Un desliz aristocrático en el entorno juarista/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA...
Catapultado a la Presidencia por la aceptación ciudadana de su propuesta de austeridad, entre otras que implican fuertes cambios en la política y la economía del país, Andrés Manuel López Obrador ha sido un virulento crítico de las élites gobernantes por su fastuoso estilo de vida. Incluso emitió lineamientos de conducta para los integrantes de su partido que obtuvieron cargos en la pasada elección. Sin embargo fue César Yáñez, uno de sus más cercanos colaboradores, quien provocó un caudal de críticas por su boda al estilo del sexenio de Peña Nieto: millonaria, ostentosa –pasará a la historia popular como “fifí”– y para colmo exhibida en el escaparate predilecto de los nuevos ricos: la revista ¡Hola!
Ventana para “celebrities”, realeza europea, actores, deportistas y famosos, todos asistentes a subastas de arte, exclusivos eventos deportivos, pasarelas organizadas por diseñadores de fama mundial, o bien sus versiones vernáculas, la revista ¡Hola! México es ya la favorita de la clase política que, en el sexenio que termina, hizo costumbre lucirse en su portada.
Ahora, en pleno periodo de transición, dicha publicación es la primera en exhibir el glamur de la élite lopezobradorista que asumirá el poder el próximo 1 de diciembre.
La portada de su edición 609 –que empezó a circular el pasado jueves 4, aunque está fechada el 11 de octubre– muestra a plana entera la pareja de César Alejandro Yáñez Centeno Cabrera y Dulce María Silva Hernández sobre un fondo rosa en el que se sobrepuso, justo atrás del hombro derecho del novio, la fotografía del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. El presidente electo, como testigo principal del enlace.
“Entramos a la celebración de la que todo el mundo habla”, presumió la revista. Al pie de la portada, la foto de un grupo femenino con vestidos rojos lleva este pie: “Las ocho mujeres del momento reunidas en el aniversario de Benito Santos”. Se trata de ocho actrices de telenovelas que usan atuendos del diseñador jalisciense, que –se indica en la parte dedicada a la boda– fue quien confeccionó los tres vestidos de la novia para las etapas de la ceremonia.
El pasado 29 de septiembre, a dos meses de que López Obrador asuma la Presidencia de la República, su inseparable colaborador César Yáñez acaparó la atención de medios de comunicación, menciones y comentarios en redes sociales, reconvenciones de simpatizantes de Morena y abiertas descalificaciones por una boda cuyo costo se calculó entre 10 y 13 millones de pesos.
El vendaval de críticas empezaba a amainar cuando la publicación de ¡Hola!, con imágenes notablemente posadas y evidente acceso preferencial a la pareja, dio cuenta de la celebración y provocó que el mismo jueves 4, de gira por Morelos, el presidente electo fuera cuestionado al respecto.
En su “austeridad republicana” AMLO ha fincado gran parte de su discurso político y, aunque en la campaña lo repetía a diario para referirse a los privilegios de los gobernantes y sus colaboradores, en las semanas que siguieron a la elección presidencial se convirtió en el eje de su propuesta de reducción salarial para los altos funcionarios que en estos días se ha usado en su contra, tanto como la expresión coloquial que dio pauta para que la prensa y las redes sociales denominaran el enlace de Yáñez como la “boda fifí”.
En el eje la “cuarta transformación”
No habían pasado ni dos semanas desde que ganara la elección presidencial con amplia ventaja cuando López Obrador se reunió con los legisladores electos de Morena, encuentro organizado por la dirigente del partido, Yeidckol Polevnsky.
El 11 de julio delineó su plan de austeridad y pidió que los morenistas electos para un cargo público se comportaran con responsabilidad. Días después presentó los “50 Lineamientos generales para el combate a la corrupción y la aplicación de una política de austeridad republicana”.
Sin embargo, con la boda de Yáñez el equipo lopezobradorista se colocó en el límite de varios de esos lineamientos, pues aún no asumen los cargos para los que han sido anunciados.
De acuerdo con la reseña publicada por ¡Hola!, en la boda estuvieron Manuel Bartlett Díaz, futuro director de la Comisión Federal de Electricidad, y Olegario Vázquez Aldir, heredero de Prodemex, la contratista gubernamental con intereses en el sector.
El punto 30 de los lineamientos establecidos por AMLO indica: “Los funcionarios de Hacienda, Comunicaciones, de Energía y de otras dependencias, no podrán convivir en fiestas, comidas, juegos deportivos o viajar con contratistas, grandes contribuyentes, proveedores o inversionistas vinculados a la función pública”.
