víctor Garcés, Mario Sánchez y el también abogado Ángel Junquera, señalado de cubrir exorbitantes a honorarios a litigantes externos.

Nuevos elementos añaden hoy piezas a la historia. Un reciente expediente de la UIF entregado a este espacio, junto con reportes de inteligencia, revela que la renovada administración de Cruz Azul ha pagado a los aludidos despachos de Barradas, García González y Luque al menos 200 millones de pesos por los servicios prestados, según facturas a la vista. A ello siguió un entramado jurídico y financiero que incluyó voluminosas transferencias a cuentas bancarias radicadas en el extranjero, algunas de ellas con beneficiarios tan singulares como supuestos vendedores de arte. Autoridades consultadas estiman que podría haber un esfuerzo para maquillar el verdadero destino de esos pagos.

Análisis de inteligencia federal sobre el ataque ocurrido el pasado miércoles 27 a instalaciones de la cooperativa en el poblado de Jasso, municipio de Tula, Hidalgo, aportan mayor complejidad, lo que incluye posibles nexos con bandas del huachicol que operan en la refinería de Pemex asentada en ese municipio.

Lo que resulta evidente es que la planta cementera de Tula es el principal foco de la confrontación en Cruz Azul, entre la renovada directiva de la empresa, que conducen los citados Marín y Velázquez -a los que se moteja “La Disidencia”- y la facción encabezada por Federico Sarabia y Alberto López, que se autonombran “La Resistencia”.

En Tula —como antes en Oaxaca e incluso en la Ciudad de México— se habían producido ya choques, incendios intencionales y fricciones entre los dos grupos antes de que ocurriera la refriega mencionada con ocho muertos —quizá nueve, según temen médicos. Entre los asesinados no dominan trabajadores sino integrantes de un grupo de choque contratado en el estado de México. Ambas facciones cruzan acusaciones sobre quiénes fueron los instigadores de la agresión.

Estamos frente a un nuevo escalamiento de la crisis en Cruz Azul, cuyo principal motor parece ser la aparente decisión del gobierno López Obrador para sacar las manos de un problema en el que no fue solo testigo, sino actor directo, junto con otros más que también han dejado sus huellas digitales en un rastro manchado ya de sangre. 

 rockroberto@gmail.com

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La palabra del presidente/Enrique Krauze

en REFORMA

Adolfo López Mateos visitaba alguna capital del sureste. Al bajar del avión, el gobernador le mostró las ocho columnas de un periódico local que criticaba al mandatario. "¿Qué se cree este pendejo?", dijo el presidente. Un día después el director del diario apareció muerto.

Debo la anécdota a Gabriel Zaid, quien la leyó en un artículo del senador Manuel Moreno Sánchez en la revista Siempre!. Compañero de López Mateos desde el movimiento vasconcelista y hombre muy cercano a él, cuesta trabajo pensar que don Manuel habría publicado ese texto con otra intención que la de prevenir sobre los descomunales efectos que puede tener la palabra presidencial en la vida del país. Por eso mismo, es difícil imaginar que López Mateos no sintiera algún remordimiento.

Las cosas han cambiado. López Obrador no ha empleado esa palabra para referirse a sus críticos. Ha utilizado decenas de términos menos vulgares, más mesurados, acuñados en muchos casos por él, que aluden no a las limitaciones intelectuales de los que considera sus adversarios sino a su integridad moral. Y otra cosa ha cambiado. El presidente no ejerce su inspiración vejatoria de manera privada e incidental, sino sistemáticamente, en sus conferencias mañaneras.

Hay una asimetría evidente en la situación. Ante todo, de poder. El presidente de México cuenta con facultades constitucionales y extraconstitucionales inmensas. Frente a todos sus recursos de poder, ¿qué tiene un crítico? Tiene autoridad. La autoridad que le confieren sus lectores, sus escuchas, sus televidentes. Y la asimetría está en el uso y abuso de la palabra. El presidente dispone de tiempo ilimitado en "la mañanera" y sus consignas reverberan en los medios masivos y en las redes sociales. Los escritores o periodistas que lo critican cuentan únicamente con su propia tribuna.

