15 sept 2025

Adan es tema hoy, en columnistas y caricaturistas

Detenido "El Abuelo", presunto líder del CJNG en Paraguay

Hernán Bermúdez Requena, alias "El Abuelo", presunto líder del grupo criminal La Barredora —vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)—, fue detenido en Paraguay en las primeras horas del pasado sábado. La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay, a cargo de Jalil Rachid, informó que Bermúdez, también conocido como "Comandante H", ingresó al país de forma irregular con la intención de establecer una red criminal, aunque fue capturado antes de lograrlo.

Según las autoridades paraguayas, el arresto se concretó gracias a información de inteligencia compartida por México desde marzo. La vigilancia del círculo cercano de Bermúdez, incluida su esposa, fue clave para su captura. Las autoridades están gestionando su extradición a México.

Detalles de la fuga y antecedentes

Pero fue l General Miguel Ángel López Martínez, comandante de la 30 Zona Militar, quien había confirmado en julio que existía una orden de aprehensión contra Bermúdez Requena desde el 14 de febrero y que era buscado por la Interpol. El militar señaló entonces que hay registros de que Bermúdez salió de México ese día, viajando de Mérida a Panamá, y posteriormente a España y Brasil, hasta su llegada a Paraguay.

En 2022, la organización MCCI publicó informes militares que lo vinculaban con el entonces Secretario de Seguridad de Tabasco, nombrado en 2019 por el gobernador Adán Augusto López, actual coordinador de Morena en el Senado..

La detención de Hernán Bermúdez Requena en Asunción, Paraguay, no es solo el resultado de un operativo multinacional; es el inicio de un proceso que podría tener importantes implicaciones políticas. 

Tras su detención, el senador Adán Augusto López, coordinador de la bancada morenista en el Senado, expresó su disposición a comparecer ante las autoridades. En un escrito, destacó que fue él quien solicitó una investigación profunda del caso, lo que demuestra su compromiso con la justicia.

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Las columnas políticas hoy, lunes 15 de septiembre de 2025

Templo Mayor…REFORMA

COMO ERA de esperarse, y para alivio de Adán Augusto López, quien fuera su secretario de Seguridad Pública, Hernán Bermúdez Requena, se negó a aceptar la extradición voluntaria. Así que habrá un juicio para que pueda ser enviado a México, a fin de ser juzgado acá por sus ligas con el crimen organizado.

DESDE LUEGO que quienes se sientan amenazados preferirán que se alargue el juicio, pero del lado del gobierno federal habría que ver si pueden acelerar procesos o ganar tiempo obteniendo información valiosa para seguir las pesquisas aquí.

PORQUE lo peor sería que el alargamiento en el juicio de extradición congele acciones contra "La Barredora" en México.

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Detrás de la red de huachicol de la Marina, “gente influyente que no se imagina”/Héctor De Mauleón

EL UNIVERSAL,| 15/09/2025 |;

La cabeza fría de la presidenta Claudia Sheinbaum subió bruscamente de temperatura la semana pasada, ante la pregunta del reportero de EL UNIVERSAL Salvador Corona sobre las extrañas muertes de dos marinos, una por aparente suicidio y otra durante “una práctica real de tiro”, ocurridas en medio del escándalo que involucra a la Secretaría de Marina a la cabeza de una red a gran escala de tráfico de huachicol, operada desde los altos mandos de la Secretaría por dos sobrinos políticos del secretario de Marina durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, Rafael Ojeda Durán: el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y el contralmirante Fernando Farías Laguna.

“Con todo respeto… la manera en que lo preguntas no me parece correcta”, dijo la presidenta. “Ya no te voy a contestar”, agregó con el semblante descompuesto.

Ese día, sostiene una fuente de alto nivel de la Presidencia, volaron gritos y hasta papeles en la oficina de la presidenta. La mandataria ordenó a Jesús Ramírez Cuevas que apagara a toda costa el escándalo que había estallado en medios y redes, dado que la filtración desde la Fiscalía General del República del expediente completo del caso representa el misil de mayor calibre que se ha propinado a la narrativa de supuesta honestidad propalada por López Obrador y sus acólitos, y que se halla por encima de los crecientes escándalos de derroche, dinero explicado y corrupción que involucran a las figuras más prominentes del sexenio anterior, muchas de las cuales ocupan en este altos cargos.

Aunque la presidenta Sheinbaum, el secretario de seguridad Omar García Harfuch y el fiscal general de la república Alejandro Gertz se apresuraron a colocar debajo de la línea de flotación del exsecretario de Marina Rafael Ojeda, el expediente abre líneas que deben investigadas y que apuntan aún más arriba.

La denuncia realizada por el exdirector de la Aduana de Tampico, el testigo protegido bajo el nombre de “Santo”, señala a través de una serie de capturas de pantalla al capitán de corbeta retirado Miguel Ángel Solano Ruiz, el Capitán Sol, como operador de una red delictiva de reciente creación, y quien servía enlace con los titulares de distintas aduanas “para encubrir conductas de carácter ilícito” y “hechos de corrupción a gran escala” entre los que figuran el tráfico de influencias, el enriquecimiento ilícito, la operación con recursos de procedencia ilegal, la defraudación fiscal y la delincuencia organizada.

A través de la clave NK, Solano se comunicaba con “Santo” para operar la descarga de buques cargados de huachicol fiscal que luego era dispersado en pipas de distintas compañías y empresas gasolineras.

En esas comunicaciones, Solano emitió frases que revelaban que la red se hallaba protegida desde las más altas esferas del gobierno: “Usted no se preocupe, hay gente importante de altos niveles”, le dijo.