La ceremonia inició en la Capilla del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo, en Puebla, una joya del barroco. Desde ahí, la logística implicó colocación de vallas y movilización policiaca local, cuando el punto 31 de los mencionados lineamientos sentencia: “Ningún funcionario, sin causa de emergencia, podrá ordenar cerrar calles, detener el tráfico o pasarse los altos o estacionarse en lugares prohibidos”.
El portal informativo de Alberto de Tavira, especializado en información de sociales, dio a conocer la mesa de regalos de la boda y publicó las capturas de pantalla que El Palacio de Hierro dispuso para la ocasión, naturalmente a elección de los novios.
Entre los presentes enlistados destacan tres por su cuantía: un juego de sala en escuadra de casi 110 mil pesos, un biombo de 102 mil y una vajilla de 96 mil pesos.
Los lineamientos de López Obrador establecen en el punto 32: “Ningún funcionario podrá recibir regalos cuyo valor exceda los 5 mil pesos”.
Los discursos públicos y privados de López Obrador han sido insistentes desde aquel 11 de julio en que colaboradores, legisladores y militantes de Morena se conduzcan conforme a la ley. Él fue todavía más explícito el pasado 5 de septiembre, en un encuentro con legisladores de su partido, cuando según el periódico Reforma les dirigió un mensaje en privado: que se comportaran de manera decente, respetar a la oposición, no marearse con el poder, no pedir moches y no caer “en gritos ni estridencias”.
El novio
Originario de Colima, César Yáñez colaboró desde 1988 en la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Cinco derrotas en elecciones presidenciales precedieron a la primera vez que aquella vieja formación escindida del PRI consiguió la victoria electoral con López Obrador.
Cuando el hijo del general Lázaro Cárdenas encabezaba el recién fundado PRD, Yáñez trabajó con él en tareas de relación con la prensa, y en el convulso 1994, cuando dicho partido postuló a Cárdenas como candidato presidencial, fue el encargado de atención a medios.
Fue ese año cuando AMLO se catapultó al escenario político nacional tras denunciar un fraude y el dispendioso uso del aparato de Estado para favorecer a Roberto Madrazo Pintado en los comicios para gobernador de Tabasco.
Yáñez, cuya anterior esposa, Bertha, estuvo casada con Porfirio Muñoz Ledo, siguió colaborando con el PRD mientras el actual presidente de la mesa directiva en la Cámara de Diputados lo dirigió, y en 1996, al asumir la dirigencia, López Obrador lo ratificó.
Desde entonces Yáñez jamás se separó de AMLO, que lo designó su coordinador de Comunicación Social en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Siguió con él en la campaña presidencial de 2006; una vez asimilado el resultado adverso, siguió encargándose de la comunicación de López Obrador y fue uno de sus principales apoyos aun cuando el proyecto se sostenía sin partido ni cargo público, hasta 2013, cuando Morena obtuvo su registro.
Sin embargo, de acuerdo con los datos publicados por Morena en la Plataforma Nacional de Transparencia, Yáñez devengó un salario neto de 30 mil pesos mensuales durante 2016 y 2017. En dicha herramienta, donde toda dependencia o entidad que reciba recursos públicos debe dar a conocer su información, incluidos los partidos políticos, no hay registro de que Yáñez haya tenido algún tipo de percepción salarial en 2018.
Este año, cuando López Obrador entró en el periodo de intercampañas, tuvo numerosas actividades “privadas” con la estructura de Morena, siguió con la campaña oficial y, una vez anunciados los resultados y reconocidos el mismo 1 de julio por sus opositores, AMLO prácticamente no ha parado, excepto por unos cuantos días de descanso en Palenque, Chiapas. Y en toda esa actividad, Yáñez no se le ha despegado.
Su cercanía con el tabasqueño se hizo patente otra vez el pasado 21 de agosto, cuando el presidente electo anunció al equipo que lo acompañará en la Presidencia de la República. Yáñez ya no fue anunciado como coordinador general de Comunicación Social; para este cargo se designó a Jesús Ramírez Cuevas.
El mismo día nombró al ahora recién casado como coordinador general de Política y Gobierno, puesto que, según lo describió López Obrador, implica que la cercanía proseguirá, pues incluye relación con líderes, grupos y el área de atención ciudadana, lo que por otra parte ya atendía Yáñez cuando sólo tenía el encargo de la comunicación social en tiempos de escasez.
