Palabras del Presidente Calderón en entrega del Premio Nacional de la Juventud
Viernes, 3 de Octubre de 2008 Discurso
Palacio Nacional
Muy buenos días, amigas y amigos.
Señor senador Javier Orozco Gómez, Presidente de la Comisión de Juventud y Deporte del Senado de la República.
Diputada Elizabeth Morales García, Presidenta de la Comisión de Juventud y Deporte de la Cámara de Diputados.
Señoras y señores legisladores aquí presentes.
Distinguidos integrantes del jurado calificador del Premio Nacional de la Juventud.
Representantes de asociaciones civiles, educativas, sociales.
Muy estimados jóvenes de todo el país.
Amigas y amigos:
Me da mucho gusto estar con los ganadores del Premio Nacional de la Juventud 2007 por varias razones: porque son jóvenes, porque son ganadores, porque son diversos en lo que piensan, en lo que hacen, en lo que creen; pero que a final de cuentas, estoy seguro, a cada uno y a cada uno de ellos la idea y el amor por México los une profundamente.
Reciban mi mayor reconocimiento por este premio, el más importante para los jóvenes en el país, que se ganaron a pulso porque supieron ponerse por encima de sus limitaciones, supieron convertir la adversidad en enseñanzas y sus deseos y sus sueños en acciones concretas.
Felicidades por este nuevo triunfo a Andrés Gómez, por su desempeño académico; a Alberto Valdés, por su aportación al desarrollo tecnológico; a Omar Kaminsky y Esteban Hernández, por el gran talento artístico con el cual ponen a México, su nombre muy en alto; a la Banda de Guerra de la Secundaria Salvador Allende Gossens y a la Leticia Gasca, por su mérito cívico.
Al Grupo Ayudándote y a Gerardo Villegas, por su labor social; al Grupo Valle de Cuautla y a Alejandro Castillo por su compromiso con el medio ambiente, el cual especialmente agradezco; a Linnete Méndez y a Mariela Cahuich por su voluntad emprendedora; a Nidia Martínez y Aramara Santana, por expresar lo que piensan, creen y sienten a través de la oratoria; a Alejandra Alvarado y Desiree Muñoz, especialmente, a ellos por haber vencido los retos que presenta la discapacidad y por ser ganadores, jóvenes mexicanos a quienes admiramos profundamente por haber superado la adversidad. Felicidades a ambos.
Y, desde luego, me da mucho gusto ver entre las ganadoras, los ganadores a Eufrosina Cruz, una mujer a quien admiro profundamente por su valor y por su coraje.
Ella se atrevió a alzar la voz en su comunidad, contra un mundo que pretendía arrebatarle un derecho que es inalienable para todos. El derecho a decidir sobre nuestro destino y elegir a nuestros gobiernos.
Eufrosina ha iniciado una lucha que comparto y que apoyo, absolutamente. Sé que sigue padeciendo ella marginación, incluso, persecución, me atrevería a pensar, en su comunidad. Y desde aquí te digo, Eufrosina, que independientemente de las acciones que me platiques que debamos de tomar, vas a contar, estoy seguro, no sólo con todo el apoyo de mi Gobierno, sino con todos los mexicanos que sabemos lo que significa trabajar en libertad.
Que quien se niega a reconocer tus derechos, y el de tu gente, y el de las mujeres en tu comunidad no puede permanecer impune. Por eso, cuenta con nuestro apoyo, por la dignidad humana, por la de las mujeres indígenas, por la democracia.
Nuestro país necesita mexicanos como ustedes, que puedan hablar con toda libertad, expresarse con cualquier tipo de mecanismos pacíficos. Y creo que lo que marca a nuestro país, precisamente, en el presente, a diferencia de lo que ocurría no hace muchos años, hace 40 años, donde, por cierto, muchos de quienes ahora no reconocen o recriminan al Gobierno Federa,l participaban en aquel régimen autoritario. Hace 40 años no había libertad; hoy tenemos libertad, hoy tenemos instituciones democráticas, se pueden tener espectáculos como éste.