A medida que la descarga de buques aumentó y las preocupaciones del exdirector de la aduana aumentaron, Solano lo tranquilizó diciéndole “que tenía el apoyo de Los Primos (los sobrinos del almirante Ojeda) y jefes de alto nivel, gente influyente que no se imagina, capitán”.

Cuando circuló en redes un video en el que aparecían pipas en patios clandestinos, “haciendo operaciones de huachicol”, el Capitán Sol le dijo: “No se preocupe, capitán, usted haga sus revisiones normal con su gente de operaciones, no traen nada malo, son cosas de política, ya que se vienen las elecciones, son propagandas amarillistas, es un video viejo…”.

Agregó Solano: “Tranquilo, ya a nivel central tienen conocimiento de esto, no se preocupe, aquí hay mucha gente metida en esto, es cosa política, usted siga en lo suyo, no hay nada anormal, todo es legal”.

Tras la llegada de cada buque cargado de combustible ilegal, que el laboratorio de la aduana, controlado por Solano, presentaba como aceite vegetal, el capitán de corbeta tranquilizaba al director de la aduana de Tampico: “No se preocupe, le están calentando la cabeza al mando naval, ustedes continúen haciendo su trabajo normal… Mientras más barcos entren más recaudación fiscal tendrá la aduana”.

Cuando “Santo”, tras la llegada de otros buques reclamó que “eso no estaba bien y era mucho dinero (el que le estaban dando para repartir)”, Solano le dijo: “No se preocupe, todo está planchado, no creo que después de lo que recibió me diga que no, usted siga así, tiene todo el respaldo de acá arriba”.

Los buques cargados de huachicol llegaban con más frecuencia. Todo era ya tan descarado que los responsables de la aduana, según la denuncia, tenían miedo y no sabían qué hacer. Solano volvió a tranquilizar a “Santo”. Le dijo que “se trataba de choques políticos entre el secretario de seguridad Harfuch y el hijo del presidente, pero que ya llegaron a un acuerdo (…) no va a pasar nada”.

Poco después de que “Santo” fuera removido (en el expediente se da la impresión de que para que no estorbara), su sucesor, el capitán Carlos Estudillo Villalobos, le confesó “que ya no podía más, que tenía miedo” que “quería que todo saliera a la luz debido a que estaban entrando buques más seguido”. Solano le mandó decir al capitán “lo mismo de siempre, que no se preocupara, que había choque político entre el secretario de seguridad Harfuch y el hijo del presidente, pero que ya habían llegado a un acuerdo y que todo se iba a arreglar”.

Según el testigo, el cesionario de uno de los recintos fiscales donde descargaban los buques, el 289, radicaba en Tabasco y “tenía lazos de muy buena amistad con Adán Augusto López Hernández”. Un almirante le habría dicho “que tuviera cuidado con ellos (los del recinto 289) porque estaban trabajando con personas de la delincuencia organizada”.

La FGR siguió la red telefónica de uno de los sobrinos del almirante Ojeda, el vicealmirante Manuel Roberto Farías. Entre julio de 2023 y junio de 2025 tuvo comunicaciones constantes con gente ubicada en las inmediaciones de las aduanas de Guaymas, Ensenada, Manzanillo y Veracruz: más de 300 números telefónicos formaban parte de su red.

La red telefónica del enlace entre las aduanas, el capitán Solano, quien era al mismo tiempo el que bajaba las instrucciones de “jefes de alto nivel, gente influyente que no se imagina”, es crucial para conocer el verdadero alcance de la “organización criminal de reciente creación” que desde la cúpula de la Marina operó en completa impunidad durante el trágico sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

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Adán Augusto, el ajonjolí de todos los males/Carlos Loret de Mola

El Universal, | 15/09/2025 

Si se trata de lujos que rompan con el discurso de la austeridad, ahí están los relojes de Adán Augusto.

Si se trata de excesos en los gastos de campaña, ahí están los anuncios espectaculares de cuando Adán Augusto era “corcholata” de Morena.

Si se trata empresarios favoritos, ahí están los que han recibido multimillonarios contratos de Adán Augusto en Gobernación y el Senado.

Si se cae el avión de un empresario y esto genera una disputa por 30 mil millones de pesos en El Clan de los hijos de AMLO, resulta que se cae saliendo de un mitin de Adán Augusto.

Si la senadora de su grupo político Andrea Chávez se mete en un escándalo de financiamiento millonario ilícito, es un empresario amigo de Adán Augusto el que está proveyendo los recursos.

Si se trata del huachicol fiscal, ahí está Adán Augusto mencionado en el expediente de la FGR: uno de los empresarios acusados es de los que impulsó su precampaña presidencial (la amistad tiene tanto tiempo que la empresa de este hombre de negocios fue creada en la notaría de Adán Augusto en Tabasco).

Si se trata de crimen organizado, ya detuvieron a Hernán Bermúdez Requena, que fue el hombre fuerte de Adán Augusto cuando era gobernador y es acusado de ser el líder del cártel de La Barredora (en esta columna el miércoles de la semana pasada le adelanté que el gabinete de Seguridad de la presidenta estaba muy optimista de su captura: sucedió dos días después).

Adán Augusto López no es el ajonjolí de todos los moles. Adán Augusto López es el ajonjolí de todos los males. No hay escándalo en el que no aparezca.

Pero los golpes de la realidad no le han restado un ápice de soberbia. Sigue con sus respuestas déspotas, sigue pavoneándose por el Senado como si las trajera todas consigo, como si el presidente siguiera siendo López Obrador, quien le dispensaba trato de “hermano”, como si los mexicanos no nos hubiéramos enterado de todo lo que ha sucedido en el camino.

