29 abr 2017

Francisco llamó desde Egipto a rechazar la violencia ejercida en nombre de la religión

Francisco llamó desde Egipto a rechazar la violencia ejercida en nombre de la religión
Durante una visita al país más poblado del mundo árabe, y como principal orador de una conferencia de paz, pidió a los fieles musulmanes y cristianos aliarse para "contrastar la barbarie de quien sopla sobre el odio"
Elisabetta Piqué/
LA NACION, 29 DE ABRIL DE 2017
EL CAIRO.- "Repitamos un «no» fuerte y claro a cualquier forma de violencia, venganza y odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios. Juntos afirmemos la incompatibilidad entre violencia y fe, entre creer y odiar."
Al pisar ayer por primera vez Egipto, la mayor nación árabe del mundo, últimamente golpeada por cruentos atentados reivindicados por el grupo fundamentalista Estado Islámico (EI), el papa Francisco volvió a condenar, en forma contundente, el uso de la religión para justificar cualquier forma de violencia.

En una visita de menos de dos días marcada por el temor a atentados y medidas de seguridad extremas, el Papa también llamó a musulmanes y cristianos a aliarse para "contrastar la barbarie de quien sopla sobre el odio e incita a la violencia".
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"Las religiones están llamadas, especialmente hoy, a excluir cualquier posición absoluta y a condenar cualquier forma de odio en nombre de la religión", dijo el Papa, principal orador de una conferencia de paz organizada por la Universidad de Al-Azhar, el mayor centro cultural sunnita del mundo, considerado "el Vaticano" de los musulmanes.
Francisco, segundo pontífice que viaja a Egipto después de Juan Pablo II en febrero de 2000, fue recibido con todos los honores por el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, en el fastuoso palacio presidencial de Heliópolis. Allí también tuvo palabras duras.
"Tenemos que desenmascarar a los vendedores de ilusiones que predican el odio. Tenemos el deber de desmontar las ideas homicidas y extremistas, afirmando la incompatibilidad entre la verdadera fe y la violencia", clamó.
En una jornada en la que el termómetro marcó 30°C, la presencia del Papa, cuya imagen aparecía en decenas de carteles de bienvenida, convulsionó a El Cairo, metrópolis de 15 millones de habitantes, blindada como nunca, con tanques y militares, en las zonas por las que pasaba. Pese a la tensión reinante en esta región, Francisco se desplazó en un Fiat normal, tal como había querido, en lugar de un auto blindado .
En sus discursos, elogió el patrimonio cultural "inestimable" de Egipto, tierra de historia y sabiduría milenaria que desde sus albores valoró la instrucción, algo esencial también para el futuro.
"No habrá paz sin una adecuada educación de las jóvenes generaciones", advirtió. Destacó, además, el rol clave de este país de 90 millones de habitantes para la paz en Medio Oriente. En todas sus citas del día, consciente de un momento histórico dramático, recordó los ataques terroristas que golpearon al país: hizo un minuto de silencio en Al-Azhar y participó, junto a Teodoro II, el papa de los coptos ortodoxos -el 10% de la población-, de un emotivo homenaje a víctimas de esa minoría asesinadas en un ataque, en diciembre de 2016, en la capilla de San Pedro, en el barrio copto de esta capital.
"El futuro de todos depende del encuentro entre las religiones y las culturas", afirmó Francisco, que reiteró la importancia del diálogo interreligioso. "La única alternativa a la civilización del encuentro es la incivilidad del enfrentamiento", agregó, al llamar a cristianos, musulmanes y otros creyentes a aliarse en nombre del bien común.
Evocó el encuentro entre San Francisco de Asís y el sultán Malik al-Kamil en tierra egipcia, hace ocho siglos. Y recordó que en el Monte Sinaí, también en suelo egipcio, Moisés recibió los diez mandamientos. Entre éstos, aseguró, uno es esencial en el escenario de la "tercera guerra mundial en pedazos" que vivimos: "no matarás". "Hacen falta constructores de paz, no provocadores de conflicto; de bomberos, no de incendiarios; de predicadores de reconciliación, no de activistas de destrucción", insistió, en un discurso interrumpido por aplausos.
Lo escuchaban líderes religiosos de la región, el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé II, Teodoro II, docentes y alumnos de Al-Azhar. "Esperamos que esta visita del Papa traiga paz a toda la región, la necesitamos", dijo a LA NACIÓN monseñor Basilio Yaldo, obispo católico caldeo de Bagdad, que viajó desde su ensangrentado Irak para participar de la conferencia.
Francisco condenó, por otro lado, a "los populismos demagógicos que no ayudan a consolidar la paz y la estabilidad". Como en otras ocasiones subrayó que para prevenir los conflictos y edificar la paz es fundamental remover las situaciones de pobreza y explotación, que generan extremismos, y "bloquear los flujos de dinero y de armas hacia quien fomenta violencia".

"Auspicio que esta noble tierra de Egipto, con la ayuda de Dios, pueda aún responder a su vocación de civilización y alianza, contribuyendo a desarrollar procesos de paz para este amado pueblo y para toda la región de Medio Oriente", concluyó, utilizando una frase árabe: "¡Al salam alaikum!", que la paz esté con vosotros.

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