31 oct 2007

Carta de Manuel Anzaldo

A propósito del asunto de Acteal
Otra vez con motivo de Acteal“…avanzamos, Sancho,… avanzamos”
Hace muchos años, en 1994, casi toda una generación decidió hacer caso omiso de las barrabarasadas que estaban sucediendo. Era tan cruel el acto de falsificación, la burda maniobra, que parecía incomprensible que la realidad fuera tan surrealista. Uno mas de los milagros chiapanecos, A saber, puertos sin barcos, aeropuertos sin aviones, carreteras que van a ninguna parte, guerras sin batallas.
El fin justificaba los medios, derrotar un estado autoritario que se ufanaba de su resistencia. Por lo menos eso aparentaba. Aunque se mantuvo siempre en los limites de lo razonable. No afectó a intelectuales, ni a la propia clase política. Ni a las masas, ni a los trabajadores, ni los mercados. Solo indios muertos.
Qué cómodo. Y echarle la culpa a un estado cada vez más bocabajeado de las consecuencias de esa sinrazón. El Estado se desposeyó o lo desposeímos, el hecho es que la representatividad, la credibilidad, su propia justificación moral de pacto social, se vino al suelo, se enlodó. Claro no faltaron las buenas ayudas, su corrupción interna se vió multiplicada por los asesores y consejeros que hicieron lo propio para enseñarle a comercializar la poca pureza que tenían los representantes populares, los que la tenían.
Pero la mente siniestra de construir un crimen que sólo le perjudica al propio estado, es poco menos que brillante en su atrocidad. Y eso nos ha detenido. Que crimen serán capaz de cometer si de manera tan abyecta cambian la historia y repiten hasta hartarse mentiras, falsedades, que solo porque el gran hermano televangelista lo repite con sus dos pulpos pretenden que se les crea.
Los curas vinieron a destruir una enorme cultura, a sangre y fuego, trajeron el genocidio y la división, con su religión totalitaria y facciosa. Ahora despotrican para que creamos que los restos bautizados y pervertidos son la única historia posible. Y ellos sus garantes eternos.
No es verdad que había nadie orando en la ermita porque así lo dicen las pruebas existentes. Estaba ocupada por dos enormes pilas de ropa usada traída por la cruz Roja a las 9 de la mañana para regalarla a la población. Y las fotos fueron exhibidas en la Jornada, si mal no recuerdo. De la misma manera que tampoco la Masacre es un acto aislado, fue un hecho preparado, compitieron en las diferentes regiones a ver donde se cometían los crímenes más horrendos, descabezados en Tila, muertos en la hoguera en Ocosingo, guerra de baja intensidad entre el propio pueblo campesino indígena.
Por supuesto que no estuvieron solas esas facciones, sería demasiado mérito, grupos de todos los colores, evangélicos, bien intencionados oportunos, incluso mercenarios y los “restos del naufragio”, que tomaron la escena chiapaneca como botín y construimos, curas-zapatistas, gobierno-grupos armados, organizaciones campesinas-partidos, etc. un caldo donde alguien cocinó la masacre.
La realidad no se divide en buenos y malos, sino en mucho mas que eso, también hay actores, victimas y responsables, cada uno con sus gradaciones.
No hubo declaraciones sustanciales que esclarecieran que sucedió exactamente, si revisamos el expediente son declaraciones facciosas y contradictorias. Nunca los testigos declararon solos, siempre aleccionados y de una manera tan contradictoria que nunca queda en claro el relato exacto. Al extremo que las reconstrucciones posibles son tantas como declarantes. Claro todos asesorados por el Frayba. Había una guerra declarada entre fuerzas paramilitares, ambas, arbitrarias, crueles, despóticas, ambas. Señorzuelos de la guerra, educados en las recién llegadas películas violentas. No uno, muchos enfrentamientos, todos los días, ya era una situación de guerra cotidiana. El zapatismo tuvo la virtud de abrir los pueblos a la cultura occidental, incluyendo a los dvd, los cd y su demagogia y mentira.
Era trágico ver las fotos de los milicianos zapatistas o los pojwanej, entrenando disfrazados de ninjas, matándose fabricando bombas caseras. Armados hasta los dientes, según ellos, aprendiendo a usar radiotrasmisores, auspiciados por los tontos útiles de siempre. Aquellos que verdaderamente creen en la necesidad del cambio y solo les quedó la esperanza de la salvación cristiana, con los “pobres”, aunque sea enajenados. Y solo los condujeron a un enfrentamiento estéril, con fines aviesos, ajenos a sus intereses verdaderos, ajenos a su cultura.
