El Mayo colaborará, Rubio y Bondi lo usarán/ Jorge Fernández Menéndez
Excelsior, 16 de enero de 2025
Si alguien tenía dudas sobre la decisión de designar como grupos terroristas a los cárteles que trafican fentanilo hacia Estados Unidos, las declaraciones de Marco Rubio en su audiencia de confirmación como nuevo secretario de Estado deberían despejarlas. Rubio, además, lo dice bien: esos grupos criminales no sólo dañan a la Unión Americana, también a México y son, además, agregó, organizaciones transnacionales.
Las declaraciones de Marco Rubio hay que cruzarlas con lo que está sucediendo en Chicago y Nueva York en los procesos contra Los Chapitos, Ovidio y Joaquín, e Ismael El Mayo Zambada. En Chicago, la semana pasada se informó que los hijos de El Chapo están buscando un acuerdo de culpabilidad con la Fiscalía estadunidense. En Nueva York, ante el juez Brian Cogan, el mismo de los juicios de El Chapo Guzmán y de Genaro García Luna, Zambada decidió mantener a su actual abogado, Frank Pérez, que es el de su hijo Vicente y el que consiguió el acuerdo de colaboración de éste con la Fiscalía neoyorquina. En la misma audiencia se dijo que no se había llegado a un acuerdo con El Mayo, pero que continuaban las negociaciones para conseguirlo. La próxima audiencia de El Mayo será el 22 de abril, mientras la de Los Chapitos está programada para el 27 de febrero, para cuando los fiscales estiman, según declararon, que tendrían ya un acuerdo con los hijos de El Chapo.
Hay otros personajes importantes, como El Nini, Néstor Isidro Pérez Salas, exjefe de seguridad de Los Chapitos, que también está siendo procesado en Chicago y estaría buscando o tendría ya un acuerdo con sus fiscales. Lo que quiere decir que el gobierno de Donald Trump tendrá todos los instrumentos que quiera para presionar al gobierno de Claudia Sheinbaum en el ámbito de la seguridad y el combate al narcotráfico. Si le sumamos los instrumentos legales que le otorgaría la declaratoria de terroristas para esos grupos y la percepción de la opinión pública, por lo que el juego en ese sentido parece decidido.
Sigue sin quedar claro —incluso las investigaciones de la FGR sobre el tema no han avanzado— qué sucedió con El Mayo y Joaquín Guzmán López el 25 de julio del año pasado. La única información la proporcionó una carta divulgada por Frank Pérez, abogado de Zambada, diciendo que había sido llevado contra su voluntad a Estados Unidos. La FGR, en una decisión por lo menos controvertida, aceptó esa tesis y presentó una demanda por traición a la patria contra Joaquín, acusándolo de secuestrar a El Mayo. Pero lo cierto es que no existen pruebas al respecto o, por lo menos, no se han presentado. Todo indica que la caída de El Mayo y de Joaquín fue parte de una operación encubierta encabezada por el Homeland Security y ahí quedó la declaración que hizo en su momento el ahora exembajador Ken Salazar: ¿por qué el gobierno mexicano no celebra, al contrario, la caída de El Mayo?
El hecho es que el escenario en la relación México-Estados Unidos cambió radicalmente desde aquella caída, y el mismo se radicaliza con la llegada de Trump a la Casa Blanca, de Marco Rubio al Departamento de Estado, junto con otros nombramientos en el ámbito de la seguridad, todos de línea dura respecto al tema del crimen organizado, junto con la confirmación de que El Mayo y Los Chapitos buscan negociar con las autoridades estadunidenses.
Las fiscalías de Chicago y de Nueva York están esperando, para tomar decisiones, a que asuma la Fiscalía General de Estados Unidos Pam Bondi, una mujer muy leal a Trump, pero que fue durante 18 años fiscal local en Florida y luego se desempeñó como fiscal general del estado de 2011 a 2019, centrándose especialmente, lo destacaba ayer el NYT, en el cierre de laboratorios y fábricas de píldoras de drogas sintéticas y en el procesamiento de traficantes de personas, dos de los tres temas centrales (el otro es el de los aranceles) de la agenda de Trump respecto a México. No deberían quedar dudas, no quedaron después de la audiencia de confirmación que tuvo ayer también Pam Bondi, de que la nueva fiscal tendrá una línea dura respecto al tráfico de drogas y la migración. La conjunción de Bondi en estos temas con Rubio y con otros funcionarios de seguridad designados será casi completa.
Bondi tendrá un poder enorme que ejercerá con mucha cercanía respecto a Trump. Supervisará 94 fiscalías locales y regionales, tendrá bajo su responsabilidad unos seis mil fiscales federales, además del FBI, la DEA, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, el Servicio de Alguaciles y la Oficina de Prisiones. La Fiscalía maneja un presupuesto de 37 mil millones de dólares anuales.
Ayer insistíamos en este espacio en que la administración Sheinbaum debe caracterizar a los cárteles como grupos terroristas y desde esa base establecer los mecanismos de cooperación con el gobierno de Trump, como lo han hecho, en sus respectivos casos, países como Colombia, Francia, España, Irlanda, Grecia y muchos otros, cuando grupos nacionales fueron calificados como terroristas. Nada de esto tendría que provocar un cataclismo, como se ha dicho, en el sistema financiero o en las relaciones comerciales entre ambos países. Tampoco generar una intervención militar externa.
Pero es claro, en este contexto y con el escenario que viene desde el lunes próximo, que todo eso se puede lograr sólo estableciendo coordenadas comunes con las próximas autoridades de la Unión Americana que tendrán, en un hipotético ámbito de confrontación, más instrumentos que nunca antes para presionar a México.
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