Rinde PGR homenaje a Santiago Vasconcelos en el INACIPE
VERSIÓN ESTENOGRÁFICA
Viernes, 14 de Noviembre de 2008
Viernes, 14 de Noviembre de 2008
GERARDO LAVEAGA RENDÓN, TITULAR DEL INACIPE
El Instituto Nacional de Ciencias Penales da a ustedes la más cordial bienvenida al Homenaje Luctuoso que hoy se rendirá en honor de José Luis Santiago Vasconcelos, abogado, académico, político.
José Luis Santiago Vasconcelos encarnó muchas de las principales virtudes que se esperan en un servidor público.
Vamos a iniciar este Homenaje con un breve, muy breve, en resumen seis minutos, documental con algunas imágenes de la vida José Luis Santiago y, después, cinco personas incluyendo a su hijo, harán alguna brevísima semblanza de José Luis Santiago Vasconcelos.
Gracias por acompañarnos.
- PROYECCIÓN DE VIDEO.
MODERADOR. Le pedimos a Ricardo García Villalobos, Presidente del Tribunal Superior Agrario hacer uso de la palabra.
RICARDO GARCÍA VILLALOBOS, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. Muchas gracias. A la memoria de mi entrañable amigo José Luis Santiago Vasconcelos, que se adelantó en el camino a la vida.
Quiero honrar, antes que nada, a la familia a la que perteneció José Luis.
A doña Beatriz, por la educación que dio y que lograron tener un hijo (inaudible).
A Mariana y, desde luego, a José Ramón, con quien tuve la oportunidad de platicar en días recientes estando juntos con José Luis. Lo mismo que te dije en aquella ocasión, te lo reitero ahora, deben estar muy orgullosos de tener un padre como él.
Quiero también decirles a ustedes que a José Luis lo hice mi amigo, lo hice prácticamente mi amigo por sus virtudes, por sus características, por su congruencia, por su honradez, por su lealtad, por su amor a México.
No queda duda de que fue, como dijo Gerardo Laveaga, un funcionario ejemplar, un académico respetado, un hombre que estuvo siempre al servicio de las instituciones y que no miraba otra cosa más que el bienestar de los mexicanos.
Platicamos en las últimas semanas, por fortuna, muchas veces. Me reuní a comer porque le tenía un especial afecto, él fue jefe de mi hijo Jorge Ricardo, que se encuentra aquí presente, junto con Rafael.
De nueva cuenta, el Procurador había formulado una invitación a través de José Luis para que se reintegrara a trabajar en la Procuraduría. Estuvimos platicando muy frecuentemente después de que dejó la Procuraduría.
Quiero decirles que los primeros días después del acontecimiento (inaudible), reprobable y cobarde, me quedé muy enojado con él y me quedé muy enojado con él porque le supliqué en varias ocasiones que dejara las tareas, que se fuera al extranjero, que hiciera tarea diplomática o que fuera a hacer estudios fuera del país.
Pero como era él, quienes lo conocimos, nunca quiso ceder, él dijo que seguiría hasta el final en esa carrera que había ya iniciado.
Esto significa que su templanza era mayor que la de cualquier otro tipo de pensamiento que tuviera.
Es muy lamentable que un hombre como José Luis haya tenido un destino más corto de lo que merecía, tenía mucho que darle a México todavía, le dio mucho y creo que todos nosotros, los que lo conocimos, estamos ciertos de la gran figura que fue y del gran amigo que fue.
En su memoria, nuevamente. Muchas gracias señores.
Señora, por darnos un hijo de esa naturaleza y a ustedes sus hijos, sentirse muy honrados de haber tenido un padre.
MODERADOR: Rogamos a José Ramón Santiago, hijo del homenajeado que haga uso de la palabra.
JOSÉ RAMÓN SANTIAGO SÁNCHEZ: Buenas tardes. Me pidieron hoy platicar de mi papá no en un ambiente laboral, un ambiente en que la mayoría lo conocía.
La verdad mucha gente de aquí, yo diría, que la mayoría lo conoció o de alguna u otra manera estuvo con él.
Qué puedo decir de mi padre si a final de cuentas como todo hijo, lo ven como una persona a quien seguir, a punto de verlo como a un héroe o una persona más allá de lado a que seguir, eso era para mí mi padre.
En cuanto a familia, hubo momentos en los cuales hubo muchas veces que no lo veía por cuestiones de trabajo, por cuestiones de tiempo y yo en ningún momento le reprocho ni le digo nada porque a final de cuentas yo sé que lo hacía por nuestro bien y por el bien del México que tanto quería.
Era una persona que se sentía orgulloso de estar en México, ser mexicano, una persona a la que le gustaba su cultura y su historia, su ambiente mexicano y él nunca quiso, nunca por su mente tenía pensado irse de este país, ya que se sentía muy orgulloso de ser mexicano y de estar siempre luchando por el futuro que quería para mí, para sus nietos, para sus sobrinos, para muchas personas.
Era una persona de la cual toda la familia dependía, una persona que siempre estaba para todos nosotros, en cualquier momento aunque hubiera mucho trabajo para ver cómo estabas, cómo iba tu día, aunque fuera una vez al mes, pero siempre se acercaba a la familia.
Una persona que inculcó en nosotros mucho carácter, que nunca nos dejáramos caer, que nunca estuviéramos abajo, que siempre viéramos hacia arriba.
Yo por todo lo que él hizo por mi y por mi familia le estoy muy agradecido, me siento muy orgulloso de él, me siento muy orgulloso porque es una persona que dio todo de si en todas las circunstancia, familiar, en el trabajo, en todo.
Y lamentablemente se nos fue antes de tiempo pero espero que sigamos, yo por mi parte, todos por su parte seguir haciendo el trabajo que él quería.
Que tuviéramos un México mejor, dejémosle un México mejor a los hijos, nietos y a todos los que nos encontramos aquí.
Espero que podamos seguir haciendo eso en honor u homenaje de mi padre.
Gracias.
MODERADOR: Tiene la palabra el abogado postulante y académico Rodolfo Félix Cárdenas.
RODOLFO FÉLIX CÁRDENAS, ABOGADO POSTULANTE: (texto completo proporcionado por el Mtro. R Félix)
El Instituto Nacional de Ciencias Penales da a ustedes la más cordial bienvenida al Homenaje Luctuoso que hoy se rendirá en honor de José Luis Santiago Vasconcelos, abogado, académico, político.
José Luis Santiago Vasconcelos encarnó muchas de las principales virtudes que se esperan en un servidor público.
Vamos a iniciar este Homenaje con un breve, muy breve, en resumen seis minutos, documental con algunas imágenes de la vida José Luis Santiago y, después, cinco personas incluyendo a su hijo, harán alguna brevísima semblanza de José Luis Santiago Vasconcelos.
Gracias por acompañarnos.
- PROYECCIÓN DE VIDEO.
MODERADOR. Le pedimos a Ricardo García Villalobos, Presidente del Tribunal Superior Agrario hacer uso de la palabra.
RICARDO GARCÍA VILLALOBOS, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. Muchas gracias. A la memoria de mi entrañable amigo José Luis Santiago Vasconcelos, que se adelantó en el camino a la vida.
Quiero honrar, antes que nada, a la familia a la que perteneció José Luis.
A doña Beatriz, por la educación que dio y que lograron tener un hijo (inaudible).
A Mariana y, desde luego, a José Ramón, con quien tuve la oportunidad de platicar en días recientes estando juntos con José Luis. Lo mismo que te dije en aquella ocasión, te lo reitero ahora, deben estar muy orgullosos de tener un padre como él.
Quiero también decirles a ustedes que a José Luis lo hice mi amigo, lo hice prácticamente mi amigo por sus virtudes, por sus características, por su congruencia, por su honradez, por su lealtad, por su amor a México.
No queda duda de que fue, como dijo Gerardo Laveaga, un funcionario ejemplar, un académico respetado, un hombre que estuvo siempre al servicio de las instituciones y que no miraba otra cosa más que el bienestar de los mexicanos.
Platicamos en las últimas semanas, por fortuna, muchas veces. Me reuní a comer porque le tenía un especial afecto, él fue jefe de mi hijo Jorge Ricardo, que se encuentra aquí presente, junto con Rafael.
De nueva cuenta, el Procurador había formulado una invitación a través de José Luis para que se reintegrara a trabajar en la Procuraduría. Estuvimos platicando muy frecuentemente después de que dejó la Procuraduría.