Como la realeza
En general poco proclive a los reflectores en 30 años, César Yáñez se convirtió en objeto de escarnio por su enlace nupcial de tintes nobiliarios, en sintonía con la costumbre que han implantado en la clase política los últimos presidentes y sus familias.
En el pasado, los mandatarios y sus colaboradores solían escapar hasta donde fuera posible de reflectores, e incluso de la cobertura de la prensa del corazón.
En su libro Historia crítica del periodismo mexicano (Editorial Luna Media Comunicación, 2016), el periodista Humberto Musacchio relata un episodio de los tiempos en que el gobierno tenía un control absoluto sobre los medios de comunicación, para el cual utilizaba el monopolio paraestatal Productora e Importadora de Papel, S.A. (PIPSA).
El director de ésta, Mario Moya Palencia, le escribió al entonces secretario de Gobernación Luis Echeverría una carta fechada el 10 de septiembre de 1968, en la que exponía que las secciones de sociales de El Sol de México y El Heraldo, “donde a todo color se hace gala de las actitudes exageradamente burguesas y hasta pretendidamente nobiliarias de ciertos sectores de la sociedad mexicana”, hacían daño por amplificar “el ocio y las diversiones deslumbrantes de un sector minoritario que piensa en términos anacrónicamente plutocráticos”.
En el contexto del movimiento estudiantil de 1968, remataba Moya Palencia: “Si en el mismo espacio se publicara todos los días el Manifiesto Comunista, haría menos daño”.
La alternancia rompió muchos de los viejos paradigmas de la simulación y, en un fuera máscaras protagonizado principalmente por Marta Sahagún, el panismo inauguró un periodo de exhibicionismo de vidas y gracias cuando ¡Hola! México publicó su boda con Vicente Fox.
A ella le siguió, por citar un ejemplo, el panista coahuilense Jorge Zermeño, quien después “abrió las puertas” de la mansión que ocupaba como embajador del calderonismo en España.
Pero nunca como en el sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando la familia presidencial y los políticos de la élite mexiquense fueron tan proclives a la prensa del corazón. La esposa del presidente, Angélica Rivera, se llevó al menos 15 portadas de ¡Hola! México, además de posar para las revistas Marie Claire, Quién y Caras, eso sin contar a los hijos de la pareja presidencial del sexenio que termina.
Una revisión de las portadas de ¡Hola! México en los últimos dos años muestra que se han reseñado lo mismo la boda del príncipe Harry, de Gran Bretaña, que la del matador Diego Silveti con Maricruz González; la del empresario Jorge Vergara con Rossana Lerdo de Tejada; la de la modelo Ximena Navarrete con Juan Carlos Valladares; la del portero Memo Ochoa con Karla Mora; la de la actriz española Paula Echeverría con el futbolista Miguel Torres, y la más reciente, de César Yáñez con Dulce María Silva.
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Ni los morenistas se atreven a defenderlo
JENARO VILLAMIL
Revista Proceso # 2188, 7 de octubre de 2018....
En las redes sociales se pensaba, ese domingo 30 de septiembre, que sólo era un “rumor”, una noticia fake, de los críticos constantes del próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador: La boda de su exvocero y futuro coordinador general de Política y Gobierno, César Yáñez, había sido reseñada ampliamente en los medios de Puebla y varias fotos se divulgaron vía Twitter y Facebook.
Los militantes de Morena, los votantes de AMLO y hasta algunos críticos guardaron mesura. Se trataba de un “evento privado”, aun con sus 600 invitados, y no hubo desvío de dinero público.
Sin embargo, la edición de la revista Hola! que salió a la venta el jueves 4 derrumbó toda justificación, incluso las de los más leales e institucionales defensores de Morena. La crónica rosa intitulada “La boda de César Yáñez y Dulce Silva”, desplegada en 19 páginas, expresó desde el primer párrafo su objetivo:
“El pasado sábado 29 de septiembre, el reloj marcaba las 5 de la tarde, cuando el Packard 1949 de color blanco, en el que viajaba la novia, Dulce Silva Hernández, llegó al Templo de Santo Domingo, en el Centro Histórico de Puebla. Ya la esperaba el novio, César Yáñez Centeno, el hombre de mayor confianza del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, desde hace 23 años, y su virtual Coordinador General de Política y Gobierno.”
