¿Visa a la impunidad?
Los narcotraficantes más importantes han decidido negociar con la justicia de EE UU para evadir las autoridades colombianas.
Publicado en la revista SEMANA, no 1639, fechado el /26/07/2008;
Los narcotraficantes más importantes han decidido negociar con la justicia de EE UU para evadir las autoridades colombianas.
Publicado en la revista SEMANA, no 1639, fechado el /26/07/2008;
Increíble: el camino de la negociación con la justicia de Estados Unidos sigue siendo el mejor negocio para algunos de los narcos más buscados del país. Resulta paradójico que esa alternativa sea utilizada por los mafiosos para escapar de la persecución de las autoridades colombianas y, de paso, garantizar un arreglo que raya con la impunidad de los delitos que han cometido en Colombia.
SEMANA logró establecer con autoridades nacionales y extranjeras que desde hace menos de un mes dos reconocidos narcotraficantes están adelantando contactos con las autoridades estadounidenses para someterse a la justicia de ese país: Daniel Barrera y Néstor Ramón Caro. Conocido con el alias de el 'Loco', Barrera lleva casi dos décadas metido en el mundo del narcotráfico. Gracias a su alianza con diversos frentes de las Farc en el sur del país, se transformó en el principal proveedor de coca para el cartel del Norte del Valle, especialmente para Wílber Varela, alias 'Jabón'. También tuvo alianzas con paramilitares como Miguel Arroyave, jefe del Bloque Centauros, y Daniel Rendón, alias 'Don Mario'. Con el paso de los años, Barrera se quedó con el control de todas las operaciones de coca, desde cultivos, procesamiento y rutas en el centro y el oriente del país. Para lograrlo estuvo detrás del asesinato de Arroyave en septiembre de 2004, expulsó de los Llanos a 'Don Mario' y desde el año pasado hizo alianzas con dos lugartenientes de Varela, con quienes finalmente planeó el asesinato del capo en febrero de este año, en Venezuela. Con esos escenarios y tras el desmantelamiento de toda la organización de Diego Montoya, alias 'Don Diego', Barrera quedó como el capo de capos. Aunque no tiene una sola orden de captura en el país, sabe que en Estados Unidos están listos varios indictments con su nombre. La pregunta es: ¿por qué si hoy día es el narco más poderoso del país, ha decidido negociar?
Las razones son muy simples. Ya no es un narco desconocido y hoy tiene a todas las autoridades antinarcóticos tras él. Después de la captura y la muerte de los grandes barones y sus lugartenientes, él es hoy el blanco principal de las agencias que luchan contra la droga. Otra de las razones que lo han llevado a hablar con agentes de la DEA en Venezuela es que algunos de sus amigos en Colombia lo han convencido de que al negociar con los gringos no tendrá que delatar. Este es uno de los puntos que más influyeron en la decisión de Barrera. No tanto por no delatar a sus 'socios', sino porque no tendrá que hablar de los altos miembros de la fuerza pública que han sido sus protectores durante años y gracias a los cuales llegó a ser el capo que es hoy.
Quienes están cerca de Barrera afirman que una de las pruebas de que está dispuesto a negociar en serio es que ha empezado a eliminar a todos aquellos que considera cabos sueltos peligrosos para su futura negociación, como Gustavo Garzón, alias 'J' (ver artículo 'Crimen Perfecto').
Barrera no es el único que recientemente ha empezado a recorrer ese camino. Desde hace tres semanas, Néstor Ramón Caro decidió contactar a la DEA para explorar su sometimiento a la justicia norteamericana. Conocido con los alias de 'Felipe' o el 'Duro', Caro es un teniente retirado del Ejército y su nombre salió por primera vez a la luz pública a raíz del escándalo de infiltración de los paramilitares en el DAS durante la administración de Jorge Noguera.