Quiero decirles que los primeros días después del acontecimiento (inaudible), reprobable y cobarde, me quedé muy enojado con él y me quedé muy enojado con él porque le supliqué en varias ocasiones que dejara las tareas, que se fuera al extranjero, que hiciera tarea diplomática o que fuera a hacer estudios fuera del país.
Pero como era él, quienes lo conocimos, nunca quiso ceder, él dijo que seguiría hasta el final en esa carrera que había ya iniciado.
Esto significa que su templanza era mayor que la de cualquier otro tipo de pensamiento que tuviera.
Es muy lamentable que un hombre como José Luis haya tenido un destino más corto de lo que merecía, tenía mucho que darle a México todavía, le dio mucho y creo que todos nosotros, los que lo conocimos, estamos ciertos de la gran figura que fue y del gran amigo que fue.
En su memoria, nuevamente. Muchas gracias señores.
Señora, por darnos un hijo de esa naturaleza y a ustedes sus hijos, sentirse muy honrados de haber tenido un padre.
MODERADOR: Rogamos a José Ramón Santiago, hijo del homenajeado que haga uso de la palabra.
JOSÉ RAMÓN SANTIAGO SÁNCHEZ: Buenas tardes. Me pidieron hoy platicar de mi papá no en un ambiente laboral, un ambiente en que la mayoría lo conocía.
La verdad mucha gente de aquí, yo diría, que la mayoría lo conoció o de alguna u otra manera estuvo con él.
Qué puedo decir de mi padre si a final de cuentas como todo hijo, lo ven como una persona a quien seguir, a punto de verlo como a un héroe o una persona más allá de lado a que seguir, eso era para mí mi padre.
En cuanto a familia, hubo momentos en los cuales hubo muchas veces que no lo veía por cuestiones de trabajo, por cuestiones de tiempo y yo en ningún momento le reprocho ni le digo nada porque a final de cuentas yo sé que lo hacía por nuestro bien y por el bien del México que tanto quería.
Era una persona que se sentía orgulloso de estar en México, ser mexicano, una persona a la que le gustaba su cultura y su historia, su ambiente mexicano y él nunca quiso, nunca por su mente tenía pensado irse de este país, ya que se sentía muy orgulloso de ser mexicano y de estar siempre luchando por el futuro que quería para mí, para sus nietos, para sus sobrinos, para muchas personas.
Era una persona de la cual toda la familia dependía, una persona que siempre estaba para todos nosotros, en cualquier momento aunque hubiera mucho trabajo para ver cómo estabas, cómo iba tu día, aunque fuera una vez al mes, pero siempre se acercaba a la familia.
Una persona que inculcó en nosotros mucho carácter, que nunca nos dejáramos caer, que nunca estuviéramos abajo, que siempre viéramos hacia arriba.
Yo por todo lo que él hizo por mi y por mi familia le estoy muy agradecido, me siento muy orgulloso de él, me siento muy orgulloso porque es una persona que dio todo de si en todas las circunstancia, familiar, en el trabajo, en todo.
Y lamentablemente se nos fue antes de tiempo pero espero que sigamos, yo por mi parte, todos por su parte seguir haciendo el trabajo que él quería.
Que tuviéramos un México mejor, dejémosle un México mejor a los hijos, nietos y a todos los que nos encontramos aquí.
Espero que podamos seguir haciendo eso en honor u homenaje de mi padre.
Gracias.
MODERADOR: Tiene la palabra el abogado postulante y académico Rodolfo Félix Cárdenas.
RODOLFO FÉLIX CÁRDENAS, ABOGADO POSTULANTE: (texto completo proporcionado por el Mtro. R Félix)
En Recuerdo de José Luis Santiago Vasconcelos
Buenas tardes. Doña Beatriz, Mariana, José Ramón. Amigos.
Celebro, que la Procuraduría General de la República y este prestigiado Instituto Nacional de Ciencias Penales, convocaran para rendir justo homenaje a nuestro querido amigo José Luis Santiago Vasconcelos y me da mucho gusto saber también, que se preparan otros homenajes para él y como no habría de serlo si José Luis sembró y sembró bien, amigos, afectos, reconocimientos, pero también obra.
Quizá, porque a José Luis le tocó vivir en la función pública momentos en que se empezaba a hacer más notoria la presencia y la actividad de la llamada delincuencia organizada, esa suerte de banco de prueba para el poder punitivo como le llama Zaffaroni, difusa siempre en el contenido de su concepto (baste ahora con traer a colasión simplemente, la reforma constitucional que desatinadamente adopta uno y la tonta justificación que para ello se plasma en el rompecabezas compuesto de tantas iniciativas que conformaron el documento final de la misma que le justifica); pues bien, decía, cuando José Luis fue distinguido por el señor ex procurador General de la República Gral. Macedo de la Concha como Subprocurador de Delincuencia Organizada, cargo que desempeñaría por muchos años, es que su recuerdo de inmediato evoca la lucha contra el crimen organizado.
Un foro académico sobre este tema central en homenaje a José Luis que está próximo a realizarse y es que no podemos separar su persona de esa lucha, que por cierto hay que destacar, siempre llevó adelante con gran compromiso y profesionalismo.
De José Luis se dice, que llegó a convertirse en el gran experto nacional en esa materia y yo creo que sí. Por sobre todos, en los que me incluyo, lo que a José Luis le sobraba era la gran experiencia en el tema, adicionada con su conocimiento de la ciencia penal y del procedimiento penal.
13 años nos acompañó en la Escuela Libre de Derecho impartiendo en su Diplomado el Módulo de Delincuencia Organizada, de hecho, continuaba con el mismo y su clase estaba programada para este curso. A José Luis le gustaba también la docencia, le gustaba el contacto con los alumnos. Nunca, aún cuando con motivo de su encargo se presentaron casos de particular relevancia que le exigían, quizá, de una atención mayor, ni así José Luis dejó de cumplir con ese compromiso; por ello, la Escuela Libre de Derecho le recordó y guardó, en Asamblea Plenaria de profesores un minuto de silencio y expresó su sentir por su lamentable pérdida.
El venía de años atrás, trabajando, aportando ideas y sugerencias en la discusión especializada que acontecía para instaurar un nuevo sistema de enjuiciamiento penal en nuestro país. Gustaba de un trabajo silencioso; escuchaba los puntos de vista de amigos litigantes y profesores conocedores de los temas para intercambiar ideas; de todos los que tuvieran algo que decir o aportar y además, ello lo hacía magistralmente pues nunca perdió la institucionalidad que debía guardar en el desempeño de su función; supo combinar todo.
No era necesario, ni era parte de la personalidad de José Luis, alardear para que su nombre se inscribiera como el “autor” o uno de los “miembros” de grupo que trabajaban en tal o cual reforma, eso no iba con él; su trabajo, callado pero efectivo, estuvo siempre a la vista, presente, incluso más, que el de algunos que saltaban y lo siguen haciendo a la palestra para mostrase como el “padrino”, el “autor”, el “cerebro” de un proyecto o un anteproyecto de reforma y me refiero aquí a los diversos que se dieron respecto de nuestra constitución política. Esos personajes oportunistas, que en los corrillos de tribunales ante despistados y desinformados abogados y funcionarios o en las universidades, aprovechando la ingenuidad del nuevo alumno, o aprovechando de algún foro se desbocaban pregonando su autoría de tal o cual iniciativa pero que, a la hora de la verdad, del debate, de la confrontación de ideas se mueven bajo la sombra y no dan la cara.
No hubo trabajo de anteproyecto, ni de proyectos de reforma constitucional, al menos desde la época del ex presidente FOX, incluyendo la iniciativa de reforma constitucional del mismo, en los que la figura de José Luis Santiago no fuera considerada; en donde José Luis no hubiera aportado algo, en pro o críticamente, pero siempre y esto lo quiero destacar, siempre, actuando aún en la divergencia de ideas, de una manera respetuosa y abierta al diálogo.
Su presencia, acompañó la iniciativa de reforma constitucional del Presidente Calderón y por supuesto, en los trabajos que han llegado hoy a culminar en la reforma aprobada que pondría al poco tiempo a José Luis en un nuevo camino y, me parece, en la encomienda de mayor embergadura que en su carrera hasta entonces le sería asignada, sin más, la implementación, bajo una figura creada por la reforma constitucional, de un cambio de sistema de enjuiciamiento para todo nuestro país con las enormes implicaciones que ello traerá en un futuro no muy lejano. La distinción que el señor Presidente de la República tuvo al designarle en tan honrosa encomienda, tenía como aval su solidez como jurista y el reconocimiento bien ganado a través de los años que había logrado con su capacidad demostrada, su lealtad (algo muy escaso) y su probada actitud de servicio.
