Excelente entrevista que hace Laura Estrada a Rosario Robles, mujer de izquierad, fundadora del PRD, expresidenta nacional de ese instituto político, exdiputada federal y jefa de Gobierno del DF.
Tomado de La Cronica de Hoy, 17 de agosto de 2006; www.cronica.com.mx
Enfundada en un vestido claro ajustado, que dejaba ver sus torneadas piernas y su delgadez, de una manera amable, desenfadada y muy dispuesta, llegó Rosario Robles, ex jefa de Gobierno del DF y ex presidenta del PRD, a la cita que teníamos pactada al sur de la ciudad de México.
—¿Quién es Rosario Robles?
—¡Huuy, qué difícil pregunta!, no acostumbro hablar de mí, de política lo que quieras ¿pero de mí? Simplemente soy una mujer como cualquier otra, con sueños, ambiciones, pasiones, con sus quereres y también con traiciones, de todo hay, soy una mujer normal comprometida que lucha por lo que cree.
—¿En qué crees?
—En un mundo diferente, en un país donde todos podamos vivir con dignidad, más ahora que tengo una hija que quiero que viva en un México seguro, que realmente desarrolle todo su potencial y en beneficio de todos.
—¿Qué haces actualmente?
—Poco a poco sacando la cabeza, regresando paulatinamente a la política, traigo esa pasión en las venas. Hoy más que nunca estoy convencida de que el país vive una situación con grandes retos. Creo que es muy importante que las mujeres, a quienes tanto trabajo nos ha costado conquistar espacios sobre todo en un mundo tan patriarcal como es la política, no ceder y no dejarnos vencer a la primera. A veces caemos, pero hay que levantarnos para seguir luchando y eso es lo que estoy haciendo.
—En tu momento, fuiste una mujer con mucho poder —no dudo que no lo seas ahora—, pero ¿qué tan difícil fue para ti no tenerlo de repente?
—¡Ay, qué bárbara eres! En la política hay momentos en que se tiene mucho poder, es una rueda de la fortuna, a veces estás arriba, a veces abajo. Yo siempre he sido una luchadora, una guerrera. Si hay que volver a empezar desde abajo, ¡lo hago! Lo que me pareció muy injusto fue perder ese poder de la manera como sucedió, a mí se me colocó como chivo expiatorio, y eso me llevó a perder parte importante del capital político y del trabajo de años. Sí es doloroso y difícil levantarse y que digas ¿ahora por dónde? Nada fácil.
—¿Te sentiste en algún momento derrotada?
—¡Claro que sí!, fue un golpe muy duro en todos los sentidos, tanto político como personal. Hubo un momento en que dije: “No puedo más, ya no puedo seguir adelante”.
—¿De dónde sacar fuerzas para continuar?
—De mi hija Mariana. Ella fue muy importante en todo este proceso, lo más importante para mí fue que por más que buscaron para involucrarme en malos manejos, hasta por debajo de las piedras, no encontraron nada de nada, porque no había nada. Y eso es lo que me da hoy una gran fortaleza.
—¿Cómo superar la traición?
—Aprendiendo que existe. Yo nunca pensé que pudiera haber traición, y menos de la gente más cercana y querida para mí. Ahora aprendes que tienes que cuidarte las espaldas... la mano derecha no debe saber lo que está haciendo la izquierda. El primero en traicionarme fue Andrés Manuel López Obrador desde el momento mismo que llegó al gobierno de la ciudad, siendo que gran parte de mi trabajo fue para que él llegara. Me vio como una potencial adversaria y tomó la decisión de atacarme. No me cuidé como debía haberlo hecho.
—En esos momentos difíciles, ¿quién no te dio la espalda?
—¡Muchos! entre ellos el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Siempre fue solidario, respetuoso de mi vida, de mis decisiones. Él siempre me enseñó y me dijo: “Rosario, el que se equivoca tiene que asumir las consecuencias de sus errores”, pero jamás me retiró su amistad ni su afecto, él supo también que todo este golpeteo fue dirigido para golpearlo a él. ¿Cómo es posible que el ingeniero Cárdenas —que fue el fundador del PRD, al igual que yo que di mi vida por ese partido—, hayamos sido desplazados por unos advenedizos que llegaron y se apropiaron de nuestra casa, ¡no puede ser!
—¿Eso de que Rosario Robles está empezando a sacar la cabeza pondrá a temblar a muchos?
—Bueno, tal vez, (jajá) porque parece que nada más digo algo e inmediatamente se asustan. A mí no me van a quitar lo que yo he sido. Quisieron destruir la parte más sensible que tiene que ver con mi integridad, no pudieron y aquí estoy, dispuesta a seguir trabajando porque no podemos permitir, nosotras las mujeres, que nos sigan atacando sin pruebas ni fundamentos y se nos juzgue por situaciones que nada tienen que ver con nuestras acciones públicas solamente por el hecho de ser mujeres.
—¿Te consideras una mujer triunfadora?
—Una mujer que ha tenido éxitos y fracasos como todo ser humano. He tenido la oportunidad de ocupar cargos importantes, pero también ha habido fracasos y he tenido que asumir mi responsabilidad. Hay a quienes les encanta culpar a otros de sus propios errores y fracasos, a veces el que no te guste ser hipócrita tiene sus costos ¿Cuál será la moraleja? “Hay que ser hipócritas o simuladores.” O luchar por las cosas como son. Yo aspiraría a una sociedad con visiones parejas. Juzgarnos igual a hombres y mujeres por nuestros actos públicos no por nuestras relaciones personales.