Desde ese momento se quebró toda posibilidad de defender lo indefendible. Rafael Barajas, El Fisgón, amigo de López Obrador y de César Yáñez, fundador de los primeros círculos de estudio que dieron origen a Morena, redactó en su cuenta de Twitter:
“¿En qué estaba pensando César Yáñez? Yo creía que sus críticos exageraban. Debo confesar que yo no había captado la magnitud del dislate y la frivolidad hasta que vi la portada de el Hola!”
A la crítica del Fisgón se sumaron las de otros militantes y de los moneros más cercanos al lopezobradorismo. José Hernández, Monero Hernández, lo resumió así, al ser consultado por Proceso: “Esta portada resume justamente por lo que votamos en contra el 1 de julio”. Antonio Helguera citó la vieja tesis del canadiense Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”.
Hernán Gómez, analista y defensor de las propuestas de López Obrador en los debates televisivos, tuiteó ese mismo día: “Ojo: Beatriz y AMLO no posaron para la revista. Si César Yáñez lo hizo, específicamente para el Hola!, creo que es acto de frivolidad que incomoda y no debería repetirse”.
León Krauze, comentarista de Univision, argumentó también contra la incongruencia: “En mi opinión, cada quien se puede casar como le dé la gana. El problema, en esto como en otras cosas, es que el equipo del gobierno electo, como el propio López Obrador, ofreció un nuevo estándar de moral de conducta pública. Desde ese estándar se les juzgará y es natural”.
López Obrador fijó su posición el mismo jueves 4, durante su visita a Morelos: “Pues yo no me casé. Yo fui invitado, asistí. Cada quien es responsable de sus actos. No fue una acción de gobierno, se trata de un evento social, privado. Yo asistí a eso”.
Confrontado con algunos periodistas y medios a los que ha calificado de “fifís” en las últimas dos semanas, López Obrador no volvió a usar este término, y por primera vez admitió que se trataba de un “posible error” y que sus adversarios “tienen derecho a criticar, pero nosotros no vamos a cambiar”.
El contexto del escándalo no podía ser peor: ocurrió en medio de las resistencias de todos los niveles burocráticos a los recortes de salarios y medidas de austeridad impulsadas por el Poder Ejecutivo, en el Congreso federal y posiblemente en el Poder Judicial, pero también después de la conmemoración de la matanza del 2 de octubre de 1968 y con el compromiso reiterado de López Obrador de encabezar un gobierno cercano “a la gente”, sin el uso de aviones privados, elementos del Estado Mayor Presidencial ni otros lujos.
El precedente Peña
El peor precedente es el que dejan el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, que convirtieron las portadas de la revista Hola! no sólo en su escaparate, sino en un mecanismo de autopromoción y simulación. Ahora ya se admite públicamente lo que antes se negaba: el romance entre ambos y su “matrimonio rosa” fue una teleproducción en función de la popularidad del mexiquense. Tan es así que desde agosto de este año se da por un hecho el distanciamiento y futuro divorcio de la pareja presidencial.
Desde la portada de la boda de Peña Nieto y Rivera, el 8 de diciembre de 2010, hasta la más reciente carátula con la foto de la hija del presidente, Paulina Peña, y el despliegue fotográfico de la primera dama en la ceremonia del 15 de septiembre, los mexicanos asistieron a una saturación de mensajes “rosa”, de fotos posadas y frivolidad que se extendieron a todas las revistas de socialités, farándula y ostentación del ocio.
El peor escándalo de corrupción del presente sexenio surgió precisamente de una pista de autopromoción narcisista en la revista Hola! En 2014 Angélica Rivera posó en un publirreportaje titulado: “La primera dama en la intimidad”. Ahí mostró su “residencia familiar”. Fue la primera pista para el reportaje de investigación titulado “La Casa Blanca de Peña Nieto”, difundida por el equipo de reporteros de Carmen Aristegui.
La moda de aparecer en la portada de esa revista, fundada en 1944, en plena etapa del franquismo español, se convirtió en una necesidad compulsiva para una clase política aspiracional que borró las fronteras entre lo público y lo privado, entre la publicidad y la información, entre la mesura y la ostentación.
Rivera apareció en esa portada siete veces. El gobernador Manuel Velasco, de Chiapas, le dio vuelo ahí a su boda con la cantante Anahí, en clara réplica del modelo peñanietista de publicitarse. Hasta Carlos Salinas de Gortari posó para Hola! a fin de presumir la boda de su hijo Juan Cristóbal.