La reforma constitucional, tiene como estructura principal la propuesta de un nuevo sistema de enjuiciamiento penal; en una propuesta que si bien ofrece aspectos muy positivos, también se equivocó en muchos otros y esto, es algo que hay que reconocer y subrayar para perfeccionar y corregir. Él lo sabía muy bien.
Hace tiempo, que José Luis venía ocupándose de la reforma constitucional en todo su contexto. En el debate que sostuvimos en el 2007 cerca de 70 participantes en la Procuraduría General de Justicia del D.F., sobre la iniciativa de reforma constitucional del presidente Calderón, participó ya con el tema “los principios procesales y la reforma constitucional”; en el posterior debate sobre el texto que vino a conformar la reforma constitucional aprobada, su participación se delineó por el mismo rumbo.
A partir de su designación para coordinar los trabajos de implementación de la reforma constitucional en el país, rápida pero cautelosamente, comenzó a integrar su equipo de colaboradores; a hacer, diría yo, los primeros amarres que facilitarían la encomienda y por supuesto, trazar líneas de acción para mostrar cual sería y como sería el proyecto de trabajo a desarrollar.
José Luis planteaba ya un cambio estructural. Había recogido una de las inquietudes más evidentes frente al cambio constitucional recién ocurrido. Si queremos que esta reforma triunfe, la semilla debe ser sembrada desde las aulas universitarias. Los programas de estudio en la materia penal y de procedimiento penal, debe ser modificados para poner en manos de las nuevas generaciones las herramientas que serán absolutamente necesarias para poder conducir un proceso como el que la reforma ha instaurado.
También, decía, se hace necesario el reforzamiento de la cultura de legalidad. Nuestra sociedad vive en complacencia con la ilegalidad. José Luis venía haciendo un llamado serio a los abogados, que en su aplastante mayoría no han mostrado la mínima preocupación por la reforma y lo hacía para que sumaran al cambio abriendo el Consejo de Coordinación y la Secretaría Técnica para recibir en ellas todas las aportaciones, sugerencias etc que pudieran coadyuvar a la conducción de sus labores.
Veía en su nueva encomienda una amplia tarea que conducía a la generación de un proceso macro para el plan de implementación, y de ese plan, decía, el diseño de la legislación y gestión del sistema de justicia penal; la implementación e instalación gradual, ya fuere por zonas o por delitos, con fases de seguimiento, monitoreo, evaluación y corrección; una corrección que él veía, utilizando sus palabras, no a rajatabla, sino valiéndose de una serie de canales que permitieran la evaluación y la corrección oportuna del modelo. Todo ello, lo concebía como un plan piloto sujeto siempre a revisión y perfeccionamiento.
En la primera etapa, que concebía como la de diseño, decía que aquí, el esfuerzo se centraría en recopilar información jurídica que permitiera conocer del modelo actual, sus debilidades y porqué de su fracaso; de otros países, ¿cómo es que el modelo estaba operando, porqué en unos parecía que bien y en otros no?, al igual que en distintos estados de la república que ya lo han instaurado. Se trataba de tener la radiografía completa para saber, y yo creo que con toda razón: como debía ajustarse el modelo a la realidad mexicana y no, hacer un transplante de otras realidades a nuestro país como es el sueño de algunos.
Otro eje era, el conocimiento de la realidad económica del sistema a nivel nacional para conocer su verdadera situación. La implementación del sistema costará mucho dinero. En ello, apuntaba igualmente a la necesidad de adoptar nuevos modelos de gestión, operación interna y externa, sustentabilidad y costos. Así, p. ej. en el caso de Chihuahua anotaba el problema costo beneficio en que se ha visto envuelta la implementación de la reforma.
-Propugnaba por una política de difusión adecuada. Aspecto fundamental.
También, por la formación de capacitadores para el nuevo sistema y la elaboración de programas de capacitación para todos los actores (recordemos que una de las fallas en Chuihuahua ha sido que se capacitó a los funcionarios judiciales y ministerios públicos, pero los abogados por las razones que fueren, ello no se dió: ¿Cómo hacer así que el sistema opere?.,
-Por la adecuación del marco jurídico secundario.
-Por la certificación para los abogados que vayan a ejercer bajo este sistema nuevo.
Sus propuestas iniciales partían de estas grandes líneas, a las que seguramente vendría en un futuro a sumar algunas otras; la encomienda era aún muy joven. Desde el momento de su designación José Luis había emprendido una actividad intensa y muy comprometida. Viajaba a distintos destinos nacionales para iniciar contactos, mantenía gran comunicación con los Procuradores estatales del país; acudía a foros de discusión de corte académico, entrevistas etc. La Academia Mexicana de Ciencias Penales le iba a recibir el lunes siguiente a su deceso. Dejó pues, bases importantes que servirán de soporte para quien llegue a ocupar la posición que tenía.
En este trascendental paso de implementación de la reforma constitucional, los mexicanos nos jugamos mucho; más de lo que algunos piensan. No estamos hablando de pinceladas, sino de la construcción de una nueva estructura que contribuya a la paz social en México. Estoy seguro que con la experiencia y el conocimiento que en esta materia tiene el nuevo Secretario de Gobernación, conjugada con la experiencia y conocimiento del Procurador General de la República, ello podrá ser un factor importante para que, quien quiera que sea la persona que ocupe el espacio que ha dejado José Luis Santiago Vasconcelos, no sea un gota de agua que oxide al hierro; un ave de paso, un improvisado, uno de esos oportunistas a los que me referido, “que por cierto se encuentran ya al acecho”, pues el daño puede ser de consecuencias importantes. Ojalá, que entre los muy valiosos hombres y mujeres juristas-penalistas conocedores y de prestigio de este país, entendidos de la política criminal conteste a la reforma pero con visión de Estado de Derecho, uno de ellos sea llamado para continuar el camino que José Luis había empezado a andar: Creo, que el mejor tributo que se le pueda brindar a nuestro amigo es que quien le suceda sea, como él lo fue, un hombre con las credenciales que le den legitimación a toda prueba para esa encomienda.
En recuerdo a mi querido amigo José Luis, tan solo digo algo que algunos van a entender aquí: ya no pudimos pasear en tu mustang, nos quedamos a mitad del camino.Gracias.
MOISES MORENO HERNÁNDEZ, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS PENALES: Muy querida familia de José Luis Santiago Vasconcelos, su querida madre, sus hijos, mariana y José Ramón. Señores y Señoras;
Funcionarios y amigos de José Luis,
No hay duda que cada vez que un familiar, un amigo, un colaborador, un compañero de trabajo, en fin un ser querido pierde la vida, siempre se experimenta un sentimiento de pesar, de dolor, cuya intensidad puede variar según la cercanía de dicha persona.
Pero tampoco hay duda que ese sentimiento de dolor, pesar o tristeza es más intenso cuando la muerte del ser querido es producida de manera violenta e inesperada, porque nos toma desprevenido y nos produce mayor impacto, sobre todo, cuando aún se espera mucho de esa persona y que de pronto ya no está, súbitamente ha dejado de existir.
Este acto que organiza la Procuraduría General de la República y el Instituto Nacional de Ciencias Penales, en homenaje a José Luis Santiago Vasconcelos, por haber sido un alto funcionario de la Procuraduría y Secretario de la Junta de Gobierno del INACIPE, implica el reconocimiento a su importante labor en el ámbito de la procuración de justicia que realizó durante aproximadamente 15 años y cuya trayectoria fue truncada inesperadamente por la lamentable tragedia del pasado 4 de noviembre, de la que por supuesto no haremos aquí especulación alguna, en la que José Luis perdió la vida junto con el Secretario de Gobernación y otros servidores públicos más, precisamente cuando apenas se disponía a coordinar una importante tarea, la implementación de la reforma constitucional en materia de justicia penal en nuestro país, de la que ha hecho amplia referencia Rodolfo Félix.
Agradezco mucho que se me haya invitado para participar en este emotivo acto, pero confieso que yo hubiese preferido estar en estos momentos colaborando con él en la planeación de todo lo que implica emprender tan importante cometido, que estar aquí lamentando su inesperada ausencia.
