10 nov 2006

¡Reinvindican la violencia!

El Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB) reivindicó el uso de la violencia frente a la actual situación política nacional.
En un comunicado fechado el 8 de noviembre, la organización armada -una de las cinco que se adjudicaron la autoría de los petardos en la madrugada del 6 de noviembre- manifestó que el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) "nada tuvieron que ver con nuestro accionar y el de las organizaciones hermanas con las que nos coordinamos para levantar la voz la madrugada del lunes 6 de noviembre".
Es una respuesta inmediata al boletín 1422/06 de la PGR emitido el 8 de noviembre que señala que "las primeras líneas de investigación que realiza la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO)...., se desprende que las explosiones registradas en el Distrito Federal, la madrugada del pasado lunes, están relacionadas con el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI)".
El Comunicado completo fue distribuido por el Centro de Documentación de los Movimientos Armados.
Los subrayados en negritas son míos.
Sr. Director:
Desde el México de los tercos, le mandamos un saludo y nuevamente le solicitamos nos permita dar a conocer los planteamientos que acompañan a esta petición.
Le quedamos muy agradecidos por el tiempo y la atención prestada.
¡RESISTIREMOS Y SEREMOS MILLONES!
¡GLOBALICEMOS LA SOLIDARIDAD Y LA FRATERNIDAD ENTRE LOS PUEBLOS!
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS.(MRLCB).
COMUNICADO 15
Hermanos y Hermanas:
La actual situación política nacional pone en el sentir de muchos mexicanos que toda propuesta política también debe contemplar la respuesta violenta ante las acciones de los opresores. Nosotros consideramos a la violencia revolucionaria como una de las necesidades históricas, que se deben oponer a la violencia desde el poder.
Son necesarios los cuestionamientos y la discusión continua y enriquecedora sobre el contenido y la forma que la violencia popular y la violencia popular revolucionaria pueden adquirir, pero ya es inocultable que al mismo tiempo crece el consenso sobre la necesidad de su existencia.
El desarrollo actual de las contradicciones sociales vuelve a poner en vigencia el debate sobre el legítimo derecho a defendernos que tenemos los de abajo, ante la violencia que se ejerce desde arriba.
El miedo a debilitar o perder el poder que hoy tiene, se extiende entre la clase dominante, el temor crece y se refleja en nuevas acciones represivas y más acusaciones de “violentos”, “terroristas”, “criminales” contra todos los que no aceptamos que nos despojen de México.
La violencia gubernamental es parte activa de la estructura social, de las actuales relaciones de poder. El estado mexicano se siente rebasado por la creciente resistencia popular, esté enfocada o no hacia un cambio estructural.
No importa que tan pacíficos o violentos sean los medios populares para enfrentar al neoliberalismo, al ver amenazada la continuidad de su proyecto explotador aumentó la represión. El capitalismo salvaje que hoy quieren profundizar significa mas miseria, mas injusticia, más violencia para los millones de excluidos por este sistema.
El capitalismo lleva intrínseca la apropiación violenta de los recursos naturales de las naciones y la explotación de la fuerza de trabajo. Ahí se generan diversas formas sociales de violencia como la injusticia, la miseria, las diversas formas de desigualdad: genero, étnico, preferencia sexual, etc. Es la violencia indirecta.Para garantizar el saqueo y la explotación los poderosos utilizan diversas formas de control, desde las supuestamente no violentas que en realidad implican la violentación de los derechos populares, hasta las formas de violencia directa en diversos grados de brutalidad, desde el asesinato selectivo hasta las masacres, desde el encarcelamiento político hasta la desaparición.
Los grandes ricos necesitan un pueblo inerme, “pacifico”, a merced de la violencia salvaje del capitalismo que cada año mata miles de niños por diarreas, bronquitis, tuberculosis y demás enfermedades que acompañan a la pobreza extrema. La violencia que sufren miles de niños que crecen con secuelas por la desnutrición.La violencia extrema que expulsa de la educación a quienes nacen para trabajar porque la explotación infantil y la deserción escolar lejos de disminuir con “Oportunidades”, aumentaron durante este sexenio.
La violencia que niega el trabajo bien remunerado y digno a millones de jóvenes que actualmente se van al Norte o están en el subempleo, el ambulantaje o se enrolan en el narcotráfico. Aquí en México en varios estados, como Guerrero hay “el norte chiquito” donde pagan por lo menos 200 pesos diarios por sacar la goma de la amapola. Otros son burreros, asaltantes, pandilleros que devuelven a la sociedad la violencia con que los trató desde el nacimiento.
