“…Como yo en aquel tiempo era un furibundo opositor, anti Presidente, anti gobiernista, etcétera, no es sólo que es fuera por eso, pero con las canciones de Óscar Chávez; me pasaba un poco como con los artículos de Lorenzo (Meyer) , que me encantaban, además por eso, porque eran, satisfacían ampliamente mi espíritu opositor…FCH
El Presidente Calderón en la Ceremonia de entrega del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011
19 dic 2011 | Discurso
Gracias.
Muy buenas tardes, amigas y amigos.
Doctora Yoloxóchitl Bustamante, Directora del Instituto Politécnico Nacional.
Doctor Enrique Fernández, Rector General de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Doctor Adolfo Martínez Palomo, Representante del Colegio de México.
Muy estimados científicos, humanistas, creadores, galardonados con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011.
Muy estimados y admirados representantes de las comunidades artística y científica del país, artesanos.
Muy distinguidos integrantes de esta comunidad.
Señoras y señores:
La ciencia y la cultura son el alma de la Nación. Sin ellas, ninguna sociedad puede florecer. Y por eso, me alegra mucho y me emociona el que estemos aquí, para entregar el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011; un galardón otorgado atinadamente por el jurado y mediante el cual el Estado mexicano reconoce las aportaciones de sus más destacados artistas, científicos, humanistas, artesanos que, en sus campos de estudio y de creación, han contribuido al engrandecimiento de México.
Decía Alfonso Reyes que la cultura no es un mero adorno o cosa adjetiva, sino un elemento consustancial del hombre y, acaso, su misma sustancia. Es decir, la cultura es el repertorio de la persona humana y, por ello, conservarla y continuarla, cito al propio Reyes: Es conservar y continuar al hombre.
Y eso es, precisamente, lo que le da razón en gran parte, razón de ser a este Premio; preservar en la memoria de México el genio y la creatividad de nuestros grandes talentos, así como impulsar en las nuevas generaciones la curiosidad científica, creativa, la fuerza creadora del espíritu mexicano.
Ya han sido mencionados los galardonados en sus méritos. Quiero comenzar por los dos que este año, lamentablemente, se nos han adelantado en el camino: Daniel Sada y Wilbert Alfonso de Jesús Herrera Pérez.
Y quiero pedirles, por ellos, no sólo, más que un minuto de silencio, que les demos un minuto de aplauso a ellos, que están en nuestra memoria hoy.
(MINUTO DE APLAUSOS)
Muchas gracias.
Daniel Sada, que falleciera casi simultáneamente al momento en que el jurado lo premió, se hizo acreedor al premio, precisamente, en el rubro de Lingüística y Literatura por la calidad y profundidad de su obra literaria.
Sada se definía a sí mismo como un explorador del idioma español y un prolijo inventor de historias, porque la realidad siempre le resultaría insuficiente. Así que, desde aquí, le rendimos un sincero homenaje y le expresamos nuestras condolencias a su viuda, Adriana Jiménez García, a su hija Fernanda.
Y, desde luego, reconocemos a Wilbert Alfonso Herrera Pérez, premiado en Artes y Tradiciones Populares. Fue un destacado actor, libretista, director de teatro, pero, sobre todo, nos cuentan, un brillante titiritero. Como fundador y Director del Teatro Regional Titeradas, del Teatro Pedrito, llevó cultura, alegría y arte allá a su natal Yucatán. Aquí hay varios yucatecos, además.
Y me imagino ese entorno cultural, nítido, del espíritu meridano, donde Herrera Pérez realizó su creación y su gran entrega a la sociedad a través de los títeres y el teatro. Así que, también, nuestro pésame a su esposa, a su viuda y a sus hijos: Pedro Carlos, Andrea Cecilia y Juan Roberto, y que ojalá sigan la zaga de éxitos de su papá.