El senador panista Javier Lozano promovió en sus páginas su nuevo matrimonio y la “pareja presidencial” de Marta Sahagún y Vicente Fox apareció en ellas el 27 de febrero de 2013, al inicio del sexenio de Peña Nieto, para demostrar que fueron los primeros en asociar la política con la vida de pareja.
En plena promoción anticipada de su futura aspiración presidencial, Margarita Zavala posó en la edición de noviembre de 2012 con el título “La primera dama que supo ganarse el corazón de México”.
Si bien el tabasqueño no es el protagonista del reportaje, es claro el impacto que buscó la revista Hola! al colocar una pequeña foto de él con su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, con la frase: “Entramos en la celebración de la que todo el mundo habla. Con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, como testigo principal, entre seiscientos invitados, en la capilla del Rosario de Puebla”.
Con este episodio, la revista de origen español –con franquicias en Venezuela, Brasil, Chile, Estados Unidos, Argentina, Colombia y México, entre otros países– supo explotar su fórmula reciente para la política mexicana: exhibir las historias de las familias presidenciales y de los políticos aspiracionales, como si fueran los aristócratas de una nación donde todo es bello y “el amor triunfa”, como declaró César Yáñez.
En estos momentos los recién casados gozan de su luna de miel en París, donde se prevé que pasen tres semanas.
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La novia, un compendio de escándalos y contradicciones/
GABRIELA HERNÁNDEZ
Revista Proceso # 2188, 7 de octubre de 2018....
Dulce María Silva es un coctel desconcertante y contradictorio. De familia de empresarios y empresaria ella misma, en 2016 fue encarcelada, acusada de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita; en prisión protagonizó una huelga de hambre durante el gobierno de Antonio Gali, a quien, no obstante, hizo testigo de su boda. Además, testimonios confiables hablan de su altruismo con sus compañeras reclusas. Morenista en Puebla, hay indicios de que este año habría participado en un presunto fraude electoral contra el candidato de Morena, Luis Miguel Barbosa. Ella es la mujer con quien contrajo nupcias César Yáñez, el próximo vocero presidencial.
PUEBLA, Pue.- La boda de César Yáñez Centeno y Dulce María Silva Hernández, de por sí polémica, tiene además antecedentes marcados por el escándalo.
Tras su encarcelamiento en 2016 –acusada de haber obtenido ilegalmente un predio en una de las zonas de mayor plusvalía de Puebla–, en 2017 Silva Hernández pasó a ser calificada públicamente como perseguida política del exgobernador poblano Rafael Moreno Valle.
Protagonizó en prisión una huelga de hambre en la que acusó al gobierno estatal –entonces a cargo de Antonio Gali Fayad– de vejaciones, abusos y torturas; y 16 meses después la también empresaria causó sorpresa al invitar a ese mandatario poblano –considerado continuador del morenovallismo– para ser testigo de su enlace matrimonial.
Esto además en un marco político complejo: cuando el candidato a gobernador de Juntos Haremos Historia, Luis Miguel Barbosa, había acusado a Gali de haber sido copartícipe del fraude electoral del 1 de julio y cuando el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, había vetado a Puebla de su gira de agradecimiento, precisamente para evitar un encuentro con el mandatario estatal previo a la definición de los comicios en los tribunales.
Antes del predicamento de aparecer junto con su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, en la portada de la revista ¡Hola!, López Obrador había tenido que sortear la situación de firmar como testigo al lado de Gali Fayad justamente el día en el que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación terminaba el conteo voto por voto de la elección para gobernador de Puebla.
La presencia de Gali y la ausencia de Barbosa –quien dijo no haber sido invitado a la boda– se prestaron para las especulaciones, además de poner en evidencia la división cada vez más notoria dentro de Morena-Puebla entre quienes dan apoyo total al exsenador y quienes han tendido puentes con el morenovallismo y sí acudieron al evento.
La ahora esposa de Yáñez Centeno era ubicada como una de las víctimas y acérrima enemiga del morenovallismo, pero en la última semana el sector barbosista de Morena en Puebla filtró a los medios locales información que la cubre de sospechas.
El columnista Fermín Alejandro García publicó el viernes 5 en La Jornada de Oriente que Silva Hernández habría tratado de intervenir en los hechos del 3 de julio, en el hotel poblano MM, cuando los morenistas supuestamente detectaron un laboratorio electoral del PAN.