La violencia de los despidos masivos, del despojo de tierras, desde luego disfrazada como compra o nacionalización para un proyecto de “beneficio nacional” como hacer un aeropuerto, una hidroeléctrica, un campo petrolero, para ganancia de las trasnacionales gringas.La cúpula de la iglesia, la oligarquía nacional y trasnacional, los caciques locales y muchos medios de comunicación, principalmente electrónicos se esfuerzan por ocultar esta violencia estructural ejercida desde el sistema, legitimar la represión institucional y condenar toda violencia popular contraria al status quo.
Por eso presentan como “criminales” las formas de autodefensa que usamos los de abajo ante la violencia de los de arriba. Los calificativos de “terroristas”, “provocadores” y “criminales” contrastan con el silencio ante el despojo diario que vivimos los pueblos.
La bomba Molotov, la resortera, el palo, la piedra, las “bazukas” de cohetes de vara, los machetes no solo han sido parte importante del arsenal de la defensa física de muchos, sino que hoy tienen otra dimensión histórica, en los hechos retoman los senderos del insurgente, el chinaco, el zapatista, el villista, el cabañista, el genarista, el pueblo insurrecto que busca no venganza sino un país donde se pueda vivir dignamente.
En Oaxaca, en Chiapas, en Guerrero, en Atenco, en Sicartsa y en todo el país la violencia popular es una herramienta política a la que de nuevo recurre nuestro pueblo para enfrentar la violencia estatal, acumular fuerzas, fortalecer sus proyectos de autogestión y autonomía y dar nueva energía al movimiento, como hace mucho no se veía. Los ¡Ya Basta! se vuelven gritos de patria parturienta.
Nuestras armas son nuestras voces, pero no las únicas. El poder bélico de nuestro armamento es infinitamente inferior al que tienen el ejército, la Marina y las diferentes policías uniformadas y encubiertas. Nuestros fusiles tienen una fuerza que trasciende su calibre y que les da el respaldo popular porque somos pueblo, pueblo indignado.
La insistencia del Estado negando nuestro existir, y el de otras organizaciones revolucionarias, corresponde a su necesidad política de ocultar que la lucha armada revolucionaria crece, se desarrolla y madura.
Incluso Wilfredo Robledo aseguró en la televisión que las escisiones del EPR no son reales, pretende negar la realidad que le aterroriza.
Nosotros afirmamos que de nuestra presencia habla y hablará nuestra práctica política y militar. El Ejército Popular Revolucionario (EPR) y Ejército Revolucionario del pueblo Insurgente (ERPI) nada tuvieron que ver con nuestro accionar y el de las organizaciones hermanas con las que nos coordinamos para levantar la voz la madrugada del lunes 6 de noviembre.
¿La violencia revolucionaria genera inestabilidad política o es la deformación de las instituciones y poderes republicanos la que origina esa inestabilidad? El efecto no es causa por más que en los medios electrónicos presenten nuestra respuesta como una rebeldía sin razón.
¿Qué genera la represión? ¿Cómo creemos que el mal gobierno ultraderechista va a intentar imponernos el modelo 20-30? No va a ser con abrazos y besos. A toda oposición sea pacífica, sean marchas, bloqueos, plantones, o sea armada, como la nuestra, a todos nos van a reprimir. Un ejemplo claro es que en el salinato fueron asesinados casi 600 perredistas.
No se necesita ser adivino para saber que este sexenio será aprovechado por la ultraderecha para consolidarse en el poder.
Continuarán fortaleciendo al Yunque y a los grupúsculos neo nazis de ultraderecha clandestinos que serán los futuros escuadrones de la muerte. Un ejemplo fue el grupo catarsis, formado en Jalisco por un ex capitán del ejército mexicano y un ex represor argentino y que tuvo sus orígenes desde los 80’s.
Actualmente hay infinidad de movimientos espontáneos, sobre todo campesinos que se organizan para defender el agua o sus tierras y que están siendo reprimidos violentamente o neutralizados mediante el asesinato, encarcelamiento o cooptación de sus dirigentes sin que tengan ninguna relación con alguna organización guerrillera. De todas formas los reprimen. Como dijo uno de esos pobres entre los pobres: mejor que nos chinguen con razón pero de aquí no nos sacan.
La escalada represiva ya se veía venir. Con o sin guerrilla el imperialismo está decidido a imponernos un mayor saqueo. Otra cosa es el manejo que hacen los poderosos esgrimiendo el pretexto de las fuerzas que están detrás para “justificar” la represión, independientemente de que haya o no realmente una organización armada detrás.