Caro, solicitado en extradición desde 2001, fue uno de los narcos y paramilitares a quienes Rafael García les borró los antecedentes judiciales de las bases de datos de ese organismo. Las Cortes estadounidenses lo solicitan ya que está acusado de ser el responsable del envío de varias toneladas hacia Estados Unidos desde Casanare y Norte de Santander vía Venezuela. Cuando estalló el escándalo del DAS, Caro se refugió en diferentes estados del vecino país en donde permaneció durante varios años protegido por 'Jabón' y los socios venezolanos del capo. Tras el asesinato del jefe del cartel del Norte del Valle, en febrero pasado, la situación de Caro en territorio venezolano se empezó a complicar y se vio obligado a regresar al país. Hace tres semanas se salvó por cuestión de minutos de ser arrestado en Cúcuta por las autoridades colombianas. Cruzó de nuevo la frontera hacia Venezuela y de allí salió rumbo a Panamá, desde donde está adelantado los contactos para entregarse.
Si bien Barrera y Caro son los dos narcos más recientes que están en proceso de sometimiento, no son los únicos que este año han optado por el camino de la mano tendida del Tío Sam. Hace dos semanas se confirmó que alias 'Don Mario' ya había llegado a un acuerdo con la justicia norteamericana para entregarse. Un primer paso de ese acuerdo incluyó, a comienzos de julio, el traslado a territorio estadounidense de parte de la familia de este narcoparamilitar de Urabá. Hace pocos días el propio narco llegó a Panamá para finiquitar la negociación que lo llevaría a Estados Unidos. Aunque lleva más de 15 años en tráfico de drogas, 'Don Mario' se transformó en los dos últimos años en el hombre fuerte del narcotráfico en el norte del país. Hermano del ex jefe paramilitar Freddy Rendón, alias el 'Alemán', 'Don Mario' heredó parte del ejército del Bloque Élmer Cárdenas y reclutó gran parte de los desmovilizados en la zona del Urabá antioqueño. Desde allí se hizo al control absoluto de una de las principales rutas de exportación de drogas por el Caribe.
Otro que ya llegó a un acuerdo es el jefe de la oficina de Envigado, Carlos Mario Aguilar, alias 'Rogelio'. Desde enero pasado este hombre, ex integrante del CTI, se trasladó a Argentina en donde logró negociar con la DEA, que hoy lo tiene en las calles de Estados Unidos. Durante varios años 'Rogelio' fue la mano derecha del jefe paramilitar Diego Murillo, alias 'Don Berna'. Cuando éste se desmovilizó, toda su estructura criminal, entre la que estaban la oficina de Envigado y los negocios de tráfico de drogas, quedó en manos de 'Rogelio'. Asesinatos y ajustes de cuentas, así como una estrecha relación con miembros de la fuerza pública en Medellín, sacaron a 'Rogelio' del anonimato. Antes de caer en manos de las autoridades nacionales que ya lo tenían en la mira, optó por escapar y entregarse a los gringos.
Todos estos narcos y paras tiene algo en común: han descubierto que irse para Estados Unidos es mejor negocio que quedarse en Colombia. Saben que es mejor entregarse e intentar lograr rebajas hasta del 70 por ciento en las condenas -como ha ocurrido- por su colaboración con la justicia y luego vivir a cuerpo de rey su propio 'sueño americano'. Este tipo de acuerdos, en los que al final salen ganando los mafiosos, no es nuevo. Decenas de narcos ya lo han hecho en años anteriores con resultados muy favorables para ellos y sus familias. Basta recordar los casos de Orlando Sánchez Cristancho, que hoy tiene criadero de caballos en Florida, o Víctor Patiño, cuyo hijo se moviliza en un BMW por las calles norteamericanas.
A diferencia de la época de Patiño o el cartel de Cali, es claro que la fuerza pública colombiana hoy día está en capacidad de desmantelar cualquier estructura criminal, como ocurrió recientemente con el cartel del Norte del Valle. Las estadísticas demuestran claramente que la "vida activa" de un capo en Colombia se ha reducido dramáticamente. Aunque surgen nuevos narcos, cada vez caen más pronto que en décadas pasadas. Por ello, desde el punto de vista de las autoridades, no resulta fácil comprender por qué la justicia estadounidense y algunas de sus agencias renuncian a la persecución y a la eventual captura de los narcos por tomar el camino fácil de negociar con ellos en condiciones claramente favorables para los delincuentes. No menos cuestionable es el hecho de que la justicia colombiana se quedará sin conocer la verdad de muchos de los delitos de quienes están siendo extraditados. La pregunta que queda es: ¿quién gana realmente con estas negociaciones?
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