Adán Augusto López no parece acusar recibo de la realidad que se le está estrellando en la cara. Y la realidad es que hoy es hombre muerto políticamente. Tras la detención en Paraguay de Hernán Bermúdez Requena solamente dos cosas lo pueden mantener fuera de prisión: que Bermúdez actúe como la mafia y calle todo lo que sabe (y esto le dé pretexto a las autoridades para no actuar), o que la presidenta Sheinbaum tienda sobre él un manto de impunidad, ya sea por algún pacto político con el propio Adán Augusto para que deje de ser su rival y se vuelva su subalterno, o porque no quiera que el agua le llegue -todavía más- al cuello de Andrés Manuel López Obrador. Porque lo que es claro es que si Adán Augusto cae, López Obrador no tiene escapatoria.

Saciamorbos

Su “hermano” Adán Augusto López, pero su hijo Andy, pero su financiero Alfonso Romo, pero su secretario Rafael Ojeda. ¿Ya es mucho, no?

La historia está poniendo a cada quien en su lugar.

Y lo mejor: la exhibida no está viniendo de la prensa crítica ni de la oposición ni de Estados Unidos. Está viniendo desde adentro de su “movimiento”.

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¿Y por qué no se presenta a declarar Adán?/Salvador García Soto

El Universal, | 15/09/2025 

La captura el pasado viernes de su exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, en Paraguay, hizo que los reflectores políticos volvieran hacia el líder morenista del Senado, quien insiste en deslindarse de la actividad criminal que desplegó su colaborador desde el gobierno de Tabasco. Y aunque el proceso de extradición para que el tristemente célebre líder de “La Barredora” tardará aún casi dos meses, la presión política y mediática sobre Adán Augusto López lo llevó a emitir el sábado un “comunicado de prensa” bastante singular que, lejos de clarificar su posición o contribuir a su deslinde de este grave caso, parece querer enredarlo todo con alusiones al pasado panista y a difuntos políticos que nada tienen que ver con la coyuntura actual que él enfrenta.

Porque no viene ni al caso invocar las muertes de personajes como Juan Camilo Mouriño o Ramón Martín Huerta, ocurridas en el sexenio de Felipe Calderón, en condiciones ciertamente extrañas y con dudas sobre si sus decesos fueron sólo fallas mecánicas de las aeronaves en que viajaban o si se trató de atentados de los cárteles del narcotráfico, pero que nada tienen que ver con lo que hoy se señala como una red de complicidades y corrupción que permitió a un secretario estatal proteger y auspiciar, nada menos que desde la Secretaría de Seguridad, a un grupo criminal que aterrorizó, asesinó y extorsionó a los tabasqueños durante el pasado sexenio y que extendió también su imperio criminal, con el cobijo y protección de los gobernadores morenistas y de altos mandos militares del gobierno de López Obrador, a Chiapas, Campeche y Quintana Roo.

Lo único rescatable del texto cantinflesco con el que reaccionó el senador López Hernándezb es su reiteración de que está listo y dispuesto para declarar en cuanto lo llamen las autoridades de la Fiscalía General de la República, que coadyuva en este caso junto con el gabinete de seguridad federal, o ante la Fiscalía del estado de Tabasco, que es la que abrió la investigación y logró la orden de aprehensión que hoy tiene detenido en una cárcel de Asunción, Paraguay, a Hernán Bermúdez, para iniciarle un proceso de extradición a petición del gobierno mexicano. Por cierto que los lujos y la comodidad con la que vivía Requena confirman no sólo los negocios de casinos que Mexicanos contra la Corrupción le atribuyó a su familia en el país sudamericano, sino también las millonarias ganancias que obtuvo con su actividad criminal el protegido exsecretario de Seguridad tabasqueño.

Y aquí surge una pregunta que cada vez parece más obvia: ¿Si el señor Adán Augusto está tan seguro de su inocencia en este caso y, si como afirma, él nunca supo que su amigo de muchos años lideraba al grupo de La Barredora desde su mismísimo gobierno, por qué sigue solo diciendo que está dispuesto a declarar cuando lo llamen las autoridades y por qué no toma él la iniciativa y se presenta voluntariamente a emitir su declaración oficial en la investigación abierta ya sea ante la Fiscalía de Tabasco o ante la General de la República?

Hay incluso quien sugiere que, si su intención es demostrar su pretendida inocencia en este caso, el coordinador de la mayoría morenista en el Senado podría incluso, si así lo quisiera, someterse a una prueba de polígrafo y exhibir sus resultados para sostener su insistente versión de que él nombró a Hernán Bermúdez como secretario de Seguridad en su gobierno “porque lo conocía de muchos años y era una gente de trayectoria” pero que nunca supo que su flamante secretario tenía una doble vida, por las mañanas despachaba como titular de seguridad en Tabasco y por las tardes lideraba al grupo criminal que sembró el terror, la muerte y la violencia en el paraíso tabasqueño. Lo mismo aplicaría para el otro exgobernador, Carlos Manuel Merino Campos, quien incluso mantuvo en el cargo por casi cinco años a Requena y ahora también dice que nunca se enteró de que tenía a un criminal en su gabinete y recuerda que a las reuniones del Gabinete de seguridad estatal, acudían todos los días marinos, generales del Ejército y funcionarios federales que nunca dijeron nada sobre las actividades criminales del hoy detenido en Paraguay.

