28 ene 2008

El atentado a Vasconcelos

Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Publicado en Excelsior, 28/01/2008;
El atentado: tres ex militares y un preso
No fueron tres, sino cuatro los detenidos por elementos de la policía capitalina la madrugada del 17 de enero cuando esperaban el paso del automóvil del subprocurador José LuisSantiago Vasconcelos para atentar contra él y su escolta. Pero uno de los detenidos, el jefe de comando, fue liberado en el lugar de los hechos por los policías de las patrullas P 62-18, 06, 16 y 09 de la tercera sección MAC 2 Dínamo. El liberado, luego de realizar una llamada desde la misma patrulla, era un ex militar retirado. Y de los otros tres, dos son ex militares y el tercero un hombre que, según la información de las autoridades federales, todavía debería estar en prisión, en el Reclusorio Oriente. Una serie de hechos que pondrían de manifiesto, por lo menos el profundo involucramiento de autoridades con el narcotráfico en este tipo de situaciones.
La historia es larga. El que se frustró el 17 de enero no era el primer intento de atentado contra Santiago Vasconcelos. Uno anterior fue desarticulado exactamente un mes antes, el 17 de diciembre, al ser detenida una célula de cinco personas que estaban preparando el mismo, entre los que se encontraban tres agentes de la Policía Judicial del DF, alguno de ellos con un paso anterior por la hoy desaparecida Policía Judicial Federal, y nunca se aclaró qué había sucedido con esas detenciones. Pero ello no impidió proseguir con los preparativos.

Lo cierto es que los autores del segundo atentado fueron detenidos a la 1:30 horas del 17 de enero, en el circuito Fuentes del Pedregal 442, cuando estaban en una camioneta Ford Country modelo 1970. El caso fue inmediatamente atraído por la PGR y dos horas después los detenidos estaban en las instalaciones de la SIEDO. Los aprehendidos, según el boletín oficial, fueron Francisco de la Cruz Mejía, José Laguna Anguiano y José Luis Ochoa Buzo. Pero lo que no se dijo fue que Cruz Mejía fue soldado de Transmisiones y dejó el Ejército el primero de abril de 2004. Laguna Anguiano es un sargento primero retirado, solicitó su baja al Ejército mexicano el 16 de noviembre de 2006. El tercero, Ochoa Buzo, no debería estar en la calle ni organizando un atentado: supuestamente se encontraba preso en el Reclusorio Preventivo Oriente, acusado de varios delitos. Ese día estaba en la calle. Pero las irregularidades van mucho más allá.
Las reuniones para cometer ese atentado comenzaron 45 días antes del 17 de enero y se contemplaba a seis personas para cometer tal crimen: se reunieron en Plaza Coacalco, en un Wal-Mart de El Toreo y en una gasolinera cercana a San Jerónimo. Tenían información, fidedigna, de que el funcionario contra el que iban a atentar viajaba en una camioneta Suburban oscura, con tres vehículos de escolta militar. Quien planeó y dirigió personalmente el atentado fue otro ex militar llamado Christopher Soto Corona o Soto Domínguez, apodado El Vaquero, un sargento segundo que también había abandonado tiempo atrás el Ejército. Dos elementos más debían participar en los hechos, no se tienen los nombres, pero sí los seudónimos: El Dragón y El Guatemalteco.Según los detenidos, Laguna Anguiano era el que recibiría un pago mayor por su participación: el equivalente a una casa y tres vehículos. De la Cruz Mejía, al ser su primer trabajo sólo obtendría mil pesos y, mientras se organizó el operativo, cada uno de ellos recibía entre 500 y dos mil 500 pesos semanales. Las armas utilizadas estaban resguardadas en una casa de seguridad en Tláhuac y desde allí fueron trasladadas hasta la camioneta blanca que se utilizaría para el atentado.
Esa noche del 17 de enero, Ochoa Buzo sería el conductor de la camioneta y la atravesaría en la calle, para detener el convoy. El Vaquero, o sea Soto Corona o Soto Domínguez, accionaría el lanzacohetes, acompañado por El Dragón y El Guatemalteco, quienes no llegaron a la cita. De la Cruz Mejía actuaría en la retaguardia para proteger a Soto y, al frente, haría lo mismo Laguna Anguiano, ambos portando los AK-47 que fueron decomisados en el lugar. Como el chofer, Ochoa Buzo, mantuvo una actitud sospechosa, fueron interrogados por una patrulla de la SSP-DF. Se generó un tiroteo y los cuatro fueron detenidos en un terreno baldío: Soto anunció la rendición, cuando se habían acercado ya varias patrullas. Los cuatro fueron subidos a esos vehículos, pero los otros detenidos aseguran que Soto Corona y/o Soto Domínguez, después de hacer una llamada telefónica, fue dejado en libertad por los agentes. Antes de irse se acercó a los dos ex militares detenidos y les dijo que “no la hagan de pedo, éstos nos están tratando bien”. Y se fue. Nunca más se habló de él. Al Ministerio Público llegaron sólo tres detenidos y así fueron presentados oficialmente. ¿Quién ordenó su liberación? El hecho es que lo que transformó los acontecimientos y permitió que se conocieran públicamente fue la atracción que hizo del caso la PGR cuando los detenidos llegaron a la Agencia 50 de la Procuraduría capitalina. Menos de una hora después, los detenidos, que se habían acogido al artículo 20 constitucional para no brindar declaración, estaban en la SIEDO.
Las acciones que se han tomado en los últimos días contra jefes de cuerpos policiales capitalinos tendrían relación con estos hechos y demostrarían, entre otras cosas, que al contrario de lo que dicen las autoridades del DF, el narcotráfico no está de paso por la capital. Y también que la impunidad y la corrupción van mucho más allá de lo que algunos estiman. Por cierto, toda esta información proviene de fuentes oficiales.

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