Revista
Proceso #2080, 11 de septiembre de 2016..
El nuevo jefe
de la PF: otro amigo de Peña, con Nochixtlán a la espalda/
JORGE CARRASCO
ARAIZAGA
El
nuevo comisionado de la Policía Federal (PF), Manelich Castilla, ha tenido una
carrera ascendente en las corporaciones policiacas, aunque su historial no es
brillante. Aparte de su escasa experiencia operativa, sus actuaciones fueron
dudosas en casos como la supuesta “venta” de la plaza de San Luis Potosí a dos
cárteles (2011), un fallido operativo antidrogas en el aeropuerto capitalino
(2013) y, sobre todo, el ataque armado a los profesores y pobladores de
Nochixtlán, Oaxaca (2016). Sin embargo, el presidente Peña Nieto le encomendó
el mando de más de 35 mil efectivos.
El
presidente Enrique Peña Nieto puso a la principal corporación de seguridad
pública del país, la Policía Federal (PF), en manos de un mando cercano a él. A
pesar de sus reiterados tropiezos en su corta carrera de mando, Manelich
Castilla Craviotto es el nuevo comisionado general de la Policía Federal (PF).
La
gracia presidencial se disfrazó de respeto a los derechos humanos el 29 de
agosto pasado, cuando Peña Nieto designó a su amigo como jefe de la PF en
reemplazo de Enrique Galindo Ceballos.
Ese
nombramiento, que es facultad presidencial, ocurrió dos semanas después de que
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitiera una recomendación
en la cual señala que las fuerzas a cargo de Galindo ejecutaron de manera
arbitraria a 22 civiles en el municipio de Tanhuato, Michoacán, en mayo de
2015. El entonces jefe de la Policía Federal presentó la masacre como resultado
de un enfrentamiento con narcotraficantes.
Al
darle posesión a Castilla Craviotto, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio, responsable de la seguridad en el país, le dijo al amigo del
presidente: “Le instruyo continuar y propiciar el esfuerzo de capacitación
permanente en todos los elementos en materia de derechos humanos”.
El
nombramiento pasó por el alto que el propio Castilla Craviotto estuvo
directamente implicado en el enfrentamiento de la PF con civiles en el
frustrado desalojo del bloqueo de la carretera a Nochixtlán, Oaxaca, el pasado
19 de junio, que dejó ocho muertos y decenas de heridos.
Entonces
comisario de la División de Gendarmería, Manelich Castilla mandó hombres
armados para enfrentarse con los civiles que se sumaron al bloqueo de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en sus protestas
por la reforma educativa.
Las
imágenes de los enfrentamientos mostraron a efectivos de la Gendarmería y de
las Fuerzas Federales, dos de las divisiones operativas de la PF, en el
enfrentamiento con los civiles. Efectivos que fueron desplegados sin armamento
para dispersar a los manifestantes también señalaron a los integrantes de la
Gendarmería como responsables de los disparos (Proceso 2069).
Desde
que Peña Nieto asumió la Presidencia, Castilla Craviotto no dejó de ascender
hasta convertirse en comisionado general de la PF, al mando de más de 35 mil
efectivos: más que los de la Marina Armada de México.
El
fortalecimiento de la corporación lo conoció el propio Castilla desde adentro,
pues formó parte del grupo de Genaro García Luna en la Secretaría de Seguridad
Pública (SSP) durante el gobierno de Felipe Calderón. En ese sexenio, la
corporación pasó de 5 mil a 36 mil hombres. Con la llegada de Peña al poder,
desapareció la SSP y la PF fue absorbida por la Secretaría de Gobernación.
Hijo
de un exjefe de escoltas del empresario Carlos Slim, Manelich Castilla pasó de
ser empleado del magnate en la Fundación Telmex entre 1997 y 2009, a instructor
académico en la PF. Y sin mayor experiencia en la operación policial, en marzo
de 2010 García Luna le dio su primer mando. Bastaron seis años de carrera,
marcados por serios cuestionamientos, para que lo convirtieran en el policía
número uno de México.
Su
llegada a la PF no se puede entender sin Carlos Slim, quien fue el principal
proveedor de la SSP para la puesta en marcha de la Plataforma México, el
ambicioso proyecto de García Luna y Calderón para concentrar toda la
información delictiva del país.
Licenciado
en derecho por la Universidad Latina, fue director del programa Telmex
Reintegra, parte del Programa de Justicia de la Fundación de Slim para otorgar
fianzas a personas de escasos recursos arrestadas por primera vez.
