Era martes 1 de abril de 2003, justo a dos años antes de la muerte de Juan Pablo II.
En una de las puertas de la residencia oficial de Los Pinos el Cardenal de Guadalajara Juan Sandoval Iñiguez daba casi como un hecho que Juan Pablo II estaría en nuestro país en octubre del 2004 en una sexta visita papal.
El motivo era de peso. Asistiría a la clausura del 48 Congreso Eucarístico Internacional que, en esta ocasión, se llevaría en Guadalajara, Jalisco.
La reunión de un grupo de obispos con el presidente Vicente Fox fue precisamente pedirle hiciera una invitación formal al Vaticano para cubrir los requisitos de la visita.
La reunión de un grupo de obispos con el presidente Vicente Fox fue precisamente pedirle hiciera una invitación formal al Vaticano para cubrir los requisitos de la visita.
De acuerdo con el arzobispo el Vaticano ya había expresado su anuencia para que Juan Pablo II viajara México por sexta ocasión.
Y concretamente señalo en una breve rueda de prensa que la visita se daría el 15 de octubre del 2004, ya que es “costumbre” que el Papa asista a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional, independientemente del lugar donde se celebre.
Anadió además que sólo faltaba la la invitación oficial del gobierno, así como del Episcopado mexicano. Este fue el tema de nuestra reunión (con el presidente Fox)", explicó.
Estuvieron en esa reunión con el presidente además de su esposa Marta Sahagún, el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval, José Guadalupe Martín Rábago presidente de la CEM y los obispos Luis Morales, Abelardo Alvarado Alcántara, José Guadalupe Galván y el obispo Ricardo Watty Urquidi.
Fue ese el momento que la Iglesia católica mexicana y el gobierno del presidente Fox iniciaron de hecho las gestiones oficiales para formalizar una invitación a Juan Pablo II.
Es más en junuio del 2003 el Canciller Ernesto Derbez realizaba una visita al Secretario de Estado Ángelo Sodano para concretar la invitación.
Meses después el gobierno mexicano nombraba como nuevo embajador ante la Santa Sede a Javier Moctezuma Barragán con el propósito de realizar en el mejor término la visita.
Otros que estuvieron alentando la presencia del Papa
insistentemente fueron el cardenal Javier Lozano Barragán – único mexicano en la Curia Romana- y el nuncio Apostólico Guisepe Bertello.
Incluso a finales de junio, el nuncio Bertello decía que la presencia del Papa se determinaría “unos días antes del inicio de ese encuentro al que nunca ha faltado”, recordó incluso que la quinta visita(2002) se confirmó su llegada a México justo dos meses antes, por lo que no descartó que en agosto se tenga ya una definición.
En cambio el Cardenal Norberto Rivera, arzobispo Primado de México quizá con más conocimiento de la situación decía: “acabo de constatar en Roma que sería una imprudencia decir que el Papa sí viene...,pero mayor imprudencia sería el decir que no viene. (aunque) El Papa tiene verdaderos deseos de venir a México”.
Y tal y como se esperaba la visita fue suspendida.
En cambio el Cardenal Norberto Rivera, arzobispo Primado de México quizá con más conocimiento de la situación decía: “acabo de constatar en Roma que sería una imprudencia decir que el Papa sí viene...,pero mayor imprudencia sería el decir que no viene. (aunque) El Papa tiene verdaderos deseos de venir a México”.
Y tal y como se esperaba la visita fue suspendida.
Un comunicado vaticano fechado el sábado 3 de julio señalaba que su estado de salud le impedía y por ello nombraba en su representación, como delegado pontificio, al Cardenal Jozef Tomko, presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos.
Como era de esperarse él anunció oficial originó desolación en algunos círculos eclesiásticos, fundamentalmente en el cardenal Juan Sandoval; Norberto Rivera Carrera, en cambio aunque también lamentó que el Papa rechazara la invitación, aclaró que Juan Pablo II "nunca dijo que vendría”.