En Lingüística y Literatura, yo creo que uno de los grandes mexicanos, a José Agustín Ramírez Gómez, conocido por todos como José Agustín, así de importante y de querido es para todos los mexicanos. Narrador, traductor, dramaturgo, periodista, ensayista excepcional, desde luego, que al recrear, por ejemplo, el lenguaje juvenil y quitarle esa solemnidad a la narrativa mexicana, José Agustín ha sabido atraerse miles y miles de lectores. Por eso, es uno de los exponentes más innovadores de nuestra literatura.
En el rubro de Bellas Artes, desde luego, felicitamos a Pedro Miguel de Cervantes Salvadores, creador de murales históricos y de esculturas con materiales industriales, que han sido reconocidas en México y fuera de México por su creatividad y su fuerza expresiva. Su obra monumental es ampliamente valorada dentro y fuera de nuestro país.
También, felicito a Jorge Fons, uno de los cineastas más notables, de esto recordaba ahora en el discurso de Jean Meyer, que fue la segunda Época de Oro, digámoslo así, del cine mexicano, así se reconoce. Director de películas de amplio reconocimiento, ya citaba el doctor Meyer algunas: Los Cachorros, citaba, también, El Callejón de los Milagros, Los Albañiles. En fin. Rojo Amanecer. Yo no sé si estuvo, ciertamente, un tiempo censurada o no censurada, pero, la verdad, una película muy importante para México. En fin.
Una obra que ha sido galardonada de manera, en varias ocasiones, y que nos confirma, desde luego, la trascendencia de las bellas artes como un gran alimento del espíritu mexicano y pienso, en cierta manera, del poder del espíritu mexicano que ahí se expresa.
También, desde luego, me congratulo por los premios, el Premio en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía del doctor Jean Meyer, un mexicano por pasión, digámoslo así, que por amor a esta tierra y a nuestra cultura, a nuestra gente, se vino a radicar aquí. Uno de los más destacados conocedores de la historia mexicana de los Siglos XIX y XX, un académico brillante con una carrera excepcional que le ha valido las más altas distinciones en nuestro país y en el exterior.
Yo recuerdo que mi padre que era escritor, también, y desde luego, un asiduo lector. En alguna narración que grabó en unos carretes, una grabadora de aquella época, como una especie de legado a sus hijos, creo que bien sabía que no nos iba a dejar mucho más, entonces, nos narra su vida, sus anécdotas personales y de repente se acuerda y muy enfático: Si hay un libro que quiero pedirles que lean, es La Cristiada, de Jean Meyer.
Y la leí, y entendí por qué. Como bien dijo el Secretario Lujambio, escribió una historia que en México estaba no sé si prohibida, ignorada, escondida. Era muy importante y, evidentemente, tiene ahí parte de raíces de ese México campesino que describe brillantemente Jean Meyer en su obra.
En esa misma categoría, desde luego, felicito, también, a Lorenzo Meyer, al maestro doctor Lorenzo Francisco Meyer Cossío, que es un acucioso analista del sistema político mexicano y autor de numerosas investigaciones que son claves para entender a nuestro país, para entender en especial las relaciones México-Estados Unidos, tan complejas.
Y creo que el Premio reconoce con toda justeza sus aportaciones a la comprensión del pasado y del presente de México.
Curiosamente, leyendo el artículo que citaba Jean Meyer hace unos días en que Enrique Krauze habla, precisamente, de los Meyer; Meyer el mexicano y Meyer el franco-mexicano; que rescataba este engarzamiento de aquellos jóvenes que colaboraron a esta fábrica de la RevMex que decía Jean.
Y efectivamente, por aquellos tiempos, en los 70, buscando un poco nuestra propia identidad política, y tratando de escudriñar un poco sobre Gómez Morin, del cual, por cierto, mi padre también me había escrito, me encontré, por primera vez con los Meyer-Meyer, en La Historia de la Revolución Mexicana, uno con, si no mal recuerdo, Historia de la Reconstrucción Económica, en que había participado, también, el propio Enrique Krauze; y la obra sobre el Maximato, del propio Lorenzo: El Conflicto Social y los Gobiernos del Maximato, que a mí me resultaron realmente impresionantes.