Merino tiene la ventaja de su grisura política, ahora cobijada desde la dirección de Aeropuertos Auxiliares, lo que le ha valido muchos menos reflectores que a Adán Augusto en este caso, a pesar de que fue él quien ratificó en el cargo a Bermúdez Requena y lo mantuvo durante casi cinco años como su colaborador, cuando el estado estaba cada vez más violento y fuera de control porque se simulaba desde su administración un combate al crimen organizado que más bien era protección y tolerancia hacia los delincuentes que masacraban a la población tabasqueña y le robaban su tranquilidad. La misma pregunta va para el gris exgobernador Merino: ¿por qué no se presenta a declarar voluntariamente ante cualquiera de las dos fiscalías y/o acepta hacerse una prueba pública de polígrafo para demostrar que dice la verdad sobre su presunta inocencia e ignorancia en la protección de un líder criminal?

Sería bueno que los dos ex gobernadores que contrataron y mantuvieron como responsable de la seguridad de los tabasqueños a un presunto criminal, dieran realmente un paso adelante si es que se sienten tan seguros de su presunta inocencia. Y de paso, si se presentarán a declarar, también sería bueno que confirmaran o desmintieran las versiones de que al señor Hernán Bermúdez Requena, que además venía de ser ya funcionario de seguridad con varios exgobernadores priistas, como los de Roberto Madrazo y Manuel Andrade, en realidad fue recomendado y propuesto para el cargo por el general Audomaro Martínez Zapata, el influyente y cercanísimo exdirector del CNI en el gobierno de López Obrador, por cuya recomendación se protegió y toleró la aberración de que el crimen organizado se controlara desde la Secretaría de Seguridad de Tabasco.

Ojalá se animen y respalden con hechos sus palabras los dos exgobernadores que claramente tienen que declarar y explicar ante las autoridades judiciales como es que, en su versión, fueron tan ciegos, sordos y mudos, para no darse cuenta de lo que hacía su secretario de seguridad. En aras de la verdad y de que se haga justicia a tantos tabasqueños muertos, desaparecidos o aterrorizados en los últimos seis años, sería bueno ver qué tan seguros están Adán Augusto y Merino de que no tuvieron nada que ver con el imperio criminal que sentó sus reales en Tabasco, bajo el auspicio y protección del gobierno del Estado. ¿Tendrán el valor de hablar y decir lo que realmente saben?

NOTAS INDSICRETAS… Y hablando de la podredumbre y corrupción que está brotando a borbotones sobre el sexenio lopezobradorista, la estela de muertes y ejecuciones que ha dejado hasta ahora el “Marinagate” huachicolero, suma ya cinco asesinatos de personajes involucrados en esta red criminal que controlaban desde la Secretaría de Marina los hermanos Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, sobrinos del exsecretario de Marina, Rafael Ojeda. Tres de las ejecuciones fueron de oficiales marinos, uno de ellos contralmirante, y a esas muertes se suman el presunto “suicidio” de un capitán de Navío, que era jefe aduanal en Tampico, y otro capitán de Navío que murió por un “accidente” en una “práctica de tiro real”, según la versión oficial. En el expediente judicial que investiga la FGR aparecen los nombres de cinco integrantes de la Marina Armada de México que fueron asesinados con violencia, todos entre abril y noviembre de 2024, aún en el gobierno de López Obrador, cuando se hicieron, también por parte de marinos, las primeras denuncias de la red de huachicol fiscal y contrabando que operaban altos mandos de la Semar. El primer caso es el de Giovany Muñoz Román, segundo maestre de la Armada, a quien ejecutaron a tiros afuera de su domicilio en una zona popular del Puerto de Manzanillo el 6 de junio del año pasado. Antes, en abril se había reportado el ataque a balazos contra un marino que quedó herido de gravedad mientras le estaban cortando el pelo, en el ataque murió la estilista que lo atendía. Para el 21 de octubre, cuando ya en la Secretaría de Marina habían recibido denuncias concretas sobre la corrupción en Manzanillo, atacaron a Magaly Nava Ramos, quien trabajaba en la delegación e la FGR en Colima. Le dispararon en su camioneta y Magaly era hermana de una funcionaria de la Agencia Aduanal, al mismo tiempo que su novio era un marino llamado Angel Pérez. Una semana después hubo otro ataque armado en el que mataron a Josué de la Mora Cobián, también marino del 18 Batallón de Infantería, mientras un acompañante quedó herido en el mismo ataque. Pero de todos los marinos muertos en este escándalo, el de más alto rango hasta ahora has ido el contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcantar, a quien asesinaron el 8 de noviembre, después de que había mandando una carta al ex secretario de Marina, Rafael Ojeda, informándole de la red criminal que encabezaban sus dos sobrinos políticos, los Farías Laguna, uno contralmirante y otro vicealmirante. Y a esas cinco ejecuciones se suman las dos extrañas muertes de los dos capitanes de navío. La pregunta, a estas alturas, es ¿cuántos marinos más morirán ejecutados o en “accidentes” o repentinos “suicidios” en aras de acallar a testigos, participantes o autoridades que protegieron y encubrieron a la red criminal que se enquistó en la prestigiada Marina Armada de México en el sexenio de López Obrador?…

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Estrictamente Personal

La inquieta detención/Raymundo Riva Palacio

El Financiero, septiembre 15, 2025 | 

La captura de Hernán Bermúdez Requena, acusado por la Fiscalía de Tabasco de ser el líder del grupo criminal llamado La Barredora, fue realizada aparentemente el viernes pasado en un suburbio de Asunción, la capital paraguaya, que es una ciudad que se parece a Toluca y que sobresale por el lujo de sus mansiones. Nueve meses llevaba buscándolo el gobierno mexicano, que llegó a pensar hace no mucho que podría estar en Puerto Rico, negociando con Estados Unidos ser testigo cooperante. Se acabó la búsqueda, y funcionarios mexicanos hicieron trascender un video de la captura, rápida y limpia, con la que se realizó la acción.