Nuestro país necesita, precisamente, hoy que conmemoramos 40 años al día de ayer, de la masacre de Tlatelolco, que fue, precisamente, uno de los momentos más tristes de la historia del México contemporáneo y, a la vez, un momento que marcó el inicio de una nueva etapa de lucha democrática para el país.
Hoy la reflexión que México debe hacer es, precisamente, hoy que se celebra la entrega del Premio Nacional de la Juventud, lo que México debe fortalecer para, precisamente, nunca puedan repetirse, nunca más, hechos tan, verdaderamente, sangrientos y lamentables.
En aquel 68, que la historia de México registra con tristeza, fue la falta de espacios de libertad, la falta de espacios e instituciones democráticas que generaran, precisamente, un ambiente de tolerancia y de pluralidad.
Hoy México, como se acaba de ver, nuevamente, tiene espacios de libertad y tolerancia que, entonces, hubiesen sido inimaginables. Tiene instituciones democráticas sólidas, fundamentadas en la libertad y en la pluralidad de las ideas.
Cuál es la responsabilidad de estas generaciones jóvenes.
Cuál es la responsabilidad de su generación, de las nuestras, precisamente con estos acontecimientos de la historia.
Pienso que la clave de las generaciones de mexicanos de hoy es, precisamente, el preservar y defender lo que tenemos.
Preservar y defender instituciones de pluralidad, instituciones democráticas, sólidas, que se fundamenten en la libertad y en la tolerancia, aún a pesar de los riesgos de la libertad y de la tolerancia.
Es nuestra responsabilidad fortalecer estas instituciones.
Una manera de honrar, como se honra ahora a los jóvenes ganadores de hoy, una manera de honrar a los jóvenes que perdieron la vida hace 40 años es, precisamente, consolidar la vida de pluralidad, de tolerancia y de respeto recíproco, sin los cuales no puede haber convivencia democrática.
Es consolidar la unidad de los mexicanos, rechazar la violencia en todo el país, de obra o de palabra; avanzar en la transformación por las vías institucionales y trabajar todos los días por la libertad, por el diálogo y por el respeto a la ley.
Hoy, jóvenes amigos, los mexicanos tenemos que encarar una serie de decisiones y un gran número de problemas que se han ido agravando a lo largo de los años y que hoy nos pasan la factura.
Menciono algunos ejemplos:
La impunidad, que se dejó crecer durante décadas y que hoy genera serios problemas de delincuencia y de inseguridad.
La insuficiente inversión en el desarrollo, en los servicios públicos de la gente más pobre, en infraestructura, que hoy limita la dignidad humana de millones de mexicanos que viven en la miseria y también obstruye la posibilidad de crecimiento y competitividad del país.
Tenemos que enfrentar, también, los rezagos y las insuficiencias, la carencia de responsabilidad, en términos de la vida educativa nacional para poder transformar nuestro sistema, a fin de que las jóvenes y los jóvenes de hoy, las niñas y los niños puedan tener cumplido su derecho de tener educación de calidad.
Tenemos, por otra parte, que pagar el enorme costo del abandono sobre el medio ambiente: décadas y décadas de transformar los ríos del país en drenajes, los campos en basureros, de talar nuestros bosques y nuestras selvas.
Hoy tenemos que hacer frente, jóvenes amigos, a todos estos retos y tomarlos como retos generacionales, que requieren, además, del talento de los más capaces, de los más brillantes, de los más fuertes al frente de cada generación para cumplir con responsabilidad esta hora, que a ustedes y a nosotros ha tocado vivir.
Por fortuna, México es un país de jóvenes, yo estoy convencido de que ustedes son la mayor fuerza del cambio.
Hoy la juventud representa a la tercera parte de la población; por eso, decimos que tenemos un bono demográfico, significa que en México los jóvenes son mayoría, pero no sólo eso.
Que México va a contar con una fuerza de trabajo, de inteligencia, de creatividad, de tecnología superior a la fuerza dependiente de México para las próximas dos décadas. Es una oportunidad de oro para poder dar la transformación que necesita el país, para convertirse en un país de igualdad de oportunidades y un país de prosperidad que anhelamos.
Para eso es necesario hacer muchas cosas y enfrentar los problemas que no se enfrentaron, o no se enfrentaron en la manera que se debieron haber enfrentado en el pasado.