Esa asimetría se traduce en ilegalidad. En México, la Suprema Corte de Justicia ha emitido varias sentencias recientes que atañen al tema. Sustentada en una vasta jurisprudencia internacional y en "la posición preferencial" que goza la libertad de expresión en nuestra democracia constitucional, la Corte ha llegado a conclusiones palmarias:

Los límites de la crítica aceptable son, respecto de un político, más amplios que en el caso de un particular. A diferencia de este último [el particular], aquel [el político] inevitable y conscientemente se abre a un riguroso escrutinio de todas sus palabras y hechos por parte de periodistas y de la opinión pública y, en consecuencia, debe demostrar un mayor grado de tolerancia. (Amparo directo en revisión 2044/2088).

El acento del umbral diferente de protección no se asienta en la calidad del sujeto, sino en el carácter de interés público que conllevan las actividades o actuaciones de una persona determinada. (Amparo directo 28/2010).

El "umbral de tolerancia" al que está obligado el presidente no solo es mayor al de cualquier periodista. Mientras esté en funciones, ese umbral debe ser mayor al de cualquier persona. Amparados en esos antecedentes, todos los críticos que han sido afectados por el presidente tendrían derecho a demandarlo por daño civil no solo ante los juzgados nacionales sino ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (previa demanda en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos).

Lo cierto es que hace medio siglo, como ahora, el único límite real al uso abusivo, asimétrico, ilegal e irresponsable de la palabra lo puede poner el propio presidente. Solo él ha podido confrontar, si no en tribunales, al menos en el tribunal de su conciencia, las consecuencias trágicas de sus dichos. Quizá López Mateos las confrontó.

Pero aquellos, ya se sabe, eran otros tiempos. Hoy se ha rebasado todo umbral. Hoy no solo se insulta, difama y calumnia desde el podio presidencial -con nombre y apellido- a quien disiente. Hoy se le declara "traidor a la patria". Hoy se revelan sus datos personales, domiciliarios, patrimoniales, en abierta y reiterada violación a la ley no solo civil sino penal.

En un país en el que el periodismo se ha vuelto una profesión de altísimo riesgo, los poderes locales de toda índole (legales e ilegales) pueden interpretar las invectivas presidenciales como un permiso para dañar e incluso llegar a matar. En la misma lógica, alguno de los mencionados por el presidente podría sufrir daño o caer acribillado por un simpatizante que tome en sus manos la "defensa de la patria".

El presidente debe reconsiderar su actitud, antes de que sea demasiado tarde.

 www.enriquekrauze.com.mx

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Traidores y enemigos/ Eduardo Caccia

en REFORMA

El mundo ideal supone la convivencia armónica y la ausencia de enemigos, la realidad es que la animadversión ha sido parte de la historia del género humano. Una visión optimista implica aceptar que no todos comparten nuestros intereses y que incluso hay ventajas en que así sea. De esto trata un interesante ensayo de Jakub J. Grygiel, "Los beneficios de tener un enemigo... y los peligros de creer que no tienes uno", en el que el exasesor del Departamento de Estado norteamericano fundamenta su argumento en la obra de Plutarco, Moralia, "Cómo beneficiarse de los enemigos".

Semánticamente podríamos decir que hay una distancia significativa entre tener oponentes y tener enemigos, aunque con facilidad usamos los términos indistintamente. Para mí, un oponente tiene un punto de vista y un interés contrario al mío. Si de ello nace una animadversión, puede llegar a odiarme y hasta aniquilarme; tengo entonces un enemigo. La rivalidad nos ha acompañado siempre, desde las elecciones de comité de alumnos en la secundaria, pasando por las asambleas vecinales, los eventos deportivos, hasta la arena política, territorio donde la vida pública se ennoblece cuando las diferencias se dirimen con civilidad, o se degrada cuando los oponentes se convierten en enemigos. Cuando se suma el odio.