—Hablando de relaciones personales, cuando militabas en el PRD vimos un cambio total en tu persona, físicamente hablando. Antes de lentes, con kilitos de más, ropa muy común y de repente ¡fuera gafas! mechas en el pelo, abajo los kilos, un vestuario más nice, tus ojos tenían un brillo especial, ¿a qué se debió el cambio?
—Mira, cuando estás feliz, satisfecha y tienes una persona a tu lado (en ese entonces) que te quiere y te trata como reina, ¡claro que uno se ve y se siente diferente!
—¿Y ahora cómo te sientes en ese aspecto?
—He pasado una etapa muy difícil, pero ahora ya más tranquila, con la idea que tengo que rehacer mi vida y encontrar nuevos rumbos.
—Eres una mujer de riesgos ¿qué has arriesgado en tu vida?
—¡Todo!... Siempre he tomado decisiones sin importarme los riesgos, actúo por convicción, toqué intereses muy poderosos, hubo amenazas, sin embargo, estaba convencida en mi carácter de gobernante y como mujer que no me importaba el riesgo, sí asumía la consecuencia, siempre dije: Es mi vida personal a nadie debe importarle y resultó que sí le importó a muchos y tuvo sus consecuencias y sus costos también que han sido muy altos y los he pagado.
—¿Cuáles fueron esos costos?
—Un juicio moral a partir de todos los videoescándalos. Nadie pudo mostrar una imagen mía tomando dinero, ni nadie pudo presentar ante la opinión pública un contrato mal dado cuando yo fui gobernante. ¡Absolutamente nada! Sin embargo, hubo un juicio moral, cuando estás en la vida política tienes que hacer sacrificios en el terreno personal, pero también los políticos nos tenemos que dar la oportunidad de querer, de amar, de sentirnos plenos porque creo que así vamos a luchar y a entender mejor a la gente. Yo no concibo a un político calculador, yo soy diferente, tampoco te puedes ir al extremo de ya no sentir... a mí me gusta ser feliz, vivir la vida, creo que es algo legítimo.
—¿Cómo eres como madre?
—Muy apapachadora. Tengo una hija única que lo es todo en mi vida, el que crezca feliz es mi prioridad…
—¿Como hija?
—Adoro a mi madre, mi papá ya murió, pero lo quise muchísimo, lo quiero aún. Mis padres han sido parte fundamental en mi vida, fueron los que me dieron valores, son lo más importante que he tenido.
—¿Y como pareja?
—Pues mira, no sería mala idea poner un anuncio en el periódico que dijera: “Busco hombre guapo e inteligente.” Está difícil (jajá) soy una mujer romanticona. Me gusta el detalle, me gusta mucho compartir.
—¿Qué es lo que más te gusta de ti?
—Mis ojos, porque reflejan lo que soy, lo que siento.
—¿El momento más triste en tu vida?
—Sin duda cuando murió mi padre, fue muy doloroso además, repentino. La última vez que lo vi fue un domingo que comimos en su casa y cuando nos fuimos, él estaba parado en la puerta despidiéndonos a Marianita y a mí, a los dos días murió.
—¿Qué no perdona Rosario Robles?
—¡Por supuesto que la traición! Eso sí aprendí a no perdonarlo. Ya hice mi libretita, tengo a unos con palomita y a otros con tache.
—¿Con quién sí volverías?
—¿A, qué? (jajá) ¡Con los que sí me quieran de verdad!
—¿Has perdido algo por amor?
—Sí, mucho; más bien, ¡todo!
—¿Qué prefieres, el cuarto poder o poder en el cuarto?
—¡Qué cosas preguntas!, pero siempre el poder en el cuarto (jajá) es el mejor.
—¿Si tuvieras la oportunidad de ser invisible por un día qué harías?
—¿Te imaginas qué padre? Como la de los 4 fantásticos. Me volvería la sombra de un personaje político al que le traigo muchas ganas. Lo vigilaría todo el tiempo. ¿Qué sería de él, te imaginas?
—¿El fin justifica los medios?
—No, creo también que los medios son muy importantes y no puedes pisotear a los demás para conseguir algo, no estoy de acuerdo con esa filosofía.
—¿El mejor presente que te han dado?
—¡El amor!
—¿Qué te hace feliz, Rosario?
—Ir a bailar, a cenar rico, una buena plática, una buena película, un buen libro, un buen vino, la playa, el mar... ¡Ay, cómo extraño!
—¿Tu palabra favorita?
—México.
—¿Tu peor defecto?
—La ingenuidad, el ser ilusa.
—¿Qué te llama la atención de un hombre?
—¡Sus manos!, poderosamente.
—¿Cómo se hace feliz a Rosario Robles?
—De una manera muy sencilla: con amor, respeto y cariño.
—¿Has dicho todo lo que has querido?
—No, hay muchas cosas que no puedes decir, porque finalmente uno sigue teniendo muchas lealtades y compromisos, pero sí parte importante de lo que he querido lo he dicho y he asumido los costos al decirlo.
—¿Cómo te gustaría que te recordaran?
—Como a una mujer comprometida, como una buena política, que luchó por lo que quiso, por su país, por el bien de las mujeres, simplemente que recordaran lo bueno que hay en mí.
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