Es necesario, por ejemplo, rescatar nuestra libertad y nuestra seguridad y hacer de México un país más seguro, un país de leyes y de libertades, en el que nuestros jóvenes puedan desarrollarse a plenitud.
Y por eso, amigas y amigos, porque queremos dejarles a los jóvenes y a los niños que vienen detrás de ustedes un país libre, libre de violencia; un país libre, precisamente, de la criminalidad que pretende apoderarse del futuro del México, es por lo cual estamos librando una batalla frontal contra la delincuencia, golpeando sus estructuras operativas y financieras, transformando de fondo a las instituciones policiacas que, desgraciadamente, durante décadas fueron permeando entre ellas la tolerancia, la ineficiencia o la franca corrupción.
Pero sabemos que el programa, amigas y amigos, no puede consistir sólo en perseguir a quienes delinquen, sino también a prevenir el delito, fundamentalmente.
Por eso, estamos trabajando en la Estrategia Limpiemos México, por eso tenemos el Programa Escuela Segura porque queremos que ustedes y todos los jóvenes de México puedan ir a la escuela sin que ahí haya armas, sin que haya ahí drogas, sin que haya ahí bandas que estén transformando a nuestra juventud; porque necesitamos la participación de padres, y alumnos y de maestros. Porque hoy, que México está por celebrar 200 años de Independencia y de haber derogado la esclavitud en el país, hay una nueva esclavitud que son las adicciones.
Hoy la delincuencia busca generar esclavos entre los niños y jóvenes. Busca, primero, colocar droga, a veces de manera gratuita, generar una adicción, generar una dependencia en la escuela, en el barrio, y después cobrar esa droga que necesitará el joven; y ese joven empieza a hurgar en el monedero de la mamá, y luego a robar en los vehículos de los vecinos, y luego a encadenarse a una delincuencia que sirve, precisamente, a los amos que buscan esa nueva esclavitud en los jóvenes.
Por eso es fundamental prevenir y evitar la delincuencia y la adicción. Por eso una parte medular de la estrategia del Gobierno es el construir los centros Nueva Vida: 310 nuevos centros Nueva Vida.
Por eso el presupuesto del año pasado en materia de combate a las adicciones pasó de 180 millones de pesos a más de 800 millones de pesos, a nivel Federal, porque las drogas son la esclavitud de este siglo.
El reto es muy grande. Hay datos verdaderamente alarmantes; por ejemplo, la Encuesta de Adicciones dice que entre el año 2002 y el 2008 se incrementó el número de adictos a las drogas en un 51 por ciento.
En este mismo periodo se duplicó el consumo de cocaína, y el número de personas que probaron droga subió de 3.5 a 4.5 millones, que representa un 29 por ciento más.
Hoy, amigas y amigos, yo hago un llamado a los jóvenes para que se unan a la lucha por un México más seguro y más libre de adicciones.
Vale la pena al mencionar esto, aclarar algunas cuestiónes. Hace apenas unos días envié al Congreso una iniciativa de ley para sumar esfuerzos de autoridades locales y federales, con el fin de combatir juntos un delito que daña a nuestras comunidades y afecta muy especialmente a los jóvenes: el narcomenudeo.
A través de esta iniciativa propongo reformar el Código Penal Federal y la Ley General de Salud, para establecer claramente las penas que se deben aplicar a quienes suministran drogas a nuestros jóvenes.
Otra cosa muy importante que proponemos es entender que el problema no es un asunto exclusivamente penal o criminal, es también y, básicamente, un problema de salud, por el lado del consumo. Y queremos distinguir en la ley, precisamente, entre los criminales que envenenan a los jóvenes y a los niños, y a quienes son sólo víctimas y padecen una enfermedad, una adicción que debe ser, precisamente, tratada como ello, como un problema de salud, más que como un problema criminal.
Por eso la iniciativa busca hacer obligatorio el tratamiento preventivo y el tratamiento de rehabilitación, según el caso para cualquier poseedor, independientemente de las sanciones penales que tengan que aplicarse.
Contrario a lo que se ha afirmado, no se busca despenalizar las drogas o el consumo, sino establecer criterios objetivos referidos a cantidades específicas para definir el delito de narcotráfico, de manera tal que se erradique la corrupción que deriva de lo que hoy se establece en la ley.