La muy lamentable campaña orquestada por el presidente de Morena y con el beneplácito o incluso con la instrucción del presidente de la República, para calificar de traidores a la Patria a los diputados opositores que frustraron la reforma constitucional en materia de energía eléctrica, además de ser un profundo signo autoritario y por ende antidemocrático, es también una medida para darle aire a un movimiento que pierde fuerza y que para recobrar impulso necesita subir el tono, de conservadores a traidores a la Patria. Reafirma lo que saben los estudios de psicología social: somos más propensos a vincularnos por una aversión compartida, que por una afición en común.

Plutarco, escribe Grygiel, establece que tenemos enemigos por dos razones: el "impulso adquisitivo" o el deseo humano de tener lo que no se posee (es decir, la envidia), y la necesidad de tener amigos o aliados; un enemigo en común fortalece lazos entre quienes no son del mismo grupo o no tenían intereses originales compartidos. La retrógrada campaña de los traidores a la Patria cierra filas alrededor de la autollamada 4T, también entre la oposición. Plutarco dice que un tonto echa a perder las cosas incluso cuando hay amistad, mientras que un hombre inteligente sabe beneficiarse de tener un enemigo. De cara a la siguiente "batalla" legislativa por la llamada Reforma Democrática, la oposición parece estar más unida que antes de la difamatoria campaña de traidores.

El filósofo griego menciona tres ventajas de tener enemigos. El primero es que los rivales nos hacen más virtuosos, se convierten en un motivador para tratar de estar moralmente arriba de ellos. Segundo, nos hacen estar alertas y mejor coordinados, equivalen a un buen sinodal. Y tercero, sirven como catalizador para nuestras emociones y para soltar presión; preferible descargar nuestra animadversión con ellos que con los amigos. Veremos cómo el bloque opositor en México aprovecha esta coyuntura que, así como los pone en la mira pública "por traidores", también los fortalece al darles una cohesión que quizá no esperaban.

La oposición tiene su lado positivo. La esencia de un trabajo de fortalecimiento muscular en un gimnasio es la resistencia que ofrecen las pesas. En una historia, es el misterio, la tensión que se construye al develar estratégicamente la información. En la sensualidad, los velos y las transparencias avivan el deseo entre lo que el ojo ve y la mente adivina. En el deporte, un buen sparring es clave para una preparación óptima. Los aviones despegan contra el viento.

En "Construir al enemigo", Umberto Eco escribió: "Tener un enemigo es importante no sólo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo".

Cuando hay incapacidad para gobernar, es más fácil construir un enemigo que construir un país unido y próspero.

@eduardo_caccia

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Democracia 'fake'/Luis Rubio

en REFORMA

01 May. 2022

Los mexicanos nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo de realidad alternativa: las cosas no son como son y en lugar de llamarlas por su nombre, las endulzamos con sinónimos pretenciosos y eufemismos para que parezcan lógicas y comunes, aunque todo mundo sepa que no lo son. Cuando uno observa lo que ocurre en otras latitudes o escucha cómo se conducen los habitantes de países normales, súbitamente resulta patente lo anormal que es la vida mexicana en cada vez más ámbitos y explica el éxito de AMLO en minar los avances de hecho alcanzados. 

La inseguridad rampante acaba siendo natural y normal; la falta de oportunidades de empleo se torna natural; las trabas que impone la burocracia -incluyendo prácticas de extorsión- terminan siendo ordinarias; la pésima educación resulta ser neoliberal, para ser substituida por el libro rojo de Mao; las crecientes limitaciones a la libertad de expresión aparecen respetables; eliminar la certeza electoral inherente al INE, un triunfo de la democracia. El mundo al revés. Lo que funciona tiene que ser erradicado.