Según esa información, que fue confirmada por fuentes de Morena a esta reportera, les sorprendió que ese día la entonces novia de Yáñez Centeno se comunicara a los celulares del diputado local José Juan Espinosa y del senador Alejandro Armenta para pedirles que se retiraran del sitio, pues su incursión violenta no tenía el respaldo morenista y “ponía en riesgo el triunfo electoral de López Obrador por la Presidencia”.
“Queda la duda”, cuestiona el columnista, “de por qué si esta mujer estuvo presa en Puebla durante la parte final del gobierno de Moreno Valle, el pasado 3 de julio actuaba como si fuera una aliada del morenovallismo”.
Barbosa aseguró en ese entonces que se habían recibido múltiples llamadas para pedirles que se retiraran, pues en el lugar había quedado atrapada la candidata panista a gobernadora, Martha Érika Alonso Hidalgo.
También se especuló sobre la presencia de Federico González Magaña, consejero del Instituto Estatal Electoral, lo que habría puesto en evidencia la confabulación del órgano electoral a favor de la esposa de Moreno Valle.
Aparte de este supuesto intento de Silva por intervenir en los hechos del hotel MM y la participación de Gali Fayad como su padrino, según los morenistas, hay otras evidencias que se prestan a sospecha, como las facilidades que tuvo para la logística de la boda.
La colocación de vallas en las calles, la participación de la policía con trajes de gala, el transporte en trolebuses de la Secretaría de Turismo y la sede del festejo en el Centro de Convenciones Puebla, propiedad del gobierno estatal.
Los cargos
Dulce María Hernández Silva es originaria de Huamantla, Tlaxcala. En 2015 intentó ser candidata a alcaldesa por Morena en ese municipio, lo que propició su acercamiento con la causa de López Obrador y, por ende, a su entonces vocero, con quien contrajo nupcias el 29 de septiembre.
La familia de la novia es propietaria de la empresa Embutidos Silva, que maneja las marcas Carnelli, Kual y El Cerdito, entre otras, que tienen una amplia presencia en el mercado del centro-sur del país. Ella asegura ser empresaria de la construcción y tener una fundación altruista llamada Dulce Silva.
La relación sentimental entre ella y Yáñez salió a la luz en octubre de 2016, cuando El Universal publicó cuatro grabaciones que ponían en evidencia los intentos del vocero de López Obrador por negociar la libertad de su novia con el gobierno de Rafael Moreno Valle.
Las grabaciones, atribuidas a las redes de espionaje que tenía a su servicio el mandatario poblano, mostraban a un desesperado Yáñez dispuesto a hacer lo que fuera para ayudar a su pareja.
Silva Hernández había sido detenida el 10 de marzo de 2016 en Cholula, en el sexenio de Moreno Valle, que concluyó en enero de 2017. Fue trasladada al penal de San Miguel, en Puebla.
Se le acusaba de operaciones con recursos de procedencia ilícita, pues supuestamente había aportado 30 millones de pesos al grupo inmobiliario Verhome, S.A. de C.V., propiedad de Edmundo Tiro Moranchel, quien a su vez estaba preso desde 2010, acusado de haber defraudado a más de 7 mil ahorradores.
El 8 de marzo de 2017, cuando estaba por cumplirse un año de su encarcelamiento, Silva inició una huelga de hambre para exigir atención para su caso. Vía telefónica aseguró a los medios que su detención tenía como origen el interés del exgobernador Moreno Valle de despojarla de un terreno de 6 mil metros cuadrados en la exclusiva zona comercial de Angelópolis.
Aunque la empresaria aseguró que la cesión del terreno, cuyo valor se estimaba superior a 4 millones de dólares, partía de un acuerdo de negocios con los Moranchel para construir ahí un desarrollo inmobiliario. Desde la cárcel, el empresario negó haberle otorgado los derechos sobre la propiedad que él pretendía usar para negociar su libertad con las personas que fueron defraudadas por su empresa.
Narró que Silva le había ofrecido sus servicios para resolver su situación legal, que consistía en buscar un acuerdo con todos los ahorradores defraudados para resarcir el daño y accedieran a retirar los cargos; sin embargo, que la empresaria acabó por quedarse con el predio.
El gobierno estatal, por su parte, aseguró que el empresario había optado por ceder la propiedad del terreno a Silva como una forma de evitar que lo aseguraran dentro del juicio de fraude que se seguía en su contra.
La situación del predio nunca fue aclarada por la empresaria, quien sí denunció que Moreno Valle le envió a la cárcel a emisarios, como Juan Pablo Piña y Enrique Flota, en ese entonces funcionarios del gobierno estatal, para obligarla a ceder la propiedad a un fideicomiso y luego intentar obligarla a venderlo en un precio mucho menor al real.