Porque se determina casuísticamente quién trafica y quién no; es decir, la existencia del delito la determina un Ministerio Público o un perito, a veces supuesto perito, y eso da lugar a una enorme corrupción y da lugar a una enorme extorsión entre jóvenes, entre padres de familia y una gran corrupción en las autoridades.
Qué es lo que buscamos.
Que existan, por un lado, parámetros objetivos para que no se quede al caso por caso y no haya espacio para la corrupción en el Ministerio Público o en el perito, y que además se establezca el criterio de salud, adicional al Código Penal.
Que se entienda que el joven no siempre se trata de un delincuente, sino que se trata de alguien que padece una adicción, y en consecuencia, el Estado tiene que actuar para darle el tratamiento preventivo o el tratamiento de rehabilitación correspondiente.
Los dos problemas los tenemos que resolver: el problema de salud que hasta ahora ha estado, si no abandonado, poco atendido en el país; y también el problema del crimen. Tenemos que hacer valer la voz del Estado y la fuerza de los mexicanos para decirle: No a la esclavitud de las adicciones y no, nunca ver a nuestro país sometido a los intereses de los criminales. No lo vamos a permitir en México, no lo vamos a permitir en mi Gobierno.
Hay otros temas que desafían a México como Nación, uno de ellos es el de la educación. Sabemos que enfrentamos un serio rezago en educación media superior y superior.
Cuando entré al Gobierno sólo uno de cada cinco jóvenes tenía lugar en la universidad. Hoy estamos trabajando fuertemente, a la mayor capacidad del Gobierno, no sólo para incrementar el presupuesto, sino también para ampliar espacios educativos.
Este año escolar ya estamos dando seis millones de becas a jóvenes. Por lo menos una tercera parte, en algunos estados la mitad de los jóvenes que van a educación media superior ya están recibiendo una beca.
Cinco millones de jóvenes de las familias más pobres del país también la reciben. Estamos impulsando el desarrollo tecnológico y empezando la creación de 42 nuevas universidades.
Estamos trabajando también por el lado de la educación. Sé que la frustración de muchos jóvenes mexicanos es que después de años y años de estar en la escuela y en la universidad, los conocimientos que tienen en las áreas críticas para ganar un empleo o perderlo, en matemáticas, o en el dominio de alguna lengua extranjera, o en el propio conocimiento del español, o en el sentido práctico para resolver problemas, presentan un rezago que los deja fuera de la posibilidad de obtener un empleo digno y un ingreso remunerador.
Queremos transformar la educación de raíz en el país, porque sabemos que ahí está la clave del México ganador que queremos, ahí está la clave, precisamente, de la liberación de las nuevas generaciones de mexicanos para un futuro más próspero, mucho mejor.
Amigas y amigos:
Ayer, como decía, se cumplieron 40 años de la masacre de Tlatelolco. Hoy los mexicanos, además de reconocer en ese episodio uno de los más tristes de la historia del México moderno, vemos también. Es mi opinión, que la clave y el reto, el desafío de nuestras generaciones es trabajar para fortalecer las instituciones democráticas y los espacios abiertos de tolerancia y pluralidad, cuya carencia hizo que se derramara injustamente la sangre de aquellos jóvenes.
Estoy convencido que sólo por la vía del diálogo, sólo por la vía de la democracia, sólo por la vía del respeto recíproco, los mexicanos podremos prosperar, que es, precisamente, la construcción de un México distinto y mejor, lo que debe unirnos y debe darnos la capacidad de entendernos.
Que hoy que se premia a los jóvenes más destacados del país, independientemente de su credo, origen o profesión, o preferencia política se premia el anhelo que tenemos los mexicanos.
Y hago votos porque las próximas generaciones de mexicanos, incluyendo ésta que hoy se galardona, sepan tener una visión mucho más amplia, una visión con mucho menos prejuicios, una visión de mucho más largo alcance, una visión mucho más audaz, mucho más plural, mucho más democrática y mucho más pacífica de la visión que ha caracterizado a otras generaciones que les han precedido.
Enhorabuena jóvenes, que sigan los éxitos, muchísimas felicidades.
