La Alternativa de Ecuador entre Marx y el mercado/Stephen Johnson*
El izquierdista radical, candidato a la presidencia, Rafael Correa era favorito en las encuestas de opinión entrando a las elecciones legislativas y presidenciales de Ecuador el 15 de octubre. En un resultado sorprendente, el industrial moderado Álvaro Noboa logró el 27% del voto frente al 23% de Correa, seguido por otros contrincantes con índices en la decena y hasta de un sólo dígito. Noboa y Correa se dirigen ahora a la segunda vuelta este 26 de noviembre.
El resultado del 15 de octubre no significa que Ecuador haya evitado la catástrofe. Las encuestas indican un importante descontento de los votantes con los actuales niveles de corrupción, la parcialidad política y la falta de progreso social. Correa no pertenece al núcleo de la política, admira al presidente venezolano Hugo Chávez y a Fidel Castro de Cuba, es carismático y aún podría ganar. Noboa sí pertenece al núcleo de la política, es ligeramente populista y aboga por el libre comercio y se promociona como el “anti-Chávez”.
Si Correa gana la segunda vuelta en noviembre, sus acciones en el cargo podría provocar una huída de capitales y posiblemente una rebelión. Si Noboa gana, Ecuador tendrá una oportunidad de ser estable pero solamente si éste adopta reformas electorales, el imperio de la ley y una economía competitiva.
Dinámica política
Ecuador es un diminuto país andino exportador de petróleo cuyo pueblo de 13 millones de personas generan un PNB de 18.000 millones de dólares – el equivalente de Winston-Salem, Carolina del Norte, con una población de 440.000 habitantes. El aprovecharse de las ganancias petroleras para mantener un gran gasto social ha mantenido a su gobierno en deuda desde los años 80. Alrededor del 45% de la población vive en la pobreza y sólo la mitad de los alumnos va más allá de la primaria. Aunque Ecuador pasó de dictadura militar a régimen civil en 1979, los políticos mayormente han rehuido hacer el tipo de reformas que fortalecerían la democracia y ayudarían a todos los ciudadanos a competir contra las poderosas élites en acción.
Las instituciones políticas siguen siendo provisionales. En los últimos 10 años, los ecuatorianos han echado a 3 presidentes antes que sus mandatos terminasen. En 1996, Abdalá Bucarám ganó la presidencia haciendo campaña contra oligarcas corruptos. En el año 2.000, grupos de intereses especiales echaron al presidente Jamil Mahuad por tratar de dolarizar la economía, reforma que su sucesor implementó de todas formas. En 2005, el Congreso depuso al presidente Lucio Gutiérrez por destituir de forma ilegal a miembros de la Corte Suprema.
Conozca a los candidatos
Correa es un catedrático que sirvió brevemente como ministro de economía y finanzas en la actual administración provisional del presidente Alfredo Palacio. En ese puesto, el economista de 43 años, educado en Estados Unidos intentó atracar el fondo de estabilización de petróleo que el gobierno tenía para tiempos difíciles y pagar programas sociales. Para evitar las directrices de los organismos multilaterales de préstamos, promovió la venta de bonos ecuatorianos al gobierno de Venezuela. Cuando el Banco Mundial canceló un préstamo de 100 millones de dólares a Ecuador, un avergonzado presidente Palacio le pidió la dimisión.
Álvaro Noboa es abogado, magnate bananero y filantropista que fue candidato sin éxito a la presidencia en 1998 y en 2002. Durante la campaña de este año, ofreció construir hospitales mientras, según informan, regalaba sillas de ruedas y dinero en efectivo. Es un candidato partidario de “mantener el rumbo”, que promete mantener a Ecuador fuera de los modelos autoritarios seguidos por Chávez de Venezuela o Castro de Cuba. Noboa acoge con agrado un potencial acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Ecuador, sin embargo no ha cuestionado el control monopolista de las élites que dominan la economía y los partidos políticos.
Agenda peligrosa
Los planes de Correa para marginalizar a las élites y alejar a Ecuador de sus vínculos tradicionales con democracias industriales podría ser motivo de división. Durante la campaña, dijo que haría lo siguiente:
Echar a los legisladores y nombrar una asamblea constituyente de “ciudadanos capaces” para reemplazar al congreso y los tribunales. Este grupo vagamente definido escribiría una nueva constitución concentrando el poder en la presidencia – muy similar a la constitución que dio amplia autoridad a Chávez en Venezuela.
Abandonar el dólar y volver al sucre como moneda nacional, de esta manera Ecuador regresaría a los días de imprimir billetes y de alta inflación.
Renegociar la deuda externa o negarse a pagarla, como consecuencia se romperían los vínculos con organismos internacionales de préstamos.
Sacar al país de negociaciones de libre comercio con Estados Unidos y entrar en un pacto de ayudas con Venezuela.
Renegociar contratos con empresas petroleras extranjeras para que el gobierno reciba una mayor parte de los ingresos por el petróleo.
Denegar el permiso del uso de la base aérea de Manta a Estados Unidos para operaciones antinarcóticos cuando caduque el contrato de arrendamiento en 2009 o antes.
Durante la campaña, Correa también anunció la formación de los “comités de familia” para confrontar a aquellos que se oponen a sus ideas, algo similar a los Círculos Bolivarianos de Chávez o los Comités vecinales de Defensa de la Revolución de Fidel Castro.
Una forma de avanzar
Como preparación para la segunda vuelta, Noboa tendría que hacer más que pintar a su rival como un clon de Chávez. Debe presentar un plan detallado para contrarrestar la dura agenda socialista de Correa. Haría bien emulando al presidente peruano Alan García que desechó las ideas populistas del pasado pero no su preocupación por los pobres. Sagazmente, ahora García está convirtiendo el comercio y la globalización en las herramientas para liberar a los pobres y que dejen de depender de la generosidad del gobierno y de salvadores carismáticos. Otrora algo tan impopular en Perú, ahora el libre comercio está ganándose el apoyo popular.
Una estrategia similar podría funcionar para Noboa, pero solamente si reta a las élites, ahora tan cómodas con el statu quo, a aceptar el imperio de la ley, disminuir la pesada regulación gubernamental sobre las pequeñas empresas, fortalecer los derechos de propiedad y permitir la competencia bancaria para que haya créditos asequibles para los pobres. Con más control sobre sus propios asuntos, las clases trabajadoras de Ecuador serán menos propensas a dejarse engatusar con los cantos de sirena de dictadorzuelos como Correa.
Conclusión
Ni Noboa ni Correa llegan a la presidencia con mucha experiencia. Noboa es heredero de una fortuna familiar y necesitará consejeros experimentados que le ayuden a fortalecer las instituciones y conectar los intereses entre ricos y pobres. Correa es un académico resentido que se comporta como si solamente él supiera lo que es mejor para sus electores, receta segura para meteduras de pata y corrupción. La mayoría de ecuatorianos en realidad quiere alejarse de eso. Por lo menos con Noboa tienen una oportunidad.
Y aunque Estados Unidos no puede influir en la decisión del electorado, podría comunicar su interés en un acuerdo bilateral de libre comercio asegurando así oportunidades para que Ecuador avance económicamente más allá de la exportación de materias primas. En noviembre decidirán los ecuatorianos qué candidato puede aprovechar la ventaja de esa puerta abierta.
*Analista político especialista en América Latina del Instituto Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage (GEES, 24/11/06):
Tomado de la Bitacora Almendrón.
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