En
septiembre de 2009, en pleno desarrollo de la Plataforma México, dio el salto a
la PF. Se incorporó como director adjunto, con el grado de inspector, en el
Instituto de Formación de la SSP federal.
En
medio año dejó la capacitación y recibió su primer cargo de campo: coordinador
operativo de la Policía Federal en San Luis Potosí, en medio de la presencia
del Cártel de Los Zetas. Aunque estuvo en el cargo sólo un año, de marzo de
2010 al mismo mes de 2011, fue tiempo suficiente para tejer importantes
relaciones. Investido del grado de comisario, coincidió con Enrique Galindo
Ceballos, quien era secretario de Seguridad Pública estatal.
Castilla
estuvo bajo el mando directo de Carlos Alfonso Tornero Salinas, coordinador
estatal de la PF en el estado. Es el policía que en 2008 tuvo que renunciar
como director de la Policía Municipal de León, Guanajuato, cuando se conocieron
videos de entrenamiento de torturas a los agentes bajo su mando. Ahora trabaja
con Castilla Craviotto en la PF desde hace dos años.
Castilla
salió de San Luis Potosí tras el ataque contra dos agentes del Servicio de
Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés),
perpetrado por Los Zetas el 15 de febrero de 2011.
Los
agentes, registrados como personal de la embajada de ese país en México, se
desplazaban en una camioneta por la carretera San Luis-Querétaro cuando fueron
agredidos con armas de fuego por Los Zetas. En el ataque murió el agente Jaime
Zapata, lo que provocó una fuerte presión del gobierno estadunidense sobre el
de Calderón para detener a los responsables. En una semana, el 23 de febrero,
el Ejército anunció la aprehensión del primer sospechoso.
Un
exagente de inteligencia de la PF, que se presentaba con el pseudónimo de Tomás
Borge, difundió dos años después la versión de que el ataque fue un equívoco
porque el objetivo era Castilla Craviotto, en una supuesta venganza por haber
“vendido la plaza” al Cártel de Sinaloa después de haberse arreglado con Los
Zetas.
El
académico
Castilla
dejó el cargo en San Luis Potosí, pero no la nómina gubernamental. La
Procuraduría General de la República (PGR) lo cobijó con contratos de asesoría
en el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe). Lo mismo hizo el
gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien se encargó de cobijar a los principales
funcionarios de García Luna.
Desde
el Inacipe, Castilla Craviotto mantuvo el contacto con la PF. De acuerdo con
contratos obtenidos por Proceso, dio capacitación a policías federales en
“metodología de la investigación y combate al crimen organizado”.
En
abril de 2011, el Inacipe lo contrató, por adjudicación directa, para impartir
el “Seminario de inteligencia y estrategia en la lucha contra la delincuencia”.
El curso se realizó en la SPP. Por cinco mañanas de clase recibió 26 mil 100
pesos. A partir de entonces amplió su oferta educativa en el mismo instituto,
donde dio capacitación sobre desarrollo humano.
Castilla
Craviotto fue uno de los capacitadores privilegiados por la PGR en materias
enfocadas a combatir a los grupos de la delincuencia organizada. El 26 de mayo
de ese año dio un curso sobre “entrevista e interrogatorio”.
Luego
impartió talleres de profesionalización en “mejores prácticas del desempeño
policial en el combate del crimen organizado” y “práctica de resolución de
casos de alto impacto a través de análisis criminalístico en temas de
narcomenudeo, homicidio, secuestro, delincuencia organizada, lavado de dinero,
trata de personas y delitos contra el libre desarrollo de la personalidad”.
Además,
los instruyó en metodologías y técnicas para la “intervención de las
comunicaciones privadas”. En total, durante esos dos años, 2011 y 2012,
impartió 17 capacitaciones, por los que cobró un total de 204 mil 970 pesos.
Cobró
al Inacipe 2 mil 320 pesos por un contrato de “adjudicación directa” para
participar como jurado en el examen de Crispín Quiroz Valentín para obtener el
grado de maestro en procuración de justicia federal.
En
2012 fue contratado por Moreno Valle como asesor en la Corporación Auxiliar de
Protección Ciudadana. Ahí se encontró de nuevo con Carlos Alfonso Tornero
Salinas, quien era asesor de esa entidad dependiente de la secretaría de
Seguridad Pública de Puebla.
Castilla
Craviotto dejó la teoría policial y volvió a vestir el uniforme gracias a Peña
Nieto. En cuanto empezó su gobierno, lo hizo titular de la División de
Seguridad Regional de la Policía Federal. Pero el cargo le duró sólo ocho
meses: en agosto de 2013 fue cesado por Manuel Mondragón y Kalb, entonces
titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), el ente que absorbió las
funciones de la SSP en la Secretaría de Gobernación.