En efecto, Rivera Carrera siempre habló de un proyecto, en cambio Sandoval Iñiguez siempre lo dio como un hecho “dependiendo de la salud del Santo padre”.
Pero, el cardenal Primado de México en el fondo jamás dio su anuencia en esa visita por un simple motivo: él no sería el anfitrión, el anfitrión sería el arzobispo de Guadalajara.
Otros que también se pusieron tristes y que esperaban con ansia la presencia del Papa fueron los que Jorge Carpizo denomina el “mal llamado Grupo Jalisco”, encabezados por el Diputado Fernando Guzmán Pérez Peláez, presidente de la Comisión legislativa Especial del Caso Posadas Ocampo.
Otros que también se pusieron tristes y que esperaban con ansia la presencia del Papa fueron los que Jorge Carpizo denomina el “mal llamado Grupo Jalisco”, encabezados por el Diputado Fernando Guzmán Pérez Peláez, presidente de la Comisión legislativa Especial del Caso Posadas Ocampo.
De hecho, esa Comisión se formó en el Congreso en la lógica y en los tiempos de la jerarquía católica; curiosamente el informe estaría prácticamente concluido durante el mes de octubre, justo en el momento en que Juan Pablo II estuviera en México.
¿Coincidencia?
Pero la decisión de la no visita estaba tomada desde tiempo atrás.
Pero la decisión de la no visita estaba tomada desde tiempo atrás.
Pocos, muy pocos percibieron el mensaje del día 22 de junio, cuando la Santa Sede publicó varios decretos de martirio de trece mártires de la persecución religiosa que tuvo lugar en nuestro país en los años veinte del siglo pasado. Esa y no su tan esperada visita fue el mayor regalo que hizo Juan Pablo II a la Iglesia Católica mexicana. Incluso muchos esperaban que la beatificación de esos mártires “por odio de fe” se diera en el marco de la visita.
No sabemos en el fondo por qué, pero Juan Pablo II no considero conveniente su presencia en México por sexta vez. Su salud estaba quebrantada es cierto, pero afortunadamente no tanto en ese momento.
El motivo de la no visita a México no fue fundamentalmente por problemas de salud, el Papa quizá tuvo otros razones de mayor peso..., ¿cuáles? ¡No sabemos! pero que quizá tuvieron que ver con el proceso de su sucesión, aunque también 14 horas de viaje y los cambios de horario, hubieran puesto a prueba su salud.
Visitas papales:1979.- El 26 de enero, a sólo tres meses después de ser elegido como Papa, Juan Pablo II realizó su primer viaje pastoral que incluyó la Ciudad de México, Puebla, Oaxaca, Monterrey y Guadalajara.
Visitas papales:1979.- El 26 de enero, a sólo tres meses después de ser elegido como Papa, Juan Pablo II realizó su primer viaje pastoral que incluyó la Ciudad de México, Puebla, Oaxaca, Monterrey y Guadalajara.
1990.- El Papa realiza su segunda visita pastoral a México. Llega a la Ciudad de México el 11 de mayo y sale tres días después. Su itinerario incluyó Veracruz, Aguascalientes, Monterrey y Zacatecas. Fue su viaje número 47.
1993.- Los días 6 12 de agosto el Papa – y a sólo meses de la muerte del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo- visitó la ciudad de Mérida, Yucatán, en lo que fue su viaje número 60. Participó en la VIII Jornada Mundial de la Juventud.
1999.- Juan Pablo II pisó tierra mexicana por cuarta vez desde que fuera elegido. Del 22 al 26 de enero, el máximo jerarca de la iglesia católica visitó la Ciudad de México para la Celebración de la fase conclusiva de la Asamblea Especial por El Sinodo de las Americas.
2002.- En su quinto viaje a México, y el número 97 desde su designación, vino a Méxoico a canoniz a San Juan Diego. Su estancia fue del 30 de julio al 1 de agosto.
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