Publicado en ABC | 6 de agosto de 201|2
SI hubiera que resumir el estado de ánimo del votante americano en los momentos actuales y cara a las elecciones presidenciales que tendrán lugar en noviembre de este año, habría que recurrir a una simple certeza psicológica: estas de 2012 serán muy distintas a las de 2008. Lo serán fundamentalmente en su incertidumbre. Hace cuatro años el candidato demócrata Barack Obama era elegido presidente en medio de un trance nacional de entusiasmo frente al candidato republicano, John Mc Cain, sobre el que los infortunios propios y ajenos se cebaron para robarle incluso la parte más significativa de su electorado.