Por eso destruyeron la ermita. Por eso construyeron su santuario, para que no quedaran rastros de su enorme crimen. Por eso no se hace una investigación pública, participativa, donde se esclarezcan las verdades o mentiras dichas. Y seguir cosechando mieles de las tempestades. Enarbolando un discurso milenarista y vengador, tronante como el Jehová castigador desde las tablas de la ley.
Han traído de testigos a todos sus compadres y comadres, a sus cuncas, a sus iguales, ha engañado a cuantos jóvenes se han dejado, se han comercializado en el mas puro estilo de las telenovelas mexicanas, solo que sin el final esperado.
Que pasó, muchos no lo sabemos aunque vivimos todo desde muy cerca, imaginamos historias increíbles, ellos si lo saben, aquellos que reunieron a la gente engañada para recibir regalos de navidad, mientras azuzaban a los pojwanej a atacar al campamento zapatista de Acteal. Los mismos que amontonaron los cadáveres en un sitio de manera tan dantesca.
¿Qué sucedió realmente en Acteal?
Los “defensores” ya estaban también bastante descompuestos, toda la sociedad chenalhoe estaban destruyéndose, sin que nadie hiciera nada, pero este crimen es tan terrible, tan absurdo que tiene una historia que ocultan detrás de escándalo estruendoso. Ciertamente fue posible precisamente porque todo mundo se decía amarrado por la Ley de Concordia y Pacificación. Antes de la Masacre muchas comisiones del Ejido de los Chorros y de los diferentes poblados los buscaron, a Samuel Ruiz, a sus colaboradores, abordaron al Sub Marcos en el Carmen, hicieron antesalas en Oventic y se realizaron infinidad de reuniones, con ellos precisamente el Frayba, la Diócesis, y el trato fue siempre peor que perros, ningún caso, ningún respeto a la lucha campesina, a los éxitos campesinos. Se buscó a las organizaciones nacionales, el CNI, el FZLN, y ninguna respuesta obtuvieron.
Con Diego Fernández de Ceballos se reunió una comisión especial de Los Chorros, recibiendo las seguridades de su atención y solo para que tomara un vuelo especial para ir a informar a Albores y negociar su gestión. Claro que también se acudió al gobierno, al estatal y al federal, reuniones con las autoridades de la VII Región militar, hasta a los observadores que venían a los eventos del EZLN y a los zapatours se abordaban buscando interlocutores para resolver los problemas de Chenahó.
Acteal fue parte, es cierto, de una ofensiva generalizada por arrebatar el triunfo campesino indígena, que aprovechó la insurrección zapatista para detonar su propia revuelta y fue aplastada, destruida por ese mismo zapatismo y esas organizaciones paralelas faccionales y ruines, las cuales, en efecto, aún existen y aún se enfrentan en Chiapas, cada vez más descompuestas. Y también está inscrito en una resistencia sorda y permanente contra esa misma Iglesia, que ahora rebautizada con muchos nombres y denominaciones siguen luchando por desproveer a las comunidades de su cultura y someterlos al imperio de la sinrazón cristiana. Una resistencia que también ha sido manipulada por tirios y troyanos, trágicamente.
Y continúan tergiversando la historia y se atreven a decir que porque un juez los juzgó todos son culpables. Que atropello, que falacia. Si en algún momento fueron respetables, solo demuestran que no es así. Mentirosos a sabiendas, asesinos, perversos e inteligentes. Claro que hay inocentes y se ha demostrado una y otra vez, el poder judicial ha tenido demasiado miedo de ellos y su poder. Preferible enlodarse otro poco, al cabo son indios y mantener acotado el “problema”, un enfrentamiento con las jerarquías, las ONG’s bautismales y los intelectuales de renombre es cosa impensable. Y como bien se dice en la cárcel, no se castiga el delito, se castiga la pobreza. Nuevamente ensañándose con los débiles, por subalternos, pero victorioso, porque la guerra y la masacre que querían que se estableciera en Chiapas nunca prosperó y difícilmente prosperará, al parecer ya se les pasó su tiempo, nuevamente.Y esa es su rabia, que al igual que los necon, su contraparte, y los halcones de todas las layas, aquí también se les está llegando su hora. El juicio de la historia llega aunque tarde y a veces a destiempo y no quiere decir tampoco que sea obligación incluso que llegue.Claro que hay respuestas y cada vez son más. No hay plena transparencia, ni participación, pero hay cada día mayor información.
Como mencionara el P. Concha hay un procedimiento internacional, también hay un mandato de ley y una fiscalía especial en funciones que ha lograda importantes avances pero muy poca difusión. Pero esa sería la mejor respuesta a la polémica. Una verdadera investigación plural, civil, ciudadana, profesional, de los hechos, no la demagogia retórica sino la respuesta racional.
Manuel Anzaldo Meneses

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