Sin embargo, las cosas no son siempre como uno quiere, y por ende habrá que resignarse. Quiero decirles que tuve el gusto de conocer a José Luis Santiago desde sus primeros desarrollos como abogado, cuando aún era pasante de derecho, hace aproximadamente 25 años, precisamente cuando yo impartía clases en este instituto, aquella época en que otros inquietos colegas, jueces, magistrados, acudían a los cursos de maestría en Ciencias Jurídico-Penales, con quienes hubo una intensa relación académica, como los hermanos Tirado, Cardozo, Maurilio Domínguez, Estuardo Mario Bermúdez, Roberto Hernández, entre muchos otros, de los que lamentablemente varios han fallecido, tempranamente cuando aún se encontraban, como José Luis, en la plenitud de la vida y empezaban a hacer sus aportes para la justicia penal.
Con todos ellos y muchos otros, convivió José Luis Santiago, pues era evidente su interés por las cuestiones penales, y dado que le faltaba el título, todos ellos tuvieron de algunas manera que contribuir para que pronto lo obtuviera y él se viera también involucrado en este tipo de actividades.
No hay duda que el trato fue de una relación bonita y fructífera, nacida primero por inquietudes académicas y que sirvió para cultivar una estrecha amistad, que hizo incluso que nuestras propias familias se conocieran y convivieran con cierta frecuencia, lo que se prolongó más adelante en otros ámbitos, como es el profesional y el servicio público, donde igualmente me tocó ver las primeras incursiones de José Luis, hasta que finalmente compartimos intereses comunes cuando ambos ingresamos a la Procuraduría General de la República, en 1993.
De 1994 a 1996, él fungió como Coordinador de Asesores, cuando yo era Subprocurador de Control de Procesos y Antonio Lozano Gracia, Procurador General de la República. En esa etapa sucedieron cosas muy trascendentes para el sistema de justicia penal, como la elaboración de las importantes reformas constitucionales de 1993 y procesales de 1994 y en la que José Luis participó intensamente, junto con Samuel González Ruiz y otros funcionarios, tanto en los trabajos de reestructuración de la PGR, y en el diseño de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, como también en todo lo que significó la instauración del Instituto Nacional de Ciencias Penales, que para entonces había dejado de existir y que después de tres años pudo reabrirse a principios de 1996, gracias a los esfuerzos de personas realmente interesadas, entre los que igualmente destacó la entusiasta participación de José Luis Santiago.
Después de estas actividades conjuntas, todos conocemos el desarrollo posterior que José Luis tuvo en la PGR, donde los últimos 12 años estuvo vinculado directa e intensamente con las acciones del Estado Mexicano de lucha contra la delincuencia organizada, al lado de diversos procuradores como Jorge Madrazo, el General Macedo de la Concha, Daniel Cabeza de Vaca y Eduardo Medina Mora, y no hay duda que en esa delicada tarea, José Luis tuvo una gran aportación, para la prevalencia del Estado de Derecho y la Seguridad de los ciudadanos, la que hizo conciente de los grandes riesgos que ello representaba.
Por lo que ahora no queda más que reconocérsela, pero que debe servir de motivo para quienes se comprometen a realizar este tipo de tareas.
Como decía, nada duele más que la muerte producida de manera violenta e inesperada de un familiar o de un amigo.
José Luis se encontraba en la plenitud de su vida, de una vida llena de enormes responsabilidades y de grandes emociones, pero que estoy seguro que él disfrutaba, porque sabía que lo hacia en beneficio de la seguridad del pueblo mexicano, aún cuando ello representaba los mayores peligros para sí, o para los suyos, precisamente por el tipo de delincuencia que tenía que enfrentar.
En efecto, José Luis disfrutaba cuando había resultados positivos en el desempeño de una delicada tarea, lo que creo que nadie le puede regatear, pero también era conciente de los grandes riesgos personales y familiares que la delincuencia organizada representaba.
Pues no en pocas ocasiones, él vio no sólo la cercanía y la seriedad de dichos riesgos, habiendo incluso experimentado la presión y la amenaza directa de la delincuencia organizada, sino que también pudo darse cuenta de algo, que lo conmocionó más; la deslealtad y la traición, tanto institucional como personal, así lo expresó su hijo José Ramón en el homenaje que se le hiciera la semana pasada en la Procuraduría.
De que en los últimos años, José Luis más que temeroso por las graves amenazas personales provenientes de organizaciones delictivas, estaba sumamente triste y decepcionado y molesto por la deslealtad institucional que sintió a su lado por haber sido traicionado por quienes habían colaborado muy de cerca en la propia institución.
Y no hay duda que la deslealtad y la traición son de las características más negativas que puede revestir la conducta de un servidor público, tanto con relación a la propia institución, como respecto de quienes son sus compañeros de trabajo.
De ahí en que aquellos tiempo en que José Luis Santiago y nosotros participamos en la idea de transformar a la Procuraduría y se diseñaba la filosofía que debería orientar a la institución y los valores que debían regir la conducta de los servidores públicos, se estableció que uno de esos importantes valores lo sería, precisamente la lealtad, así como la honestidad.
Pero es evidente que, ante los fuertes impactos de la delincuencia organizada, dichas cualidades se ven con frecuencia vulnerada y por ende también con frecuencia se provocan las decepciones en quienes esperan un comportamiento diferente.
De ahí que la decepción que en los últimos tiempos tuvo José Luis, sean totalmente justificados, pues él también fue de la idea de que la procuración de justicia como parte fundamental del sistema de justicia penal, debe ser un servicio del Estado en beneficio del hombre y de la sociedad, es decir, la función que corresponde a la Procuraduría debe desarrollarse para servir al hombre y no para servirse de él.
Por ello, habrá que seguir pugnando y cada vez con recursos más eficaces, porque los valores de lealtad, honestidad, respeto a la dignidad del ser humano y a su libertad, sean un requisito indispensable y exigible a todos los colaboradores de la Procuraduría.
Esto es, que sean las directrices que deben ser observadas por los servidores públicos de la institución para que ella se encuentre en mayores posibilidades de alcanzar de manera más adecuada sus objetivos.
Espero que este homenaje pos-mortem a un destacado servidor público, sea un motivo para reflexionar hacia donde queremos ir en materia de justicia penal y de seguridad pública. Y aquí conviene también recordar las palabras que dijo José Ramón: sigamos los ideales de José Luis, en la lucha contra el narcotráfico, aún cuando sepamos del gran poder de las organizaciones criminales y los grandes riesgos que representa su combate.
O como lo dijo el Presidente de la República, la mejor manera de honrar la memoria de los valiosos mexicanos que perdieron la vida en este lamentable acontecimiento, es seguir trabajando unidos y con mayor convicción que nunca, para transformar a México.
Hoy más que nunca es momento de mirar hacia el futuro, es momento de preservar en la superación de la adversidad y en la construcción de esta patria, esta patria más justa, más prospera, más segura que soñaron nuestros compañeros y en la que están empeñados a diario millones de mexicanos.
Muchas gracias
EL DOCTOR Y GENERAL RAFAEL MACEDO DE LA CONCHA, PRIMER MAGISTRADO DEL SUPREMO TRIBUNAL MILITAR Y ANTIGUO PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA: Doña Beatriz, Mariana, Ramón, tuve la oportunidad de conocer a José Luis, lo conocí como servidor público, lo viví como amigo y lo extraño como hermano.
Era un hombre convencido de lo que hacía, comprometido con su país, leal, honesto, impecable.
Ese día dejamos pendiente nuestra reunión acostumbrada, hablé con él todavía a las 14:00 horas, y me decía “yo estaré ahí puntual, como siempre, ahí estoy, no le fallo”. Ese no le fallo era congruente con su vida, congruente con su trayectoria pública, congruente con el trabajo que realizaba todos los días combatiendo a los criminales que tanto dañan a nuestro país.
Que difícil es aceptar que se haya ido como se fue, me hubiera gustado compartir más, más aún su sentimiento y su calidad de hombre en el servicio a México.
Se enfrentó a la calumnia con la integridad que le caracterizó toda su vida, se enfrentó al éxito como decía el señor licenciado Rodolfo Félix, con ese perfil de compromiso, pero siempre con la discreción que acostumbraba hacerlo.