Una obra, por cierto, que yo creo que marcó, definitivamente, no sólo a la historia de la Revolución Mexicana, la historia general y, desde luego, la Historia Mínima de México que produjo El Colegio de México y que, verdaderamente, son una base cultural fundamental para varias generaciones de mexicanos, desde entonces, y donde los galardonados son una parte esencial de esta obra, como bien se dijo aquí, diseñada o pensada por Cosío Villegas, maestro de todos ellos, y echado a andar por mi paisano Luis González.
En Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, el doctor Pedro Collado. Un, ciertamente, guatemalteco de nacimiento, mexicano también por convicción, decisión, corazón. Autor de una obra vastísima, y pionero de algo fundamental; es de los pioneros del futuro, y eso le da creo que un mérito singular, que es, precisamente, las ciencias genómicas.
Creo que en esto, México, gracias a él, al doctor Collado y a otros científicos de gran importancia, México está desarrollando su propia investigación genómica, los Institutos de Medicina Genómica.
Y, aunque claro que tenemos que aportar muchísimo más a la ciencia, y ahí hay un mea culpa importante del Gobierno. Y en colectivo pienso; que en la parte genómica las aportaciones de Pedro Collado han sido fundamentales.
Y, desde luego, la bioinformática. Algo que, también, no sólo es una expresión de la ciencia de vanguardia, sino también tiene una gran utilidad que los mexicanos ojalá, algún día, podamos, verdaderamente, explotar en toda su dimensión.
Simplemente, la capacidad de generar en esta época bases de datos, registros de DNA tan importantes, por ejemplo, para la problemática que estamos viviendo en materia de seguridad, la investigación científica vinculada al ser humano y al comportamiento social, precisamente, a través de la informática, me parece medular, y por eso, qué bueno que se premie al doctor Julio Collado.
También, expreso mi reconocimiento al maestro Raúl Gerardo Quintero Flores, galardonado, precisamente, por Tecnología y Diseño; inventor y coinventor de varias patentes internacionales, creo que de los oficios más difíciles en México ha de ser el de ser inventor, particularmente, cuando no había ningún apoyo y ningún aliento, era una profesión, incluso, que se atribuía a gente que no estaba realmente en su sano juicio.
La verdad, es que el ser un inventor significa una entrega y una generosidad enorme. Y, gracias a las invenciones del doctor Gerardo Quintero, por ejemplo, México está avanzando, precisamente, en uno de los rubros clave para, lo que yo considero, el problema medular del Siglo XXI, que es entendido como el mayor desafío al ser humano como especie, que es el cambio climático.
Las aportaciones de don Raúl Gerardo Quintero, científico, ingeniero, inventor, coinventor, es autor y dueño de varias patentes internacionales que están relacionadas, precisamente, con el hierro esponja, su uso para la fabricación de acero que ha permitido revolucionar, precisamente, la industria del acero.
Y de ahí, gracias a la creatividad del ingeniero Raúl Gerardo Quintero, México tiene una industria muy poderosa acerera que no hubiera podido avanzar sin estas grandes aportaciones. Sus investigaciones demuestran con toda claridad lo crucial que es la innovación científica para el avance y la competitividad del país.
De Artes y Tradiciones Populares, desde luego, qué gusto el poder entregarle a Óscar Chávez, Óscar Chávez y Fernández, el Premio de las Artes 2011. Gran compositor y cantante que ha hecho una incansable labor, no sólo por rescatar lo mejor de la música tradicional mexicana, sino por encarnar, precisamente, mucho del ánimo y del espíritu nacional.
Yo debo decirlo, confesar que fui siempre fanático de Óscar Chávez. Lo ubicaba, lo oía junto a Amparo Ochoa, en paz descanse, que eran realmente músicos para mí muy emotivos, muy emocionales. Y, desde luego, que seguí mucho sus canciones. En realidad, la música de protesta en México por excelencia era, desde luego, la de Óscar Chávez y la de Amparo.
Y desde luego, en aquel tiempo, cuando empezaron a aparecer los cubanos, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, etcétera. Pero primero fue Óscar Chávez; es decir, cuando aparecieron los cubanos Óscar Chávez ya estaba ahí.
