El comunicado No. 041-19/03/2009 de Gobernación dice: "El secretario de Gobernación convoca al senador Beltrones a que rectifique sobre las inicuas imputaciones que ha hecho y recupere el debido respeto que debe regir las relaciones entre las instituciones de la República. Eso será valiente y servicial a México."
***.
Fajarse los pantalones: ¿inicuo o inocuo?/Miguel Ángel Granados Chapa
Publicado en Reforma, 22 Mar. 09
Cruces de palabras, acusaciones entre dirigentes, en las que también participó un funcionario y un senador, la relación PAN-PRI hizo uso de la rijosidad para atraer votos en temporada electoralEl PRI y el PAN vivieron el jueves 19 una jornada fragorosa. Se percibe tal simbiosis entre esos partidos, son tan semejantes entre sí que a veces pareciera que acuerdan puestas en escena para diferenciarse, especialmente en coyunturas electorales, en que necesitan asumir identidades que les acarreen votos. A veces su relación parecería también la de cónyuges mal avenidos, que se detestan pero están obligados a la convivencia; guardan las apariencias lo más posible pero de tanto en tanto estallan en invectivas.
Sea de ello lo que fuere, el pasado día de San José se libró entre personeros de uno y otro partido una escaramuza a la que se sumó el gobierno. No se trató sólo de juegos verbales, de fuegos de artificio, porque los cruces de palabras se refirieron a materias graves, a sucesos relevantes de la vida real, a modos de encarar problemas de la sociedad; es decir, no fueron sólo entretenimientos triviales, concurso de albures en que un contendiente busca dominar al otro.Todo comenzó en Acapulco. Invitados los líderes partidarios a la convención bancaria, para que la gente de la intermediación financiera los escuchara hablar de la crisis y cómo superarla, el panista Germán Martínez se dejó llevar por el espíritu rijoso a que ha dado rienda suelta con motivo del proceso electoral. Convencido de que su proselitismo es tanto más útil cuanto más definido sea su contrario, así como en 2006 se halló en Andrés Manuel López Obrador un peligro para México ahora es el PRI el enemigo cuya imagen satánica hay que volver a trazar. Por eso en las semanas recientes Martínez insiste en su crítica al tricolor, como en los viejos tiempos, cuando los papeles estaban invertidos, el PRI gobernaba y el PAN era opositor. Su crítica se ha centrado en la indolencia priista para sumarse al esfuerzo gubernamental contra la violencia, aplazando la aprobación de normas útiles para combatirla.
Con esa idea fija, en Acapulco llegó al extremo: planteó el falso dilema de que quien no está con Felipe Calderón está con el narcotráfico. Y formuló una acusación concreta, para ilustrar cómo el PRI es el partido de la delincuencia: citó una información, ya desmentida, publicada por Excélsior (a quien hizo el favor de no citar por su nombre) según la cual la DEA investiga a Héctor Murguía Lardizábal, ex senador de la República, alcalde de Ciudad Juárez hace unos años, aspirante a la diputación federal por un distrito de esa extensa urbe. Presente en el acto de la irresponsable denuncia (que debió ser hecha ante el Ministerio Público, de contar con asidero en la realidad), la dirigente priista respondió con prudencia, obligada a no explayarse para no abaratar el espectáculo que lamentó estar protagonizando junto con Martínez. "Por respeto a ustedes", dijo a sus oyentes que querían escuchar otras cosas, "(no señalaré) cómo ha crecido el narcotráfico a partir de las administraciones de Acción Nacional". Tampoco señaló, aunque con buenas artes retóricas lo hizo, "cuáles son zonas de enorme crecimiento (del narcotráfico) y cómo estaban en manos de administraciones municipales del propio PAN". Eso ha ocurrido, en efecto, en Tijuana y en Ciudad Juárez, para sólo citar casos tan paradigmáticos que hay bandas que ostentan los nombres de esas ciudades.Pero el asunto no concluyó en la convención bancaria. Siempre listo para protagonizar episodios relevantes, en que fulja como estrella principal que es en el firmamento político, el senador Manlio Fabio Beltrones se hizo entrevistar dos veces aquel jueves. En la primera oportunidad también tachó de irresponsable a Germán Martínez y negó que el PRI mantuviera liga con el narcotráfico. Es un tema al que es especialmente sensible porque él mismo fue señalado, en sus días de gobernador de Sonora, como ligado a la comisión de ese delito, en un episodio en que consiguió ser exonerado por la Procuraduría General de la República, pese a que no era él sino los periodistas norteamericanos que lo involucraron quienes estaban sujetos a una averiguación previa. Después de darse el lujo de ironizar a costa del líder panista, a quien no aceptó llamar "chivo en cristalería" porque "los chivos son más responsables", alzó el nivel de su crítica. Sugirió que Martínez no dice lo que dice sin el aval del Presidente. No se puede desvincularlos, razonó, y llegó a la conclusión de que "no Germán Martínez, sino Felipe Calderón debe pensar mejor las cosas y actuar con responsabilidad también".