Un hombre lleno de capacidades, lleno de vida, la reflexión que nos deja a todos es que deberemos continuar, la última que hacíamos era de ver en la unidad de todos los mexicanos, realmente que llegará a donde él quisiera, acabar con todos estos grupos de criminales que tanto han lastimado a nuestro país.
En la reflexión seguiremos compartiendo sus valores y convicciones, en el hoy seguiremos compartiendo las decisiones por seguir adelante y en el futuro seguiremos compartiendo lo que él quería: un México mejor.
Muchas gracias
GENARO GÓNGORA PIMENTEL, MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN: Estamos reunidos aquí, por la pena que a todos nos embarga, José Luis fue mi amigo, muchas veces desayunamos para platicar de las cosas que a los dos nos ocupaban, que en buena medida coincidían.
Eran unas tertulias espléndidas, en que comíamos a la manera en que a él le gustaba, se me vienen a la memoria dos frases que se complementan a la perfección y que quiero compartirlas en esta ocasión.
Una de ellas enseña que la ausencia no nos separa de los seres queridos, ya que es el sueño más profundo y los sueños no tienen distancia.
La otra frase, igual de aleccionadora, señala que vivir en el corazón de los demás no es estar ausente.
Por eso es que, el gran mexicano que fue nuestro querido amigo Santiago Vasconcelos, nunca estará ausente pues vivirá en el corazón de todos nosotros.
Muchas gracias
EDUARDO MEDINA MORA ICAZA, PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA: Muchísimas gracias a todos ustedes por estar aquí hoy en este homenaje a nuestro querido amigo José Luis Santiago Vasconcelos.
Estimada doña Beatriz;
José Ramón;
Familiares de Pepe;
Amigos y compañeros de trabajo y aventuras.
En la palabra me han antecedido muy buenos y muy queridos amigos, que también fueron muy buenos y muy queridos amigos de José Luis, de Pepe.
En los testimonios que ya se han vertido sobre él, ha quedado constancia de sus cualidades de padre, de amigo, de estudioso y de servidor público ejemplar.
En la Procuraduría General de la República tiene un sentido muy especial reunirnos precisamente aquí en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, y honrar la memoria de José Luis Santiago Vasconcelos.
Como Procurador General de la República y de Presidente de la Junta de Gobierno, pero, sobre todo, como uno de sus amigos, agradezco a todos su presencia en este homenaje al abogado, al penalista, académico y servidor público, quien, en su momento, también fue Secretario Permanente de la Junta de Gobierno de este Instituto.
El Inacipe es el semillero de conocimiento de la PGR, y uno de los puntos de reunión más importantes para miembros del servicio público, investigadores y estudiosos de los temas jurídicos trascendentes para México, como la delincuencia organizada transnacional y el sistema jurídico penal del Siglo XXI.
Mucha gente que está aquí hoy conoce bien y de cerca esta historia, ya que ha sido parte de ella, y por eso saben que José Luis contribuyó, con enorme valentía, a crear y poner en marcha las políticas contra la delincuencia organizada, y formó parte de los equipos de trabajo que forjaron el marco jurídico internacional contra el crimen transnacional.
Participó en el diseño y creación, de la entonces denominada Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada, que implicó uno de los primeros esfuerzos para entender y atacar, a través de una estructura especializada, a estos grupos. La posterior reestructura de la UEDO, en la Subprocuraduría de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada (SIEDO) de la que Pepe fue titular, vino a constituir un segundo paso para fortalecer, al interior de la Procuraduría, una instancia especializada, del más alto rango, para combatir a la delincuencia organizada. En este esfuerzo, la labor de José Luis Santiago Vasconcelos devino referencia e impulso fundamental.
El gobierno de México y la Procuraduría General de la República le estarán siempre agradecidos por este esfuerzo, por este sacrificio que, hoy podemos decirlo, no fue en vano, ya que nos mostró la importancia de la lucha que hemos iniciado contra la delincuencia organizada.
Y no sólo eso, su conocimiento del Derecho, su vocación de jurista y su permanente inquietud intelectual, convirtieron a José Luis en uno de los mejores conocedores de nuestro sistema de justicia penal, y ya como Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, fue parte medular de la construcción de la propuesta que nos permitió lograr la modificación constitucional más importante de los últimos 100 años en materia de seguridad y justicia.
Su experiencia la compartió en innumerables ocasiones en aulas y auditorios del INACIPE, en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Escuela Libre de Derecho, y en diversos foros académicos jurídicos e internacionales de México, y otras partes del mundo.
Pepe, llevado por su carácter, conocimientos y energía, generó confianza y lazos de colaboración institucional. Su capacidad de generar puentes de diálogo fue muy relevante para la Procuraduría, ya que José Luis fue siempre un excelente interlocutor con todo tipo de actores, desde organizaciones de la sociedad civil, víctimas, hasta miembros del Poder Judicial, pasando por policías, ministerios públicos y académicos.
Todas estas habilidades, todas estas cualidades, lo convirtieron en la persona adecuada para materializar los cambios del sistema jurídico penal del siglo XXI, y así lo entendió claramente el Presidente Calderón cuando lo nombró Secretario Técnico para la Implementación de la Reforma de Seguridad y Justicia.
Como pueden ver, además de una extraordinaria y muy bien conocida por todos nosotros, facilidad para hacer amigos, de su desempeño como padre responsable y amoroso, de su disfrute absoluto por la vida, además de todo eso, Pepe dejó un enorme hueco en el gobierno, por su calidad profesional y su auténtica vocación de servicio.
Como se ha dicho hoy y escrito en estos días, son muchas las razones por las cuales extrañaremos, extrañamos a José Luis Santiago Vasconcelos, tanto en lo institucional como en lo personal.
En la Procuraduría General de la República, siempre lo recordaremos como un servidor público que dedicó su vida, su pasión y su mejor esfuerzo a la procuración de justicia.
En lo personal, fue un verdadero privilegio haberlo conocido y compartir experiencias, trabajos, triunfos y, también, sinsabores.
Juntos trabajamos para construir un México más ordenado, más seguro, más grande, más justo, y más digno para nuestros hijos.
Gracias por todo, José Luis.
Hasta siempre, Pepe.
Descansa en paz
Buenas tardes. Doña Beatriz, Mariana, José Ramón. Amigos.
Celebro, que la Procuraduría General de la República y este prestigiado Instituto Nacional de Ciencias Penales, convocaran para rendir justo homenaje a nuestro querido amigo José Luis Santiago Vasconcelos y me da mucho gusto saber también, que se preparan otros homenajes para él y como no habría de serlo si José Luis sembró y sembró bien, amigos, afectos, reconocimientos, pero también obra.
Quizá, porque a José Luis le tocó vivir en la función pública momentos en que se empezaba a hacer más notoria la presencia y la actividad de la llamada delincuencia organizada, esa suerte de banco de prueba para el poder punitivo como le llama Zaffaroni, difusa siempre en el contenido de su concepto (baste ahora con traer a colasión simplemente, la reforma constitucional que desatinadamente adopta uno y la tonta justificación que para ello se plasma en el rompecabezas compuesto de tantas iniciativas que conformaron el documento final de la misma que le justifica); pues bien, decía, cuando José Luis fue distinguido por el señor ex procurador General de la República Gral. Macedo de la Concha como Subprocurador de Delincuencia Organizada, cargo que desempeñaría por muchos años, es que su recuerdo de inmediato evoca la lucha contra el crimen organizado.
Un foro académico sobre este tema central en homenaje a José Luis que está próximo a realizarse y es que no podemos separar su persona de esa lucha, que por cierto hay que destacar, siempre llevó adelante con gran compromiso y profesionalismo.
De José Luis se dice, que llegó a convertirse en el gran experto nacional en esa materia y yo creo que sí. Por sobre todos, en los que me incluyo, lo que a José Luis le sobraba era la gran experiencia en el tema, adicionada con su conocimiento de la ciencia penal y del procedimiento penal.
13 años nos acompañó en la Escuela Libre de Derecho impartiendo en su Diplomado el Módulo de Delincuencia Organizada, de hecho, continuaba con el mismo y su clase estaba programada para este curso. A José Luis le gustaba también la docencia, le gustaba el contacto con los alumnos. Nunca, aún cuando con motivo de su encargo se presentaron casos de particular relevancia que le exigían, quizá, de una atención mayor, ni así José Luis dejó de cumplir con ese compromiso; por ello, la Escuela Libre de Derecho le recordó y guardó, en Asamblea Plenaria de profesores un minuto de silencio y expresó su sentir por su lamentable pérdida.
El venía de años atrás, trabajando, aportando ideas y sugerencias en la discusión especializada que acontecía para instaurar un nuevo sistema de enjuiciamiento penal en nuestro país. Gustaba de un trabajo silencioso; escuchaba los puntos de vista de amigos litigantes y profesores conocedores de los temas para intercambiar ideas; de todos los que tuvieran algo que decir o aportar y además, ello lo hacía magistralmente pues nunca perdió la institucionalidad que debía guardar en el desempeño de su función; supo combinar todo.
No era necesario, ni era parte de la personalidad de José Luis, alardear para que su nombre se inscribiera como el “autor” o uno de los “miembros” de grupo que trabajaban en tal o cual reforma, eso no iba con él; su trabajo, callado pero efectivo, estuvo siempre a la vista, presente, incluso más, que el de algunos que saltaban y lo siguen haciendo a la palestra para mostrase como el “padrino”, el “autor”, el “cerebro” de un proyecto o un anteproyecto de reforma y me refiero aquí a los diversos que se dieron respecto de nuestra constitución política. Esos personajes oportunistas, que en los corrillos de tribunales ante despistados y desinformados abogados y funcionarios o en las universidades, aprovechando la ingenuidad del nuevo alumno, o aprovechando de algún foro se desbocaban pregonando su autoría de tal o cual iniciativa pero que, a la hora de la verdad, del debate, de la confrontación de ideas se mueven bajo la sombra y no dan la cara.
No hubo trabajo de anteproyecto, ni de proyectos de reforma constitucional, al menos desde la época del ex presidente FOX, incluyendo la iniciativa de reforma constitucional del mismo, en los que la figura de José Luis Santiago no fuera considerada; en donde José Luis no hubiera aportado algo, en pro o críticamente, pero siempre y esto lo quiero destacar, siempre, actuando aún en la divergencia de ideas, de una manera respetuosa y abierta al diálogo.
Su presencia, acompañó la iniciativa de reforma constitucional del Presidente Calderón y por supuesto, en los trabajos que han llegado hoy a culminar en la reforma aprobada que pondría al poco tiempo a José Luis en un nuevo camino y, me parece, en la encomienda de mayor embergadura que en su carrera hasta entonces le sería asignada, sin más, la implementación, bajo una figura creada por la reforma constitucional, de un cambio de sistema de enjuiciamiento para todo nuestro país con las enormes implicaciones que ello traerá en un futuro no muy lejano. La distinción que el señor Presidente de la República tuvo al designarle en tan honrosa encomienda, tenía como aval su solidez como jurista y el reconocimiento bien ganado a través de los años que había logrado con su capacidad demostrada, su lealtad (algo muy escaso) y su probada actitud de servicio.
La reforma constitucional, tiene como estructura principal la propuesta de un nuevo sistema de enjuiciamiento penal; en una propuesta que si bien ofrece aspectos muy positivos, también se equivocó en muchos otros y esto, es algo que hay que reconocer y subrayar para perfeccionar y corregir. Él lo sabía muy bien.
Hace tiempo, que José Luis venía ocupándose de la reforma constitucional en todo su contexto. En el debate que sostuvimos en el 2007 cerca de 70 participantes en la Procuraduría General de Justicia del D.F., sobre la iniciativa de reforma constitucional del presidente Calderón, participó ya con el tema “los principios procesales y la reforma constitucional”; en el posterior debate sobre el texto que vino a conformar la reforma constitucional aprobada, su participación se delineó por el mismo rumbo.
A partir de su designación para coordinar los trabajos de implementación de la reforma constitucional en el país, rápida pero cautelosamente, comenzó a integrar su equipo de colaboradores; a hacer, diría yo, los primeros amarres que facilitarían la encomienda y por supuesto, trazar líneas de acción para mostrar cual sería y como sería el proyecto de trabajo a desarrollar.
José Luis planteaba ya un cambio estructural. Había recogido una de las inquietudes más evidentes frente al cambio constitucional recién ocurrido. Si queremos que esta reforma triunfe, la semilla debe ser sembrada desde las aulas universitarias. Los programas de estudio en la materia penal y de procedimiento penal, debe ser modificados para poner en manos de las nuevas generaciones las herramientas que serán absolutamente necesarias para poder conducir un proceso como el que la reforma ha instaurado.
También, decía, se hace necesario el reforzamiento de la cultura de legalidad. Nuestra sociedad vive en complacencia con la ilegalidad. José Luis venía haciendo un llamado serio a los abogados, que en su aplastante mayoría no han mostrado la mínima preocupación por la reforma y lo hacía para que sumaran al cambio abriendo el Consejo de Coordinación y la Secretaría Técnica para recibir en ellas todas las aportaciones, sugerencias etc que pudieran coadyuvar a la conducción de sus labores.
Veía en su nueva encomienda una amplia tarea que conducía a la generación de un proceso macro para el plan de implementación, y de ese plan, decía, el diseño de la legislación y gestión del sistema de justicia penal; la implementación e instalación gradual, ya fuere por zonas o por delitos, con fases de seguimiento, monitoreo, evaluación y corrección; una corrección que él veía, utilizando sus palabras, no a rajatabla, sino valiéndose de una serie de canales que permitieran la evaluación y la corrección oportuna del modelo. Todo ello, lo concebía como un plan piloto sujeto siempre a revisión y perfeccionamiento.
En la primera etapa, que concebía como la de diseño, decía que aquí, el esfuerzo se centraría en recopilar información jurídica que permitiera conocer del modelo actual, sus debilidades y porqué de su fracaso; de otros países, ¿cómo es que el modelo estaba operando, porqué en unos parecía que bien y en otros no?, al igual que en distintos estados de la república que ya lo han instaurado. Se trataba de tener la radiografía completa para saber, y yo creo que con toda razón: como debía ajustarse el modelo a la realidad mexicana y no, hacer un transplante de otras realidades a nuestro país como es el sueño de algunos.
Otro eje era, el conocimiento de la realidad económica del sistema a nivel nacional para conocer su verdadera situación. La implementación del sistema costará mucho dinero. En ello, apuntaba igualmente a la necesidad de adoptar nuevos modelos de gestión, operación interna y externa, sustentabilidad y costos. Así, p. ej. en el caso de Chihuahua anotaba el problema costo beneficio en que se ha visto envuelta la implementación de la reforma.
-Propugnaba por una política de difusión adecuada. Aspecto fundamental.
También, por la formación de capacitadores para el nuevo sistema y la elaboración de programas de capacitación para todos los actores (recordemos que una de las fallas en Chuihuahua ha sido que se capacitó a los funcionarios judiciales y ministerios públicos, pero los abogados por las razones que fueren, ello no se dió: ¿Cómo hacer así que el sistema opere?.,
-Por la adecuación del marco jurídico secundario.
-Por la certificación para los abogados que vayan a ejercer bajo este sistema nuevo.
Sus propuestas iniciales partían de estas grandes líneas, a las que seguramente vendría en un futuro a sumar algunas otras; la encomienda era aún muy joven. Desde el momento de su designación José Luis había emprendido una actividad intensa y muy comprometida. Viajaba a distintos destinos nacionales para iniciar contactos, mantenía gran comunicación con los Procuradores estatales del país; acudía a foros de discusión de corte académico, entrevistas etc. La Academia Mexicana de Ciencias Penales le iba a recibir el lunes siguiente a su deceso. Dejó pues, bases importantes que servirán de soporte para quien llegue a ocupar la posición que tenía.
En este trascendental paso de implementación de la reforma constitucional, los mexicanos nos jugamos mucho; más de lo que algunos piensan. No estamos hablando de pinceladas, sino de la construcción de una nueva estructura que contribuya a la paz social en México. Estoy seguro que con la experiencia y el conocimiento que en esta materia tiene el nuevo Secretario de Gobernación, conjugada con la experiencia y conocimiento del Procurador General de la República, ello podrá ser un factor importante para que, quien quiera que sea la persona que ocupe el espacio que ha dejado José Luis Santiago Vasconcelos, no sea un gota de agua que oxide al hierro; un ave de paso, un improvisado, uno de esos oportunistas a los que me referido, “que por cierto se encuentran ya al acecho”, pues el daño puede ser de consecuencias importantes. Ojalá, que entre los muy valiosos hombres y mujeres juristas-penalistas conocedores y de prestigio de este país, entendidos de la política criminal conteste a la reforma pero con visión de Estado de Derecho, uno de ellos sea llamado para continuar el camino que José Luis había empezado a andar: Creo, que el mejor tributo que se le pueda brindar a nuestro amigo es que quien le suceda sea, como él lo fue, un hombre con las credenciales que le den legitimación a toda prueba para esa encomienda.