El buen cierre de semana para la presidenta Claudia Sheinbaum abre, sin embargo, un nuevo frente de batalla con su mentor Andrés Manuel López Obrador, quien, cuando el gobernador de Tabasco, Javier May, denunció a Bermúdez Requena y, a manera de acusación, pidió que los exgobernadores Adán Augusto López, coordinador de Morena en el Senado, y Carlos Merino, director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, rindieran cuentas, le pidió a su sucesora que los cuidara. Los dos son parte de una estructura criminal que está investigando el gobierno de Estados Unidos que toca al expresidente.

Sheinbaum siguió la petición de su antecesor, pero la terquedad del senador López de no poner de su parte, haciéndose cuando menos a un lado de la coordinación en el Senado, al tratar de mantenerlo alejado del escándalo, fue imposible. La presidenta le ofreció a mediados de agosto ser embajador, pero el senador doble A se negó, le dijo que no dejaría la coordinación y que él, como decía en público, no sabía de las actividades criminales de Bermúdez Requena.

En Palacio Nacional han comentado que la principal presión que ha realizado Estados Unidos en las últimas semanas tiene que ver con el senador, pidiéndole que le abran una investigación y lo lleven a proceso, apoyando sus exigencias con documentos sobre sus presuntas actividades criminales. Merino, sobre quien no existen esas demandas estadounidenses, ha metido la cabeza en un hoyo, y la presidenta tampoco ha actuado en su contra.

Las contradicciones dentro del régimen barren a todos.

La semana pasada se planteó en este espacio la puesta en marcha de un encubrimiento huachicolero que, aunque estaba ubicado en el contexto del caso contra los sobrinos políticos del exsecretario de la Marina, Rafael Ojeda, por el tema del huachicol fiscal y la corrupción en las aduanas, está conectado con los involucrados en las investigaciones contra Bermúdez Requena y que, de acuerdo con las investigaciones en México y Estados Unidos, involucran al senador doble A y a dos hijos del expresidente: Andrés (Andy), con el tema del buque asegurado en Altamira, y Gonzalo López Beltrán, en el ferrocarril transístmico.

La organización criminal La Barredora, según la investigación estadounidense, era parte del entramado criminal que se construyó en el sexenio pasado al amparo, sostienen sus hallazgos, de Palacio Nacional. Bermúdez Requena –se desprende de éstos– era un instrumento de funcionarios importantes en el régimen, que lo habían respaldado. Las investigaciones permitirían llegar al senador López, al exdirector del Centro Nacional de Inteligencia, el general Audomaro Martínez, y a un racimo de funcionarios y exfuncionarios de alto nivel, así como operadores políticos de Morena, para que fueran a declarar ante el Ministerio Público y deslindar responsabilidades.

La profundización de esta investigación en México es lo que está en duda que suceda. Para botón de muestra: unas 72 horas antes de que se anunciara la captura de Bermúdez Requena, el fiscal general Alejandro Gertz Manero dijo, a una pregunta específica en la mañanera presidencial, que no era posible llamar a declarar al senador López hasta no detenerlo. No es cierto. La fiscalía debió haberlo llamado a declarar, al igual que a Merino, por las imputaciones que hizo en su contra el gobernador de Tabasco, Javier May, no por ser culpables de algo –hasta que se les demuestre lo contrario–, sino para que aporten ante el Ministerio Público lo que sepan de su excolaborador.

La acción de Gertz Manero no es nueva. Utilizó el mismo modus operandi con el gobernador Rubén Rocha Moya, que no ha rendido declaración pese a ser imputado por el exlíder del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, de colaborar con la organización criminal, y que su fiscalía alteró la investigación del asesinato del diputado Héctor Melesio Cuén, su enemigo político. El común denominador de todos ellos es la estrecha relación que tienen con López Obrador.

La captura de Bermúdez Requena desveló también problemas de coordinación o comunicación en el gabinete de seguridad. Un comunicado del gabinete de seguridad colocado en la plataforma X el 12 de septiembre señaló que se había logrado la captura de Bermúdez mediante una “operación conjunta” del gabinete de seguridad mexicano, en colaboración con las autoridades paraguayas, con quienes se instrumentaron las acciones “necesarias” con el gobierno sudamericano “para efectuar su detención y traslado a territorio nacional, donde ha quedado a disposición de las autoridades correspondientes”.

Es decir, informaba entre líneas que Bermúdez Requena había sido deportado –procedimiento legal si, como ha trascendido, entró sin documentos a ese país– y había llegado a Tabasco, quedando a disposición de la fiscalía estatal que lo acusó. Pero poco después, ese comunicado fue borrado de X. Un regreso a México en fast track estaba en el interés de una parte del gabinete de seguridad, pero no de otra. El estatus legal de Bermúdez Requena es que permanecerá en Paraguay mientras se formaliza el pedido de extradición, y el gobierno sudamericano y sus tribunales determinarán si procede o no la extradición.

Ayer, el exsecretario de Seguridad de Tabasco, presuntamente ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación, rechazó someterse a una extradición simplificada, que es un procedimiento acelerado de entrega que consiente voluntariamente la persona. Un juez paraguayo determinó el sábado que Bermúdez Requena, por razones de seguridad, quede bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas.

Este espacio abre un periodo en el cual crecerán las tensiones en México y las presiones dentro del régimen, en la medida que el calor vaya aproximándose cada vez más a López Obrador y su entorno, y la protección institucional se vaya debilitando.

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La Feria

¿De quién es Gertz? ¿De Palenque o de Palacio?/ Salvador Camarena

El Financiero, septiembre 15, 2025 |

Hace 15 años, Alfredo Castillo fue citado por el entonces gobernador Enrique Peña Nieto. El escándalo de la desaparición de la niña Paulette tumbó al procurador mexiquense Alberto Bazbaz. El mandatario tenía un mensaje para Castillo: “Me la debes”.

