13 may 2011

QUÉ GANAN CON MENTAR MADRES?

¿QUÉ GANAN CON MENTAR MADRES? /Riocardo Alemán en La otra opinión,
http://www.ricardoaleman.com.mx/
A todos queda claro –o debiera quedar claro –, que la libertad de expresión es una garantía individual elemental. Un derecho por el que no pocos han dado la vida. Y uno de los componentes esenciales del concepto de democracia.
La censura, la represión y el silencio –como cualquier otra violación de libertades básicas –, deben de ser cuestionados y repudiados; además es menester de todos hacer hasta lo imposible para evitar que ocurran.
Sin embargo, sería un error pensar que la censura, la represión y el silencio sólo existen de forma vertical; es decir, desde los gobiernos y las clases de poder hacia los gobernados.
Lo cierto es que pocas censuras son tan despreciables como la que se da en forma horizontal: entre iguales.
No es ninguna novedad que las herramientas tecnológicas al alcance de muchos, permiten que los ciudadanos de a pie cuestionen, critiquen y "enfrenten" a los políticos, artistas, líderes de opinión y demás figuras públicas.
Desafortunadamente, buena parte de estos espacios de opinión han sido secuestrados por voces cobardes que creen que a través del manoteo y la vociferación sus razones serán "más válidas" que las de otros.
Nos referimos a lenguas ofensivas que casi siempre usan el anonimato no para cuestionar o propiciar el debate. Lo usan para insultar, para mentar madres, para amenazar y para escupir cualquier cantidad de altisonancias. Con ello lo único que consiguen es ser ignorados y destruir los espacios pensados para contraponer y construir ideas.
Estos maestros del denuesto consiguieron cerrarse la puerta –y cerrársela a muchos otros –, de foros de opinión como los del Diario La Razón, que en su editorial de hoy anunció que luego de la enorme y triste cantidad de insultos, cancelaban la posibilidad de comentar en ese espacio.
Quizá estos pocos que dedican el día entero a insultar a figuras que prestan poca o ninguna atención a sus palabras, se sienten orgullosos de casos como el de Aleks Syntec o Alejandro Sanz que cansados del insulto sin razón, han anunciado su retiro de las redes sociales.
Probablemente lo peor del asunto es que tan sólo dos décadas atrás, en México se vivía un reclamo generalizado por la falta de libertad de expresión. No pocos lucharon por el surgimiento de espacios de opinión. De hecho, el mismo Diario La Jornada surgió con la idea de dar una voz a los que no la tienen.
Tristemente, los logros de quienes pelearon por esa libertad y esos espacios, son opacados –y en ocasiones clausurados –, por el abuso de unos cuantos que malemplean una libertad que no les tocó defender, para lanzar mordaces vituperios que llegan a los excesos de amenazas de muerte.
¿Cuál es el objetivo de antisociales que se escudan en una mal llamada libertad de expresión? Al final, lo único que consiguen es convertir a la ley de la opinión pública –una que según Bobbio debiera estar a la par de la ley civil y la divina –, en un mercado.
Los vociferadores que esperan el error para golpear y pretenden confrontar argumentos a través del insulto, sólo consiguen ser relegados y tratados como lo que son: antisociales, incapaces de debatir y argumentar; tercos alejados de la propuesta y serviles a la grosería.
¿Es ese el trato que esperan recibir..? Al final las figuras públicas tienen la oportunidad de "bloquearlos", ignorarlos e incluso de cerrar el canal de comunicación. ¿Y qué ganan?
Los gobernantes no van a dejar de gobernar, los artistas no van a dejar de cantar, actuar o bailar; y los opinadores no van a dejar de opinar. Ese es nuestro trabajo.

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