Viernes, 3 de Octubre de 2008 Discurso
Palacio Nacional
Muy buenos días, amigas y amigos.
Señor senador Javier Orozco Gómez, Presidente de la Comisión de Juventud y Deporte del Senado de la República.
Diputada Elizabeth Morales García, Presidenta de la Comisión de Juventud y Deporte de la Cámara de Diputados.
Señoras y señores legisladores aquí presentes.
Distinguidos integrantes del jurado calificador del Premio Nacional de la Juventud.
Representantes de asociaciones civiles, educativas, sociales.
Muy estimados jóvenes de todo el país.
Amigas y amigos:
Me da mucho gusto estar con los ganadores del Premio Nacional de la Juventud 2007 por varias razones: porque son jóvenes, porque son ganadores, porque son diversos en lo que piensan, en lo que hacen, en lo que creen; pero que a final de cuentas, estoy seguro, a cada uno y a cada uno de ellos la idea y el amor por México los une profundamente.
Reciban mi mayor reconocimiento por este premio, el más importante para los jóvenes en el país, que se ganaron a pulso porque supieron ponerse por encima de sus limitaciones, supieron convertir la adversidad en enseñanzas y sus deseos y sus sueños en acciones concretas.
Felicidades por este nuevo triunfo a Andrés Gómez, por su desempeño académico; a Alberto Valdés, por su aportación al desarrollo tecnológico; a Omar Kaminsky y Esteban Hernández, por el gran talento artístico con el cual ponen a México, su nombre muy en alto; a la Banda de Guerra de la Secundaria Salvador Allende Gossens y a la Leticia Gasca, por su mérito cívico.
Al Grupo Ayudándote y a Gerardo Villegas, por su labor social; al Grupo Valle de Cuautla y a Alejandro Castillo por su compromiso con el medio ambiente, el cual especialmente agradezco; a Linnete Méndez y a Mariela Cahuich por su voluntad emprendedora; a Nidia Martínez y Aramara Santana, por expresar lo que piensan, creen y sienten a través de la oratoria; a Alejandra Alvarado y Desiree Muñoz, especialmente, a ellos por haber vencido los retos que presenta la discapacidad y por ser ganadores, jóvenes mexicanos a quienes admiramos profundamente por haber superado la adversidad. Felicidades a ambos.
Y, desde luego, me da mucho gusto ver entre las ganadoras, los ganadores a Eufrosina Cruz, una mujer a quien admiro profundamente por su valor y por su coraje.
Ella se atrevió a alzar la voz en su comunidad, contra un mundo que pretendía arrebatarle un derecho que es inalienable para todos. El derecho a decidir sobre nuestro destino y elegir a nuestros gobiernos.
Eufrosina ha iniciado una lucha que comparto y que apoyo, absolutamente. Sé que sigue padeciendo ella marginación, incluso, persecución, me atrevería a pensar, en su comunidad. Y desde aquí te digo, Eufrosina, que independientemente de las acciones que me platiques que debamos de tomar, vas a contar, estoy seguro, no sólo con todo el apoyo de mi Gobierno, sino con todos los mexicanos que sabemos lo que significa trabajar en libertad.
Que quien se niega a reconocer tus derechos, y el de tu gente, y el de las mujeres en tu comunidad no puede permanecer impune. Por eso, cuenta con nuestro apoyo, por la dignidad humana, por la de las mujeres indígenas, por la democracia.
Nuestro país necesita mexicanos como ustedes, que puedan hablar con toda libertad, expresarse con cualquier tipo de mecanismos pacíficos. Y creo que lo que marca a nuestro país, precisamente, en el presente, a diferencia de lo que ocurría no hace muchos años, hace 40 años, donde, por cierto, muchos de quienes ahora no reconocen o recriminan al Gobierno Federa,l participaban en aquel régimen autoritario. Hace 40 años no había libertad; hoy tenemos libertad, hoy tenemos instituciones democráticas, se pueden tener espectáculos como éste.
Nuestro país necesita, precisamente, hoy que conmemoramos 40 años al día de ayer, de la masacre de Tlatelolco, que fue, precisamente, uno de los momentos más tristes de la historia del México contemporáneo y, a la vez, un momento que marcó el inicio de una nueva etapa de lucha democrática para el país.
Hoy la reflexión que México debe hacer es, precisamente, hoy que se celebra la entrega del Premio Nacional de la Juventud, lo que México debe fortalecer para, precisamente, nunca puedan repetirse, nunca más, hechos tan, verdaderamente, sangrientos y lamentables.
En aquel 68, que la historia de México registra con tristeza, fue la falta de espacios de libertad, la falta de espacios e instituciones democráticas que generaran, precisamente, un ambiente de tolerancia y de pluralidad.
Hoy México, como se acaba de ver, nuevamente, tiene espacios de libertad y tolerancia que, entonces, hubiesen sido inimaginables. Tiene instituciones democráticas sólidas, fundamentadas en la libertad y en la pluralidad de las ideas.
Cuál es la responsabilidad de estas generaciones jóvenes.
Cuál es la responsabilidad de su generación, de las nuestras, precisamente con estos acontecimientos de la historia.
Pienso que la clave de las generaciones de mexicanos de hoy es, precisamente, el preservar y defender lo que tenemos.
Preservar y defender instituciones de pluralidad, instituciones democráticas, sólidas, que se fundamenten en la libertad y en la tolerancia, aún a pesar de los riesgos de la libertad y de la tolerancia.
Es nuestra responsabilidad fortalecer estas instituciones.
Una manera de honrar, como se honra ahora a los jóvenes ganadores de hoy, una manera de honrar a los jóvenes que perdieron la vida hace 40 años es, precisamente, consolidar la vida de pluralidad, de tolerancia y de respeto recíproco, sin los cuales no puede haber convivencia democrática.
Es consolidar la unidad de los mexicanos, rechazar la violencia en todo el país, de obra o de palabra; avanzar en la transformación por las vías institucionales y trabajar todos los días por la libertad, por el diálogo y por el respeto a la ley.
Hoy, jóvenes amigos, los mexicanos tenemos que encarar una serie de decisiones y un gran número de problemas que se han ido agravando a lo largo de los años y que hoy nos pasan la factura.
Menciono algunos ejemplos:
La impunidad, que se dejó crecer durante décadas y que hoy genera serios problemas de delincuencia y de inseguridad.
La insuficiente inversión en el desarrollo, en los servicios públicos de la gente más pobre, en infraestructura, que hoy limita la dignidad humana de millones de mexicanos que viven en la miseria y también obstruye la posibilidad de crecimiento y competitividad del país.
Tenemos que enfrentar, también, los rezagos y las insuficiencias, la carencia de responsabilidad, en términos de la vida educativa nacional para poder transformar nuestro sistema, a fin de que las jóvenes y los jóvenes de hoy, las niñas y los niños puedan tener cumplido su derecho de tener educación de calidad.
Tenemos, por otra parte, que pagar el enorme costo del abandono sobre el medio ambiente: décadas y décadas de transformar los ríos del país en drenajes, los campos en basureros, de talar nuestros bosques y nuestras selvas.
Hoy tenemos que hacer frente, jóvenes amigos, a todos estos retos y tomarlos como retos generacionales, que requieren, además, del talento de los más capaces, de los más brillantes, de los más fuertes al frente de cada generación para cumplir con responsabilidad esta hora, que a ustedes y a nosotros ha tocado vivir.
Por fortuna, México es un país de jóvenes, yo estoy convencido de que ustedes son la mayor fuerza del cambio.
Hoy la juventud representa a la tercera parte de la población; por eso, decimos que tenemos un bono demográfico, significa que en México los jóvenes son mayoría, pero no sólo eso.
Que México va a contar con una fuerza de trabajo, de inteligencia, de creatividad, de tecnología superior a la fuerza dependiente de México para las próximas dos décadas. Es una oportunidad de oro para poder dar la transformación que necesita el país, para convertirse en un país de igualdad de oportunidades y un país de prosperidad que anhelamos.
Para eso es necesario hacer muchas cosas y enfrentar los problemas que no se enfrentaron, o no se enfrentaron en la manera que se debieron haber enfrentado en el pasado.
Es necesario, por ejemplo, rescatar nuestra libertad y nuestra seguridad y hacer de México un país más seguro, un país de leyes y de libertades, en el que nuestros jóvenes puedan desarrollarse a plenitud.
Y por eso, amigas y amigos, porque queremos dejarles a los jóvenes y a los niños que vienen detrás de ustedes un país libre, libre de violencia; un país libre, precisamente, de la criminalidad que pretende apoderarse del futuro del México, es por lo cual estamos librando una batalla frontal contra la delincuencia, golpeando sus estructuras operativas y financieras, transformando de fondo a las instituciones policiacas que, desgraciadamente, durante décadas fueron permeando entre ellas la tolerancia, la ineficiencia o la franca corrupción.
Pero sabemos que el programa, amigas y amigos, no puede consistir sólo en perseguir a quienes delinquen, sino también a prevenir el delito, fundamentalmente.
Por eso, estamos trabajando en la Estrategia Limpiemos México, por eso tenemos el Programa Escuela Segura porque queremos que ustedes y todos los jóvenes de México puedan ir a la escuela sin que ahí haya armas, sin que haya ahí drogas, sin que haya ahí bandas que estén transformando a nuestra juventud; porque necesitamos la participación de padres, y alumnos y de maestros. Porque hoy, que México está por celebrar 200 años de Independencia y de haber derogado la esclavitud en el país, hay una nueva esclavitud que son las adicciones.
Hoy la delincuencia busca generar esclavos entre los niños y jóvenes. Busca, primero, colocar droga, a veces de manera gratuita, generar una adicción, generar una dependencia en la escuela, en el barrio, y después cobrar esa droga que necesitará el joven; y ese joven empieza a hurgar en el monedero de la mamá, y luego a robar en los vehículos de los vecinos, y luego a encadenarse a una delincuencia que sirve, precisamente, a los amos que buscan esa nueva esclavitud en los jóvenes.
Por eso es fundamental prevenir y evitar la delincuencia y la adicción. Por eso una parte medular de la estrategia del Gobierno es el construir los centros Nueva Vida: 310 nuevos centros Nueva Vida.
Por eso el presupuesto del año pasado en materia de combate a las adicciones pasó de 180 millones de pesos a más de 800 millones de pesos, a nivel Federal, porque las drogas son la esclavitud de este siglo.
El reto es muy grande. Hay datos verdaderamente alarmantes; por ejemplo, la Encuesta de Adicciones dice que entre el año 2002 y el 2008 se incrementó el número de adictos a las drogas en un 51 por ciento.
En este mismo periodo se duplicó el consumo de cocaína, y el número de personas que probaron droga subió de 3.5 a 4.5 millones, que representa un 29 por ciento más.
Hoy, amigas y amigos, yo hago un llamado a los jóvenes para que se unan a la lucha por un México más seguro y más libre de adicciones.
Vale la pena al mencionar esto, aclarar algunas cuestiónes. Hace apenas unos días envié al Congreso una iniciativa de ley para sumar esfuerzos de autoridades locales y federales, con el fin de combatir juntos un delito que daña a nuestras comunidades y afecta muy especialmente a los jóvenes: el narcomenudeo.
A través de esta iniciativa propongo reformar el Código Penal Federal y la Ley General de Salud, para establecer claramente las penas que se deben aplicar a quienes suministran drogas a nuestros jóvenes.
Otra cosa muy importante que proponemos es entender que el problema no es un asunto exclusivamente penal o criminal, es también y, básicamente, un problema de salud, por el lado del consumo. Y queremos distinguir en la ley, precisamente, entre los criminales que envenenan a los jóvenes y a los niños, y a quienes son sólo víctimas y padecen una enfermedad, una adicción que debe ser, precisamente, tratada como ello, como un problema de salud, más que como un problema criminal.
Por eso la iniciativa busca hacer obligatorio el tratamiento preventivo y el tratamiento de rehabilitación, según el caso para cualquier poseedor, independientemente de las sanciones penales que tengan que aplicarse.
Contrario a lo que se ha afirmado, no se busca despenalizar las drogas o el consumo, sino establecer criterios objetivos referidos a cantidades específicas para definir el delito de narcotráfico, de manera tal que se erradique la corrupción que deriva de lo que hoy se establece en la ley.