La tortura
Araceli Bautista, integrante del Centro de Derechos Humanos José Luis Tehuatlie Tamayo, dice haber sido testigo de las torturas y maltratos de los que fue víctima Silva Hernández en su estancia en el penal de San Miguel.
“Había una reclusa que la perseguía, que la golpeaba, que se dedicaba a hostigarla día y noche; le hizo la vida de cuadritos”, recuerda.
Refiere que la empresaria fue detenida a los pocos días de que había salido de una operación de la tiroides y, a pesar de su condición, se le negaba el acceso a medicamentos y la atención médica. También relata que en los separos de la Fiscalía General del Estado, el día de su detención la empresaria tlaxcalteca fue obligada a desnudarse entre expresiones agresivas y humillantes por parte de los policías.
Además menciona que recurrentemente recibía visitas de emisarios de Moreno Valle que la hostigaban y sometían a amenazas, sobre todo que levantarían cargos contra sus padres si no accedía a entregarles los terrenos que estaban a su nombre.
“Le decían cosas despectivas, como referirse a su padre como el carnicero, porque se dedica a los embutidos; es decir que la hacían sentir que ellos podían hacer con ella y con su familia lo que quisieran”, narra la activista y militante de Morena.
Además, en el área de mujeres del penal de San Miguel los servicios sanitarios son letrinas y están infestadas de ratas y cucarachas. En el año y dos meses que estuvo presa no se le permitió ver a su hija adolescente y se le restringieron las visitas. Aunque Yáñez viajaba todos los fines de semana, sus encuentros eran siempre con la certeza de que los espiaban y grababan.
De hecho, Bautista cuenta que para ingresar a visitarla ella tenía que dar información de otra reclusa para luego buscar a Silva en el interior del penal. Agrega que una vez fue descubierta con la empresaria en la visita, lo que generó que los directivos del reclusorio la retuvieran en un área y la amenazaron con levantarle cargos.
En cambio, asegura que la novia de Yáñez se mostraba solidaria con la situación de las demás reclusas en el interior del penal, al grado de que parte de su huelga de hambre fue para visibilizar las carencias que sufrían. Además dice que le consta que con su propio dinero compró más de 100 colchonetas para regalárselas a las internas.
“Creo que ella tiene mucho coraje por lo que le hicieron, porque sí fue un trato brutal”, manifiesta Bautista. “Creo que ella hace esta boda tan lujosa para que todos la vean; es como decirles: ‘Miren con quién se metieron; ahora ustedes van a comer de mi mano, cabrones, por lo que me hicieron’”.
Durante seis meses la activista originaria de San Bernardino Chalchihuapan visitó a la empresaria tlaxcalteca en la prisión. El 22 de mayo de 2017 Silva Hernández obtuvo su libertad mediante un amparo.
–¿Te invitó a la boda? –le pregunto.
–¡Claro que no! –responde con una sonrisa.
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Delicioso festín para la prensa internacional/
MATHIEU TOURLIERE
La pomposa boda de César Yáñez y Dulce María Silva bien pudo pasar inadvertida en la prensa internacional, pero su amplia cobertura en la revista ¡Hola! y la avalancha de críticas que generó en México el pasado jueves 4 captaron la atención de las agencias y medios extranjeros, que consideraron el episodio como un error de Andrés Manuel López Obrador.
“Boda fastuosa pone a prueba el discurso de austeridad del nuevo gobierno de México”, encabezó la agencia Associated Press (AP) su reportaje, que fue retomado en medios internacionales, como The New York Times y The Washington Post.
El diario británico The Guardian señaló la “frivolidad” y los “excesos” del evento, además de observar que las revistas mexicanas de “sociales” “a menudo exhiben los gustos fastuosos y cuestionables de los nuevos ricos”. El periódico español El País se burló del “día que Morena le abrió su corazón a la prensa rosa”. Hasta la versión en español del portal Russia Today ironizó sobre “la lujosa ‘boda fifí’ de un colaborador cercano de López Obrador”.
Agencias y corresponsales de medios internacionales plantearon que Yáñez, un personaje muy cercano a AMLO que fungirá como coordinador general de Política y Gobierno en la futura administración federal, no sólo celebró una boda fastuosa, sino que además aceptó lucirse en la portada de la revista de sociales.