La opinión pública no le perdonó a Bazbaz el enredo policiaco de una niña buscada por días para, increíblemente, ser localizada en su mismísima cama. EPN destituyó a su amigo para que su aspiración presidencial no se empantanara. Y para cuidarse las espaldas.

Van a sobrar los que te digan que ellos te propusieron al puesto, que se la debes a éste o aquél, que te quede claro que sólo me la debes a mí, fueron, palabras más palabras menos, los términos usados por Peña Nieto al recibir a Castillo, el nuevo procurador del Edomex.

Las fiscalías mexicanas nunca fueron independientes y Morena dinamitó la ruta que distintos entes propusieron para avanzar en tal sentido. Esa autonomía era perseguida como solución a la discrecionalidad e incluso a la improvisación. Como garantía, supuestamente, de imparcialidad.

Ahora Morena quiere que los fiscales estatales sean un apéndice del Ejecutivo, una iniciativa que hará más poderosos –no necesariamente más justos– a los mandatarios, quienes pondrán, naturalmente, a alguien que se las deba.

La cosa con la Fiscalía General de la República es más compleja. Su actual titular tiene un mandato por nueve años (culmina en 2028) y el cambio sexenal de 2024 ha confirmado una de las características de Alejandro Gertz Manero: su capacidad para adaptarse al entorno.

En la era Gertz Manero de la FGR sobran escándalos, casos que harían lucir a Peña Nieto en el affaire Paulette-Bazbaz como riguroso demócrata. Pero lo sucedido estos años, además de reseñado, no es el tema de esta entrega, sino qué hará el fiscal con Morena en llamas.

Parte de lo más destacable del cambio sexenal es la armonía que proyecta el gabinete de seguridad y en éste destaca el fiscal Gertz Manero. Se ha vuelto una presencia mucho más frecuente y de su proclividad presidencial da cuenta su abordaje del caso Teuchitlán.

Gertz Manero es un vocero de la narrativa de Claudia Sheinbaum. Lo demostró cuando, tras descubrirse un campo criminal en la mencionada población de Jalisco, el fiscal desinfló la posibilidad de que fuera un lugar de exterminio y cargó las tintas al gobierno estatal.

Y este mes el fiscal ha confirmado esa colaboración ni más ni menos que en el ruidoso y grave expediente de marinos huachicoleros. Para Gertz Manero ha sido más importante minimizar un deceso bastante coincidente, que ofrecer una investigación exhaustiva al respecto.

La sintonía entre las palabras del fiscal sobre el suicidio de un marino (“es un hecho que no es un delito federal, es una situación totalmente de orden personal a la que debemos de tener un gran respeto”), con el “no te voy a contestar” de Sheinbaum a un reportero que también pedía postura sobre esas muertes, es notable.

El problema es que, a diferencia de fiascos de la FGR (ejemplo: caso Emilio Lozoya vs. panistas en el expediente Odebrecht), lo que ha comenzado a estallar en la opinión pública son escándalos cien por ciento morenistas, o habría que decir puramente obradoristas.

Andrés Manuel López Obrador puso a Gertz Manero. ¿Qué peso va a tener una lealtad de éste a aquél a la hora de investigar a la Marina o a, digamos, Adán Augusto López Hernández por La Barredora tabasqueña?

La presidenta Sheinbaum tiene la respuesta. O debería tenerla. Porque su sexenio queda en medio de esa interrogante. ¿A quién responde Gertz? ¿A Palenque o a Palacio?

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Año Cero

Sin retorno/Antonio Navalón

El Financiero, 

Recuerdo con toda actualidad la primera vez que Ramón Alberto Garza, director y creador de Código Magenta, me habló de la mafia del huachicol. Mucho antes de que el tema inundara portadas y titulares, él ya había trazado las primeras líneas de lo que después se confirmaría como una de las redes criminales más poderosas anidadas en el poder.

En los últimos meses se han escrito tantos reportajes y columnas al respecto que resulta fácil olvidar el origen, olvidar quién fue el primero en poner bajo los reflectores a Sergio Carmona. No sólo como financista y hombre de confianza del partido en el poder durante algunas campañas, cuando Mario –el eterno Mario Delgado– presidía Morena, sino también como figura señalada inicialmente en la célebre sección “¡Que alguien me explique!” de Ramón Alberto Garza.

Fue ahí donde se denunciaron, con claridad incómoda, las operaciones con barcos que supuestamente respondían a proyectos de industrialización y colonización, pero que en realidad encubrían un esquema de tráfico y corrupción a gran escala. Desde entonces quedó planteada una duda perturbadora: o López Obrador nunca se enteró de nada, o lo sabía tan bien que decidió no distinguir entre la verdad y la mentira.

Ríos de tinta han anunciado el fin del huachicol. Ríos de tinta han proclamado el fin de la corrupción. Ríos de tinta han insinuado que este entramado terminará por alcanzar no sólo a funcionarios y operadores, sino a las entrañas mismas del régimen, incluso a la propia familia del creador de la “revolución del bienestar”.

Hoy ya no caben especulaciones. Deseo que, a diferencia del sexenio pasado, la protagonista de esta historia –la única con la autoridad legal para aplicar sin titubeos la fuerza del Estado– comprenda que está entrando en un camino sin retorno. Haga lo que haga, será muy difícil separar la sospecha de complicidad de la ignorancia. Y más aún si la sombra de esta problemática alcanza a una institución tan respetada como la Marina y a quien era su máximo responsable.

