13 oct 2025

La salida en Venezuela es el exilio de Maduro

El Nobel y el inevitable cambio de régimen en Venezuela

El Comité Noruego del Nobel acertó al otorgar el Premio de la Paz a María Corina Machado. Con esta decisión, el comité no solo honró la lucha de la líder opositora, sino que también imputó directamente al régimen de Nicolás Maduro por 26 años de "ruina" en nombre del socialismo "bolivariano".


Machado mereció este reconocimiento por su liderazgo clave el año pasado, cuando logró unificar a la oposición detrás del candidato no partidista Edmundo González, a pesar de que el régimen le prohibió postularse. Si bien González ganó la votación (según encuestas independientes), Maduro ignoró el resultado y se atornilló al poder.

La insuficiencia del galardón y la amenaza creíble

Sin embargo, como señala hoy el columnista Bret Stephens en The New York Times, el efecto del Nobel sobre el régimen podría ser "efímero y leve", tal como ha sucedido con otros galardonados disidentes (como Dmitry Muratov en Rusia o Narges Mohammadi en Irán). Por ello, la única opción viable, y la que el columnista secunda, es el cambio de régimen, estrategia que el gobierno de Trump parece favorecer.

El camino propuesto es claro: ofrecer a Maduro y a su círculo íntimo la opción de un exilio permanente en un país amigo (como Cuba o Rusia), acompañado de una amnistía para funcionarios de bajo rango que juren lealtad a un gobierno democrático. Esto exige que Estados Unidos cree una "amenaza creíble" mediante "diplomacia armada"—una estrategia que la propia Machado apoya—para inducir el miedo y forzar la huida de los líderes.

La Transición inevitable 

En una entrevista reciente con La Nación, María Corina Machado reforzó esta visión. La líder opositora asegura con firmeza que "Maduro tiene los días contados" y que la caída del régimen es "inexorable".

Su mensaje es simple, pero contundente: "Si Maduro quiere la paz, que se vaya ya". Aunque la oposición ofreció en su momento -el año pasado-, una "negociación para una transición ordenada" con Edmundo González, Machado establece la condición definitiva: "con o sin negociación, Maduro se va."

La transición, precisa Machado, se haría bajo el liderazgo de Edmundo González, su "presidente electo". Además, la oposición ofrece "garantías y términos razonables" a los venezolanos cercanos al régimen (militares y empleados públicos), asegurando que no habrá un proceso de "venganza" para facilitar una salida tranquila para todos.

Reconstrucción,

Machado es consciente de la magnitud de la tarea, reconociendo que Venezuela enfrenta la "crisis más completa de la historia" (económica, humanitaria, de servicios, etc.) y un "saqueo más grande de la historia de la humanidad". Sin embargo, su prioridad es clara: "lo Primero es la Gente." El primer paso es que "la gente sienta en su alma y en su cuerpo lo que significa la llegada de la libertad."

La reconstrucción debe ser un ejercicio de "corresponsabilidad" y un "ensamblaje en el cual toda la sociedad debe ser activa participante."

Finalmente, la líder venezolana subraya el impacto regional de la liberación: pronostica que representará un "golpe, para mí letal, a la tiranía cubana" y que desatará una "onda expansiva de envalentonamiento" para la liberación de Nicaragua y otros países. Para ella, el mundo está dividido en dos bandos sin matices: "estás con el pueblo de Venezuela, con la justicia, con la democracia, con la libertad, o estás con el Cartel de los Soles, Nicolás Maduro, el crimen organizado y el terrorismo."

En resumen, Machado ve un final inminente para la dictadura y tiene el objetivo de liderar una transición justa que dé inicio a una nueva era de libertad y reconstrucción con impacto continental; 

Le preguntan.

¿Qué puede contar de esa llamada -con Trump-, en este momento también tan particular de la relación entre Estados Unidos y Venezuela?

–En primer lugar, aquí hay un tema de justicia. El presidente Trump en pocos meses ha logrado éxitos excepcionales en materia de política exterior. ( el tema de Gaza)..., lo más importante para nosotros en este momento, están activamente desmantelando una estructura criminal que le hace muchísimo daño, que le cobran miles y miles de vidas de los Estados Unidos, pero que ha acabado con nuestro país, de modo que es un tema de justicia elemental y le agradecí en nombre de todos los venezolanos.