Ello, según los reportes, contrasta con el discurso de austeridad y moralidad que llevó a AMLO al poder. Recordaron que el presidente electo –quien asistió a la boda y apareció en la portada de ¡Hola!– suele criticar lo que considera “fifí” y suele decir que “no puede haber un gobierno rico en un país pobre”.
“¿Cómo fue que la promesa de prudencia y austeridad terminó arrollada por el deseo de figurar al estilo de sus antecesores?”, preguntó Sonia Corona, en El País.
“La publicación trajo a la memoria de los mexicanos aquella de noviembre de 2010 cuando (Enrique) Peña Nieto y la actriz Angélica Rivera se casaron en Toluca”, añadió la periodista. Señaló que, hace apenas dos semanas, la revista dedicó su portada a Paulina Peña, hija del presidente saliente.
The Guardian recordó que AMLO ganó la elección con base en una agenda de austeridad “y una promesa de reducir los salarios, beneficios y privilegios de una clase política considerada indiferente hacia los pobres del país”.
Y Russia Today: “Los detalles del enlace se convirtieron, en pocas horas, en uno de los mayores escándalos para López Obrador, quien ganó la elección presidencial con la oferta de terminar con lujos y derroches en el gobierno”.
“Los radiantes recién casados, César Yáñez y Dulce Silva, aterrizaron en la cobertura de una revista de socialités, ¡Hola!, junto con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien acudió a la boda donde pareció estar en el lugar equivocado, y quizás incómodo”, planteó Reuters.
Reseñó: “Acudieron 600 invitados –incluyendo a AMLO, integrantes de su gabinete y de la élite social–, hubo una cena con langosta en el menú y adornos de miles de rosas blancas y orquídeas”.
“La boda de Yáñez –sombra omnipresente y de bajo perfil de López Obrador durante más de dos décadas– y Silva, quien nació en una familia adinerada, ilustra la dificultad de separar la clase política de México y su amor duradero por el lujo”, acotó AP.
Esta agencia recordó que en julio pasado Yáñez ostentó un reloj de marca Rolex cuyo precio ronda los 15 mil dólares y afirmó que fue un regalo de su ahora esposa.
Según AP, los políticos priistas suelen presumir sus relojes Rolex o Patek Philippe –“modelos que cuestan decenas de miles de dólares en un país donde el trabajador promedio ingresa menos de 10 dólares por hora”– y que el propio diputado morenista Mario Delgado aseveró en julio pasado que “son como un símbolo de corrupción”.
La austeridad “está por verse”
AP, El País, BBC Mundo y The Guardian subrayaron con cierta ironía que una portada de ¡Hola! publicada en mayo de 2013 desembocó, más de un año después, en el escándalo de la Casa Blanca.
“El episodio fue una lección de la que muy pocos políticos tomaron nota. Está por verse si el corazón de la nueva clase política se acercará a la realidad mexicana o si está condenado a decantarse por las portadas de revista”, planteó el periódico español.
“En fechas recientes, López Obrador utilizó la palabra ‘fifí’ para denigrar cosas como opulentas, frívolas o fuera de la realidad de la gente. Pero en las redes sociales muchos opinaron que nada encaja más en aquella definición que la fiesta (de Yáñez)”, recordó Reuters.
“La revista desencadenó las burlas de muchos mexicanos en las redes sociales, según los cuales el evento sugirió que el círculo de López Obrador podría terminar buscando privilegios idénticos a los que gozó el (PRI), al que atacaron durante la campaña”, añadió.
Las notas resaltaron principalmente las reacciones de molestia que emitieron mexicanos identificados con la izquierda.
En un cable escueto, la agencia española EFE observó que “partidos de la oposición y usuarios en redes sociales criticaron la asistencia de López Obrador (a la boda), quien defiende que los líderes políticos deben mantener una vida austera”.
Las agencias internacionales también retomaron los comentarios que externó AMLO el jueves 4, cuando se deslindó de la boda –“Yo no me casé”, dijo– y acusó a sus “enemigos” de sacar provecho de la polémica para dañarlo.
“El presidente electo austero de México minimiza la boda fastuosa de su asesor”, encabezó Reuters en su nota de seguimiento, en la cual aseveró que “López Obrador respondió (a sus críticas) deslindándose del caso”.
Por su parte, The Guardian reportó que los seguidores de López Obrador minimizan la gravedad de la boda con el argumento de que fue un evento privado que no implicó el derroche de recursos públicos. “Pero ello no convenció a los críticos”, observó el rotativo.
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