Benedicto XVI firmo recientemente el indulto universal necesario para autorizar a los sacerdotes a restablecer la Misa en latín, denominada 'Misa Tridentina', según publicó ayer el diario italiano 'La Repubblica' haciéndo referencia a una nota del New York Times.
Mediante esa autorización, el Papa cumpliría su deseo de volver a escuchar en las iglesias la misa en latín, retomando la situación precedente al Concilio Vaticano II cuando la Iglesia quiso hacer llegar la Misa a más fieles a través de lenguas vulgares.
La Misa Tridentina, coodificada por San Pío V poco después del Concilio de Trento (1545-1563) -de donde proviene el término Tridentino- unificó toda la Liturgia existente. En ella el sacerdote oficia de espaldas a los fieles y pronuncia la Homilía en latín, a excepción de algunos pasajes pronunciados en griego y hebreo. En su tiempo se trató de una decisión innovadora pero traumática, que a la larga se convirtió en uno de los motivos que llevaron al cisma del arzobispo Marcel Lefebvre, en 1988. (Lefevbre fundo la Fraternidad Sacerdotal San Pío X lo que causo un cisma)
Actualmente no está prohibida la misa tridentina, pero para poder celebrarla es necesaria una autorización especial por parte de las autoridades eclesiásticas. Con este nuevo indulto universal todos los sacerdotes tendrían la libertad de reintroducir esta tradición, salvo prohibición específica de su obispo.
De hecho, el 20 de abril de 2005, Benedicto XVI celebró la primera misa de su Pontificado en la Capilla Sixtina junto a los 114 cardenales que lo eligieron como el pontífice número 265 de la Iglesia Católica y pronunció la homilía en latín.Benedicto XVI ya había dado un primer paso en este sentido el pasado mes de agosto al permitir a sacerdotes integristas franceses celebrar la misa tradicional en latín.
Los lefebvristas, excomulgados por Juan Pablo II por ser discípulos del obispo cismático Marcel Lefebvre, afirman tener unos 150,000 fieles en 50 países y reclaman, además del retorno de la misa en latín, que la iglesia católica abandone el diálogo que inició con las otras religiones a partir del concilio Vaticano II.
Monseñor Lefebvre falleció el 25 de marzo de 1991, sucediéndole uno de los obispos ordenados por él: Bernard Fellay.
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