En recuerdo a mi querido amigo José Luis, tan solo digo algo que algunos van a entender aquí: ya no pudimos pasear en tu mustang, nos quedamos a mitad del camino.Gracias.
MOISES MORENO HERNÁNDEZ, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS PENALES: Muy querida familia de José Luis Santiago Vasconcelos, su querida madre, sus hijos, mariana y José Ramón. Señores y Señoras;
Funcionarios y amigos de José Luis,
No hay duda que cada vez que un familiar, un amigo, un colaborador, un compañero de trabajo, en fin un ser querido pierde la vida, siempre se experimenta un sentimiento de pesar, de dolor, cuya intensidad puede variar según la cercanía de dicha persona.
Pero tampoco hay duda que ese sentimiento de dolor, pesar o tristeza es más intenso cuando la muerte del ser querido es producida de manera violenta e inesperada, porque nos toma desprevenido y nos produce mayor impacto, sobre todo, cuando aún se espera mucho de esa persona y que de pronto ya no está, súbitamente ha dejado de existir.
Este acto que organiza la Procuraduría General de la República y el Instituto Nacional de Ciencias Penales, en homenaje a José Luis Santiago Vasconcelos, por haber sido un alto funcionario de la Procuraduría y Secretario de la Junta de Gobierno del INACIPE, implica el reconocimiento a su importante labor en el ámbito de la procuración de justicia que realizó durante aproximadamente 15 años y cuya trayectoria fue truncada inesperadamente por la lamentable tragedia del pasado 4 de noviembre, de la que por supuesto no haremos aquí especulación alguna, en la que José Luis perdió la vida junto con el Secretario de Gobernación y otros servidores públicos más, precisamente cuando apenas se disponía a coordinar una importante tarea, la implementación de la reforma constitucional en materia de justicia penal en nuestro país, de la que ha hecho amplia referencia Rodolfo Félix.
Agradezco mucho que se me haya invitado para participar en este emotivo acto, pero confieso que yo hubiese preferido estar en estos momentos colaborando con él en la planeación de todo lo que implica emprender tan importante cometido, que estar aquí lamentando su inesperada ausencia.
Sin embargo, las cosas no son siempre como uno quiere, y por ende habrá que resignarse. Quiero decirles que tuve el gusto de conocer a José Luis Santiago desde sus primeros desarrollos como abogado, cuando aún era pasante de derecho, hace aproximadamente 25 años, precisamente cuando yo impartía clases en este instituto, aquella época en que otros inquietos colegas, jueces, magistrados, acudían a los cursos de maestría en Ciencias Jurídico-Penales, con quienes hubo una intensa relación académica, como los hermanos Tirado, Cardozo, Maurilio Domínguez, Estuardo Mario Bermúdez, Roberto Hernández, entre muchos otros, de los que lamentablemente varios han fallecido, tempranamente cuando aún se encontraban, como José Luis, en la plenitud de la vida y empezaban a hacer sus aportes para la justicia penal.
Con todos ellos y muchos otros, convivió José Luis Santiago, pues era evidente su interés por las cuestiones penales, y dado que le faltaba el título, todos ellos tuvieron de algunas manera que contribuir para que pronto lo obtuviera y él se viera también involucrado en este tipo de actividades.
No hay duda que el trato fue de una relación bonita y fructífera, nacida primero por inquietudes académicas y que sirvió para cultivar una estrecha amistad, que hizo incluso que nuestras propias familias se conocieran y convivieran con cierta frecuencia, lo que se prolongó más adelante en otros ámbitos, como es el profesional y el servicio público, donde igualmente me tocó ver las primeras incursiones de José Luis, hasta que finalmente compartimos intereses comunes cuando ambos ingresamos a la Procuraduría General de la República, en 1993.
De 1994 a 1996, él fungió como Coordinador de Asesores, cuando yo era Subprocurador de Control de Procesos y Antonio Lozano Gracia, Procurador General de la República. En esa etapa sucedieron cosas muy trascendentes para el sistema de justicia penal, como la elaboración de las importantes reformas constitucionales de 1993 y procesales de 1994 y en la que José Luis participó intensamente, junto con Samuel González Ruiz y otros funcionarios, tanto en los trabajos de reestructuración de la PGR, y en el diseño de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, como también en todo lo que significó la instauración del Instituto Nacional de Ciencias Penales, que para entonces había dejado de existir y que después de tres años pudo reabrirse a principios de 1996, gracias a los esfuerzos de personas realmente interesadas, entre los que igualmente destacó la entusiasta participación de José Luis Santiago.
Después de estas actividades conjuntas, todos conocemos el desarrollo posterior que José Luis tuvo en la PGR, donde los últimos 12 años estuvo vinculado directa e intensamente con las acciones del Estado Mexicano de lucha contra la delincuencia organizada, al lado de diversos procuradores como Jorge Madrazo, el General Macedo de la Concha, Daniel Cabeza de Vaca y Eduardo Medina Mora, y no hay duda que en esa delicada tarea, José Luis tuvo una gran aportación, para la prevalencia del Estado de Derecho y la Seguridad de los ciudadanos, la que hizo conciente de los grandes riesgos que ello representaba.
Por lo que ahora no queda más que reconocérsela, pero que debe servir de motivo para quienes se comprometen a realizar este tipo de tareas.
Como decía, nada duele más que la muerte producida de manera violenta e inesperada de un familiar o de un amigo.
José Luis se encontraba en la plenitud de su vida, de una vida llena de enormes responsabilidades y de grandes emociones, pero que estoy seguro que él disfrutaba, porque sabía que lo hacia en beneficio de la seguridad del pueblo mexicano, aún cuando ello representaba los mayores peligros para sí, o para los suyos, precisamente por el tipo de delincuencia que tenía que enfrentar.
En efecto, José Luis disfrutaba cuando había resultados positivos en el desempeño de una delicada tarea, lo que creo que nadie le puede regatear, pero también era conciente de los grandes riesgos personales y familiares que la delincuencia organizada representaba.
Pues no en pocas ocasiones, él vio no sólo la cercanía y la seriedad de dichos riesgos, habiendo incluso experimentado la presión y la amenaza directa de la delincuencia organizada, sino que también pudo darse cuenta de algo, que lo conmocionó más; la deslealtad y la traición, tanto institucional como personal, así lo expresó su hijo José Ramón en el homenaje que se le hiciera la semana pasada en la Procuraduría.
De que en los últimos años, José Luis más que temeroso por las graves amenazas personales provenientes de organizaciones delictivas, estaba sumamente triste y decepcionado y molesto por la deslealtad institucional que sintió a su lado por haber sido traicionado por quienes habían colaborado muy de cerca en la propia institución.
Y no hay duda que la deslealtad y la traición son de las características más negativas que puede revestir la conducta de un servidor público, tanto con relación a la propia institución, como respecto de quienes son sus compañeros de trabajo.
De ahí en que aquellos tiempo en que José Luis Santiago y nosotros participamos en la idea de transformar a la Procuraduría y se diseñaba la filosofía que debería orientar a la institución y los valores que debían regir la conducta de los servidores públicos, se estableció que uno de esos importantes valores lo sería, precisamente la lealtad, así como la honestidad.
Pero es evidente que, ante los fuertes impactos de la delincuencia organizada, dichas cualidades se ven con frecuencia vulnerada y por ende también con frecuencia se provocan las decepciones en quienes esperan un comportamiento diferente.
De ahí que la decepción que en los últimos tiempos tuvo José Luis, sean totalmente justificados, pues él también fue de la idea de que la procuración de justicia como parte fundamental del sistema de justicia penal, debe ser un servicio del Estado en beneficio del hombre y de la sociedad, es decir, la función que corresponde a la Procuraduría debe desarrollarse para servir al hombre y no para servirse de él.
Por ello, habrá que seguir pugnando y cada vez con recursos más eficaces, porque los valores de lealtad, honestidad, respeto a la dignidad del ser humano y a su libertad, sean un requisito indispensable y exigible a todos los colaboradores de la Procuraduría.
Esto es, que sean las directrices que deben ser observadas por los servidores públicos de la institución para que ella se encuentre en mayores posibilidades de alcanzar de manera más adecuada sus objetivos.