La injusticia institucionalizada es la violencia originaria, es la raíz y el principio de todas las demás violencias sociales y para sostenerlas el estado usa siempre la violencia física, en diversos grados de visibilidad, llegando el momento en que es inocultable.
Pero ahora les ha salido el chirrión por el palito, estamos ante un proceso que para millones de mexicanos trasciende los límites de la moral oficial y reconstruye desde la mirada popular los valores morales y las nociones éticas que expresan la necesidad de un cambio social, que desmitifican el uso de la violencia por parte del pueblo y le dan la justa dimensión de un fenómeno social y político, históricamente determinado.
Respetamos a quienes eligieron otras formas de lucha: electoral, movilización pacífica, violencia popular, autodefensa armada y otras pero no creemos que por si solas sean suficientes para la transformación estructural, como tampoco la lucha armada por si sola lo es. Va a ser la confluencia de todas las formas de lucha ya ejercidas por el pueblo mexicano y las nuevas que surjan, la que construya el México donde podamos ser todas y todos.
La prioridad de cada forma de lucha en los diferentes momentos y etapas, va a depender del desarrollo del proceso revolucionario que hoy se gesta en cada rincón de nuestra patria y en cada corazón rebelde.Se nos viene una etapa de resistencia contra la privatización del agua, el petróleo y la electricidad, una tenaz resistencia por preservar nuestra identidad como nación mexicana por eso necesitamos unir las diferentes voces y fuerzas antimperialistas y anticapitalistas. Sólo unido el pueblo mexicano podremos frenar el saqueo y la rapiña del capital trasnacional.
Entendemos la preocupación de quienes, argumentando cuestiones éticas, se pronuncian contra cualquier tipo de violencia.
Nuestro punto de vista es así: Un hombre poderoso, apoyado por sus esbirros está ahorcando a su sirviente, le aprieta el cuello con una cuerda y el sirviente, amoratado, antes que resignarse a morir tira golpes y patadas. Desde la ventana alguien mira y grita: no sean violentos. Tú no tires puñetazos porque eres terrorista. Pero la soga sigue apretando. ¿Eticamente hasta cuándo se vale no dejarse ahorcar?
Otro ejemplo: Un vecino rico entra con sus compinches a la casa del pobre y le roba lo poco que tiene ahorrado, el garrafón con agua, el tanque de gas, el petróleo del calentón para amortiguar el invierno, se roba las verduras que tenía en el jardín y lo hace firmar un contrato donde se compromete a ser su esclavo. El vecino pobre le pone una bomba, no para matarlo sino para hacerle entender que no se va a dejar, que aunque le cueste años de lucha, se va a juntar con los demás vecinos y no se va a dejar robar. Entonces alguien, que vio todo desde una ventana en forma de pantalla, se encoge de hombros y sentencia: debió optar por la paz.(!!!)
Las organizaciones revolucionarias reivindicamos la violencia al servicio de las mayorías, del cambio social y de la dignidad humana, como moralmente válida y políticamente viable, como una necesidad que lleve a suprimir, quizás primero parcial y después definitivamente, la violencia del sistema capitalista. Entonces la violencia popular no tendrá razón de ser.
La violencia revolucionaria, éticamente no persigue la destrucción del ser humano ni de su hábitat, ni busca su sometimiento, es solo una temporalidad producto del momento histórico, es una de las múltiples formas en que se construye y fortalece el poder popular. Reafirmamos que mientras permanezcan las fuerzas federales de ocupación en territorio oaxaqueño; mientras Ulises Ruiz Ortiz siga siendo el “gobernador” de Oaxaca y sigan accionando los grupos paramilitares reprimiendo al pueblo para acallar su protesta y someterlo, seguiremos accionando política y militarmente contra los responsables.
Nuestro accionar continuará dirigiéndose contra los principales saqueadores nacionales y transnacionales, así como contra las instituciones políticas y gubernamentales espurias, que financiaron y operaron el fraude de estado, y que se encuentran detrás de la violencia institucionalizada neoliberal desatada contra el pueblo en lucha.
¡FUERA ULISES RUIZ ORTIZ Y LAS FUERZAS FEDERALES DEL ESTADO DE OAXACA!
¡EXIGIMOS LA INMEDIATA PRESENTACIÓN DE LOS DESAPARECIDOS, LA LIBERTAD DE LOS PRESOS DE ATENCO, OAXACA Y TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS DEL PAÍS!
¡POR LA UNIDAD DEL PUEBLO Y LA COORDINACIÓN REVOLUCIONARIA!
¡RESISTIREMOS Y SEREMOS MILLONES!

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