Esto no se detendrá aquí, y preocupa que empiece a parecer una de esas películas donde, de pronto, personajes clave mueren en accidentes, se “suicidan” o son empujados por alguien al abismo. Y todo por la mínima sospecha de que tuvieron o siguen teniendo algo que ver con el epicentro de la construcción de la mafia del huachicol.

El régimen –en este caso identificado bajo las figuras de García Harfuch y de la propia presidenta Sheinbaum– no sólo se juega su credibilidad frente al vecino incómodo, sino también su autoridad y capacidad de gobernar frente a los propios. Es decir, ya nadie podrá frenar que se llegue hasta la última consecuencia para terminar, de una vez por todas, con esta red de corrupción.

Exista o no exista –aunque, por la violencia, los muertos y el deterioro que ha sufrido Tabasco, todo indica que las versiones se acercan a la verdad–, el trasfondo no puede ignorarse. En nombre de las víctimas, de la inseguridad y de la dignidad del Estado, lo que nadie podrá evitar es que este caso quede reducido a rumores o insinuaciones.

El mal, la corrupción y el crimen con entes gobernantes han ocupado los espacios del poder, incluso por encima de los gobernantes legítimos.

Le guste o no, esté preparada o no, lo que es un hecho es que el proceso entró en una etapa de alta velocidad e impacto y no tiene punto de retorno. La presidenta debe saber que los enemigos internos —los más peligrosos, los que buscan preservar su linaje histórico y ahora cubrir sus crímenes— harán todo lo posible por aligerar responsabilidades. En ese juego – y dicho de otra manera – es evidente que Omar García Harfuch corre peligro.

Estamos a menos de un mes de saber quién es el verdadero propietario de los buques que se utilizaron para el huachicol y para traficar armamento y drogas a los cárteles mexicanos. Una vez revelado ese nombre, será imposible contener la hemorragia. Con el dedo apuntando al responsable, las siguientes e inevitables cuestiones a resolver serán sobre qué tanto sabía o no al respecto el expresidente Andrés Manuel López Obrador.

Para fines políticos y populares, el nombre de López Obrador todavía lo contagia todo. Espero y de verdad deseo que el expresidente mexicano no sufra las mismas tragedias del rey Lear, quien, cegado por el ego, la admiración, y víctima de la traición, perdió el poder, la cordura y fue testigo de la ruina total de su reino y de sí mismo.

Hay detalles y cabos que aún faltan por atar, como la cercanía que había entre la exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero –por su hija– y quien en su momento también fue director de Aduanas del SAT, Ricardo Peralta Saucedo. De cualquier manera, el cálculo y el análisis que se debe de hacer desde Palacio Nacional deberían partir de una certeza: esto ya no se puede frenar.

Tras la tragedia del 18 de enero de 2019 en Tlahuelilpan, Hidalgo, el expresidente López Obrador proclamó que el huachicol había muerto. Hoy la realidad demuestra lo contrario: esa mafia no sólo sobrevivió, sino que se incrustó en el corazón del poder y aún están por verse los efectos de su injerencia en las altas esferas políticas mexicanas.

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El régimen corruptor/Jesús Silva-Herzog Márquez 

REFORMA, 15 septiembre 2025

No era un buen diagnóstico con una mala receta. El nuevo régimen no identificó en ningún momento la naturaleza de la corrupción, la extensión de sus redes, sus facilidades institucionales. Su discurso empezaba en la prédica moral y terminaba con la esperanza del ejemplo redentor. La pureza del caudillo regeneraría la vida pública. No había tema que ocupara mayor atención en el discurso público. Se hablaba insistentemente de la corrupción como el peor de los males, como el origen de todas las desgracias de México. Se pontificaba sobre la urgencia de la purificación al tiempo que se destruían los mecanismos para evitar y castigar la corrupción. Toda la estructura de la sospecha institucional, todos los organismos que tienen a su cargo la alimentación de la desconfianza fueron anulados o destruidos.

El lopezobradorismo fue el gran beneficiario de la indignación que generaron los escándalos de corrupción del último PRI. Fue también usufructuario de los mecanismos ensamblados en las últimas décadas para exhibir y denunciar esos escándalos. Las instituciones autónomas que López Obrador terminó deshaciendo y las organizaciones de la sociedad civil a las que se empeñó en destrozar dieron impulso a su denuncia como opositor. Esas odiadas instituciones de transparencia descubrieron y exhibieron las corruptelas que terminaron por enterrar, no solamente al PRI, sino al régimen pluralista.

El gobierno que ofreció limpiar la casa terminó ensuciándola aún más. Los datos de Transparencia Mexicana que se divulgaron a principios de año lo dejaban muy claro. No ha habido peor registro de la percepción de corrupción en la historia del país que la que se retrató a fines del sexenio pasado. Después de una leve mejoría, los mexicanos veían más corrupción que nunca. No hay duda de que la Presidencia de López Obrador alentó la corrupción. La maldecía en el discurso y la fomentaba en la práctica. Fue enemigo de la opacidad, asignó a capricho la obra pública, protegió a sus amigos entregándoles diplomas de confianza y certificados de impunidad. Su partido hizo pactos con el crimen organizado. Transfirió un enorme poder a las instituciones más opacas del Estado mexicano. Los militares fueron los aliados favoritos del gobierno: receptores de un enorme poder y de abundantísimos recursos que utilizaron sin vigilancia alguna. No hubo una estrategia contra la corrupción porque solo hubo discurso contra la corrupción. Se hablaba de la moralización de la vida pública mientras se despreciaban las leyes y se destrozaban las instituciones.