–Justamente a usted le llega el premio en un momento en que el régimen de Maduro ya estaba bajo presión por el despliegue de EU  en el Caribe. Esto sin duda es una cuota de presión extra…

–No, esto es la mano de Dios. No solamente por lo que representa indiscutiblemente el Nobel para el planeta. Pero mira el momento, como tú dices. Justo en este momento que estamos en la fase resolutiva, ha tenido esa inyección de energía, de refuerzo, de confianza, de unión, de celebración de los venezolanos que estamos aquí y los que están en el mundo entero. Esto tiene un impacto muy importante tanto en los venezolanos como en el propio régimen, que se da cuenta que el mundo entero legitima la lucha de los venezolanos y que Maduro está absolutamente aislado y tiene los días contados.

–En esta estrategia de Estados Unidos, el propio Trump ha dicho que no descarta incluso ataques dentro del territorio venezolano. Por otro lado, Maduro dice que ya tiene listo un decreto de conmoción externa en caso de que haya una agresión. ¿Usted se imagina que esta escalada pueda llegar a un escenario de conflicto militar dentro de Venezuela?

–Yo no voy a especular sobre ese tema, pero lo que yo sí voy a decir es que esto ha llegado a donde estamos por culpa exclusivamente de Nicolás Maduro. El 28 de julio del 2024, cuando ganamos, Edmundo González y yo le ofrecimos la posibilidad de una negociación para una transición ordenada, ofreciendo garantías y términos razonables. Ellos descartaron esta oferta y optaron por una escalada en su terrorismo de Estado hacia los venezolanos y su narcoterrorismo hacia fuera, doble terrorismo. Ellos fueron los que se metieron por este camino. Ahora, si Maduro quiere la paz que se vaya ya. Y eso significa una salida y una transición muy tranquila para todos, y es su mejor opción, pero como lo he dicho, lo tiene que entender: con o sin negociación, Maduro se va.

–Y ese “sin negociación”, ¿cree que puede implicar un ataque desde afuera?

–No voy a especular sobre esto, porque en lo personal no me involucro en una política de otro país en materia de su seguridad nacional.

–Hablando de la opción de la negociación, ¿esos canales siguen abiertos? ¿Hubo avances?

–Desde hace mucho tiempo hay muchas personas o sectores dentro del régimen que nos han contactado, que nos han dado información, que han explorado qué opciones tienen y evidentemente en las últimos semanas, días y horas esto se ha acentuado. Si bien hoy el 90% del país anhela desesperadamente que el cambio se dé, quedan algunos venezolanos sin duda que pueden tener miedo. Militares, empleados públicos a quienes les han dicho que viene un proceso de retaliación, a esos venezolanos yo lo que quiero es darles una enorme tranquilidad, decirles: “Miren, todos queremos lo mismo, queremos que nuestros hijos regresen, queremos poner orden y estabilidad en Venezuela”. Al final ellos, los que han sido más cercanos al régimen, son también presos políticos y también los vamos a liberar.

–¿Cómo se imagina una salida negociada para Maduro? ¿Con una amnistía, una salida del país?

–Va a depender de cómo llegamos allí y de quiénes efectivamente se involucran en esa negociación. Lo que yo te puedo garantizar es que los venezolanos confían en Edmundo González, su presidente electo. Y sé que confían en nuestro criterio para llevar adelante un proceso justo, transparente, donde en el centro está la gente. Hay también algunas voces que replican un poco las matrices del régimen, de si tras la salida de Maduro aquí puede venir un caos o escenarios como en Medio Oriente, en Libia. Nada que ver. Si hay una sociedad que está cohesionada en el mundo hoy es la venezolana.

–Faltan dos meses para la entrega del Nobel de la Paz. ¿Se imagina yendo a buscarlo a Oslo?

–Yo aprendí a vivir un día a la vez. Y al final solo Dios sabe qué va a ocurrir ese día. Pero lo que yo te puedo asegurar es que nosotros vamos de la mano de Dios en este camino y yo tengo una enorme confianza en el pueblo de Venezuela, así como tengo una enorme confianza de que en esta lucha existencial y espiritual, el bien va a ganar. Y sería el honor de mi vida poder estar allí, acompañada por muchísimos venezolanos física y espiritualmente.


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