La democracia mexicana es otra de esas realidades alternativas a las que nos hemos acostumbrado los mexicanos. No hay duda de que la ciudadanía vota, los votos se cuentan y los representantes populares y los candidatos que son electos ejercen su función por el periodo que les corresponde. Si la democracia se define en términos estrictamente electorales, gracias al INE México tiene una de las democracias más exitosas y consolidadas del mundo. Sin embargo, México está lejos de ser una democracia entendida ésta como un sistema político en el que la ciudadanía goza de libertades, protección efectiva a sus derechos y representación real a través del Congreso y rendición de cuentas por parte de quienes ejercen el poder ejecutivo a todos los niveles de gobierno.

Basta ver las noticias para constatar lo distante que la democracia mexicana se encuentra del parangón más elemental. Lo usual es enterarnos de la intervención telefónica que experimentó algún político o funcionario; el asesinato de un periodista; la publicación de información que debería ser confidencial; la clasificación de determinados proyectos gubernamentales como "privilegiados," con lo que la ciudadanía deja de tener acceso a la información a la que debería tener para entender la forma en que el gobierno gasta los recursos que recauda de sus impuestos; o la impunidad crasa de cada vez más funcionarios. Ni hablar de la Suprema Corte o del Congreso. El punto es claro: la democracia mexicana es muy fuerte en el ámbito electoral, pero enclenque en todos los demás.

Hay al menos tres hipótesis sobre la razón por la que los mexicanos acabamos en estas circunstancias. Una es que los autores de la reforma electoral de 1996 -la que fue definitiva en crear condiciones de igualdad para la competencia política- fueron excesivamente optimistas respecto a la forma en que se puede cambiar un orden social y político. Para ellos, con sólo introducir la competencia electoral todo el resto se reorganizaría, cosa que evidentemente no ocurrió. Aunque la derrota del PRI trajo como consecuencia el debilitamiento de la presidencia y una mayor libertad de expresión, veinticinco años después es claro que el cambio fue menos definitivo o trascendente de lo que sus promotores imaginaron. Una segunda hipótesis, que no excluye a la anterior, es que el gobierno de Fox, el beneficiario inmediato de la derrota del PRI, adoleció de la visión y capacidad para transformar al sistema político. Tampoco hay duda alguna de la veracidad de este factor.

Una explicación más avanzada proviene de otro lado. Según Waller Newell*, un tipo de tiranía es aquella que reforma el orden existente para mejorar la calidad de vida de la población pero sin el menor objetivo de alterar el orden centralizado que, además, facilita la concentración del poder y de los medios ilícitos de enriquecimiento, o sea corrupción. Es decir, se trata, en palabras del autor, de una tiranía benevolente.** Una manera de entender al México del pasado medio siglo es la de ver a las administraciones reformadoras como dedicadas al objetivo de mejorar la vida y economía de la población, pero sin cambiar el statu quo político, hipótesis que no es contradictoria, sino más bien complementaria, con las anteriores. Pero explica por qué la democracia nunca pudo prosperar.

La democracia mexicana ha resultado enclenque en cuanto a mejorar la calidad de vida de la población porque, si bien por tres décadas logró una transformación económica que favoreció a todo el país, no llevó a consolidar la liberación de la ciudadanía en términos de justicia, seguridad, educación y derechos fundamentales. Es esa debilidad democrática la que hizo posible un régimen como el actual.

Las disputas de hoy, sin duda enardecidas por el presidente, se derivan de la pobreza de los resultados de muchas reformas clave que, por no afectar intereses políticos, sindicales o empresariales que se benefician del statu quo, obstaculizan e impiden el desarrollo del país en general.

El gran déficit es el democrático pero no el del Instituto Nacional Electoral, que es clave y ejemplo para el mundo, sino del sistema tiránico de gobierno que sigue siendo la norma y no la excepción.

* Tyrants.

** Las otras dos son tiranías cleptocráticas como Mugabe o Al Assad y tiranías milenarias como Stalin o Pol Pot.

@lrubiof

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