José Alfredo Jiménez: el eterno Rey
"La vida no vale nada..." Así lo reza el epitafio en Dolores Hidalgo, Gto., que custodia los restos del poeta popular del siglo XX.
Murió en un día como hoy, 23 de noviembre, hace 52 años, apenas tenía 47 años.
Tal como lo deseó, sus restos descansan en su pueblo natal, llevando consigo esa frase lapidaria que resume la filosofía de sus versos.
El legado que nació en el barrio
José Alfredo fue un genio sin academia musical, un torrente de habilidad que componía de manera improvisada. Su inspiración se tejía en las cantinas de los barrios de Santa María La Ribera y San Rafael —el Salón París, La Numantina, El Golfo de León—, las mismas que he recorrido en busca de su "espíritu".
Vivía por esos rumbos, en casa de su tía Cuca, hasta que el mazatleco Mariano Rivera Conde, alto directivo de la RCA Victor y pareja de Consuelito Velázquez, lo descubrió e impulsó. Años después, José Alfredo le agradecería con "El Corrido de Mazatlán", grabado con la Banda El Recodo, hoy himno en el puerto.
Se dice que compuso cerca de trescientas canciones, un universo de sentimientos interpretados en su mayoría por el Mariachi Vargas de Tecalitlán, bajo los arreglos del maestro Rubén Fuentes.
Su obra fue un tributo a las mujeres que tocaron su alma:
A su primera esposa, Paloma Gálvez, le regaló "Paloma querida".
Para su amiga Lucha Villa, nació "Amanecí en tus brazos".
A Columba Domínguez le compuso "Si nos dejan".
Su novia de juventud, Cristina, inspiró la legendaria "Ella".
Para su última pareja, Alicia Juárez, fueron "El rey", "Cuando yo tenía tu edad", "Yo debí enamorarme de tu madre" y otras que sellaron su historia.
También compuso "Despacito" a petición de Pedro Infante para Irma Dorantes, y "La Bandida", aunque para una película, se asoció a su amiga Graciela Olmos.
Incluso "Las ciudades" nació de una juerga en Madrid, junto a Antonio "La Tota" Carbajal, impactado por la belleza de una desconocida madrileña:
“¡Te vi llegar / Y sentí la presencia de un ser desconocido! Te vi llegar / Y sentí lo que nunca jamás había sentido... Las distancias apartan las ciudades, Las ciudades destruyen las costumbres...."
Esta melodía, favorita de Chavela Vargas y mía... acá entre nos.
Todo el mundo ha cantado a José Alfredo, y su repertorio ha sido abrazado por voces inmortales como Pedro Infante, Jorge Negrete, Lola Beltrán, Chavela Vargas, Vicente Fernández, y hasta contemporáneos como Luis Miguel, Rocío Dúrcal y Joaquín Sabina, quien incluso ha escrito canciones inspirado en su legado.
..Su vida se multiplica. Se eleva en el aire de cada cantina y se vuelve eterna en el dolor y la alegría de un pueblo.
La vida no vale nada, nos recordó con la voz quebrada del mariachi. Sin embargo, al cerrar la cantina de su existencia, nos heredó un reino invencible: el de la canción que nunca enmudece.
Hoy, a 52 años de su partida, el Rey sigue siendo el amo del dolor del desamor y la fiesta, el trovador insustituible.
Por el inmenso legado que nos legó: ese compendio de pasión, tequila "-confundía con vino-, y México en trescientas canciones, beberé un trago en su memoria.
PD. Hoy hay fiesta en Dolores, Hidalgo, saludo a Carlos Navarrete, promotor del legado del bardo popular Guanajuatense..
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