Porque se determina casuísticamente quién trafica y quién no; es decir, la existencia del delito la determina un Ministerio Público o un perito, a veces supuesto perito, y eso da lugar a una enorme corrupción y da lugar a una enorme extorsión entre jóvenes, entre padres de familia y una gran corrupción en las autoridades.
Qué es lo que buscamos.
Que existan, por un lado, parámetros objetivos para que no se quede al caso por caso y no haya espacio para la corrupción en el Ministerio Público o en el perito, y que además se establezca el criterio de salud, adicional al Código Penal.
Que se entienda que el joven no siempre se trata de un delincuente, sino que se trata de alguien que padece una adicción, y en consecuencia, el Estado tiene que actuar para darle el tratamiento preventivo o el tratamiento de rehabilitación correspondiente.
Los dos problemas los tenemos que resolver: el problema de salud que hasta ahora ha estado, si no abandonado, poco atendido en el país; y también el problema del crimen. Tenemos que hacer valer la voz del Estado y la fuerza de los mexicanos para decirle: No a la esclavitud de las adicciones y no, nunca ver a nuestro país sometido a los intereses de los criminales. No lo vamos a permitir en México, no lo vamos a permitir en mi Gobierno.
Hay otros temas que desafían a México como Nación, uno de ellos es el de la educación. Sabemos que enfrentamos un serio rezago en educación media superior y superior.
Cuando entré al Gobierno sólo uno de cada cinco jóvenes tenía lugar en la universidad. Hoy estamos trabajando fuertemente, a la mayor capacidad del Gobierno, no sólo para incrementar el presupuesto, sino también para ampliar espacios educativos.
Este año escolar ya estamos dando seis millones de becas a jóvenes. Por lo menos una tercera parte, en algunos estados la mitad de los jóvenes que van a educación media superior ya están recibiendo una beca.
Cinco millones de jóvenes de las familias más pobres del país también la reciben. Estamos impulsando el desarrollo tecnológico y empezando la creación de 42 nuevas universidades.
Estamos trabajando también por el lado de la educación. Sé que la frustración de muchos jóvenes mexicanos es que después de años y años de estar en la escuela y en la universidad, los conocimientos que tienen en las áreas críticas para ganar un empleo o perderlo, en matemáticas, o en el dominio de alguna lengua extranjera, o en el propio conocimiento del español, o en el sentido práctico para resolver problemas, presentan un rezago que los deja fuera de la posibilidad de obtener un empleo digno y un ingreso remunerador.
Queremos transformar la educación de raíz en el país, porque sabemos que ahí está la clave del México ganador que queremos, ahí está la clave, precisamente, de la liberación de las nuevas generaciones de mexicanos para un futuro más próspero, mucho mejor.
Amigas y amigos:
Ayer, como decía, se cumplieron 40 años de la masacre de Tlatelolco. Hoy los mexicanos, además de reconocer en ese episodio uno de los más tristes de la historia del México moderno, vemos también. Es mi opinión, que la clave y el reto, el desafío de nuestras generaciones es trabajar para fortalecer las instituciones democráticas y los espacios abiertos de tolerancia y pluralidad, cuya carencia hizo que se derramara injustamente la sangre de aquellos jóvenes.
Estoy convencido que sólo por la vía del diálogo, sólo por la vía de la democracia, sólo por la vía del respeto recíproco, los mexicanos podremos prosperar, que es, precisamente, la construcción de un México distinto y mejor, lo que debe unirnos y debe darnos la capacidad de entendernos.
Que hoy que se premia a los jóvenes más destacados del país, independientemente de su credo, origen o profesión, o preferencia política se premia el anhelo que tenemos los mexicanos.
Y hago votos porque las próximas generaciones de mexicanos, incluyendo ésta que hoy se galardona, sepan tener una visión mucho más amplia, una visión con mucho menos prejuicios, una visión de mucho más largo alcance, una visión mucho más audaz, mucho más plural, mucho más democrática y mucho más pacífica de la visión que ha caracterizado a otras generaciones que les han precedido.
Enhorabuena jóvenes, que sigan los éxitos, muchísimas felicidades.
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