Espero que este homenaje pos-mortem a un destacado servidor público, sea un motivo para reflexionar hacia donde queremos ir en materia de justicia penal y de seguridad pública. Y aquí conviene también recordar las palabras que dijo José Ramón: sigamos los ideales de José Luis, en la lucha contra el narcotráfico, aún cuando sepamos del gran poder de las organizaciones criminales y los grandes riesgos que representa su combate.
O como lo dijo el Presidente de la República, la mejor manera de honrar la memoria de los valiosos mexicanos que perdieron la vida en este lamentable acontecimiento, es seguir trabajando unidos y con mayor convicción que nunca, para transformar a México.
Hoy más que nunca es momento de mirar hacia el futuro, es momento de preservar en la superación de la adversidad y en la construcción de esta patria, esta patria más justa, más prospera, más segura que soñaron nuestros compañeros y en la que están empeñados a diario millones de mexicanos.
Muchas gracias
EL DOCTOR Y GENERAL RAFAEL MACEDO DE LA CONCHA, PRIMER MAGISTRADO DEL SUPREMO TRIBUNAL MILITAR Y ANTIGUO PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA: Doña Beatriz, Mariana, Ramón, tuve la oportunidad de conocer a José Luis, lo conocí como servidor público, lo viví como amigo y lo extraño como hermano.
Era un hombre convencido de lo que hacía, comprometido con su país, leal, honesto, impecable.
Ese día dejamos pendiente nuestra reunión acostumbrada, hablé con él todavía a las 14:00 horas, y me decía “yo estaré ahí puntual, como siempre, ahí estoy, no le fallo”. Ese no le fallo era congruente con su vida, congruente con su trayectoria pública, congruente con el trabajo que realizaba todos los días combatiendo a los criminales que tanto dañan a nuestro país.
Que difícil es aceptar que se haya ido como se fue, me hubiera gustado compartir más, más aún su sentimiento y su calidad de hombre en el servicio a México.
Se enfrentó a la calumnia con la integridad que le caracterizó toda su vida, se enfrentó al éxito como decía el señor licenciado Rodolfo Félix, con ese perfil de compromiso, pero siempre con la discreción que acostumbraba hacerlo.
Un hombre lleno de capacidades, lleno de vida, la reflexión que nos deja a todos es que deberemos continuar, la última que hacíamos era de ver en la unidad de todos los mexicanos, realmente que llegará a donde él quisiera, acabar con todos estos grupos de criminales que tanto han lastimado a nuestro país.
En la reflexión seguiremos compartiendo sus valores y convicciones, en el hoy seguiremos compartiendo las decisiones por seguir adelante y en el futuro seguiremos compartiendo lo que él quería: un México mejor.
Muchas gracias
GENARO GÓNGORA PIMENTEL, MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN: Estamos reunidos aquí, por la pena que a todos nos embarga, José Luis fue mi amigo, muchas veces desayunamos para platicar de las cosas que a los dos nos ocupaban, que en buena medida coincidían.
Eran unas tertulias espléndidas, en que comíamos a la manera en que a él le gustaba, se me vienen a la memoria dos frases que se complementan a la perfección y que quiero compartirlas en esta ocasión.
Una de ellas enseña que la ausencia no nos separa de los seres queridos, ya que es el sueño más profundo y los sueños no tienen distancia.
La otra frase, igual de aleccionadora, señala que vivir en el corazón de los demás no es estar ausente.
Por eso es que, el gran mexicano que fue nuestro querido amigo Santiago Vasconcelos, nunca estará ausente pues vivirá en el corazón de todos nosotros.
Muchas gracias
EDUARDO MEDINA MORA ICAZA, PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA: Muchísimas gracias a todos ustedes por estar aquí hoy en este homenaje a nuestro querido amigo José Luis Santiago Vasconcelos.
Estimada doña Beatriz;
José Ramón;
Familiares de Pepe;
Amigos y compañeros de trabajo y aventuras.
En la palabra me han antecedido muy buenos y muy queridos amigos, que también fueron muy buenos y muy queridos amigos de José Luis, de Pepe.
En los testimonios que ya se han vertido sobre él, ha quedado constancia de sus cualidades de padre, de amigo, de estudioso y de servidor público ejemplar.
En la Procuraduría General de la República tiene un sentido muy especial reunirnos precisamente aquí en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, y honrar la memoria de José Luis Santiago Vasconcelos.
Como Procurador General de la República y de Presidente de la Junta de Gobierno, pero, sobre todo, como uno de sus amigos, agradezco a todos su presencia en este homenaje al abogado, al penalista, académico y servidor público, quien, en su momento, también fue Secretario Permanente de la Junta de Gobierno de este Instituto.
El Inacipe es el semillero de conocimiento de la PGR, y uno de los puntos de reunión más importantes para miembros del servicio público, investigadores y estudiosos de los temas jurídicos trascendentes para México, como la delincuencia organizada transnacional y el sistema jurídico penal del Siglo XXI.
Mucha gente que está aquí hoy conoce bien y de cerca esta historia, ya que ha sido parte de ella, y por eso saben que José Luis contribuyó, con enorme valentía, a crear y poner en marcha las políticas contra la delincuencia organizada, y formó parte de los equipos de trabajo que forjaron el marco jurídico internacional contra el crimen transnacional.
Participó en el diseño y creación, de la entonces denominada Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada, que implicó uno de los primeros esfuerzos para entender y atacar, a través de una estructura especializada, a estos grupos. La posterior reestructura de la UEDO, en la Subprocuraduría de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada (SIEDO) de la que Pepe fue titular, vino a constituir un segundo paso para fortalecer, al interior de la Procuraduría, una instancia especializada, del más alto rango, para combatir a la delincuencia organizada. En este esfuerzo, la labor de José Luis Santiago Vasconcelos devino referencia e impulso fundamental.
El gobierno de México y la Procuraduría General de la República le estarán siempre agradecidos por este esfuerzo, por este sacrificio que, hoy podemos decirlo, no fue en vano, ya que nos mostró la importancia de la lucha que hemos iniciado contra la delincuencia organizada.
Y no sólo eso, su conocimiento del Derecho, su vocación de jurista y su permanente inquietud intelectual, convirtieron a José Luis en uno de los mejores conocedores de nuestro sistema de justicia penal, y ya como Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, fue parte medular de la construcción de la propuesta que nos permitió lograr la modificación constitucional más importante de los últimos 100 años en materia de seguridad y justicia.
Su experiencia la compartió en innumerables ocasiones en aulas y auditorios del INACIPE, en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Escuela Libre de Derecho, y en diversos foros académicos jurídicos e internacionales de México, y otras partes del mundo.
Pepe, llevado por su carácter, conocimientos y energía, generó confianza y lazos de colaboración institucional. Su capacidad de generar puentes de diálogo fue muy relevante para la Procuraduría, ya que José Luis fue siempre un excelente interlocutor con todo tipo de actores, desde organizaciones de la sociedad civil, víctimas, hasta miembros del Poder Judicial, pasando por policías, ministerios públicos y académicos.
Todas estas habilidades, todas estas cualidades, lo convirtieron en la persona adecuada para materializar los cambios del sistema jurídico penal del siglo XXI, y así lo entendió claramente el Presidente Calderón cuando lo nombró Secretario Técnico para la Implementación de la Reforma de Seguridad y Justicia.
Como pueden ver, además de una extraordinaria y muy bien conocida por todos nosotros, facilidad para hacer amigos, de su desempeño como padre responsable y amoroso, de su disfrute absoluto por la vida, además de todo eso, Pepe dejó un enorme hueco en el gobierno, por su calidad profesional y su auténtica vocación de servicio.
Como se ha dicho hoy y escrito en estos días, son muchas las razones por las cuales extrañaremos, extrañamos a José Luis Santiago Vasconcelos, tanto en lo institucional como en lo personal.
En la Procuraduría General de la República, siempre lo recordaremos como un servidor público que dedicó su vida, su pasión y su mejor esfuerzo a la procuración de justicia.
En lo personal, fue un verdadero privilegio haberlo conocido y compartir experiencias, trabajos, triunfos y, también, sinsabores.
Juntos trabajamos para construir un México más ordenado, más seguro, más grande, más justo, y más digno para nuestros hijos.
Gracias por todo, José Luis.
Hasta siempre, Pepe.
Descansa en paz
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