El
cese nunca fue aclarado. Se produjo tras un fallido operativo antidrogas que
hizo la División Regional en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México. La acción afectó a los pasajeros de un vuelo que llegó de Venezuela.
Pero también es cierto que la medida se tomó después de que Los Ángeles Press
difundiera la versión de que “vendió la plaza” de San Luis Potosí tanto a Los
Zetas como al Cártel de Sinaloa.
Manelich
Castilla fue protegido de nuevo. Salió del cargo, pero no de la corporación. En
cambio, Mondragón y Kalb salió poco después de la CNS. Castilla Craviotto pasó
el último trimestre de ese año como “comisario adscrito” a la oficina de
Galindo Ceballos, con funciones de “supervisión operativa”.
El
ascenso
Apenas
empezó 2014, Castilla Craviotto fue enviado a Colombia como ministro agregado
de la PF en la embajada de México. Dejó el encargo diplomático en agosto
siguiente, cuando Peña Nieto lo puso al frente de la División de Gendarmería,
el cuerpo en que acabó el ambicioso proyecto presidencial de crear una
Gendarmería Nacional para reemplazar a la PF.
No
fue casualidad que la Gendarmería comenzara sus funciones en el Estado de
México, donde nació Peña Nieto. Hace dos años, el 27 de agosto de 2014,
Castilla fue presentando como el titular de la nueva división en el primer
operativo del cuerpo policial en Valle de Bravo, zona turística que entonces
registraba un aumento alarmante de los secuestros.
En
el acto oficial, Castilla Craviotto estuvo arropado por Galindo Ceballos; el
jefe de la División de Fuerzas Federales de la PF, Salvador Camacho Aguirre, y
el entonces coordinador de la corporación en el estado de México, Eduardo
Valiente Hernández. También estuvo el secretario de Seguridad Ciudadana del
Estado de México, Damián Canales, ahora titular de la División de Inteligencia
de la PF, quien fue reemplazado en la policía mexiquense por Valiente Hernández.
Una
de las primeras decisiones de Castilla como jefe de la Gendarmería fue darle un
contrato por 535 millones 54 mil 883.97 pesos a la empresa Desarrolladora M,
S.A. de C.V., para la construcción de seis cuarteles móviles. El costo final de
esta obra rebasó el doble de lo aprobado inicialmente por la Secretaría de
Hacienda, que eran 250 millones de pesos, de acuerdo con información que la CNS
entregó a la Cámara de Diputados (Proceso 2018). La empresa beneficiada se
especializaba en la construcción de escuelas prefabricadas.
El
contrato, que fue clasificado como un asunto de seguridad nacional, fue
autorizado por Frida Martínez Zamora, secretaria general de la PF, el propio
Castilla Craviotto y un viejo colaborador de Peña Nieto en el Estado de México:
el inspector general Modesto Serrano Mendoza, titular de Enlace Administrativo
de la División de Gendarmería.
Como
jefe de la PF, Castilla Craviotto aún no anuncia quién será su sustituto en la
División de Gendarmería. Hasta ahora mantiene a los mismos jefes de división
que trabajaron para Galindo Ceballos: el general Salvador Camacho en Fuerzas
Federales, Raúl Antonio Castillejos Solís en Seguridad Regional, Juan Carlos
Silva Luján en Antidrogas, Damián Canales en Inteligencia, Ciro Humberto Ortiz
Estrada en la Policía Científica y Omar Hamid García Harfuch como jefe de la
División de Investigación.
García
Harfuch, quien fue nombrado en esa división por García Luna, es nieto de Javier
García Paniagua, quien fue director de la Dirección Federal de Seguridad (DFS),
el cuerpo de seguridad del régimen del PRI que en 1985 desapareció en medio de
narcoescándalos. A su vez, García Paniagua fue hijo del secretario de la
Defensa Nacional Marcelino García Barragán.
Castilla
Craviotto tampoco ha decidido el futuro de la secretaria general, Frida
Martínez Zamora, quien cumple las funciones de oficial mayor. Colaboradora del
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, desde que éste era
gobernador de Hidalgo, durante la gestión de Galindo Ceballos ella decidía en
última instancia la movilización de los recursos para la operación de la PF.
Como
nuevo jefe de esta corporación federal, Castilla recibirá un salario bruto de
215 mil 969 pesos al mes más prestaciones, 24 mil pesos más de lo que recibía
como titular de la División de Gendarmería.
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