Y, la verdad, es que me gustaban mucho sus canciones, no es, probablemente no, de muy diverso tipo, desde luego, Por Ti, que es una canción bellísima, que todo enamorado alguna vez ha cantado, no siempre con éxito.
Bueno, la versión de Óscar de Macondo, que no es de Óscar, ciertamente, es Diez Canseco, me parece, o algo así, pero que es bellísima y que, para quien no haya leído 100 Años de Soledad, puede tener ahí un referente, ahora que está tan de moda este asunto.
Pero es una canción bellísima, rítmica, que Óscar la ha interpretado magistralmente, la ha hecho universal y, desde luego, La Casita, que es una adaptación de otra gran obra mexicana que todos recordamos: Es una casita chiquita con jardines y alberquita de calefacción central.
Como yo en aquel tiempo era un furibundo opositor, anti Presidente, anti gobiernista, etcétera, no es sólo que es fuera por eso, pero con las canciones de Óscar Chávez; me pasaba un poco como con los artículos de Lorenzo, que me encantaban, además por eso, porque eran, satisfacían ampliamente mi espíritu opositor.
Y ahora que Jean Meyer acaba de citar a Alejandro Rossi cuando entró al Colegio Nacional y dijo: No tenía previsto estar aquí. A mí me ocurre un poquito lo mismo; en aquel tiempo no tenía previsto estar aquí.
Y, desde luego, cuando yo cantaba apasionadamente esas canciones y cuando leía, también, apasionadamente estos artículos, nunca pensé que iba a estar del otro lado del mostrador, así que créanme que ya he pagado suficientemente mi osadía de juventud.
Finalmente, quiero felicitar a los alfareros de San Bartolo Coyotepec, en Oaxaca, maestro. Sé que vienen varios por aquí o me equivoco. Acá están, perdón. Porque sus trabajos en barro negro ya son reconocidos internacionalmente por la belleza de sus diseños, porque recrean, reinterpretan la historia y la cultura oaxaqueña.
La verdad es que la alfarería de Oaxaca es alfarería de México, como lo es, yo lo siento de la propia alfarería de mi propia tierra, que también tenemos algo de barro negro, pero no hay como, precisamente, lo que ustedes han hecho, no sólo por preservar la tradición, sino como decía Jean; por diseñar y por innovar, con lo cual me da muchísimo gusto entregarles este Premio a las Artes y Tradiciones Populares.
Muy estimados galardonados:
Ustedes saben que todos, todos son motivo de enorme orgullo para México. Yo me congratulo del excelente trabajo que ha hecho el jurado calificador, en este caso del Premio a las Ciencias y a las Artes 2011, porque creo que expresa, precisamente, muchas de las cosas, de las personas, de las obras y de esta expresión del espíritu, la cultura, la suma de los mejores productos del espíritu, los expresa perfectamente en quienes hoy estamos reconociendo.
La verdad, es que el Premio Nacional de Ciencias y Artes demuestra hoy, nuevamente, que es sinónimo de excelencia, de devoción por el conocimiento, de compromiso con las mejores causas de la sociedad y, desde luego, de participación activa, constructiva, crítica en la solución de los graves y múltiples problemas de México.
De parte del Gobierno Federal, al que represento, no me queda más que agradecerles mucho por su trabajo, por lo mucho que han aportado a México, por la enorme riqueza que han acumulado colectivamente para el país y comprometerme, desde luego, a seguir trabajando no sólo para impulsar, precisamente, ciencias y artes, que lo debemos hacer más y mejor, sino también, para respetar escrupulosamente los derechos, las libertades que tanto trabajo nos ha costado construir a los mexicanos: El derecho a hablar, a escribir, a disentir, a pensar, a criticar, que no está divorciado, y qué bueno que así sea, no está separado, no está excluido de la posibilidad y el privilegio mayor del ser humano, que es coincidir que, a final de cuentas, son posiciones y prerrogativas de la razón y de la inteligencia.
Felicidades a todos ustedes.
Muchas gracias.
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