El corruptor ostentó modestia y eso le permitió atravesar los largos años de oposición y sus seis años como Presidente con imagen de probidad. Escondió la corrupción del día denunciando las corruptelas del pasado. A un año de dejar la silla, los escándalos lo rodean por todas partes y la imagen se descarapela. No es solamente que los escándalos manchen a sus hijos, a sus hermanos, a sus colaboradores más antiguos y cercanos. Es que ha quedado al descubierto la farsa de su lucha contra la corrupción. No combatió la corrupción, sino que la expandió y la fundió con el nuevo régimen a partir de sus alianzas partidistas, la coalición con los militares y a través de la destrucción de todas las instituciones de vigilancia autónoma.

La trama del huachicol fiscal es síntesis perfecta de la estrategia corruptora. El control de los puertos y de las aduanas se le entregó a la Marina con el argumento de que ello terminaría la corrupción. En el discurso militarista los uniformados son sujetos moralmente superiores, mexicanos entregados al deber que no sienten tentación por los bienes materiales. En el momento de que los marinos se hagan cargo de los puertos, la corrupción termina, dijo el presidente López Obrador. La militarización se presentaba como atajo administrativo, como clave de eficacia, como vehículo de austeridad. Fue, además de una gravísima regresión histórica, un festín para la corrupción, como empezamos a ver. Apenas empieza a revelarse el impacto corruptor de la nueva autocracia.

La presidenta Sheinbaum se ve obligada a confrontar la herencia podrida de su antecesor. Imposible desconocer cuál es la fuente corruptora.

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Gran cloaca/Manuel J. Jáuregui

REFORMA, 15 septiembre 2025

Dejamos a los sociólogos responder a la pregunta: ¿el poder corrompe o la corrupción se hace poder? Este su h. servidor se ha echado un clavado en los largos relatos de la investigación de la FGR sobre el magnihuachicol y la Marina, concluyendo que a la Presidenta Sheinbaum le ha caído en el regazo un enorme trozo de kriptonita con el potencial de destruir hasta al más poderoso "Superhombre". Pensamos también que la investigación -iniciada en Texas- ha sido impulsada por el Gobierno de Estados Unidos, ya que la evidencia recabada necesariamente fuerza el hundimiento moral de un buen número de pezzonovantes de Morena. Algo que no sucedería de motu proprio, pues no está incorporado al arsenal del modus operandi del oficialismo.

Además, consideramos que si la investigación llega a sus conclusiones finales "el movimiento" quedará tambaleándose. De ahí que al mismo tiempo que destapan se esfuerzan por cobijar, en obvio intento por limitar el daño, contener lo que es una inmensa red de corrupción en el mero seno del oficialismo. Les consignaremos aquí sólo un extracto del relato de uno de los testigos protegidos, "Santo", que mucho aportó para determinar cómo operaba la red huachicolera -y contrabandera- de la Marina en los puertos mexicanos, controlados por el Vicealmirante y el Contralmirante Farías.

Reveló "Santo" a la FGR cuando en marzo decomisaron en Tampico el Buque Challenge Procyon, con 10 millones de litros de huachicol fiscal: "Le avisé (al Capitán Sol, Solano)... que la gente que estuvo en las operaciones tiene miedo de su situación, contestándome que se trataba de choques políticos entre el Secretario de Seguridad (Omar García) Harfuch y el hijo del Presidente, pero que ya llegaron a un acuerdo y dígale al Capitán Estudillo que no va a pasar nada".

Otro de los involucrados invoca la protección -por amistad- del ex Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, esto en una compañía ligada al transporte del huachicol.

Esto es el relato de lo que contiene la investigación, no podemos afirmar ni negar que los hechos sean certeros; los mencionamos sólo para ilustrar lo que le falta al Gobierno de jalar todos los hilos de esta red de corrupción oficial, pero sobre todo, las CONSECUENCIAS que enfrentará al hacerlo. Da la impresión, tras leer el relato de complicidades y la operación de esta RED de corrupción, que la explicación más benevolente es que los mandos superiores, pasados y presentes, resultaron ineptos en la supervisión de sus subalternos.

No luce nada bien, tampoco, que un mes después de presentarse el Contralmirante Fernando Guerrero ante el nuevo titular de la Marina para denunciar la red de corrupción en Aduanas, haya sido ASESINADO en la calle en Manzanillo. Por ello, es difícil de explicar que el Secretario de Marina con López, Rafael Ojeda, se mostrara incapaz de contener a sus sobrinos, los Farías, sobre todo si la FGR afirma que él mismo los denunció. ¿Cómo siendo sus subalternos no los DISCIPLINÓ ante la gravedad de las acusaciones y tras decidir no hacer nada, le pasa la pelota a la FGR que en dos años no hizo nada?

Nos parece muy preocupante lo que acontece, y ello sin agregar al jefe de La Barredora, Hernán Bermúdez, detenido en Paraguay, subalterno del ex Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, hoy Senador y amiguísimo del ex Presidente López O.

Lo relacionado con esta cloaca de corrupción extrema, que incluye defraudación fiscal, lavado de dinero, abuso de poder y posiblemente ASESINATO, nos deja claro por qué la Presidenta Sheinbaum confía en el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch. Es triste percatarnos que la Presidenta no puede confiar casi en NADIE, pues está rodeada de personajes cuya lealtad, si existe, se enfoca hacia otras personas y otras causas, y no a ella ni a los mexicanos.

Muy complicada luce su posición, por lo que la sensatez indica que debe fortalecer nuestra Presidenta su posición, no apoyada en compartir ideologías, sino en un interés común y superior, que es el de poner a México a salvo de los maleantes, de los rateros y asesinos, de los delincuentes uniformados, de los políticos traidores: en suma, de los servidores públicos que en lugar de servir, SE SIRVEN.

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