El Presidente y el líder senatorial mantienen una relación pragmática que a veces parece psicótica. No sé si emocionalmente pero sí en términos políticos, Calderón depende de Beltrones. A tal punto es así que Manuel Espino, líder panista cuando Calderón llegó a la Presidencia, escribió una Señal de alerta, cuyo contenido principal es denunciar el poder que entrega o delega el Ejecutivo en el legislador. No obstante el cogobierno que ambos ejercen, Beltrones se muestra a menudo sarcástico frente a su socio, acaso porque de una actitud así derivan mayores beneficios. Tal relación se perfiló en esos términos desde el principio: Beltrones sugirió que Calderón podía no ir a San Lázaro y protestar por escrito y de inmediato se tornó garante de la toma de posesión que, en efecto, no hubiera ocurrido sin su concurso.
A veces, Beltrones se mofa de Calderón: propone un gabinete aprobado por el Congreso para evitar que, como el actual, se forme con cuates y cuotas. Pero en otras apoya la política presidencial: pide que se fije un plazo para hacer retornar al Ejército a sus cuarteles pero conviene con Calderón en que por lo pronto es necesaria su presencia en calles y caminos. Por eso no debió extrañar a quienes lo oyeron contestar una de las preguntas de la primera entrevista, sobre el modo de resolver la ubicación de la refinería, esa ambigüedad, ese apoyo reticente: dijo que si la indecisión presidencial lo hace requerir un foro, "pues otorguémoselo, vayamos junto con él".
Sin embargo, lo pensó mejor y dio marcha atrás en ese punto. Quizá por eso se hizo entrevistar por segunda vez. Y entonces enfiló su ataque directamente al Presidente, a sus vacilaciones. La experiencia de Beltrones, y otros factores, le permite manejarse bien con la prensa. Hay quienes le hacen preguntas a modo. Uno de los reporteros le planteó el temario de esa conversación: "Tiene el gobierno de Calderón muchos pendientes y muchas decisiones por tomar. Está el tema de la refinería, está el tema de Cassez y está el tema de Citigroup".
Las respuestas giraron alrededor de un leitmotiv: fajarse los pantalones. Se requiere que el Presidente lo haga para encarar esos asuntos. Se desdijo entonces de su oferta de acompañar a Calderón en los foros para discutir la localización de la refinería. Como si no hubiera producido la primera respuesta, se hizo formular una pregunta cuyo enunciado anticipaba lo que diría el entrevistado: "¿El PRI va a asistir a esta simulación, a la pasarela para definir la refinería?". Y Beltrones, olvidadizo también, dijo contundente: "No, de ninguna manera. Nosotros ya cumplimos con nuestra obligación. Hicimos una reforma energética, dejamos en sus manos, en poder del Ejecutivo, la decisión de hacer más refinerías... que diga dónde la quiere y que la haga. Que no le tenga miedo a las decisiones".Prescriptivo, al final de esa conversación sintetizó: "¿Quiere que se vaya la señora Cassez? Que lo diga, pero que no forme una comisión. ¿Quiere que se haga la refinería? Que lo diga y que diga dónde. ¿Quiere verdaderamente admitir que un gobierno extranjero tenga acciones en un banco mexicano? Que viole la ley".
El tono resultó inadmisible para Calderón, que hizo responder a su secretario de Gobernación, aunque estuviera en Washington. Fernando Gómez Mont contradijo a Beltrones: "si un valor distingue" al Presidente, "es la valentía y el coraje para tomar las decisiones y llevar a cabo las acciones necesarias"; deslindó a su jefe de Germán Martínez: "en materia de política electoral, cada quien es responsable de lo que dice y hace". Y convocó a Beltrones a rectificar sus imputaciones, a las que calificó de inicuas cuando quizá quiso decir inocuas. Es muy diferente lo primero (parcial, malvado) a lo segundo (inofensivo, insulso). Hace falta un Rubén Aguilar que aclare lo que quiso decir Gómez Mont.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario